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El dulce sabor. por Alabama Now

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Notas del fanfic:

Saludos a todas !!!! 

Quiero darles las gracias por haber decidido entrar a leer este fic que propongo. Soy una asidua escritora, pero como puede que suceda a varias, tengo mis parejas preferidas y me cuesta mucho salir de ellas. Escribiendo el fic "Mas que una familia", las peticiones de mis lectoras me hicieron querer ampliar mis margenes y querer experimentar cosas nuevas. 

No será un fic largo, se los advierto desde el comienzo. Tampoco he hecho esto como una manera de complacer a quienes (sin nada de delicadeza) exigian esta pareja. Solo lo he hecho porque la dupla me ha parecido interesante y digna de dedicarles algo de mi inspiracion. 

El fic se ha escrito sumamente rapido al ser corto, y me ha dado ese bombazo de ideas que solo llega de vez en cuando. 

No he dejado mi otro fic olvidado, asi que no se preocupen. 

Espero les guste esta nueva entrega <3

Miles de besos. 

Notas del capitulo:

Bienvenidos!! 

Aclaraciones antes de comenzar, este fic es un ItaNaru, por la simple idea de que me han parecido interesantes. 

La advertencia de Mpreg, no quiere decir que algun personaje quedara obligadamente esperando hijos, simplemente hace alusion a la existencia de los donceles en mi fic. Odio los niños, asi que aqui no los habra. 

El fic es cortito, pero espero sea de su agrado.

Gracias por leer.

Tentado.

 

Un momento de calma. Eso era lo que estaba experimentando en ese instante. Había estado tan ocupado los últimos días que le parecía un lejano anhelo el poder tener unos segundos de tranquila calma en su casa. En aquella mansión enorme en la que vivía con su familia. O debería decir que su familia vivía allí y él se dejaba ver de vez en cuando, cuando el trabajo no le ahogaba hasta el punto de quitarle el sueño y el apetito. Fuera, la tarde pintaba de anaranjados tonos el cielo, lo podía ver con claridad tras las ventanas del estudio en el que se encontraba. No estaba haciendo nada mas que tomando una taza de café sentado en la silla de uno de los dos escritorios de pesada madera que estaban en la habitación, disfrutando de su bebida caliente y admirando el paisaje de los enormes jardines de la mansión. Quería gozar lo mas que pudiera de la tranquilidad que le daba esa enorme casa, antes de que el resto de su familia llegara.

 

La productora le había facilitado un departamento en el centro de la bulliciosa ciudad, en el cual solía vivir cuando el trabajo le exigía una locación mas cercana que la que tenía su mansión. Pero no le agradaba ese lugar. Era simplemente un sitio en el que dejar el agarrotado cuerpo cuando el trabajo no le daba descanso. Prefería mil veces estar en la enorme casa familiar de los Uchihas, compartiendo con su familia y viendo a su hermano pequeño. No es que fueran una familia excepcionalmente cariñosa y comunicativa, pero no había nada que le gustara mas que compartir la cena con las tres personas que mas importantes que tenía. Seguía volviendo a aquel amplio lugar, sin importarle que estuviera a una hora de distancia de su trabajo como actor. Cada resquicio de día libre prefería soportar esos eternos minutos hasta llegar a dormir a la que siempre había sido su cama desde la infancia.

 

Escuchó con claridad las ruedas del coche que traía a su hermano menor de la escuela y luego como la sirvienta abría la puerta y daba la bienvenida al miembro mas joven de la familia. Alzó una esquina del labio en una sonrisa burlona. Su hermanito no sabía que estaba allí y que se quedaría, por lo que sería una grata sorpresa. Notó como unos pasos seguros y algo rápidos se acercaban a la puerta del estudio, cosa que llamó su atención. Su hermano no era alguien que irradiara energía luego de un día largo de clases, mas bien su carácter era de indiferencia y aburrimiento hasta para caminar. Se volvió hacia la puerta con curiosidad en cuanto esta se abrió, dispuesto a averiguar quien era.

 

-Estas aquí, Itachi. - dijo el recién llegado, con una sonrisa triunfante en aquel infantil rostro.

