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Donde caben cinco por golddie

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Notas del fanfic:

Disclaimer: B.A.P. no me pertence, ni a ninguna de sus fans, son almas libres hasta lo que TSEntertainment permita.

[!] Advertencias pertinentes:
La tag de 'angustia' y 'tragedia' no estan de bonitas, así que lean bajo su propio riesgo(?). A demás de que hay temas sobre problemas mentales, falta de autoestima, pensamientos negativos, selfharm y otros, aunque no es (tan) primordial.

 

1

 

“Y esta es tu habitación”, señaló Himchan mientras abría la puerta.

En la habitación habían dos camas, una a cada extremo de la pared y separadas por una amplia alfombra azul marino, mientras que el piso se extendía por toda la habitación con una alfombra marrón claro.

Daehyun sintió como Himchan le incitaba a entrar con una sonrisa y así lo hizo. Caminó descalzo por lo que sería su nueva habitación.

Las paredes estaban poco decoradas: pintadas blancas y con al menos tres cuadros pequeños de fotografías y una ventana en la pared entre medio de las camas. Ambas camas tenían el mismo juego de sábanas azul marino, pero la más próxima a la puerta tenía un cojín amarillo sobre el cubrecama y un conejo de peluche. Daehyun no pudo evitar pensar en que la decoración era muy... de hotel, sin embargo, hasta un edificio vacío era mejor que su antiguo hogar.

Antiguo hogar.

Solo él podía saber cuánta ansiedad le daba esas palabras. Había querido abandonar su casa (ex-casa) por unos largos cuatro años, y ahora, al fin lo había logrado. A penas traía un par de ropas con él y otros objetos por la repentina oportunidad que tuvo de escapar, pero le valía. Conviviría con un criminal aun si eso quería decir que no estaría más en el lugar que encerraba cuatro años de tristeza.

“Hey...” la voz de Himchan le hizo levantar la vista hacia el mayor y solo cuando el dedo índice del mayor tocó su mejilla levemente, se dio cuenta que estaba llorando. Avergonzado, Daehyun se volteó y pasó sus manos por sus mejillas y ojos intentando eliminar las lágrimas con más fuerza de la necesaria. Se dijo a sí mismo que no iba a llorar en frente de nadie. “Sé que la decoración no es lo mejor, pero no es para llorar”, comentó Himchan intentando bromear y así levantar el ánimo del otro chico.

Daehyun rió por cortesía. Nada lo había hecho reir en serio en mucho tiempo.

“Gracias por dejarme estar, Himchan”, dijo, suspirando y sentándose en la cama que no traía adornos en sí, “intentaré ser poca carga, y si hay algo en lo que pueda ayudarte solo...” soltó y el mayor asintió con la cabeza.

“Mira, no sé con quién crees que estas, pero esto no es un hotel”, comentó mientras iba al escritorio a los pies de la cama de Daehyun y ordenaba un par de cosas. No le gustaba admitirlo pero era un ordenador compulsivo. “No tienes que pagarme nada, sabes bien que hago esto porque quiero... pero gracias por tus sentimientos”, terminó con una linda sonrisa, ante la cual Daehyun no pudo evitar sonrojarse levemente.

Habían demasiadas emociones en esa sonrisa como para no sentirse avergonzado de su propia falta de tacto y emoción.

“Despreocúpate de todo, ¿está bien?”, volvió a hablar el mayor, esta vez pasando a un asunto serio, “volverás a la universidad cuando estés listo y, si quieres pagarme, hazlo intentando llevarte bien con Youngjae y Jongup, que también viven aquí además de mí”, explicó mirando ahora si al otro chico.

Daehyun se quedó en silencio un momento antes de preguntar: “Ellos... ¿son cómo yo...?”, en tono bajo.

Himchan suspiró, pero, aun así, respondió:

“Jongup es mi hermano, así que él está conmigo en esto...”, comenzó, pasando su mirada por la cama vecina de Daehyun, haciendo que este también mirara hacia la misma dirección, “y lo que es Youngjae... espero tengas la oportunidad de preguntarle personalmente”.

