La apertura de las múltiples puertas dio pasa al barullo de pisadas y voces curiosas e inquietas para los más experimentados, las puertas se cerraron dejando la gran estancia a oscuras solo iluminada por las pequeñas luces de emergencia colocadas a lo largo de las paredes. Cuando el ruido de pisadas y asientos desplegándose cesó, fue remplazado por los ahora muy inquietos murmullos por parte de los presentes.
Unos focos iluminaron el escenario del salón de actos mostrando unas figuras en él, temidas por todos, sobretodo la del hombre que estaba situado frente al micrófono. En otras circunstancias la exótica belleza de ese hombre junto a la de las otras personas en el escenario sería admirada pero no, a estas alturas todos incluso los de primer año tenían el “grandísimo placer de conocerlos” y los deseos de admiración habían quedado atrás como si nunca hubieran existido y habían sido sustituidas por un pesado silencio que había inundado la estancia.
Comprobando satisfecho que todos estaban callados el hombre frente al micrófono comenzó a hablar.
- Buenos días mis queridos alumnos, soy el profesor Di Estefano Sofferenza, aunque supongo que todos me conocéis. Os preguntareis porque os hemos llamado, aunque algunos ya se lo imaginaran. Estamos a domingo 17 de Octubre, dentro de dos semanas exactamente tendrá lugar Halloween, la noche de los muertos. Todos los años por estas fechar realizamos un evento especial, durante estas dos semanas empezando por mañana y durante los otros nueve días de clase hasta Halloween se realiza la emisión de películas de terror elegidas por los profesores.
Una mujer hermosa de cabellos dorados y ojos azul cielo dio unos pasos al frente dirigiéndose hacia el micrófono, el profesor Di Estefano se apartó dándole paso y esta se dispuso a hablar.
- Para los alumnos de primer año y para aquellos que no se acuerden o no se quieran acordar, las reglas de este evento siguen siendo las mismas de siempre: Los horarios de las películas , donde se informará a qué hora y lugar les corresponde ver las películas a cada curso, serán colocados cada día en el tablón de anuncios delante la sala de profesores; absolutamente TODOS los alumno están obligados a ver las películas; la proyección de las películas será supervisada por el profesor que la ha elegido; para evitar que algún alumno falte a la proyección, se pasará lista a la entrada de la película; por último…- paró de hablar al sentir una mano en su hombro, levantó la cabeza y vió a Di Estafano que con una sonrisa le pidió que le diera la palabra. La mujer dio un paso hacia atrás dándole paso a este.
- Por último, cualquier alumno que salga en mitad de la proyección o cuando esta se esté llevando a cabo será castigado por el profesor encargado de dicha película. Asique encárguense de realizar cualquier necesidad personal antes de entrar a la proyección. Espero que nos llevemos MUUY bien- esto último lo dijo con la sonrisa seductora que le caracteriza enseñando un par de colmillos afilados, mientras, se limitó a buscar a cierta persona con la mirada , desafortunadamente para él, había demasiada gente y demasiados olores como para encontrarlo.
Las puertas del salón de actos se abrieron , y la misma mujer de antes se acercó al micrófono y apartando de una manera poco amigable a Di Estefano dijó:
- Mañana a primera hora serán colgados los horarios, disfruten de lo que queda de día. Eso es todos, pueden retirarse.
Se comenzaron a oir el ruido de las sillas cerrándose y los alumnos saliendo del salón murmurando sobre el evento, unos asustado otros confusos y algún que otro emocionado, que definitivamente no sabía lo que le esperaba.
En medio de este barullo nadie se dio cuenta de la mirada asesina que le había dado la mujer a Di Estefano, ella si había visto como este buscaba a alguien con la mirada , y sabía perfectamente quien era ese alguien.
Di Estefano se limitó a ver como se iba la mujer para después soltar una suave carcajada y sonreir de lado mientras decía:
- Oh mi querida Marián, a ti definitivamente no se te escapa ni una.
Ya en los jardines, un joven se había tumbado en el césped a la sombra de un árbol para descansar. Poco después dos figuras se pararon delante de él.