 

Frente a él tenia a alguien que conocía desde hace años, prácticamente desde que tenía memoria. Namikaze Naruto, el doncel que era el mejor amigo de su hermano menor. Llevaba el uniforme de la escuela a la que asistía, una combinación irracional de pantalones cortos, medias altas sobre las rodillas, chaqueta azul y un moño rojo al cuello en lugar de la corbata que usaban los varones. Los enormes ojos azules del muchacho brillaron con un deje de diversión que no pasó por alto al mayor. Se acercó con seguridad hasta Itachi y de un saltó se sentó sobre el escritorio en el que tanto había descansado el moreno, justo a un lado de él.

 

-¿No vas a saludarme siquiera? - le dijo el rubio con un sensual murmullo al tiempo que cruzaba las increíbles piernas bajo la oscura mirada.

 

-Naruto. - fue todo lo que dijo el mayor.

 

-Hacia tiempo que no te veía. - tomó unos segundos la paleta de dulce y la sacó de su boca, lamiéndose lo labios lentamente. - Tu hermano está arriba, cambiándose. - le informó innecesariamente.

 

-¿No deberías haber subido con él? - preguntó Itachi, dejando caer tranquilamente la espalda en la silla.

 

-¿Debería? - dijo en tono juguetón. - Claro que no. -

 

En un rápido movimiento el rubio se acercó al rostro del pelinegro, depositando un ligero beso en los labios del mayor. Este hizo un ligero movimiento de cabeza para apartarse, sintiendo como Naruto le sujetaba del collar que llevaba alrededor del cuello impidiendo que se apartara. Mordió los delgados labios del hermano mayor de su amigo, con poca delicadeza y con maestría desmedida para su corta edad, introdujo su lengua en la boca del mas alto. Itachi no tuvo tiempo a reaccionar cuando sintió el insinuante roce sobre su lengua, y el rubio se separó de él, con una sonrisa satisfecha en los labios y volvió a meterse la paleta en la boca.

 

-Así es como deberías de saludarme, Itachi. - fue lo que dijo Namikaze.

 

Los profundos ojos negros del mayor le miraron en una impenetrable mueca, mientras su blanco rostro no expresaba la menor emoción. El rubio le dirigió un sonrisa coqueta y desafiante a partes iguales. No tuvo tiempo de replicarle nada cuando la puerta del estudio se abrió dejando ver la figura de su hermano menor.

 

Itachi miró de reojo la figura del adolescente travieso que le había besado mientras este comenzaba a charlar con su hermano, haciéndole las comunes pullas amistosas para hacerle rabiar sin sentido.

 

Hacía ya mas de un año que ese descarado jovencito le había confesado sin timidez alguna que le gustaba. Y parecía no tener el menor reparo en la respuesta negativa que en ese momento le había dado el mayor de los hermanos Uchihas. El rubio siempre había sido un muchacho caprichoso, sabía que obtendría siempre lo que quería. Recordó vagamente la primera vez que lo había visto y no era mas que un niño pequeño aferrado a las faldas de su madre con unos ojos enormes que le cubrían medio rostro. Ahora tenía la condenada figura juvenil y perfecta que sus excelentes genes le habían otorgado, convirtiéndose en la fantasía húmeda de cualquier muchacho. Namikaze hacía lo que le venía en gana y cuando quería, no pedía permiso y le encantaban las negativas, las cuales parecían encenderle el lado juguetón del desafío.

 

-¿Me vas a hacer ir por él, usuratonkachi? - exclamó Sasuke con voz de hastío. Había tomado la silla del otro escritorio y se había sentado a un lado de su hermano.

 

-Que sí. - dijo el rubio sonriendo mientras jugueteaba con la paleta dulce dentro de la boca. - Que te he prestado ese bendito juego hace dos semanas, así que devuélvelo. -

 

El aludido soltó un bufido indiferente , se puso en pie y salió de la habitación. Cuando la sonrisa triunfante de Namikaze adornó sus labios, el más alto supo que este había sacado a su hermano del cuarto a posta. Se levantó dispuesto a retirarse de allí hasta que llegara la hora de la cena, cuando la ágil mano del menor se aferró nuevamente a su collar y le atrajo hasta tener su cara a un palmo de la propia.