Y, con eso, Daehyun entendió que le estaba eludiendo la respuesta, sin embargo, a él no le molestó la actitud del mayor, porque a él no le gustaría tampoco que a las personas en las que él confiaba estuvieran revelando sus pasados con perfectos extraños.

Con ese tren de pensamientos, se dio cuenta de dos cosas: la única persona en quien confiaba en esos momentos era en Himchan. Y, la otra, que él era un perfecto extraño para todos aquí, ante lo cual, no pudo evitar ponerse nervioso. Él no se consideraba a sí mismo como una persona socialmente inepta, pero algunos acontecimientos en su vida le condujeron a reducir su interés en otras personas a un cero por ciento, por lo tanto, tener que darse el trabajo de conocer a una persona, a todo un nuevo mundo, no se le hacía nada divertido o relajante.

“¿Qué hay si no les agrado?”, preguntó Daehyun, mirando al mayor con una expresión realmente preocupada. Él sabía ser educado, pero no amistoso, cosa que a otras personas podía llegar a molestarle; a él mismo le molestaba eso de su personalidad.

Pero, contrario a lo que pensó, Himchan le sonrió amablemente y negó con la cabeza.

“Sé que puede sonar cliché, pero solo se tú mismo, te aseguro que nadie puede resistirse a una persona genuina”, dijo, y se volteó para salir de la habitación, “te dejo para que descanses y desempaques tus cosas, vendré por ti a la cena, ¿está bien?”, preguntó y al recibir un asentimiento de cabeza desapareció tras cerrar la puerta con un suave sonido.

Ya solo en la habitación, Daehyun se levantó y abrió la ventana a un lado de su nueva cama. Corrió las cortinas y el visillo para que entrara el aire. Respiró profundamente y observó la vista que tenía. El aire no era el mejor, puesto que vivían en una ciudad capital como lo era Seoul y su vista era limitada por un par de edificios que no dejaban ver la puesta de sol, pero Daehyun sonrió levemente, perdido en sus pensamientos relacionados con su nuevo hogar.

Volvió a sentarse en su cama y se recostó, quitando la almohada para quedar totalmente extendido mientras abrazaba la misma entre sus brazos. Y respiró.

Y lloró.

Solo ahora, con más calma podía dejar salir sus emociones reprimidas. Estaba contento, pero no podía sonreír como antes. Estaba triste pero no podía gritar como antes, y estaba enojado pero no podía permitirse sufrir más por el pasado. Quería llorar ahora y olvidarse de eso en el futuro. Un término de etapa, solo eso.

No volvería a ver a su familia, a menos que fuera estrictamente necesario. Extrañaría a su hermano, pero estaba seguro que su prima lo cuidaría bien en Busan. Sentía tanto no poder estar con él, el pequeño debe estar preocupado y asustado. Pero Daehyun no podía hacer nada más que desear que nada pasara, que ellos no lo encontrarían, y confiar en la crianza que le dio a su hermano.

Suspiró, sintiendo sus ojos cansados y, sin objeción, se quedó dormido. En casa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Volvió a despertar cuando escuchó abrir la puerta de su habitación y se sintió desorientado hasta que recordó lo que había pasado y donde estaba. Se volvió a penas para observar quien había entrado a la habitación. Era el otro chico, Youngjae, por la forma en que dejaba sus cosas sobre la cama.

Daehyun sabía que era mejor comenzar las cosas bien desde un principio, así que se incorporó un poco hasta quedar sentado y se refregó los ojos quitando el sueño. Solo entonces notó una sábana de polar sobre él.

Youngjae se volteó a observarlo y le sonrió levemente. “Siento haberte despertado, no pensé que seguirías dormido”, explicó, y a Daehyun no le pareció eso una excusa válida para despertar a alguien, pero lo dejó pasar.

“Soy Jung Daehyun”, se presentó, ignorando lo antes dicho por el otro chico. Se puso de pie, con la manta en sus manos e inclinó la cabeza en signo de respeto, “espero que nos llevemos bien desde ahora”.

Al parecer, el otro entendió e inclinó la cabeza de la misma forma, “Soy Yoo Youngjae, espero que nos llevemos bien, también”, dijo con una leve sonrisa.

