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¿Qué es el amor? por Lizama24

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Notas del fanfic:

Bueno quizás algún@s hayan leído mi Fanfic de El dulce sonido de la sangre y si lo hicieron sabrán que me gusta escribir cosas un poco extrañas, ni tanto.

Lean~

Notas del capitulo: He puesto en géneros: romántico.
Juzguen ustedes si debía, lean lean.
Era un simple demonio, un demonio al cual se le enseñó a amar.


****


Las mañana por miles y millones de años han comenzando como de costumbre: el sol sale de su querido hogar y ofrece luz a todos los seres vivos que habitan la tierra. Ver un amanecer es uno de los pequeños pero muy valiosos placeres que se le han otorgado al ser humano, y hasta a los demonios.
Gustosamente el cielo se pintaba de colores al momento de recibir los rayos, el calor empezaba a hacerse notar y entonces el frío de la noche se marchaba. Por años ha sido así.


»Por años todo ha sido idéntico«



Sebastián Michaelis comenzaba su rutina como de costumbre, ser el mayordomo de los Phantomhive era un trabajo muy digno hacia su persona, los demonios por millones de años han sido llamados por los humanos para cumplir sus caprichos, y es que, para los demonios, todo deseo de un mortal era un capricho, un simple dulce que la persona ansiaba tener para tragarselo de un bocado.
El mayordomo negro se dirigió a la habitación de su amo y entró sin esperar mucho para después abrir las cortinas y dejar ver a majestuoso sol, los rayos no tardaron en molestar al durmiente y poco a poco despertarlo.


—Buenos días, bocchan. —y dicho esto comenzó la rutina diaria.

La rutina diaria de Ciel Phantomhive, ese niño aparentemente muy inteligente y maduro para muchas personas ahí en Inglaterra pero que para ojos del demonio no era más que un chiquillo traumado y con un fuerto agujero en su interior que intentaba llenar con enojo y el placer de la venganza.
Ciel estaba más roto de lo que alguien lo ha estado jamás y era cierto que en cierto punto era fuerte ¿Quíen podría soportar todo lo que él vivió? Pero eso era pasado, ahora era en su totalidad dependiente del mayordomo y Michaelis lo sabía perfectamente.


»Usted es el que me ordena ¿Qué haría sin nadie a quien ordenar?«



Después del desayuno regresó a sus labores y lo dejó en su despacho. Aún se le hacía tedioso todo relacionado con la empresa de su amo, los humanos eran tan idiotas que se dejaban manejar por empresas grandes y sus productos, eran compradores compulsivos porque ha decir verdad las empresas Phantom no vendía nada más que porquerías: dulces y cosas inecesarias. Pero en fin, eso era cosas de humanos.


***



La noche había caído, en aquel lugar la oscuridad era más profunda que en cualquier otro, el rechinido de los muebles al estar en completo silencio podría asustar a un niño pequeño, pero el silencio sepulcral era agonisante.
Como siempre debía ir a arropar al niño que se hacía llamar adulto. Era frustrante en toda manera, tenía hambre y tenía poca paciensia, o moría el culpable o moría Ciel.
Estaba apuntó de decirle a su bocchan de una vez quíen era el asesino de sus padres, al parecer para los humanos es muy difícil encontrar lo que buscan si lo hacen con suna dedicación, en cambio un demonio podía pensarlo peresosamente y en menos de cinco minutos daba con ello. ¿Por qué no se lo había dicho entonces? Quería darse cuenta si de verdad Phantomhive era inteligente...y al parecer no lo era.



— ¿Te quedarás aquí? Sólo hasta que duerma. —suplicó ya acostado y enrredado entre las sábanas.

—Por supuesto. —llevó su mano a donde debía estar su corazón y sonrió.

Conocía muy bien la depresión de Ciel y sus síntomas, el niño se aterraba en las noches tan sólo con cerrar sus ojos, y el demonio sentía celos.
Celos de que el causante de las pesadillas del peli-azul fuera ni más ni menos que un humano, no un monstruo ni un demonio, ¡Un humano! Al parecer los humanos les estaban quitando el trabajo y título de ser ellos las bestias.


—Sebastián. —le llamó —. ¿Ustedes tienen sentimientos? —últimamente Ciel hacía preguntas de ese tipo.

— ¿Exactamente a qué se refiere, bocchan? —permanecía en pie junto a su cama.