 

-¿Donde crees que vas? - le dijo el rubio en un susurro. Se sacó el dulce de la boca y lo dejó en su mano que apoyó sobre la superficie del escritorio.

 

Volvió a juntar su boca con la de Itachi en un demandante beso. Tironeó la cuerda alrededor del cuello acercándolo mas a su cuerpo, abriendo con descaro las piernas para tener cada centímetro de la figura del pelinegro en contacto con su cuerpo.

 

La lengua del adolescente tenia el sabor dulce de las frutillas caramelizadas y la textura suave del yogurt cremoso, se movía con maestría, con deseo. Y la tentación le ganó a Itachi. Con ferocidad devolvió el beso, peleando con la lengua contraria hasta que fue la suya la que entró en aquella tibia cavidad llena del sabor dulce de la paleta. La mano ansiosa de Naruto se enredó en los cabellos de su nuca, presionándolo a estar aun mas sumergido en el asfixiante beso que compartían. Esos malditos labios eran tan suaves, tan embriagantes, y respondían tan bien a los suyos. Las blancas manos de Uchiha se deslizaron en una lujuriosa caricia ascendente desde las rodillas del rubio cubiertas por las medias hasta encontrar la suave piel de sus muslos. El menor suspiró en su boca cuando sintió los ansioso dedos del mayor perdiéndose bajo el borde de sus cortos pantalones, tanteando sus piernas, dejando la fuerte marca de sus dedos. La loca pasión que imponía la boca del mas alto comenzó a pausarse hasta romper el hambriento beso, separándose del menor para coger aire.

 

Miró con atención el rostro frente a él. Naruto jadeaba levemente al tiempo que se lamía los labios húmedos en una tentadora y lenta caricia. Los ojos azules brillaban con el deseo mal contenido, dándole a ese inusual tono azul una intensidad desconocida. El rubio movió descaradamente las caderas contra la pelvis de Itachi, quien entrecerró los ojos, sintiendo un estremecimiento viajar pos su columna ante el insinuante roce. Su labo inferior fue tomado juguetonamente entre los labios del mas bajo, que luego le dio un tirón suave con los dientes, antes de bajar su mano hasta el pecho del Uchiha y empujarle con firmeza lejos de su cuerpo.

 

La puerta se abrió en ese momento por un Sasuke que venía con el mentado juego en las manos. Itachi simplemente se volvió y salió de la habitacion, sintiendo la mirada de Namikaze en su espalda.

 

La cena se llevó a cabo con calma en la mansión Uchiha. Naruto era un asiduo visitante, ya que solía pasar varias tardes a la semana en aquella casa con su mejor amigo. Entre él y Mikoto mantenían una alegre conversación que era pocas veces interrumpida o colaborada por los tres hombres que comían con ellos. Itachi siguió con los negros ojos la figura menuda del rubio sentado a un lado de su hermano menor. Namikaze era excelente con su fachada de calma y educación, elocuente al hablar, sin ocupar malas palabras y siempre sabiendo que decir; digno hijo de las adineradas familias de la ciudad. Nadie pensaría la manera tan desvergonzada en la que se comportaba, aquella pasión con la que lo besaba y los movimientos con los que intentaba tentarle.

 

En una parte ligeramente entretenida de la conversación Naruto soltó una risa sincera, cristalina y cálida. Uchiha lo miró con atención, sintiéndose conmovido pos aquel gesto tan enérgico. Y miró a su hermano menor de reojo, sorprendiéndose a sí mismo. Los ojos de Sasuke miraban con poco disimulo a su mejor amigo, brillando con ternura mientras apreciaba la dulce risa. Su hermano tenía una expresión tan cálida en el rostro que el mayor supo enseguida lo que allí sucedía. El menor de los Uchihas estaba enamorado de Namikaze.

 

Vaya. Y Sasuke sin saber que el objeto de su adoración se tiraba a besar a su hermano mayor cada vez que tenía la oportunidad. Pobre, pensó Itachi. Sin embargo, la culpa reverberó en el interior de su pecho, sintiendo como si ligeramente hubiese engañado a su hermanito.

