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~Aprendiendo a amar~. por PinkRabbit

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Notas del fanfic:

¡Hola! Aquí esta mi nueva propuesta, es mi primer fanfic así que lo estoy haciendo con mucho amor. 

Quisiera agradecer a las personas que comentaron mi One-Shot ''Pastel de limón'', muchas gracias a esas tres personitas, me hicieron muy feliz y aumentaron mis ganas de escribir. 

Y por último, no olviden que... ¡OnKey es real y es amor puro!

 

Lee JinKi es conocido por ser un hombre joven, de veinticinco años de edad, alto, guapo, de cabellos acaramelados, bastante exitoso en el ámbito laboral y muy cordial en las relaciones sociales. Aparentemente JinKi es un hombre serio y sabe marcar con sutileza los límites a todos aquellos que quieran  intentar algo más con él, la verdad que las relaciones amorosas no estaban en los planes de JinKi, pero dentro del ambiente hogareño podía a llegar a ser muy dulce e incluso torpe, cosa que no era para nada extraña en sus pocos cercanos como los señores Park; sus empleados desde la niñez, su hermano menor y sus dos amigos de la infancia.

Hace un par de semanas JinKi le había comunicado a la señora Park que necesitaría un asistente y que le ayudara a escogerlo, puesto que quería pasar más tiempo en su hogar y menos en la empresa. La señora pareció alegrarse con la noticia porque una nueva persona llegaría y le haría compañía no sólo a ella sino que también al dueño de casa. Le pidió a su esposo colocar un aviso en el periódico y al ver la rápida respuesta por parte de las interesadas se sintió un poco mal al no poder escoger a todas pero lo que más captó su atención fue que entre toda la lista de candidatas se encontrara un chico y es más, un chico realmente joven y atractivo, al ver su foto en el currículo le pareció que era el indicado y sin dudarlo le escogió para el puesto.

 

|Domingo, por la mañana|

KiBum acababa de aterrizar en la ciudad de Seúl, fuera del aeropuerto le esperaba un auto negro el cual lo llevaría a su nuevo hogar y lugar de trabajo, allí se desempeñaría como asistente laboral y doméstico. A pesar de que desconocía de quién se trataba su nuevo jefe podía presentir que sería alguien muy flexible, después de todo la gente de la capital es muy diferente a la de su ciudad natal, además se sentía muy feliz de haber encontrado empleo a sus cortos veintidós años y es que siempre se destacó por ser un muchacho muy independiente, amable, paciente, orgulloso, inocente y dueño de una belleza envidiable.

Al terminar de recoger sus maletas se encaminó a la salida del aeropuerto donde rápidamente pudo reconocer a un hombre maduro e impecablemente vestido sosteniendo un cártel en sus manos donde se apuntaba su nombre ‘’Kim KiBum’’ Sonrió y se acercó a paso acelerado hasta el que parecía ser el chofer y le saludó de forma respetuosa y alegre.

— ¡Buenas días! Yo soy Kim KiBum, usted debe ser el señor Park ChinHae, ¿no? —Le dedicó una pequeña y cálida sonrisa mientras le tendía la mano—.

—Así es, mi nombre es Park ChinHae. Bienvenido a Seúl y buenos días para usted también señor Kim. —Sonríe ligeramente y corresponde al saludo del más joven—.

Después de aquella presentación el señor Park ayudó a KiBum a subir sus maletas al auto para después emprender el viaje rumbo a la casa del jefe de ambos. KiBum miraba fascinado la ciudad que se le presentaba a través de las oscuras ventanas de aquél auto, lo que causó que el chofer Park riera de forma disimulada, sin duda alguna KiBum era un chico muy expresivo. Luego de varios minutos de viaje KiBum comenzó a sentir algo de nerviosismo, ¿cómo sería su jefe? ¿Será un señor cascarrabias? ¿Lo trataría bien? Muchas preguntas asaltaban la mente del muchacho y su curiosidad se hizo presente por lo que sin más soltó su pregunta.