— ¿Los demonios aman, Sebastián?

Al hacer tal cuestionamiento, y debía notarse que era la primera vez que le preguntaban aquello, Michaelis se lo pensó muy seriamente.
¿Exactamente qué era amar? ¿Cómo saberlo?
Por experiencia podía afirmarse a sí mismo que los humanos enamorados se volvían tiernos y hasta algo idiotas, era uma sensación de paz y plenitud, una felicidad que sí duraba...al menos un poco más.
Pero él, él no era humano.

De cierta forma podía decirse que sí amaba, amaba el olor a sangre de sus víctimas: esa esencia dulce y empalagosa.
Amaba las caras de terror de los humanos y de los shinigamis ¡Y qué decir de los ángeles! Ese placer al sentirse fuerte y superior.
Amaba la tranquilidad de esos últimos años, eran como unas vacasiones.
…l a diferencia de muchos humanos amaba los pequeños placeres de su mundo, de donde él venía el sol no los iluminaba, de donde él venía la flora no crecía, de donde él venía el único perfume existente era el de carne, sangre y muerte, aquí eran las flores, frutos y esencias.
Y también amaba a los felinos, principalmente a los gatos pues le parecían muy lindos e indefensos, pero eso sólo era su máscara pues él bien sabía que los felinos pueden llegar a ser violentis si así lo quieren, y eso le fasinaba.


—Lo hacemos. —afirmó con su característica sonrisa y Ciel se sentó de golpe.

— ¿Cómo? Pero si el amor es un sentimiento humano y ustedes... —no supo qué más decir.

—Que egoísta, ¿Quíen dijo que fuera suyo? El amor es de todos, bocchan.

—Si es así... ¿El amor entre humanos y demonios existe? —después de que su mayordomo le dijera que podía amar le daba una esperanza, quizás esos sentimientos que había creado hacia esa figura serían correspondidos, desde hace meses que se sentía atraído de forma romántica hacia el demonio y le aterraba en cierta manera pero ¿Cómo no enamorarse de la única persona que se preocupa por ti? Ciel había perdido todo y sólo lo tenía a él.


Sebastián volvió a meditarlo "amor entre humanos y demonios" para él eso sonaba si podía existir felicidad entre ellos, pues ellos no tenían problemas con los humanos como los tenían con los shinigamis y los ángeles.
Quizás eso era...


—Sí, eso creo. —siguió sonriendo.

Lo siguiente fue rápido:
Ciel lo rodeó con sus delgados brazos y lo atrajo a su rostro robandole un beso de necesidad, de querer por fin sentir esos labios con los suyos y punto. Un acto inocente.

—Entonces amame, por favor. —susurró el joven de ojos azules y sólo eso bastó para condenarlo.



****






Le había dicho que lo amara ¿O no? ¿Entonces por qué se había resistido tanto?
El cuerpo sin vida ya estaba enrredado en las sábanas blancas.

Pero el demonio sólo hizo lo que su amo le había ordenado: amarlo.

Amó raspar con sus uñas su garganta ya habierta.
Amó escuchar sus gritos y gemidos de dolor tan profundos y melodiosos que lo envolvieron.
Amó morder esa piel nivea como si se tratase de un trozo de carne el cual ha sido entregado a un lobo hambriento.
Amó beber tanta sagre como se le dio la gana ¡Y sí que lo había amado! ¡Era tan exquisita que parecía mentira!
Amó poseer ese tieso cuerpo sin vida, pues el sexo también era un placer para los demonios.


Y amó, amó muchísimo deborarse esa suculenta, deliciosa y única alma. Por la que tanto había esperado y la cual había cosechado día a día.


»He hecho lo que me ha pedido« susurró cerca de su oído y besó su frente.

Se levantó de la cama y posteriormente salió. Salió de ese lugar, ya nada tenía que hacer ahí ¿Y qué si había comido antes de hora? Sólo así podía amarlo como se debía.








Sebastián Michaelis era un simple demonio, un demonio al que se le había enseñado a amar...

Nadie dijo que como a un humano.
Notas finales: Sí, así ama un demonio o eso creo yo...jamás me he imaginado a un demonio siendo romántico y dulce, son seres del inframundo, ya pasó con los vampiros y ahora con los demonios ¡Hum! Sin embargo los fics románticos de Kuroshitsuji son lindos~ no lo niego.


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