Un día como cualquiera se encontraba Bilbo fumando plácidamente fuera de casa, era un día bello y claro, y nada ni nadie podría llegar a arruinarlo… o eso creyó hasta la llegada de Gandalf el gris. Después de oír aquellas locas propuestas sobre viajes y aventuras entro sin chistar a Bolsón Cerrado sin intenciones de volver a salir, tal vez una cena le ayudaría a pasar el mal rato.
Pero nada fue como pensó, la llegada inesperada de trece enanos terminó dando un vuelco de 180° a su cómoda y respetable vida, y ya nada volvería a ser igual, sobre todo después de aquella palpable tensión al conocer al último enano: Thorin Escudo de Roble, hijo de Train, hijo de Thror Rey bajo la montaña….. El ultimo heredero del trono de Durin.
Algo en la mirada de aquel enano le hizo estremecerse por completo y se sonrojo sin saber por qué, así como no sabía por qué de súbito deseaba salir de aventura.
Las cosas quedaron listas pues todos partirían en la mañana siguiente y aunque el bueno y respetable Sr. Bolsón se resistía al final su lado Tuk termino por convencerle de salir tras los demás.
-Bienvenido a la compañía de Thorin Escudo de Roble- le dijo Balin sonriente y montando en un pony emprendió la larga aventura.
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Tres trolls habían robado los ponys, así que ahora nuestro querido saqueador estaba en problemas en su intento de rescatarlos, lo habían atado y estaban a punto de cocinarlo.
-¿Vienes solo?- preguntaron las criaturas
-Sí y no- contesto por lo bajo tembloroso
-¿A que te refieres?
-A nada en absoluto…- contesto en un intento de confundirles
-Bilbo!- se escuchó el grito de Thorin mientras entraba en aquel claro y con furia hería a los trolls evitando que se lo comieran, en seguida llego el resto de la compañía quienes lamentablemente también fueron atados… sin embargo con la ayuda de Gandalf y la luz solar lograron salvarse por casi nafa
-Casi te perdemos Bilbo- susurro el mago abrazándole- pero has sido muy valiente…
-Este mediano no es un saqueador, no hace más que retrasarnos- siseo Thorin y se dio la vuelta para irse- Dwalin! Cerca de aquí debe haber una cueva…
Y en efecto después de una corta caminata encontraron una enorme y olorosa cueva de trolls, llena de huesos y maravillosos tesoros. Ahí Thorin y Gandalf encontraron las fieles espadas elfícas que les servirían en adelante: Orcrist y Glamdring.
Por su parte el hobbit se maravillaba con las joyas que le rodeaban, podía tomar cualquier cosa que deseara… así se lo había dicho Gandalf y así lo deseaba, sin embargo el noble hobbit no lo hizo y decidió salir del lugar con un gran suspiro sin tomar una sola moneda, no sin antes admirar con detenimiento un hermoso brazalete de oro, sencillo y a la vez deslumbrante. Cuando Bilbo salía de la caverna se encontró con dos de los enanos abrazados, eran nada más y nada menos que Dwalin y Ori, quienes se besaban con ternura y devoción.
-Hey Bilbo!-susurro Ori separándose un poco del mayor al verse descubiertos- yo… eh… nosotros…
-Me alegro por ustedes- le interrumpió con una sincera sonrisa- el amor es algo muy hermosos de verdad
-¿Estas tu enamorado?
-¿Yo? Eh… bueno… ^^U no lo sé- tartamudeo sonrojado
-Espero que no, por el bien de todos-murmuro Dwalin sonriendo como si el supiera algo que el hobbit no.
Mientras tanto en la cueva, Escudo de Roble admiraba un sencillo brazalete de oro y después de examinarlo bien lo tomo y guardo en su capa, sabía que podía tomar joyas muchísimo más valiosas y mucho más hermosas, sin embrago era justo es brazalete el que le había gustado al mediano.
Thorin se imaginó la cara de Bilbo al dárselo y lucho por reprimir una sonrisa, después se imaginó como seria si hubieses sido el mismo quien lo forjara y su alma se llenó de júbilo
-¿Qué demonios me ocurre?- susurro para el mismo sin evitar sonreír y aunque se reprimió mentalmente ya no era capaz de ocultar aquel sentir en su corazón.
Thorin escudo de roble se había enamorado, y aunque lo supo desde el momento en que su mirada se cruzó con la de aquel hobbit en ese agujero de la comarca, había luchado contra el sentimiento con todas sus fuerzas durante el viaje.