 

Eran cerca de las diez de la noche cuando su teléfono sonó. Era su manager quien le decía que debía volver con urgencia a su departamento en el centro, puesto que habían programado una filmación de emergencia de una escena en el drama que estaba protagonizando. Chasqueó la lengua con fastidio. Había pensado que aun le quedaban mas de un día de descanso en su casa, pero con este inconveniente las cosas habían cambiado. Se dirigió a la entrada, no había llevado su coche ya que usualmente su manager le llevaba a todas partes, tendría que pedir al chófer que lo llevase. Frente a la puerta principal estaba su hermano menor arreglando el moño que rodeaba el cuello de Namikaze, despidiéndose de él. Y a un lado estaba Mikoto lista para despedir al invitado.

 

-¿Sucede algo, Itachi? - preguntó curiosa la mujer.

 

-Trabajo. - tomó la chaqueta que le traía una de las sirvientas y se la puso. - Debo irme ahora. -

 

-Oh, es una lástima. Quería que te quedaras un poco mas con nosotros. - las perfectas facciones de su madre mostraron sincera decepción. - Naruto también ya debe irse. El chófer puede llevarlos a ambos. -

 

La sonrisa traviesa que el dirigió el rubio, quien volvía a tener una paleta dulce en su boca, le indicó que la idea propuesta por su madre con total inocencia le había sentado la mar de bien. Perfecto. Media hora encerrado en un coche con un descarado adolescente que le traía embotados los nervios y alteradas las hormonas. Se hubiese negado de no ser porque el coche ya había parado frente a la puerta principal y una de las sirvientas abría la puerta para dejaros salir. Chasqueó la lengua de mala gana. Se despidió de su madre con un beso en la mejilla y acarició el cabello negro de su hermano para luego subirse al vehículo donde el chófer esperaba con la puerta abierta.

 

-Basta, Sasuke, no estoy tan desordenado. - reclamó un Namikaze cuyo mejor amigo le acomodaba de mala gana la ropa. Se soltó del cariñoso toque de las blancas manos y le dedicó una sonrisa grandiosa. - Nos vemos mañana, Teme. - sacó de su boca la paleta y la metió sin vergüenza en la boca de su mejor amigo, para luego despedirse con una reverencia de una sonrojada Mikoto y bajar los escalones de la entrada hasta adentrarse en el vehículo y partir camino a su casa.

 

Sentía claramente el peso de los ojos azules sobre su cuerpo, mientras el coche salía de los terrenos de la mansión. Itachi intentaba distraerse pobremente con el exterior, para quitar de su mente la cercanía del cuerpo a su lado. Sin embargo, ya debía de saber que el jovencito rebelde no iba a dejar en paz a su capricho favorito.

 

Con aquella agilidad que le daba su delgado cuerpo, pasó una rodilla sobre el cuerpo de Uchiha, sentándose en su regazo al tiempo que pasaba sus brazos alrededor del cuello del mayor. Itachi levantó sus negros ojos hasta chocarlos con los azules, que le miraban con una expresión divertida, antes de cerrarse y acercar el rostro hacia el del mayor y besarle con aquella hambre que lo dominaba cuando estaba con el mayor de los Uchihas.

 

La boca Naruto sabía a dulce, a caramelo. Besarle era una jodida tentación, una experiencia adictiva. Tenía aquel pequeño cuerpo, tibio y suave sobre él, rozándole descaradamente mientras aquella joven boca se amoldaba a la suya. El pelinegro levantó las manos para rodear la fina cintura y pegar mas aun su cuerpo al del menor. Calor, el ambiente dentro de aquel coche se volvió espeso y caliente. La respiración de Namikaze se volvió ligeramente jadeante al estar absorbido por aquel beso impúdico. Las blancas manos bajaron sobre la tela hasta rodear el perfecto trasero del rubio y darle un apretón que nada tenia de dulce. Cerró los dedos en torno a la carne con una lujuria desmedida. Naruto rompió el beso y soltó un jadeo producto de la fuerte caricia. El moreno aprovechó para lamer con deseo la piel de su cuello al tiempo que masajeaba aquel firme trasero.