Daehyun se volvió a sentar en su cama, inseguro de qué hacer. Aún tenía sueño y no dudaría en volver a dormir si no fuese porque quizás sería muy rudo de su parte volver a dormir así nada más. Soltó un bostezo bajo su mano, y decidió que lo mejor era despertar y comenzar del lado derecho de la cama en su nueva vida; con sus nuevos compañeros y amigos.

Volvió a observar a Youngjae y, ahora, más despierto, pudo notar lo atractivo que era el chico: su contextura no era especialmente atlética, lo que le daba una apariencia algo débil si te importan los músculos, pero lo que es forma, Daehyun notó de inmediato la bonita forma de su cadera (que parecía más bien algo femenina, por la falta de musculatura) y muslos, y, oh–, ¿por qué pensaba así de otro chico?

Daehyun, definitivamente, sí era un inepto social por pensar así de alguien que apenas conocía. Ni de Himchan había llegado a examinar su cuerpo de esa forma, salvo su rostro, pero eso era algo que notas a primera vista cuando observas a un chico como él enfrente tuyo. Youngjae, definitivamente, llamó su atención más que el mayor.

El otro chico se volteó y se sentó en su cama. Suspiró, obviamente cansado por el día. Aun así, se volvió a incorporar y se acomodó para quedar frente a Daehyun.

“¿Y, cuántos años tienes?”, preguntó el chico.

Entonces, notó algo más de Youngjae. Su rostro. Y–, por qué sentía sus mejillas sonrojarse.

Guardó un momento de silencio en el que intentó calmarse, abanicando su rostro con su mano, ante lo cual Youngjae se dio cuenta e intentó ayudar, “¿tienes calor?, ¿abro la ventana?”, preguntó medio parándose de su lugar.

Daehyun negó con la cabeza con fervor y el otro rió un poco antes de volver a sentarse. Su risa. Daehyun deseó ser una maquina grabadora para retener el sonido en su cerebro o, al menos, tener algo de sentido del humor para poder hacerlo reír. Lástima que ambas opciones eran poco factibles en la realidad.

Pero, entonces, recordó que no había respondido la pregunta.

“Ahm, tengo 19”, contestó logrando no tartamudear o decir un número erróneo. Youngjae pareció interesado, sonriendo ante eso.

“Yo también, ¿de qué año?” continuó, sin dejar de sonreír.

“Del 93' ¿tú?” preguntó, ahora con verdadera curiosidad. Honestamente no podía llegar a creer en la posibilidad que ese chico fuese mayor que él ni por un par de semanas.

Youngjae frunció los labios, “del 94'...” contestó con desánimo, “aun así tenemos la misma edad”, insistió el otro chico, pasándose una mano por su cabello rubio.

Daehyun decidió probar suerte, intentando ponerle más empeño en la conversación. “Aun así soy tu hyung”, soltó sonriendo con esas sonrisas educadas que hay que mostrar.

No entendió bien a qué se debió la expresión de Youngjae, pero este borró su sonrisa de un segundo a otro, y frunció un poco el ceño, pestañeó un par de veces y miró hacia otra parte.

Daehyun de verdad no entendió qué pasó, ¿le dolería algo?, pero antes de poder preguntar, Youngjae ya estaba de pie.

“Si, te hace hyung mío y de Jonguppie”, concedió avanzando hacia la puerta, y tomando el pomo de la misma, “iré a ver cómo va la cena, ¿vienes?”. Daehyun quería decir que no y volver a dormir, pero por otra parte sus piernas se extendieron hasta quedar en pie y aceptar en silencio.

La cocina estaba convenientemente pasando por el pasillo en dirección a la puerta, a mano izquierda. La puerta de la cocina era de esas que solo hay que empujar y abren hacia ambos lados. El lugar era bastante amplio, hasta había una mesa de desayuno con seis sillas a su alrededor mientras que el resto de los muebles estaban a su alrededor. Al término de la cocina, había un marco sin puerta que, si seguías por él, te encontrabas con tres peldaños encorvados hacia la derecha para llegar al salón de estar.

Al estar en medio de la cocina, Daehyun notó de inmediato por el espacio de la barra a alguien sentado en el sofá del salón por el ruido de la televisión, y divisó una cabellera rubia. Teñirse de rubio no era lo más normal en Corea a menos que tuvieras ciertas aspiraciones de idol, y si ya se había sorprendido con Youngjae, ya estaba sorprendido doblemente con ese chico.

