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Siempre tuyo por limon18

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Notas del fanfic:

como saben los personajes no son mios.

Notas del capitulo:

no se ha dado cuenta que en verdad lo ama, pero la tentación es tan grande que no puede negarse. 

 

No podía creer que lo hubiera logrado, el tenerlo a su lado hacia que fuera muy feliz, era como una sensación de paz sin ningún murmullo de ninguna clase, el solo mirarlo, tocarlo, el solo sentir su respiración mezclándose con la suya sabía que era para él, era una locura su amor, lo amaba alocadamente.

Se levanta de la cama, se coloca su bata, mientras camina hacia la cocina para preparar el té, al sentir el olor que emana la tetera, sirve dos tazas mientras las lleva hacia la habitación, colocándolas sobre la mesa de noche. Se sienta en la orilla de cama mientras acaricia el cabello de quien lo acompaña en la cama, aun está dormido, puede observarlo, toma una de las tazas y mientras resopla el humeante te, le da un sorbo.

Abre los ojos, mientras los mueve de un lado para el otro, con su mano alcanza a tocar su rostro – buenos días – mientras se levanta, no tiene una sola prenda puesta, y mientras se estira toma la taza de té para beberla, se acerca a Mu para besarlo – voy a la ducha. ¿No quieres acompañarme? – le dice muy pícaramente, mientras el pelilila le sonríe, se levanta de la cama para tomarlo del brazo y así abrazarlo.

Y mientras la ducha cae, Aldebaran entra trayendo junto a él, al carnero, ambos ríen del cómo se han metido a la ducha, y mientras termina de quitarse la bata, no puede dejar de admirar a ese hombre frente a él, es magnífico, es simplemente perfecto. El toro lo abraza para que el agua los bañe, siente la calidez que sale de él, mientras logra posar su rostro en el pecho de aquel gran hombre, la cortina de vidrio se empaña de vapor, mientras dentro del lugar solo se pueden escuchar algunos gemidos de placer de ambos. Disfrutaban cada roce, cada caricia, cada beso plasmado. Ambos se necesitaban, eso debía de estar bien claro.

Salen de la ducha, Mu cubriéndose con una toalla mientras el toro imponente sale sin nada puesto – ven acá mi amor – lo toma de la mano y lo hala para la cama y mientras este se sienta sobre la orilla, el toro lo besa, lo recuesta sobre esta para amarlo mejor, toma la toalla y la desliza por su cuerpo para lanzarla al suelo. Pasa sus manos por la piel blanca de Mu, mientras este disfruta cada toque, esa boca, esa legua que pasa por todo su piel – soy tuyo Aldebaran, solamente tuyo – dice esto con la voz entrecortada, mientras el toro toma sus labios para seguirlo besando y entre susurro le dice – yo también soy todo tuyo Mu, siempre estaré contigo – mientras enreda sus dedos en su cabello, muerde su cuello, su otra mano pasa por todo su pecho y mientras juguetean logra colocarlo boca abajo, mientras muerde sus hombros y acaricia su espalda. Toma su cabello para hacerlo a un lado con mucha devoción par seguir besando su cuello y bajar, hasta llegar a sus glúteos, los mordisquea, los toma mientras desliza sus manos por sus piernas, haciendo gemir a Mu…

Logra introducir su lengua en la entrada del carnero haciendo que este se muerda el labio, apretando las sabanas con fuerza al sentir esa intromisión perfecta, mientras su entrada se llena de saliva, los dedos de Aldebaran se adentran, solo puede gritar, gritos ahogados que se hunden en las sabanas. La otra mano del toro toma el miembro de Mu, mientras lo masturba. Miles de sensaciones extrañas pasan por todo su cuerpo al sentir tanto éxtasis.

Podrían pasa todos los días recostados sobre la cama, abrazados sin preocuparse de nada, ni de nadie. Pero volvía a la realidad, Aldebaran se levanta y mientras se viste besa la frente de su carnero.

-          Iré a ver si el patriarca necesita de nosotros, no me esperes, pues no sé si me tardare.

Sale de aquel templo para dirigirse hacia el del patriarca, mientras entra a casa de piscis, lo ve llorando, sentado sobre el suelo, recostado en una de las columnas, con el rostro empapado, no quiere prestarle atención pero es imposible, se acerca y mientras se agacha para estar a su altura toma su barbilla, con su otra mano limpia sus lagrimas.

-          No llores mas (le dice esto muy tiernamente) eres tan bello que las lagrimas que sueltas no dejan admirarte bien.

Entre sollozos Dita trata de parar de llorar, pero no puede, lo abraza fuertemente, el toro lo carga entre sus grandes brazos mientras lo lleva a su habitación y lo recuesta sobre su cama. – no te vayas Aldebaran, no me dejes solo – le dice esto tomándolo de la mano, el toro se sienta junto a él, mientras acaricia su cabello.

-          ¿por qué lloras Dita? … no me digas que es nuevamente por DM. Ya estoy harto que siempre te haga llorar.

-          El no tiene culpa de nada, soy yo quien no hace bien las cosas, no te enojes con el (se levanta de la cama para abrazarlo enredando sus brazos en el cuello del toro, quedando a centímetros de su rostro)

Y sin pensarlo toma los labios del toro, Dita siempre fue un atrevido con él y el toro nunca puso una pauta para esto, así que lo toma de la cintura mientras lo sigue besando, pero luego reacciona y se aleja.