 

Dieciséis años. Aquel mocoso que había comenzado a mover insinuantemente las caderas sobre su regazo no tenía mas de dieciséis años. Los mismos que tenía su hermano menor. Seis años que le separaban del dueño de aquella piel que tenía un sabor asfixiantemente dulce. Namikaze era un simple crío, un niño ante sus ojos, un jovencito malcriado y caprichoso, y eso no impedía que nuevamente le estuviese comiendo la boca con pasión desmedida. Y es que ese doncel le hacía polvo la cordura. La primera vez que le habia besado, con ese sabor a caramelo, le había parecido hasta ridícula la idea de que un inocente jovencito quisiera jugar con un adulto como él. Cual sería su sorpresa al saber que el rubio heredero de los Namikaze no tenía nada de puro ni inocente.

 

Las manos del menor descendieron por el cuello blanco hasta encontrarse con los primeros botones abrochados de la camisa azul. Bendito color que le quedaba tan bien a la nívea piel del Uchiha. Desabotonó la prenda hasta la altura del vientre y coló una mano traviesa rozando el pectoral con sus dedos. Un escalofrió azotó la columna de Itachi cuando uno de sus pezones cayó presa de los juguetones dígitos del rubio, y emitió un gruñido en la boca contraria. Con algo mas de fuerza instó los movimientos de la cadera de Naruto rozando su erección que poco a poco despertaba con la del otro claramente alerta. La sola sensación del pene erecto del mas bajo, le hizo trizas la cordura.

 

La boca de Itachi nuevamente decendió en n camino de humedos besos por el cuello del de ojos azules. Alejó una de sus manos de las nalgas del otro y desató con maestría el moño rojo del uniforme, abrió la chaqueta azul y tambien la camisa blanca mientras lamía con lujuria un punto sobre la clavicula del menor, que le fue recompenzado con unos gemidos sutiles. Su blanca mano apartó la tela hasta dejar al descubierto el pecho y se lanzó a deborar uno de lospezones que se puso duro bajo su lengua.

 

-Mnh... - gimió Naruto extasiado con la húmeda caricia.

 

Sus manos volvieron a enredarse en el largo cabello negro atrayendo la cabeza del Uchiha hacia su pecho, para que no cesara la deliciosa caricia. Jadeaba casi sin control, tenía los ojos fuertemente cerrados en un intento de ampliar las sensaciones. El calor se extendía irremediablemente por su cuerpo, sentía la piel tan sensibilizada que tenía la impresión que ardía. Su erección presionaba contra la tela, ahora habia detenido el movimeinto de sus caderas enfocandose de lleno en aquella boca que deboraba su pecho. Sintió lo dedos del mayor colarse por sus cortos pantalones del uniforme acariciando la piel de su trasero por debajo de la ropa interior.

 

Cuando un dedo impertinente rozó con deliberado deseo la linea que separaba sus nalgas, casi rozando su entrada, Naruto abrió los ojos y con brusquedad tomó de los hombros al moreno empotrándolo contra el respaldo del asiento del vehículo. Ahogó un gemido al ver esos ojos negros. Tenían un brillo depredador en la mirada, podría jurar ver un leve tono rojizo en aquellas irises que le hechizaban y le encendían como nada en el mundo. Dios, le deseaba con la desesperación de un loco. El mayor le despertaba un anhelo que nacía ardiente desde su vientre, le picaban las manos por volver a acariciarle, quería convertirse en el dueño de sus suspiros envueltos en lujuria, de sus ojos llenos de pasión. Pero no pensaba hacer aquello dentro de un coche que estaba ocupado por otra persona.

 

-Mirate. - dijo Itachi, tomando la barbilla del rubio y mirándole directamente a los ojos. Tenía los labios humedos, las mejillas sonrojadas por el sofocante calor, el cabello revuelto y la camisa abierta exponía completamente aquel pecho suave. -¿Que diría mi hermanito si supiera como eres en realidad? -

 

-Nada. - soltó con una sonrisa. - Si lo supiera lo menos que haría sería hablarme. -

 

"Que insolente", pensó Itachi. "Que descarado que era."

 

-Sabes que está enamorado de ti. - le dijo a Namikaze, rozando con su pulgar el suave labio inferior del aludido.

