Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Masquerade por Ari_123_love

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 
Mi mamá dice que estoy obsesionada con las máscaras xD Tenía que hacer una historia con esta temática

Notas del capitulo:

Este capítulo surgió gracias a la canción Masquerade de RaNia y la película Por Siempre Cenitcienta  :)

Espero que les guste ^^


---Siglo XV, en algún lugar---

-¡El Conde Choi se hace presente, ante su majestad, el príncipe Kim!- El portavoz informó desde la enorme puerta del salón principal. Después desapareció, regresando a sus otros deberes.

 

Jonghyun se levantó y empezó a aplaudir, más como un gesto de burla, que como nada.

 

-¡Vaya! Querido primo, sí que atiendes rápido a mis llamados.- Le sonrió, como siempre solía hacer cuando necesitaba un favor.

 

-Bueno, si sigues diciendo que es urgente, mis padres no dudaran en echarme del castillo para que venga a atender lo que majestad desee.- Minho entrecerró los ojos, preguntándose qué rayos quería Jonghyun.

 

-Verás...- Jonghyun caminaba de un lado hacia otro en medio del salón, dándole vueltas a su trono. –El día de hoy se llevará un gran baile de máscaras, estás enterado de ello.

 

-Así es, mi hermana y padre llegaran a la hora acordada.- Trató de ser lo más amable posible. Imposible con Jonghyun como su primo, príncipe y futuro emperador.

 

-¡Exacto! No sólo ellos vendrán, sino mucha gente; gente que hay que recibir y seguir el protocolo, blah, blah, blah...- Movía su mano dando seguimiento a sus palabras. -...Lo de siempre.

 

-A qué viene esto, su alteza.

 

-Hice esta tonta ceremonia, sólo para reunirme con alguien.- La alegría en la voz del príncipe era totalmente notoria.

 

-No será ese muchacho con el que pasaste el rato, ¿no es así?- Minho puso los ojos en blanco, ya entendía por dónde iba el asunto.

 

Jonghyun se limitó a tronar sus dedos y guiñarle un ojo.

 

-Minho ah, debes de atender el baile, esa es tu misión, en lo que yo tengo un tiempo a solas con mi amado.

 

-Hyung, ¿no cree que ya ha jugado lo suficiente con ese chico?- Alzó una ceja.

 

-No es eso, estoy enamorado. Sólo serán unos breves minutos, pero mientras no esté, tú serás el encargado de que todo se lleve según lo planeado.- No lo pidió, lo indicó, dejándole ninguna opción al pobre conde.

 

-Como desee, majestad.- Minho se limitó a hacer una burda reverencia, antes de salir del salón.

 

~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~*°*~

 

Minho resopló su cabello, se aburría horrores en ese tonto baile de máscaras. Incluso, su hermana, tenía más diversión que él, quien estaba siendo saludado y alabado por todos los que llegaban. Maldijo a Jonghyun, por haber dicho minutos, cuando en realidad ya llevaba horas desaparecido. Suspiró, no le quedaba de otra, más que seguir órdenes. Volvió a ponerse la máscara y siguió saludando.

 

Había disfraces totalmente excéntricos, y otros tan sencillos, que simplemente consistían de una máscara sobre los trajes más finos que se tuviesen. Minho saludó sin mucha gana a la gente, claro, siempre sonriendo, como alguien de la nobleza, caballeroso, algo altruista. Bostezó, una vez más, aburrido de la gente que bailaba dando vueltas una y otra vez en el centro del salón. Caminó hacia el trono y desde ahí observó el baile. ¡Era aburrido!

 

Y hubiese seguido pensando eso, si no hubiera visto lo que ocurría. No tan alejado del centro, había varias chicas alrededor de alguien. Pronto vio que era un chico. Bailó con una, y al cambiar pareja bailó con otra. Tras varias parejas, siguió el turno de un caballero. ¿Qué? Minho prestó más interés en lo que veía. No sólo había chicas esperando por bailar con ese ente, también caballeros. Observó con ojos divertidos como el pobre chico pasaba de mano en mano, sin tener descanso alguno. Se divirtió un rato con aquella extraña danza, hasta que por suerte del muchacho, en un cambio de parejas pudo escapar de la fila de prospectos.

 

Minho rio. Se levantó de su lugar y siguió el camino hacia donde el chico se escondía para tomar un respiro. Detrás de algunas plantas, y en un recodo del salón, se encontraba, con respiración bastante agitada. Minho se acercó, entonces fue cuando lo notó. Ahora entendía por qué todas esas personas le procuraban. A pesar de tener la respiración entrecortada, llevaba una sonrisa, bastante seductora a decir verdad, que fácilmente llamaba la atención de las damas. Y, a pesar de ser un chico, tenía una silueta delineada por una delgadez que llamaba la atención de los caballeros. Ese era el mejor disfraz que había visto en toda la noche, pero claro, obviamente no era un disfraz.

 

Le miró de pies a cabeza, su cabello castaño y algo rizado, su sonrisa, su figura. Podía ver todo, excepto lo que se escondía debajo de la máscara que cubría mitad de su rostro. Una máscara preciosa, pero que quedaba opacada por la curiosidad de saber qué tipo de rostro se escondía debajo de ella.