—Señor Park ChinHae… Me preguntaba si el señor Lee… ¿Es un buen hombre? Quiero decir, como trabaja tanto debe estar muy cansado y eso se puede reflejar de mala manera en su forma de actuar y…

El señor Park soltó una pequeña carcajada, logrando que KiBum frunciera levemente el ceño con confusión.

—Lo siento joven Kim, es sólo que me recuerdas a mí cuando tenía tu edad. Tengo entendido que es la primera vez que trabajas en un sector tan formal pero no te preocupes, es normal sentirse algo nervioso en estas situaciones. —Soltó un pequeño suspiro y se acomodó en su asiento—. El joven Lee es una persona muy sencilla y a pesar de que no expresa sus sentimientos con facilidad, puedo decirte que se trata de alguien muy bueno, tal vez un poco serio al principio pero con el tiempo te acostumbrarás.

KiBum tardó un poco en procesar la nueva información y luego de unos segundos asintió a las palabras del chofer.

—Ya veo, entonces no es un señor cascarrabias… —Dijo en un susurro, más para sí mismo—.

— ¿El joven Lee? Claro que no, de seguro te supera por algunos pocos años, le hará bien tener a alguien joven como tú en casa. —Dijo el señor Park, realmente divertido por la actitud tan sincera del menor—.

—Lo siento, es que no pensé que se trataría de alguien joven. —Aclaró un poco nervioso-.  ¿Usted también vive en su casa?

—Oh no, mi esposa y yo vivimos en otro lugar, pero venimos todos los fines de semana además que conocemos al joven Lee desde que era un infante, le tenemos mucho cariño. —Dijo el chofer, con algo de nostalgia y orgullo al hablar—.

KiBum y el señor Park siguieron charlando largamente durante todo el trayecto. KiBum le contó al chofer que se había enterado de la oferta de trabajo por un aviso en el periódico de su ciudad y que rápidamente había enviado sus datos por correo electrónico, recibiendo respuesta positiva a los dos días después y el señor Park le explicó que además de ser chófer también era jardinero. Luego de algunos minutos llegaron por fin a su destino, KiBum quedó maravillado con la infraestructura de la casa, era grande pero no ostentosa y el jardín era muy bonito también, para el joven muchacho todo aquello era nuevo, ya que, venía de una ciudad más apegada a lo tradicional. El señor Park una vez más le ayudó con las maletas y se acercaron a la puerta principal donde les esperaba alegremente la señora Park.

— ¡Buenos días! —Dijo sonriente la señora mientras les hacía una seña para que entraran a la casa—.  ¡Onew! ¡Apresúrate, acaba de llegar tu asistente! —Medio gritó para que el aludido le escuchara—.

—Buenos días querida, él es el joven Kim. —Les presentó el señor Park mientras saludaba con un casto beso en los labios a su esposa—.

— Buenos días señora Park. —Dijo KiBum un poco tímido al ver el dulce saludo que tuvieron los esposos—.

La señora dando pequeños saltitos de emoción jaló a su esposo y a KiBum a la sala, obligándolos a dejar las maletas en la entrada y sentándolos en diferentes sofás para ella poder quedar al lado de KiBum quién parecía un poco confundido y divertido con la situación. De pronto JinKi hizo presencia en la sala, iba vestido de forma muy hogareña: Un chaleco muy bien tejido, pantalones ligeramente holgados y pantuflas azul marino. Rápidamente posó su mirada en el desconocido, era delgado, de pálida piel, cabello castaño oscuro y unos ojos muy llamativos.

— ¿Tú eres Kim KiBum? Santo cielo, eres mucho más bonito en persona que en tus fotos. —Dijo la señora Park, tomando las manos de KiBum entre las suyas para darle confianza, sin percatarse de la presencia de JinKi—.

