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La paz en tus ojos por Dagi

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Bien, SPN no nos pertenece. Les pertenece a CW, kripke, Carver, Singer...

Pareja: DeanxCas* Destiel* DeanCas

Historia sin beta. Nuestro primer fanfic.

Notas del capitulo:

Hermanos jugando a cupido(parte 1).

Recuerdos, planes y peligro de posibles ojitos de cachorro por parte de Sam.

 Cupido es un alce

 


Jueves


Era un día igual a todos en la vida de Dean Winchester. Siendo un mecánico en Lawrence, su taller El ángel caído, era el mejor de todo Kansas. Y era tanta su dedicación a la reparación de automóviles, que su trabajo le exigía demasiado tiempo. Así que su vida sólo se centraba en:

1) La familia. Visitar a su hermano Sam y a sus amigos.

2) Cuatro horas diarias de sueño.

3) Una buena alimentación. Que consistía en su mayoría en comida con mucha grasa, llena de colesterol y de su muy religiosa tarta de manzana.

4) Su trabajo. La satisfacción de ser dueño de un taller de reparaciones de automóviles y todo lo que llevara ruedas.

Y el tiempo sobrante… bueno, siempre dependía de su estado de ánimo; había noches que realizaba su maratón de películas de Star Wars, otras veces iba al bar de su amiga Ellen Harvelle a relacionarse con otras personas. A sus treinta y cinco años, su vida no era la de una súper estrella de cine, pero no se quejaba de ella.

Había terminado de revisar por segunda vez el inventario y cuando se disponía a acomodar las últimas herramientas de trabajo en las estanterías, apareció en ese momento su pequeño hermano. Aunque de pequeño no tenía nada, ya que el niño había pasado la edad legal y su altura superaba el promedio. Sam parecía un alce, más que eso… era el Sasquatch en persona. Pero para él, siempre seguiría siendo su pequeño Sammy.

—¡Hey, amigo! ¿Qué te trae por aquí?

—Hola—saludó en un susurró—. Sólo quería venir a echar un vistazo y... saber cómo te encontrabas—dijo Sam Winchester sin mucha convicción en su voz.

Dean se dio cuenta al instante del extraño comportamiento de Sam. El hombre estaba sudando demasiado y parecía que hubiese corrido la maratón de Kansas city, además de que esquivaba su mirada a cada momento. Sin contar que era día de semana y Sammy nunca le había dicho que era su día libre. Algo estaba tramando en su mente el muy listillo.

Y de inmediato, el instinto de supervivencia de Dean se activo de forma automática. Nada bueno venia cuando su hermano actuaba de esa forma. Como cuando Sam lo llevó a un festival de música clásica gratuito al aire libre, con la excusa de que pasarían un momento entretenido o cuando lo sorprendió en una de sus visitas con comida vegana para la cena, alegando que le haría bien de vez en cuando cambiar sus hábitos alimenticios.

—¿Qué estas ocultando, Sammy?—preguntó Dean en estado de alerta.

El otro hombre se sorprendió ante la pregunta inesperada. Sus ojos se agrandaron por unos instantes y se puso nervioso.

—Nada. Es sólo que…—pero no pudo seguir, porque su hermano mayor lo detuvo.

—¡Wow! ¡Wow! Espera un segundo, Samantha—retrocedió unos pasos cerca de la puerta de salida- conozco esa mirada. Y mi respuesta es no.

Sam puso su mejor rostro de perra. Odiaba que su hermano mayor se burlara de él.

—No me llames así. Ni siquiera sabes que es lo que te voy a decir, Dean.

Ambos hermanos se midieron con sus miradas. Los ojos verdes de Dean reflejaban duda y desconfianza… pero también una chispa de curiosidad. Y es ahí donde Sam reconocía que había ganado. Él se saldría con la suya.

Sea como sea, porque la felicidad de Dean era su prioridad actual.

Desde que sus padres, John y Mary Winchester, murieran en un accidente de tráfico hace quince años atrás, Dean se había hecho cargo de su bienestar. Los hermanos se habían ido a vivir con el mejor amigo de su padre, Bobby Singer. Durante esos años el hombre les ayudo a sobrepasar los duros momentos tanto emocionales como económicos. Pero Dean era quien procuraba que todo estuviera bien. En fin, Dean optó por dejar su vida de lado por él.

Aunque apreciara la protección de su hermano, también le reclamaba a Dean que se ocupara de su vida que persiguiera sus ideales y encontrara a alguien a quien amar pero Dean siempre le respondía con bromas. Aclamaba que su vida de Playboy no le iba tan mal y que no tenía problema con eso.

Sam creció y al graduarse de la preparatoria, fue a la universidad de Stanford. Estudio derecho y se recibió como abogado. Volvió a Kansas para estar con su familia y poder ejercer su carrera en Lawrence.

Al llegar fue recibido por Dean y la presencia del viejo Chevy Impala de 1967, el amor enfermizo que tenía su hermano mayor por el automóvil era demasiado fuerte para asimilar. Dean siempre le decía su bebé, como en aquella película de terror de Stephen King.

Luego en la casa, Bobby lo atrapó en un fuerte abrazo demostrando lo feliz que se encontraba al volverlo a ver. El viejo cascarrabias no había cambiado en nada, seguía demostrando esa actitud de oso gruñón. Aunque en el fondo era un hombre de grandes emociones.

Dos semanas después de su regreso, en el buffet de abogados donde trabajaba conoció a Gabriel Novak. Enseguida se habían hecho grandes amigos y confidentes. El pequeño hombre era divertido y muy sociable. Pasó poco tiempo para que Sam le contara su vida y sobre todo, de su arriesgado plan que incluía jugar a ser Cupido para su hermano mayor. Y por supuesto, Gabriel no dudo en ayudarlo.

Conocía los gustos de Dean y su bisexualidad no era un problema para él. Al contrario, se sintió feliz cuando su testarudo hermano se lo había confesado. Dean no era muy bueno en expresar sus sentimientos.

Volvió de sus pensamientos cuando oyó la voz de su hermano mayor.

—Está bien. Voy a escucharte. Pero sólo porque no quiero que hagas tu actuación de cachorrito pidiendo cariño.

—Sólo lo diré una vez —Sam hizo una pausa antes de continuar—. Y antes de que te niegues, creo que es una idea loca pero efectiva…

—Basta de formalidades. Al punto, Samantha.

—Te dije que…— Sam suspiró resignado. No podía con Dean, así que se armo de valor para lo siguiente que iba a decir—. Arreglé una cita a ciegas para ti.

Notas finales:

Gracias por leer.

Dagi.


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