Himchan, quien notó a Daehyun después de poner a Youngjae a cuidar la sopa al final de la cocina, caminó hacia el chico y le susurró: “deberías ir a saludar”, con unas suave sonrisa.

El aludido arqueó una ceja, en solemne curiosidad, “¿quién es?”.

“Bang Yongguk”, susurró para que el otro no pensara que lo estaban llamando, “es un amigo”.

Daehyun escuchó la risa de Youngjae, y no entendió la mirada que Himchan le mandó.

“¿Él vive aquí?”, preguntó sin entender por qué Himchan no lo había mencionado antes al nombrarle a los que residentes, siendo que el chico en el sofá estaba casi acostado, tal vez demasiado cómodo para alguien que viene de visita.

Himchan rió un poco. Solo un poco.

“No, él no vive aquí”, explicó, “pero está casi siempre, así que es parte de la familia”, continuó y se forzó a sonreír más.

Youngjae volvió a soltar una risa y fue hasta donde estaban los otros hablando, tomó la mano de Daehyun para intentar apartarlo de Himchan.

“No lo confundas con tus problemas maritales, hyung, no es educado”, y antes que Himchan pudiera objetar, Youngjae se lo llevó al otro chico al salón de estar, donde ambos se sentaron quietos en uno de los sofás a los lados del principal en el que Yongguk estaba ahora acostado.

Youngjae se aclaró la garganta sonoramente para atraer la atención del mayor, quien no los veía por la posición en la que estaba. Daehyun notó que estaba mirando un juego de baloncesto, donde la mayoría de los jugadores eran morenos y vestían uniformes blancos y otros un conjunto naranja.

“Ah, Youngjae”, soltó el mayor, entendiendo el gesto del menor, pero de la manera errónea “¿puedes traerle a hyung otro vaso de soda?”, preguntó, tendiendo un vaso de vidrio vacío.

El aludido suspiró, y el chico a su lado se sorprendió al verle fruncir el ceño.

“Hyung, ¿puedes mirar aquí un momento?”, inquirió el menor, ante lo cual Yongguk, hizo caso de inmediato. Al mirar a Daehyun, este se sorprendió al ver cómo el chico se sentaba rápidamente y pasaba una mano por su cabello intentando ordenarlo, olvidando el juego del televisor totalmente.

“Hola”, soltó, son una sonrisa y estiró una de sus manos, “soy Yongguk, debes ser Jung Daehyun, ¿verdad?”, el aludido tomó la mano que se le ofrecía y sonrió educadamente.

“Si, señor, yo soy... un gusto”, murmuró y escuchó como Youngjae murmuraba un señor a su lado.

“Un gusto también. Cualquier problema que tengas con Himchan o los niños puedes decirme, ¿está bien?”, explicó el mayor y a Daehyun se le hizo un lindo detalle. Asintió con la cabeza, no porque fuera a hacerlo, sino porque al menos ya sabía cuál era la función de ese chico.

“Él”, dijo Youngjae, haciendo que Daehyun se volviese hacia el muchacho, “es nuestra figura paterna” dijo, luego apuntó a Himchan en la cocina “y él, la materna, así es, para que entiendas más fácil”, explicó son una dulce sonrisa.

Yongguk rió ante eso y Himchan le gritó algo desde la cocina, ante lo cual Youngjae sonrió aún más.

“Y, aún que sea así, dile Yongguk-hyung, no señor, ¿bueno? Ahora eres de la familia así que no tienes por qué ser distante”, ordenó el chico y Daehyun comenzó a entender el carácter demandante del menor, pero antes que pudiera responder Himchan apareció trae él.

“Yah, Youngjae, no lo trates así, deja que él se acostumbre naturalmente, no hay necesidad de decirle cómo llamarnos”, cortó el otro, sentándose en el brazo del sofá en que Yongguk estaba sentado, cruzándose de brazos.

Antes que Youngjae pudiera hablar, Yongguk tomó la palabra.