—M-muchas gracias señora Park, usted también es muy bonita. —Admitió el castaño de forma sincera, sonriéndole a la señora—. Y por cierto, pueden llamarme Key. —Dijo dirigiéndose a la pareja de esposos y al posar su mirada en el señor Park pudo ver a JinKi, quién estaba detrás del chofer—.

— ¡Onew! No me había dado cuenta de que estabas aquí, te presento a tu asistente. —Dijo la señora Park—.

JinKi se acercó hasta su nuevo empleado quien parecía algo confuso por el nombre que había utilizado la señora para con él.

—Buenos días, mi nombre es Lee JinKi. —Dijo tendiéndole una mano y sonriéndole ligeramente-. Un placer poder conocerte.

—Buenos días señor Lee, mi nombre es Kim KiBum. —Contestó mientras se ponía de pie para corresponder al saludo de manos—. Y soy su asistente, y puede llamarme Key, y también es un gusto conocerle. —Agregó el castaño completamente nervioso—.

Los señores Park y el mismo JinKi no pudieron evitar reírse por la forma en que actuaba KiBum, era un muchacho muy encantador.

—Tranquilo KiBum, desde ahora vivirás aquí, así que no estés nervioso por nada. —Le calmó JinKi, observándolo fijamente, regresando a su semblante serio—.

—Onew tiene razón, te cuidaremos bien. —Intervino la señora Park, levantándose del sofá y apretando suavemente las mejillas de KiBum—. Aún es temprano y supongo que no has desayunado, así que iré a preparar algo delicioso mientras te acomodas en tu habitación, ¿está bien? —Propuso mientras le hacía una seña a JinKi para que le acompañara a la cocina—.

—Muchas gracias señora Park, es usted muy amable. —Agradeció KiBum con una sonrisa, haciéndose a un lado para que su jefe y la señora pudieran pasar—.

—Vamos joven KiBum, le ayudaré con el equipaje hasta su habitación. —Dijo amablemente el señor Park—.

KiBum asintió a las palabras del chofer y regresaron a la entrada por sus maletas, subieron hasta su habitación y el señor Park le dio algunas instrucciones para que pudiera ubicarse.

—Bueno joven KiBum, esta será su habitación. La puerta que está cruzando el pasillo es la habitación del joven Lee y la que está al fondo es el baño. —Dijo el señor mientras señalaba todos los lugares que mencionaba—. Mi esposa ha escogido esta habitación para ti, espero que estés cómodo.

—Gracias señor Park, esto es… maravilloso. —Medio susurró el castaño mientras miraba asombrado su dormitorio—.

—No es necesario que seas tan formal, puedes llamarme ChinHae. —Sugirió amablemente—.

—Está bien señor Par… digo, ChinHae. —Dijo KiBum—. Uh y por favor, llámeme Key, de esa forma me siento como en casa.  

—Está bien, te dejaré para que puedas acomodar tus cosas Key y bienvenido. —El chofer revolvió ligeramente los cabellos del castaños con cariño y se retiró del lugar—.

KiBum se dispuso a desempacar  su equipaje y a ordenarlo en un gran armario que se encontraba en su habitación, se preguntó cómo serían las demás habitaciones de la casa aunque la que le pertenecía ahora era realmente espaciosa y acogedora.

En la cocina se encontraba la señora Park preparando el desayuno mientras JinKi la observaba en silencio, preguntándose cómo sería vivir desde ahora con su asistente, ya que, él estaba acostumbrado a vivir solo desde hace muchos años, aunque por otro lado no podía negar que KiBum era muy bien parecido y transmitía cierto aire de alegría en su forma de actuar. Sin duda su diario vivir sufriría cambios desde hoy en adelante.

—Onew, Onew te estoy hablando. —Dijo la señora Park, agitando su mano delante de los ojos de JinKi para hacerle reaccionar—.

— ¿Eh? Oh sí, sí, me parece bien. —Contestó de forma insegura al verse interrumpido de sus propios pensamientos pero fingiendo que había escuchado toda la conversación—.