Si trataba mal a Bilbo era por mero orgullo y estupidez, pero ya no estaba dispuesto a seguir así, no más, hacia unos instantes había sentido su alma helarse al creer a Bilbo perdido para siempre, era algo que no estaba dispuesto a sentir de nuevo, arriesgaría su alma y corazón exponiéndolos ante el mediano, así que con aquella determinación salió de la caverna en su busca, sin embargo lo que vio lo dejo clavado en el suelo
-Espero que nunca la ocupes- le decía Gandalf a Bilbo entregándole una daga que debido a su tamaño muy bien le serviría de espada. El hobbit le sonrió sinceramente y camino a lado del mago mientras el mayor le acariciaba los cabellos con ternura
-¿Que es un brazalete comparado a una daga elfíca?- siseo el enano con celos y camino hasta Balin ignorando al hobbit y al hechicero
-¿Todo bien?- le pregunto Balin
-Perfecto… ¡andando!- grito- ¡aún falta mucho!
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Algunas cosas no salieron como planeaban y el mal humor de Thorin era más que evidente, últimamente buscaba bronca por todo, sobre todo cuando veía a Gandalf muy cerca de su saqueador (demasiado para su gusto). La tensión en el aire era tan palpable que podría jurar que se podía cortar con un cuchillo y aunque los demás enanos intentaban ignorarlo por completo era obvio para ellos que el pobre Bilbo sin quererlo ni desearlo era ahora la manzana de la discordia.
Una tarde después de un enorme pleito y muy a pesar del heredero de Erebor, llego la compañía a las hermosas tierras de Rivendel donde fueron recibidos con alegres cantos y bailes que reanimaron el corazón del hobbit.
Después de una larga charla Lord Erlond salió a su encuentro:
-Mae l’ovannen- susurro el elfo- Êl síla erin lûe govaned vîn*… No esperaba verte por aquí Thorin Escudo de Roble
-Ni yo lo esperaba- siseo el enano
-Sé que los nuestros no se llevan bien, sin embargo yo te ofrezco mi morada sinceramente, mellon*
-Thorin no seas tonto… acepta su ayuda- susurro Balin a su oído
-Bien-susurro el otro- Aceptamos su ayuda Lord Erlond
El tiempo paso y los enanos decidieron descansar un tiempo en Rivendel, pues aunque odiaran admitirlo era un lugar pacifico lleno de maravillosas sorpresas.
En los últimos días Thorin casi no había visto al hobbit, aunque sabía que este gustaba de escuchar a los elfos cantar y podría pasarse el día entero haciéndolo. El enano se sintió triste, todo era aún más complicado ahora que había aceptado sus sentimientos por el mediano
-Deberías decirle- le había dicho Dwalin en privado- algo me dice que el pequeño te corresponde
-¿De verdad lo crees?
-Tal vez no con el mismo fuego que tú, pero no le eres indiferente…. Es cosa de avivar el fuego, amigo
Ahora escudo de roble caminaba por los largos pasillos sin rumbo fijo cuando casi por obra de Mahal se encontró con el dueño de sus suspiros-
-Ahora es cuando- pensó- no seas cobarde Thorin
En silencio se acercó al banquillo donde Bilbo movía alegremente sus pies colgantes tarareando una canción
-Hola Thorin- saludo con una sonrisa- hermosa noche la de hoy, ¿no?
-Sí, así es- contesto sentándose- hace tiempo que no lo veo Sr. Bolsón
-Estuve consultando los libros y mapas de Lord Erlond, es un gran elfo, incluso en ocasiones me llama Meldonya Elendili**- dijo entusiasmado
-Ahhh si claro… un gran nombre- susurro controlando sus celos- que te parecería Taerin?***-le dijo como si nada- ¿Te gustaría que yo te llamará así?
-¿Taerin? Nunca lo escuche antes… ¿qué significa?
-En mi lengua natal, el Khuzdul- susurro acercándose al otro y le tomo las manos con delicadeza colocando sobre ellas aquel hermoso brazalete dorado- significa amor, Bilbo
-¿Qué?... yo… bueno- el hobbit se quedó mudo, no sabía que decir, ni siquiera que pensar, y aquel roce de las manos del enano le hacía estremecerse por completo, sentía electricidad correr libre por su columna vertebral y un calor desde su rostro hasta su vientre.
Aprovechando aquel mutismo Thorin acorto el espacio entre ellos y probo los dulces labios de su amado quien mecánicamente y sin saber muy bien lo que hacía, correspondió el beso
-Thorin- suspiro el más pequeño al separarse- yo…
-Shhhh…. Déjame ganar tu afecto- susurro tomando el brazalete y lo coloco alrededor de su muñeca izquierda
-¿Por qué?- dijo mirando el brazalete- ¿y por qué yo?- cuestiono abrumado por la cercanía del otro
-Ni siquiera yo sé que embrujo me has lanzado Bilbo Bolsón- contesto sonriendo- y esto es porque vi como lo admirabas. Querías el brazalete y yo te lo he dado, de ahora en adelante tú eres para mí lo más importante
-Thorin… yo…- musito sonrojado intentando ocultar su rostro
-Shhhh…-Thorin tomo su barbilla con un dedo y le hizo mirarlo a los ojos mientras decía- Khuz d tada bijebî âysîthi mud oshmâkhî dhi zurkur ughv ashâhu****- y con una sonrisa radiante volvió a besar a Bilbo una vez más.