Podía recordar que más de una vez las lágrimas escaparon de sus ojos sin poder evitarlo, por el dolor físico, por la desesperanza surgida tras imaginar que cualquier esfuerzo no valdría la pena; pero todo aquello no fue más que un pasado lejano, un pasado que más que un hito oscuro en su vida no era otra cosa sino una etapa de enseñanza que le sirvió para trazar nuevamente el camino del equipo de Shohoku.
A horas del debut en el campeonato nacional sentía que la ansiedad era más de lo que podía soportar y se separó del equipo apenas terminó de desayunar.
Anzai había sido generoso con Shohoku, les había conseguido un hostal que contaba con un hermoso jardín japonés, ciertamente la distancia al centro deportivo donde se realizarían los primeros partidos era una pequeña desventaja, sin embargo haber pasado una noche en cómoda tranquilidad que les permitía absoluta concentración lo compensaba.
Sus pasos lo llevaron a buscar refugio en la tranquilidad de aquel jardín prolijamente cuidado. Dejó que el aire puro inundara sus pulmones mientras su vista asimilaba la belleza del entorno.
Se sintió mucho mejor y poco a poco la confianza del Tensai parecía volver en poco rato.
“El Gori debió haber hecho un esfuerzo para estar aquí hoy” Pensó
Definitivamente echaba de menos a su antiguo capitán, le hubiera gustado tenerlo en las tribunas, pero para él no fue posible evadir un examen importante en la universidad, y lo entendía confiando en que sus pensamientos estaban enfocados en lo que el equipo podría conseguir ésta vez.
– ¿De verdad te sientes bien? –la pregunta asomó de pronto a sus espaldas.
Negó con la cabeza desaprobando la terquedad de uno de sus compañeros que decidió seguirlo.
–No era necesario decir que quería estar solo. –respondió.
–Torpe, responde lo que quiero saber y me iré.
–Me siento bien.
Avanzó hacia una banca y se sentó sin dar interés a su compañero, quien seguía en su sitio, viéndole sin ninguna expresión en el rostro.
–A veces me pregunto si alguna vez podré adivinar lo que pasa por esa cabeza de Zorro. –sonrió viéndolo de reojo, su mente maquinando ideas para molestarlo–Kyota me dijo ayer que sin importar lo que hagas no alcanzarás su nivel. Dijo que él es la primera opción para ése busca talentos que vendrá a verte hoy en el partido.
–Si él tuviera el nivel que dice tener, Kaynan estaría en el campeonato y no Shohoku.
Fijó su mirada en Kaede, notó un disimulado malestar.
– ¡Qué gracioso! –soltó una carcajada–Ése simio es tu espina en el zapato. Si él logra conquistar al busca talentos no sé qué sería de ti.
–Da lo mismo.
– ¿Enserio? –su pregunta flotó en el aire–Bien, te aclaré una cosa. Si él tuviera el nivel adecuado sería ellos y no Ryonan los que en este momento ocupan un cupo en el campeonato.
–Y eso me lleva a una siguiente pregunta.
– ¿Acaso es el día de las preguntas? –consultó mientras lo veía moverse hasta sentarse a su lado. La inminente incomodidad le hizo ver hacia la puerta y ventas de la casa, no le agradaba mucho que les vieran tan cercanos. De cualquier forma, se movió para mantener la distancia.
–¿Ayudaste a ése idiota de Sendoh?
– ¿De qué forma? –rió para el disgusto de Kaede–No. Por supuesto que no…a menos claro que me hubiese infiltrado en Ryonan durante el equipo sólo para darles otra paliza a los de Kaynan.
La mirada crítica de Kaede se agudizó–Sé que fuiste a fastidiar al simio antes del partido con Ryonan.
Hanamichi rió a todo pulmón.
–Cabeza hueca.
–Es que tienes ocurrencias muy graciosas–continuaba riendo. –Aunque le hubiese roto las piernas y brazos a ése simio no haría la diferencia, no es tan talentoso para influir en un equipo.
–Pero es el capitán.
– ¿Y eso qué? –Preguntó ya más serio.
–No lo sé, dime tú.
–Alucinaciones de un Zorro.
Kaede se dio cuenta que no iba a llegar a ningún lado con el Torpe, lo mejor era ir de regreso al interior de la casa. Se erguía cuando sintió un jalón en su ropa. Se enfrentó a la mirada de Hanamichi una vez más.
–Puedo darme cuenta que a pesar de todo te has preocupado de mí desde que volví a jugar…
–Ajáh
–Nunca te he dado las gracias –al notar la mirada expectante del Zorro curvó una sonrisa siniestra–, sí, nunca te las he dado, ni lo pienso hacer.
–Idiota.
Una hora más tarde Shohoku ingresaba a sus camerinos por una puerta alterna. El bullicio inmenso de toda la gente congregada al otro lado de los muros conseguía incrementar las emociones de todo el equipo.
–Llegó la hora más esperada de todos. Vamos a hacerlo bien hoy. ¡Nosotros somos fuertes! –dijo Ryota a modo de aliento.
Luego de la distribución de casilleros, todos se concentraron en ponerse los uniformes. El número diez lucía en la camiseta del Tensai, a pensamientos de algunos era el número a temer, después del once de Rukawa. Sin embargo, ya lo había asumido. Ya no importaba mucho.
Alguien tocó a la puerta. Ryota abrió.
– ¿Te equivocaste de camerino?...O más bien, ni siquiera te toca jugar hoy.
El capitán de Ryonan sonrió. –Vengo en son de paz, por ahora.
–Hanamichi debe mantenerse concentrado. –advirtió.
–Sólo será un minuto.
De improviso Sendoh se enfrentaba a la presencia de Rukawa, quien se cuadró al lado de su capitán.
– ¿Hay algo que todos debiéramos saber? –cuestionó el moreno.
–Es sólo cuestión de dos. Ustedes sobran. –dijo Hanamichi, y aclarado el asunto salió del camerino cerrando la puerta tras de sí. –Ahora tú y yo vamos a dejar claro las cosas.
–A eso vengo.