 

Minho carraspeó la garganta, llamando la atención del caballero.

 

-¡Oh! Disculpe, su majestad.- Hizo una reverencia.

 

-No tienes por qué llamarme así...- Trato de explicarse.

 

-Disculpe, majestad, pero mi padre me ha educado diciendo que debo llamar así a todos los de la nobleza.- Sonrió. Esa sonrisa seductora que envolvía a cualquiera.

 

-¿Su padre es...?- Minho sintió curiosidad por el ente precioso que veía.

 

-Mi padre es un señor feudal.- Contestó. ¡Y con razón! Ciertamente, tenía algo de sangre noble, pero había mucha gente por encima de él, con mejores títulos. Bueno, al menos tenía una corona.

 

-¿Por qué has huido de su deber ante los que esperaban bailar con usted?- Preguntó, correcto y amable a la vez.

 

-Oh...majestad, me ha visto...- El chico giró la mirada.- Ciertamente, lo que pasa es que no he querido bailar, he bailado por compromiso con ellos.

 

-Si no ha querido bailar, ¿para qué viene a un baile de disfraces?

 

-No me importa bailar en casa, con mi madre, mi padre, inclusive con los sirvientes...- Empezó a explicar. -...Pero, esta vez, mi medio hermano me ha traído a la fuerza al baile.

 

-Entiendo...Mi primo me ha hecho estar a cargo de todo, a la fuerza.- Le sonrió.

 

El muchacho rio, una risa dulce, suave, que se colaba por los oídos de quien la escuchaba.

 

-Es una lástima, su majestad, yo me puedo retirar, usted no.- Hizo una reverencia, que cualquiera hubiera tomado como burla, cualquiera menos Minho. No, él la tomó como una invitación.

 

-No creo que haya problema alguno si me escapo un minuto o dos.- Le guiño el ojo, después le índico un camino que siguiera, el cual los llevaba a los jardines del castillo.

 

El jardín periférico, en el que estaban, tenía una fuente en medio, hecha de cristal puro, tenía flores que bordeaban esa fuente y las estrellas brillaban bajo el cielo oscuro. Minho sonrió.

 

-Aquí, podrá respirar mejor.- Le indicó que se acercara más a él, alejándose de la enorme puerta que llevaba de regreso al gran salón.

 

-Muchas gracias, su majestad.- El chico agradeció.

 

Entonces Minho sintió que se derretía cada vez que escuchaba esa voz decir Su Majestad, como si fuera algo necesario para hablarle, con mucho respeto, y algo de admiración. Le miró, tratando de descifrar lo que se encontraba debajo de la máscara, imposible de saberlo.

 

El chico parecía estar feliz, de estar ahí afuera, y no adentro. Sonreía a la noche, observaba las flores, caminaba alrededor de la fuente de cristal.

 

Minho no supo cuantos minutos estuvo estoico, observando los movimientos del joven, eran preciosos, hipnotizantes. Se preguntó si el chico no era acaso un ser mágico, pues se sentía extraño al estar ahí, como si fuese lo único que hubiese valido la pena en su vida. Escuchó cuando la orquesta en el gran salón cambió de música.

 

-Sé que no vino a bailar, pero...- Llamó la atención del chico, hizo una reverencia y le tendió la mano para pedirle esa pieza de baile.

 

De nuevo esa risa melodiosa que escurre miel e intoxica de un sentimiento agradable a cualquiera. Aceptó gustoso, tomando delicadamente la mano del conde y siguiendo los precisos pasos de ese waltz.

 

Minho sintió cuando el chico se acomodó, dejando su rostro sobre su hombro derecho. Sonrió satisfecho, el chico tenía confianza en él. Tal vez podría saber quién existía debajo de esa máscara de colores que embellecía la incertidumbre.

 

Siguieron bailando, una pieza tras otra, por largos minutos, sumergidos en esa atmosfera agradable que habían formado, como si la fiesta dentro del palacio no existiera. Parecían estar felices con lo que pasaba, complementados.

 

Entonces, Minho tuvo el valor, se separó un poco de aquel cuerpo cálido que danzaba pegado al suyo. Le tomó por el mentón y pegó sus labios con los ajenos, disfrutando de un lento beso que era más que simples roces. Era tierno, era suave, estaba lleno de ese algo que no identificaba, junto con la incertidumbre de saber la identidad del muchacho.

 

De igual manera pudo ver ese brillo especial en su mirada, antes de que se volviera a acomodar en su hombro y siguieran con aquel baile, de ellos solos.

 

Tras varias piezas más, el chico alzó la vista hacia el gran salón, ya no se sentía relajado como antes.

 

-Disculpe, majestad, pero, debo ir por mi hermano, se ha hecho tarde.- Se detuvo e hizo una reverencia. Y tras esto, salió corriendo lo más rápido que pudo.

 

Minho simplemente se quedó ahí parado, sin saber qué hacer, se iba, el ente precioso, del cual no estaba seguro si era un ser mágico, o humano. Estaba escapándose, junto con él, el secreto tras su máscara...

Notas finales:

Continuará ^-^ ...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).