- Pao no deberías dormir aquí, te puedes resfriar- dijo la voz dulce de una chica.
- Deja que se resfríe Laila, aunque es poco probable- dijo con voz burlona- después de todo los idiotas no se resfrían.
- Aarón!- le reprendió- No te metas con Pao!- dijo la chica mirándolo
- Oh vamos Laila! Tampoco es para tanto- dijo haciendo un puchero.
- En serio que no sé qué le ves a este imbécil Laila- dijo el joven que estaba tumbado incorporándose y mirando a su mejor amiga; una chica delgada de aproximadamente un metro sesenta de altura, tez un poco bronceada, rasgos bien definidos, cabello castaño largo hasta mitad de la espalda, ni liso ni rizado y ojos de color miel con pestañas largas. Una chica muy mona con alguna que otra pequita adornando su cara.
- Le dijo la sartén al cazo- dijo con tono burlón.
- Aarón no te burles!- dijo la castaña a su novio; un chico de aproximadamente un metro ochenta de altura, tez un tanto acaramelada y bronceada, con un buen cuerpo que hace suspirar a muchos, cabello corto y revoltoso que llega hasta mitad de cuello de color negro azabache y ojos seductores de pestañas largas de un color azul eléctrico. Un chico muy atractivo de mirada seductora, y si a eso le sumas sus labios carnosos y su sonrisa coqueta. Simplemente irresistiblemente seductor.
- ¿Qué me has llamado?- dijo el joven levantándose de la hierba donde hasta hace un momento estaba sentado y agarrando al pelinegro del cuello de la camisa.
- Pao basta!-dijo la castaña viendo a su novio y mejor amigo, este era de la misma altura que la castaña era bastante bajito para ser un chico, si a eso le sumas el que tiene una figura esbelta y delicada, una tez blanca con un toque cremoso, los rasgos de su cara y cuerpo son delicados y bien definidos, su cabello rubio y liso, aunque también revoltosos y a veces salvaje, hasta casi la altura de los hombros y dos mechones largos hasta la altura del ombligo que adornan su cara uno a cada lado de esta, de nariz recta y chata, labios carnosos de color cereza, y por último ojos grandes de pestañas muy largas y profundos ojos de color gris plata. Todo en conjunto hacia que su mejor amigo fuera el chico más hermosos, junto a su novio claro, que había conocido en su vida, más de uno lo ha confundido con una chica, cosa que molesta de sobremanera al rubio. Por eso mismo esa escena era un poco extraña, aunque pasaba demasiado a menudo para su gusto, ya que el contraste de físico era mucho, empezando por la altura, después de todo es una diferencia de unos 20 centímetros.
- Me tiene harto!- grito el rubio.
- Has empezado tu Pao!!- replico la castaña- suéltalo!
- Tst!- dijo soltando al azabache- solo porque tu lo dices Laila- dijo refunfuñando.
- Te lo mereces- dijo burlonamente Aarón
- Parar los dos!-grito perdiendo los nervios la castaña- siempre estáis igual.
- Lo siento- dijeron los dos a la vez.
- Pues si ya habéis decidido dejar de pelear vamos a la cafetería, es hora de comer
- Me parece una idea genial , ¡Me muero de hambre!- dijo el rubio
- Por una vez estoy de acuerdo con el idi..-se calló al ver cómo le miraba su novia- con Paolo.
- Pues vámonos ya, si no nos damos prisa nos quedaremos sin sitio- dijo la castaña.
- Me adelantaré para coger sitio, vosotros ir a por la comida- dijo Paolo-ya sabes lo que quiero Laila- se acercó a la castaña y le dio un beso en la mejilla- te adoro!.
- Lo sé-contestó con una sonrisa- MENÚ TRES NO?!?- gritó Laila al rubio que ya estaba a una distancia considerable, haciendo que el aludido se girara.
- COMO ME CONOCES!!- gritó el otro para después seguir corriendo.
- Vamos?- dijo la castaña
- Si, vamos.
Mientras comenzaban a andar el azabache se limitó a mirar fijamente por donde se había ido el rubio.