 

-No lo hagas. - soltó con repentina seriedad el rubio. - No me hables de tu hermano ahora. -

 

Aquello llamó la atención del mayor. Los ojos azules habian apagado ligeramente su deseo, mientras su expresión se había vuelto seria y su cuerpo se había tensado sobre el suyo. Sacó la mano que mantenía dentro del pantalón corto y la posó sobre uno de los muslos, en una leve caricia.

 

-Eres cruel, Naruto. - le dijo el pelinegro con una sonrisa de medio lado. - No te importa nada ni andie mas que tú. Qué mas da lo que piense de ti mi hermanito. -

 

De un manotazo el rubio se apartó la mano que le acariciaba la barbilla. Lanzó una mirada de reproche al de ojos negros y dejó caer la frente en el fuerte hombro de Itachi. Aspiró una vez el aroma masculino, soltando un suspiro cansado.

 

-Yo soy cruel. - confesó con un susurro. - Pero nunca podria ser cruel con Sasuke, jamas. -

 

Con la dignidad de un príncipe, Naruto volvió a su lugar en el coche, sentado a un lado del moreno, y comenzó a acomodar su ropa. Cerró su camisa y la chaqueta, pero cuando llegó al moño rojo lo miró con una sonrisa y lo dejó asi. Jamas había sido bueno para amarrar esa cosa. Uchiha lo miró con atención unos segundos, observando como el menor cruzaba las piernas en un gesto inconciente. Le ardieron las manos por acariciar esa piel tan suave. Pero se resistió, apretando los puños, mientras ponía una mueca indiferente en su rostro y miraba hacia afuera.

 

El coche se detuvo apenas si un minuto después, frente a la mansion Namikaze. El rubio dio dos toquecitos en el brazo de su acompañante quien volteó a verle. Naruto levantó su teléfono móvil y dio un sonoro beso en la mejilla a Itachi, al timepo que tomaba una fotografía. Revisó la imagen en el aparato dándose por satisfecho.

 

-Una foto con el famoso actor Itachi Uchiha. - exclamó divertido. - Algun día podria valer millones. -

 

-Mocoso. - fue todo lo que dijo dedicándole una sonrisa de medio lado.

 

Naruto se adelantó y le dio un suave beso en los labios antes de salir del vehículo y caminar los pocos pasos que le separaban de su casa. Perdiéndose tras la puerta de entrada, sin voltear siquiera.

 

El vehiculo volvió a ponerse en marcha, al tiempo que Itachi se abrochaba los botones de su camisa.

 

-Supongo que no tengo que decirte que guardes silencio sobre esto. - le dijo al chofer.

 

-Como usted ordene, joven Itachi. - fue la simple respuesta del sirviente.

 

Las luces de la ciudad se le hicieron lastimeramente familiares. Había añorado por algo de calma entre tanto trabajo. Y ahora no solo se había estropeado su tranquilidad, sino que ademas había descubierto algo muy incómodo. Era conciente de la atracción que le provocaba Naruto, era imposible no caer ante esa figura tan perfecta. Pero jamas habría imaginado sentirse tan culpable después de deborar al menor. Su hermano menor estaba enamorado de Namikaze. Y el rubio lo sabía. Aun asi era Itachi quien encendía al jovencito, era él quien lo besaba y le acariciaba, era a él a quien el rubio se le lanzaba desesperado por sus atenciones.

 

Se masajeó las sienes, sintiendo el comienzo de un dolor de cabeza. Una parte de él sabia que si habia algo que Naruto Nammikaze valoraba con toda su vida, era la amistad con su hermano menor. Si algun dia Sasuke llegaba a confesarle su amor al rubio, iba a formarse un lio. Un lio en el que se sentía hundido hasta el cuello por culpa de un par de indomables ojos azules. 

 

-XxX-

Notas finales:

De antemano quiero pedir perdon por los errores ortograficos que pudiesen descubrir en e fic, pero carezco de word office y lo hago casi todo a pulso. 

Gracias por haber leido ! Me hacen muy feliz! 

Espero encontrarlos en el proximo capitulo. 

Miles de besitos !


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