—No me has escuchado, ¿verdad? —Preguntó divertida la señora, negando con su cabeza por el comportamiento de JinKi—. Te estaba diciendo que la habitación de KiBum está enfrente de la tuya.

— ¿Qué? —Preguntó de forma incrédula JinKi—. P-pero hay muchas otras habitaciones, ¿por qué has asignado precisamente esa habitación?

—Me parece bien que sus habitaciones estén cerca, después de todo vivirán juntos y trabajarán juntos también, deben llevarse bien. —Respondió con normalidad la señora Park mientras terminaba de preparar algunas tostadas con queso y mantequilla—.  Además… es un chico muy guapo.  —Agregó con disimulada picardía, sin mirar directamente a JinKi—.

—Tienes razón...

— ¿Tengo razón en que es muy guapo?

—Sí, digo, ¡no! Bueno sí, pero yo hablaba sobre eso de que debemos llevarnos bien. —Aclaró JinKi nervioso al darse cuenta que lo que acababa de admitir delante de la señora Park—.

—Me alegra saber que estás de acuerdo con eso, es un buen chico, algo en mi corazón me lo dice.

KiBum se encontraba ordenando sus cosas cuando un sonido en su estómago lo distrajo de lo que hacía, realmente tenía mucha hambre pues no había comido nada durante toda la mañana por las ansias que sentía de llegar a Seúl y de conocer a su jefe. Decidió que lo mejor era bajar para comer algo y al llegar a la cocina y ver a JinKi sentado en la barra de ésta se sorprendió, pensó que sería del tipo engreído que no se permitía compartir la misma mesa con la ‘’servidumbre’’. Sonrió para sus adentros y acercándose con pasos tímidos le habló a la señora Park.

— ¿Puedo sentarme? —Dejó la pregunta en el aire, sin saber ahora si se estaba dirigiendo a la señora o a su jefe—.

—Claro que sí querido, te serviré en un momento. —Se apresuró en responder la señora, señalándole un lugar al lado de JinKi—.

—Gracias señora Park. —Agradeció KiBum, acercándose a su asiento—.

—No agradezcas Key y lamento no haberme presentado como debiera, soy Park YunMi y puedes llamarme por mi nombre. —Dijo la señora mientras dejaba un plato con tostadas para KiBum y otro para JinKi—.

—Está bien, es muy amable YunMi. —Dijo con gracia KiBum al recordar que el esposo de la señora le había pedido lo mismo acerca de cómo llamarlo y luego comenzó a comer una de sus tostadas—.

La señora Park les dedicó una sonrisa a ambos chicos que desayunaban y se sentó junto a ellos para desayunar también. Durante el transcurso de la mañana le explicó a KiBum algunas cosas sobre la ciudad, su clima y las personas mientras JinKi hacía pequeñas intervenciones para perfeccionar la información que le entregaba YunMi al castaño y éste último escuchaba todo muy atentamente, dándole sorbos a su café de vez en cuando.

—Onew, ¿por qué no llevas a Key a conocer el resto de la casa? —Sugirió la señora Park—. Yo iré con ChinHae a hacer las compras semanales.

—Buena idea, vamos KiBum, te enseñaré dónde trabajaremos. —Dijo JinKi levantándose de su lugar y haciendo una reverencia a YunMi en agradecimiento por la comida—.

—Ah sí, vamos. —Dijo el castaño mientras imitaba a su jefe y le daba una última mordida a su tostada—.

JinKi le enseñó a KiBum algunos lugares de la casa como la sala, el living, la biblioteca, la piscina, entre otros, hasta llegar a su despacho.

—Y aquí es dónde trabajaremos KiBum, tú me ayudarás a ordenar algunos papeles y a preparar las comidas correspondientes, ¿de acuerdo?

KiBum simplemente asintió a la pregunta de su jefe pero al sentir su penetrante mirada se decidió a hablar.