“Es cierto, Youngjae-ah, ¿recuerdas todo lo que tardaste tú en acostumbrarte a mí?” preguntó con una sonrisa juguetona, haciendo que el otro rubio se sonrojara levemente, “¿recuerdas cómo huía de mí?”, soltó, esta vez observando a Himchan y él negó con la cabeza ante el recuerdo.

Youngjae se levantó, rojo como tomate, se disculpó con Daehyun rápidamente, y se fue a la cocina para vigilar la comida, según él.

Yongguk rió con Himchan, luego este último se sentó al lado de Daehyun, pasando un brazo por su espalda, queriendo acunarlo.

“Discúlpalo, ¿bien? Está feliz de que estés aquí y no sabe cómo comportarse”, explicó mientras hacía que el chico descansara su cabeza en su hombro, ante lo cual, Daehyun sintió una inexplicable seguridad y cerró los ojos en comodidad por un momento.

“No importa, no es el único”, respondió el chico, de repente recordando el sueño que había dejado a medias, pues seguía un poco cansado y solo al cerrar los ojos podía darse cuenta que era así.

Yongguk sonrió tiernamente ante la escena; admiraba a Himchan por su facilidad para relacionarse con quien él quisiera, de transmitir tranquilidad, y de saber actuar con tacto. Ya conocía a Daehyun desde antes pero, aun así, ni Youngjae fue un problema cuando llegó a la casa. Daehyun era más dócil, a diferencia de la explosiva rebeldía de Youngjae a principios de su estadía.

“Si estás cansado, deberías ir a dormir”, soltó Yongguk, observando enternecido al menor. El mismo negó suavemente con la cabeza.

“A puesto a que Daehyunnie tiene hambre”, comentó Himchan, y Daehyun asintió con la cabeza levemente, haciendo que Himchan soltase una leve risita.

Ambos adultos escucharon la puerta abrirse y Daehyun se sentó derecho ante la aparición de otro de sus nuevos hermanos, sintiendo como Himchan se levantaba y resintió el calor perdido.

Por la puerta apareció un muchacho que Daehyun asumió era Jongup por algunos rasgos parecidos a Himchan, solo que en él se veían más masculinos que en el rostro de Himchan... si es que tenía que describirlo de alguna forma.

“Jonguppie estás aquí” soltó el hermano mayor yendo hasta el otro y dándole un abrazo, “... ¡y todo transpirado!” gritó, antes de soltarlo con evidente asco.

Jongup rió levemente y dejó su bolso en el suelo, para avanzar y sentarse a un lado de Yongguk.

“Hey, Jonguppie, ¿estabas con Junhonggie?”, le preguntó, pasando un brazo por los hombros del chico.

“Ah, sí, le dije que viniera a cenar aquí”, respondió sonriendo levemente, mientras cambiaba los canales de la televisión, “se dará una ducha y vendrá”.

“Estas todo mojado, ¿no piensas bañarte también?” interrumpió Himchan, poniéndose frente al televisor para atraer toda la atención del menor, ambas manos en las caderas y ceño levemente fruncido.

Jongup suspiró y se levantó, directo al baño, caminado hasta el final del pasillo, siendo seguido por Himchan.

Daehyun se sintió ligeramente ignorado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de la cena, Daehyun se dirigió directamente a su habitación.

En la cena, no sabía bien como describir el ambiente. Daehyun estaba entristecido no por un suceso en específico, sino por todo.

Contrario a lo que él pensó, no hubo un solo momento en el que se sintiera fuera de lugar. Esos cinco chicos lo hicieron sentir como si se conocieran desde siempre; como si realmente no hubiera conocido a más de la mitad ese mismo día.

Conversaban sobre cosas triviales y se hacían chistes que Daehyun al principio no comprendía, pero se tomaban la molestia de explicarle para que no quedara fuera de la conversación. Nadie lo atacó con preguntas de su pasado, o por qué estaba ahí, o si se sentía a gusto: esa información parecía no importar a la hora de la comida. Daehyun aprendió más de todos ellos en veinte minutos de lo que aprendió de sus propios padres en toda una vida: aprendió, por ejemplo, que Junhong (el chiquillo que pestañeaba mucho cuando estaba nervioso y tenía su cabello rubio como su hermano Yongguk) era compañero de un pequeño grupo de baile que tenía con Jongup, era menor que el mismo chico por un año y todos lo trataban como un bebé excepto Jongup (cosa que a Daehyun le hacía preguntarse si era por algún otro chiste que no entendía).