-          Por esta misma razón es que DM. Siempre termina contigo, eres un atrevido y un poquitín indecente Dita (dice esto levantándose de la cama)

-          no es cierto, a él le gusta como soy y si me deja es porque se aburre y luego regresa (suelta una carcajada)

-          con esa actitud no encontraras a alguien que en verdad te ame.

Se para sobre la cama para quedar a la misma altura que el toro – pueda ser Alde, pero en realidad no me interesa todo esa cursilería del amor – se abalanza sobre el toro quedando entre sus brazos. Besándolo nuevamente, Aldebarán sabe que no es correcto, que lo de Dita siempre fue un juego, pero… ¿por qué no seguir jugando?, igual Mu no se enteraría de nada.

Lo toma entre sus brazos mientras lo desviste y lo pega contra la pared, las piernas del pez se enredan en la cintura de aquel hombre gigante.

Y mientras las horas pasan, Mu está afuera de su templo al lado de Kiki, contándole algunas historias mágicas de la mitología, mientras el niño muy atento escucha. Aldebarán dijo que no lo esperara, seguramente si tenía alguna misión y para no preocuparlo, no se le dijo. El sol se esconde y mientras Mu y Kiki cenan, el pequeño sale a juguetear afuera. El carnero toma uno de sus libros y lo comienza a leer. Esta decidido que el día de mañana se pondrá a entrenar a como dé lugar, al ser ya muy tarde, prepara té mientras hace que Kiki entre y se vaya a dormir, lo arropa y el pequeño pregunta. – ¿donde está Aldebarán Mu? – el carnero no sabe que decir así que le dice lo que piensa – en una misión mi pequeño, buenas noches – besa su frente y se va a beber su té.  Escucha unos pasos que se adentran a su templo, sonríe ampliamente y sale a encontrarlo pero es solo DM. Pasando hacia su casa – buenas noches Mu, no sabía que me esperabas – el carnero no muy contento – pasa de una vez – regresa pero esta vez se mete a la cama y se queda dormido.

El toro no quiere quedarse en la cama de Dita, pero este es testarudo.

-          ¡ándale! Quédate una sola noche, solamente te pido una noche… el te tiene todas las noches, solo te pido una sola para mi, SSSIIIIII!!!..... (mientras muestra su rostro enternecedor)

-          No puedo Dita, debo de regresar, lo siento (mientras se viste)

-          ¡solo esta noche! Solamente una noche Alde (mientras lo toma del brazo)

-          Solo esta noche Dita, que quede claro.  (no muy convencido se recuesta en la cama nuevamente)

Dita está feliz, toma unos aceites que tiene guardado para estas ocasiones, y comienza a darle un masaje por todo el cuerpo, se sienta sobre él mientras sus manos rozan toda su piel, se levanta de golpe y sale corriendo de la habitación. El toro está confundido y mientras se rasca la cabeza lo ve volver. - ¿A dónde fuiste con tanta prisa? – Dita le muestra un plato lleno de uvas, mientras se sube nuevamente sobre el abdomen del toro, le va dando uva por uva. - ¡rico, rico! Aldebarán – se coloca una sobre sus labios mientras se acerca a la boca del toro que no puede negarse a tan delicioso platillo.  Y mientras acaricia su pecho, va dejando las uvas regadas por la cama. Lo abraza para quedarse dormido sobre él.

Esa mañana Dita se levanta muy temprano a ducharse, llena la tina de agua caliente, regando pétalos de rosas para darle un aroma delicioso, se mete completamente mientras se relaja y cierra los ojos, su mente divaga en el día anterior, la paso genial al lado del toro, porque no simplemente se lo queda para él solo, ¿por qué compartirlo? Si lo puede tener para él. Sonríe mientras se levanta de la tina, se coloca una toalla y sale, allí esta aun dormido, se quita la bata para abrazarlo.

-          ¡buenos días dormilón! (le susurra al oído, haciendo que el toro abra los ojos y lo vea totalmente desnudo, pegado a su cuerpo)

-          ¡buen día Dita!

-          ¡levántate! Vamos a comer algo (lo toma de la mano mientras lo hala para que se levante)

-          Pero… me voy a vestir…

-          Nooo… vamos así…

Logra hacer que el toro lo acompañe a la cocina, ambos sin ninguna prenda puesta, a Dita se le escapan risitas mientras al toro un gran sonrojo.

¡Mira! ¡PASTEL! Toma el turrón de este entre sus dedos metiéndolo por completo a su boca haciendo que Aldebarán lo vea sorprendido. – ven siéntate – y mientras se sienta Dita toma el pastel y como si de crema se tratase se lo embadurna entre las piernas - ¿Qué rayos haces Dita? Pero el pez solamente se hinca para lamerlo, mete sus manos mientras riega ese turrón por todo el cuerpo del toro.

No puede creer lo que el pececito le está haciendo, esta asombrado por completo, así que solamente se deja – y de esto se queja DM – Dita llega a su oído susurrándole – que delicioso pastel – para volver a bajar y comer el resto del pastel sobre su erecto miembro que pide más. 

Notas finales:

espero les haya gustado, sino me lo hacen saber :)


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