—De acuerdo señor Lee.

—Puedes llamarme JinKi, no hay problema.

—Está bien, ¿puedo hacerle una pregunta?

—Por supuesto KiBum.

— ¿Por qué la señora Park le llama Onew?

—Ah, ¿es eso? Pues es un apodo que tengo desde la infancia, YunMi me lo dio cuando tenía unos cuatro años. –Dijo JinKi sin poder contener una sonrisa—.

—Ya veo, ¿puedo preguntar algo más?

—Claro que sí KiBum, lo que quieras.

— ¿Cuándo comenzaré a trabajar?

—Desde mañana lunes, te enseñaré algunas reglas que deberás seguir y tus horarios.

—Oh, entonces si me permite, iré a terminar de desempacar. –Dijo KiBum, señalando el pasillo que llevaba a las escaleras para ir a su habitación—.

—Puedes ir y una cosa más KiBum.

— ¿Si?

—Bienvenido, olvidé decírtelo cuando llegaste. —Dijo JinKi, dando media vuelta y entrando en su despacho sin esperar respuesta—.

—Gracias. —Dijo el castaño en un susurro—.

Durante el resto de la tarde KiBum terminó de instalar sus cosas y almorzó junto a los señores Park, ya que, JinKi no apareció. YunMi le explicó que había ido a su oficina a buscar algunos documentos para poder trabajar desde su casa, además de que ella misma se había encargado de dejar lista la cena para esa noche y que se verían el próximo fin de semana cuando ella y su esposo regresaran. KiBum se despidió de los esposos Park y vio el gran reloj de la sala que marcaba las ocho de la tarde. Suspiró un poco cansado de tanto ajetreo en menos de un día, tener que madrugar muy temprano para viajar en avión, superar los nervios de conocer a su jefe y tener que desempacar sus maletas lo había dejado muy agotado. Se sentó en uno de los cómodos sofás y luego de un par de minutos cayó completamente dormido, a pesar de que quería esperar a ver llegar a su jefe para poder irse a descansar no pudo evitarlo, el sueño fue mayor y terminó por vencerlo.  

JinKi había llegado alrededor de las nueve de la noche, sabía que los señores Park se habrían ido para ese entonces pero recordó que KiBum estaría allí. Al entrar en su casa y encontrar tanta calma se desconcertó pero fue ahí cuando vio la cabellera castaña asomarse en uno de los sofás, se acercó hasta él y se inclinó para poder despertarle.

— ¿KiBum? KiBum, por favor despierta. —Pidió en un susurro, mientras removía con cuidado uno de los brazos de Key—. KiBum…

La pausada y tranquila respiración del castaño le avisaban a JinKi que KiBum realmente disfrutaba de su sueño, por lo que decidió dejarlo tranquilo, pero cuando se disponía a irse algo en su pecho le decía que no podía dejarlo allí, en medio del frío y es que el rostro angelical de KiBum podría causar ternura en cualquiera. JinKi se volvió a acercar y lo cargó en sus brazos, sorprendiéndose de lo poco que pesaba su asistente, subió las escaleras con sumo cuidado y entró en su habitación, observando lo ordenada que había quedado, ahora comprendía el porqué KiBum se había dormido tan temprano, el pobre muchacho debía sentirse fatigado después del viaje y haber acomodado todas sus cosas. Lo depositó con cuidado sobre su cama y lo cubrió con algunas cobijas, acomodando su cabello que descansaba en parte de su rostro y mirándolo algunos segundos.

—Nunca había hecho algo así por nadie, así que tómalo como un regalo de bienvenida…  —Le susurró al dormido KiBum, sonriendo por lo infantil que podía parecer al decirle algo como aquello y abandonando a paso lento la habitación del castaño—. 

Notas finales:

¿Les gustó? Espero que si, nos vemos en el siguiente capítulo. ¡Besos! <3


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