Aprendió también, que Himchan era más preocupado de los demás de lo que él pensó. Él sabía que el chico era caritativo y amable (sino, él no estaría en esa casa), pero con los chicos se notaba que lo hacía por genuino cariño y responsabilidad. Actuaba como una madre, o como se suponía que debía actuar una (discrepaba a la descripción de su madre). El muchacho siempre que podía preguntaba si alguien quería más comida o si necesitaban algo; levantándose casi cada dos minutos de la mesa y ganándose un regaño de Yongguk, quien le decía que comiera tranquilo.

Notó que Youngjae era más cerrado frente a los demás. Cuando le habló en el cuarto, Daehyun pensó que era el tipo de persona que le gustaba hablar mucho y, básicamente, era el centro de la conversación; sin embargo, el muchacho comentaba solo de vez en cuando dando puntos de vista que parecían sacados de un libro, cosa que Daehyun encontraba algo lindo. Algo. Se limitaba a comer en silencio y escuchar a los demás, y reírse sonrojando sus mejillas. No es como que le hubiera puesto mayor atención a ese detalle, de todos modos.

Jongup era el que a su parecer era el centro de la conversación junto con Junhong. Mientras que alguien decía algo, Jongup decía chistes o cosas irrelevantes que hacían a los otros reír o que Himchan le tomara las mejillas enternecido. Daehyun tenía que admitir que el chico tenía un sentido del humor parecido al suyo y que en cualquier otro momento, en otra situación emocional, se hubiera reído de buena gana con sus acotaciones y comentarios. Otra cosa que notó, es que el chico nunca dejaba de sonreír, así como Junhong de pestañear cuando le hablabas por mucho tiempo.

De Yongguk solo aprendió que trabajaba todo el fin de semana en una empresa de entretención. Por lo demás, estudiaba el resto de la semana en la universidad; a la misma que asistía Himchan, pero con horarios muy diferentes, por lo que se turnaban de vez en cuando para ayudar en la casa. Yongguk vivía con su hermano en unos edificios a una o dos calles de esa casa, pero según él le gustaba más estar aquí porque su departamento era muy desordenado.

A Daehyun le olió a excusa, y también a Youngjae, quien comentó algo sobre eso y la compañía, refiriéndose a Himchan. Ante eso, Himchan rió levemente y Yongguk negó con la cabeza, cambiando de tema. Ahora entendía a qué se refería Youngjae con problemas maritales y lo de la figura materna y paterna, aunque era algo así como un divorcio o un noviazgo más que un matrimonio en todo el sentido de la palabra.

Toda la cena le trajo malos recuerdos de su propia familia y Daehyun estaba harto de torturarse con todo eso. Se suponía que al llegar aquí se iba a olvidar de todo lo malo y comenzar de nuevo: al parecer eso no iba a ser posible. ¿Pero qué tenía que hacer para olvidarse de lo malo? Nada malo le iba a pasar con esta nueva familia...

Familia.

¿Por qué le dolía tanto esa palabra, si ya se suponía estaba todo olvidado?

Sintió como sus ojos comenzaban a picar por las lágrimas y los cerró con un suspiro: estaba harto de llorar, también. No hacía nada más que eso últimamente, y no importaba qué tan fuerte llorara, no se sentía mejor después de haber parado, si es que paraba y no se dormía del cansancio mental.

Se giró hacia la pared justo en el momento que escuchó como dos débiles toques se hicieron presente a la puerta. Daehyun frunció el ceño levemente en confusión, y se quedó callado, esperando que quien estaba tras la puerta se fuera al pensar que estaba durmiendo.

Sin embargo, la puerta se abrió levemente y se volvió a cerrar.

“Daehyunnie-hyung”, escuchó un murmuro y reconoció de inmediato la voz de Jongup, ante lo cual no pudo evitar levantarse levemente y refregar sus ojos por su las lágrimas seguían ahí.

“Si, Jongup-ah, ¿qué pasa?”, preguntó, incorporándose y tratar de actuar natural frente al chico.

El menor se quedó parado en la mitad de la habitación.

