Su padre le llamó a su presencia para darle la noticia y el acudió ni bien pudo.
Eso significa—dijo el melado.
Si. Deberás olvidarte de todo esto. Es hora de volver. Sabías que esto no era para siempre—dijo su padre en contestación.
Entonces debo ir a despedirme. A explicarles—dijo el ojos mieles. No tenía idea de cómo decirle al grupo su secreto.
Lo siento. No podrás. Me dieron poco tiempo—le avisó el mayor.
Pero…--dijo Joseph.
Además… ¿Qué pensarán de ti cuando les digas que los has estado engañando todo el tiempo? Créeme, es mejor así. Algún día lo entenderás. Algún día, quizás podrás remediarlo—le dijo el hombre entrado en años a su hijo.
8 años más tarde.
Bradislavia. País al este de los balcanes.
Banderas agitándose en la plaza central de Skoda, capital del país. La muchedumbre aulla de gozo al celebrar la victoria de su partido. Una persona alta y enjuta, con lentes de armazón dorada sale al balcón de la casa central del partido.
Isak Bladivostok ha sido elegido Premier del país en las elecciones recién efectuadas por amplia mayoría. Un grupo de sus políticos de más confianza se apiñan dentro del salón que posee ese balcón felicitándose y murmurando.
Ese partido hacía 8 años había perdido las mismas elecciones por amplia mayoría y también había tenido que dejar el poder a sus enemigos jurados, la Skoda Vladinska, o la SV. Ellos no habían llevado nada bien las riendas del poder, casi arruinando sus reservas y no haciendo casi ninguna reforma. En el primer período contaron con la mayoría parlamentaria, después casi con la igualdad y ahora… ahora estaban arruinados, pensaban confiados los de la BVC o Bielo Vladinska Connevaia.
Tres semanas más tarde.
He oído que a su hijo lo ha nombrado Embajador—dijo uno de sus correligionarios al hombre que era uno de los más respetados políticos de la BVC y que ahora ostentaba el puesto de ministro de economía--¿No cree que es demasiado joven para ello? No sé. Tal vez sería bueno que se manejara en otra cartera, como la suya—indicó el otro hombre, un político un poco más joven pero respetado dentro del partido.
No sabía nada pero me siento confiado. Joseph es un hombre muy astuto y se ha criado en ese ambiente. Se que se desempeñará como corresponde, además que es sano que vuele con sus propias alas—dijo el orgulloso padre.
Pero… ¿No tiene miedo que se equivoque?—preguntó el otro algo impresionado y curioso.
Si lo hace aprenderá de sus errores—indicó el padre.
Dejó a todos francamente sorprendidos.
2 años más tarde.
Era una fiesta de la embajada inglesa en Francia. Muchos diplomáticos, políticos y comerciantes asistían a ella y uno en particular se fijó en cierta figura. Fue hasta el embajador inglés y le preguntó de quien se trataba.
Es el embajador de Bradislavia—le dijo el otro.
El hijo de Willhem Wheeler—dijo el pelinegro mirando a la figura rubia.
¡Así es! ¿Cómo…?—trató de preguntar el embajador.
Es idéntico a como era su padre hace unos años—respondió sin vacilar el otro inglés que entrecerraba sus ojos con despiadada mirada. Se disculpó y se dirigió a la puerta principal donde le dieron su abrigo y su bastón con mango de plata. Signo inefable de su rango en la nobleza y se dirigió al auto que esperaba afuera. Tras la puerta de la mansión que era la embajada, paciente un hombre le esperaba, unió su marcha a la suya para dirigirse al auto.
El hijo de Willhem Wheeler está aquí—dijo el noble inglés mientras penetraba al auto y el otro mantenía abierta la puerta con la ceremoniosa tranquilidad de un fiel sirviente.
Supongo que he de empezar a hacer los preparativos, amo—habló el otro hombre, quien era mucho más alto y esbelto que el noble. El otro solo lo miró con mirada adusta. El sirviente bajó los ojos, hizo una reverencia y cerró la puerta del coche.
La vuelta a la prosperidad de Bradislavia con la vuelta del BVC al poder dio una sensación de alegría al pequeño país y sus gobernantes decidieron apoyar cuanto evento cultural y deportivo pudieran para ayudar a mantener la algarabía. Como es de esperarse de un país europeo próspero en el gran mercado moderno no repararon en gastos y como estaban de moda los campeonatos de duelo de monstruos invitaron a sus más altos exponentes.
Yugi se encontraba en medio del desierto del Sahara pero sonrió feliz al recibir la misiva. Otra oportunidad de ver a sus amigos. Y quizás, tal vez, apareciera Jouno en esta oportunidad. Deseaba tanto hablar con su amigo.
Por otra parte, el ex rey de los duelos, Seto Kaiba recibió la suya con algo de desinterés.
¿Dónde rayos quedaba Bradislavia?
Se preguntó.
Pero como toda carta escrita por un gobierno extranjero a un jugador extraordinario en un juego de presición y estrategia, la lisonja estaba inmiscuída en el documento, como es de apreciar y eso conmovió el duro corazón del otrora rey de los estrategas.
En otra parte del mundo Joseph Wheeler se enteraba casi de rebote de lo que sucedería en su tierra natal y como era de esperar quiso participar. Envió los documentos necesarios a la tierra patria para que le licenciaran por dos semanas y así poder acudir al encuentro mundial que prometía ser muy bueno y del que deseaba con ansias participar. Pero su jefe, y padre, no convino a darle su venia por lo que se vería forzado a resignarse.
¿O no?