“Lo siento, ¿te desperté?”, preguntó con sincera preocupación, cosa que Daehyun encontró adorable.

“No, no, estaba solo dormitando”, mintió mientras se sentaba mejor y le indicaba al menor que se sentara a los pies de su cama y este así lo hizo, “¿pasa algo?”, inquirió.

Notó como el otro se removía inquieto y mordía su labio inferior en preocupación. Pasó un rato antes de que el chico suspirara y hablara.

“Lo siento”, susurró.

Y Daehyun arqueó una ceja, realmente confundido.

“¿Por qué te disculpas?”, preguntó tal vez más rápido y fuerte de lo que debía, producto de la sorpresa que tuvo. Todo fue peor cuando notó que el chico pasaba una mano por su mejilla. Jongup estaba llorando.

“En la cena no te reíste y a penas comiste”, dijo, tomando aire para que su voz fuera constante, “quise tratar que te sintieras cómodo y creo que lo empeoré. Lo siento, hyung”, susurró, para volver a pasar otra mano por su mejilla. Ahora se podía notar claramente que el chico lloraba por cómo sacudía los hombros.

Daehyun miró hacia abajo y suspiró, en un intento de no echarse a llorar con el muchacho. La verdad es que estaba increíblemente emocionado por la confesión del menor: tanto por ser tan sincero con sus palabras, así como la honestidad y amabilidad de su personalidad por venirle a pedir disculpas de algo que no tenía culpa. Culpa que claramente él tenía por no poder dejar de pensar en todo lo que no tenía que pensar ahora que empezaba de nuevo.

Jongup por su parte seguía llorando, algo avergonzado por no poder controlarse o poder volver a hablar por sus gemidos ahogados de tristeza.

El mayor volvió a suspirar y se acercó al muchacho, y con una mano intentó quitar las lágrimas del rostro del menor. Jongup le miró, aun con un leve puchero en sus labios y ceño hacia arriba.

“Lo siento”, volvió a murmurar, realmente queriendo conseguir su perdón.

Daehyun negó con la cabeza, y cuando terminó de quitar las lágrimas, dejó sus manos en su regazo.

“No, tú perdóname a mí”, soltó, sin querer mirar a los ojos del otro, “no es tú culpa o de los demás que me haya comportado así. Todos... fueron tan amables que... simplemente no lo podía creer”, explicó, sin subir su rostro, temiendo que si miraba al otro lloraría de nuevo.

Escuchó como Jongup suspiraba, notoriamente más tranquilo.

“¿No estas enfadado?”, preguntó, entonces, para asegurarse.

Daehyun sonrió levemente, y levantó el rostro, para mirar a penas a los ojos del menor.

“Claro que no”, aclaró y le sonrió falsamente para calmar el sentimiento de inquietud del menor. “Muchas gracias, Jongup”.

Notó como al menor se le coloraban sus mejillas y pestañeaba un poco confundido por lo que Daehyun decía.

“¿Gracias por qué?”.

“Me hiciste darme cuenta que con mi actitud idiota termino dañando a las personas que ahora deben importarme”, soltó, tomando suavemente la mano del otro, en un gesto cariñoso. “¿Qué clase de hermano soy si permito eso?”, preguntó y se sintió feliz cuando Jongup sonrió ampliamente y apretó su mano de vuelta, “prometo que no volverás a verme así, siento haberte hecho sentir mal”.

Jongup negó con la cabeza rápidamente ante eso.

“No, no, yo solo...” y se rió de él mismo, haciendo que Daehyun soltara una risa corta.

“Está bien, gracias de todos modos”.

Jongup asintió con la cabeza y se despidió, dando las buenas noches, saliendo tan fugazmente como había entrado.

Daehyun añoró su risa real.

 

Notas finales:

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este fic lo había empezado a escribir el año pasado (en serio) y de hecho lo había publicado en algún otro lugar, huehue. en fin, se trata de muchas cosas, y aun no estoy segura del final, pero espero que les guste o que llevo escrito ;;

sé que es otro daejae, pero las otras dos couples igual se desarrollan mucho (por eso las incluí en el resumen) así que al menos por eso espero que no sea tan común (qué acabo de decir), es todo<3


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