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JungKook por ShaRMYbee

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Notas del capitulo:

Todos cometemos errores, es una caractarística que pertenece al propio ser humano.

¿Qué pasaría si gracias a esa equivocación que podría volverse "diaria" lograramos entontrarnos con quien amaremos en un futuro?

 

Esto le pasa a un joven llamado TaeHyung, quien no se espera que aquello que le causaba molestia sería su mejor bendición

 

Vkook xD Ignoren la sinospis toda sin sentido ;-; es que no se me ocurría qué poner u-u

JungKook

"VKook: Repentina equivocación"

 

—Maldita sea, no de nuevo —el joven tomó asiento y bufó por lo bajo.

Éste es Kim TaeHyung un joven de instituto que estaba saliendo de la jornada estudiantil, se dirigía a su casa para pasar el viernes acostado viendo series en el computador... pero sus planes se vieron frustrados cuando se dio cuenta que había tomado el autobús equivocado.

Decidió esperar a que el vehículo regresara a las afueras de su escuela. Se puso sus audífonos y empezó a escuchar la lista de canciones que se reproducía desde su celular.

—Disculpe... ¿está ocupado? —la música fue interrumpida por alguien que le hablaba desde su lado derecho.

—¿Qué? —se quitó el auricular.

—Que si el asiento está ocupado —un chico que parecía de su misma edad señalo el lugar donde reposaba su bulto del colegio.

—Eh, no... puedes sentarte —apartó la mochila y dejó el espacio libre para que el otro se sentase.

—Gracias

Se volvió a colocar el aparato en la oreja y dejó que una canción pase, a la mitad de la segunda apartó su mirada de la ventana para cambiar la pista, fue cuando se dio cuenta del notorio nerviosismo que su acompañante demostraba.

Pensó que el que el chico esté moviendo sus dedos uno contra otro y el subir y bajar de sus piernas no era algo completamente normal, así que decidió  intentar averiguar sobre eso.

—Hola —le dijo al peli-negro.

—Ah... Hola —le respondió dudoso.

—¿Cómo te llamas? —preguntó de lo más casual posible.

—... —el otro no dijo nada, simplemente se le quedó viendo con completa desconfianza plasmada en su rostro.

—Yo me llamo TaeHyung.

—J-JungKook...

—Mucho gusto en conocerte, Kookie. Dejas que te llame así, ¿verdad? —respondió asintiendo—. Em... ¿Cuántos años tienes?

—17.

—Wah, tengo la misma edad. ¿De qué mes eres?

—Septiembre

—Oh, yo soy de Diciembre así que soy mayor que tú.

—Supongo.

—Y bueno, quería preguntarte algo más…

—¿Qué cosa?

—¿Por qué estás así?

—¿Así cómo?

—Pues, todo nervioso y eso —en realidad no sabía cómo más describir ese estado.

—B-Bueno... es porque estoy yendo a una audición.

—¿Audición?

—Sí

—Pues, no deberías de estar nervioso, ¿sabes? De seguro lo harás bien… sólo confía en ti mismo y en lo que puedes lograr —le dirigió una sonrisa.

—Eh… p-pues gracias.

—¿Y audición de qué es?

—Bueno, verás —el menor desvió la mirada hacia la ventana—… ¡Oh!, lo siento pero aquí me tengo que bajar —“¿en serio?”, preguntó el mayor para sus adentros, “pero ni pudimos hablar por mucho tiempo”.

—Entonces adiós… nos veremos más tarde —“o al menos eso espero” —. ¡Que te vaya bien en tu adición!

—¡Sí! Adiós Tae.

El menor de ambos bajó del vehículo y, desde lo que el mayor pudo observar por la ventana, corrió para ingresar en un edificio cuyas paredes eran completamente blancas.

 

-.-.-.-.-.

 

El fin de semana había pasado, pero los pensamientos de TaeHyung sobre el pequeño pelinegro no… Sabía que era hasta cierto punto estúpido mantener en sus pensamientos a alguien que realmente no conocía, pero el problema es que no podía sacárselo de la cabeza.

Las horas del primer día de la semana pasaron volando, el peli-naranja se quedó en el instituto para tomar las clases de educación física; al finalizar, cambió su uniforme por ropa más cómoda y se dirigió a la parada de autobuses.

Cuando estaba por llegar, reconoció los colores del vehículo que le era tan conocido, apresuró el paso y logró subir a él. Pagando su boleto, se sentó en medio.

“Oh no… he vuelto a confundirme de autobús”, pensó… aunque su subconsciente sabía que eso no era del todo cierto.

Pasó el tramo escuchando música con los audífonos puestos. Cada que alguien subía, miraba disimuladamente hacia adelante… era algo casi inconsciente en él.

Repitió esto mismo durante los siguientes 4 días, subiendo en el autobús que no le llevaba directamente a su destino, desperdiciando 1 hora de su vida esperando algo que él mismo sabía que no llegaría.

“Muy bien TaeHyung… ya es hora para que dejes esto… Sólo fue una simple casualidad, no es como si te lo fueras a encontrar de nuevo”, se repetía una y otra vez mientras estaba en camino a la parada de autobuses; “Ahora irás y dejarás que ese se vaya… esperarás el que te lleve directamente a casa”, la voz que le ordenaba eso se mantenía firme en él, llegó hasta allá sin problemas… el transporte que había estado tomando los últimos días estaba por irse, algo en él se rindió a último momento.

—Una última vez —y abordó el vehículo.

Sus impulsos ganaron la lucha interna y terminó por irse en esa ruta. Completó su ritual al voltear para ver por la ventana, sus audífonos puestos y la música reproduciéndose.

—Disculpa… ¿está ocupado el asiento?

La voz extrañamente familiar pudo traspasar el la canción que escuchaba. Viró rápidamente a su lado derecho para encontrarse con el pelinegro que había estado añorando.

—Hola Kookie.

—¡Ah! TaeHyung, que casualidad —“sí, mera coincidencia”, pensó el mayor.

—Siéntate, siéntate —apresuró el otro.

—Gracias.

—¿Cómo te fue?

—¿En qué?

—Pues en tu audición —dijo con un tono irónico.

—Ah, eso~ —su rostro alegre cambió por uno decaído —. P-Pues, verás…

—¿No entraste? —se adelantó el peli-naranja.

—No-

—Yo, pues…

—¡Por supuesto que entré! —dijo, no pudiendo aguantar más la risa.

—Ya me había preocupado

—Jaja…

—Pero, no me dijiste para qué fue la audición.

—Oh. ¿Conoces a un grupo llamado BTS?

—¿BTS? No, no me suena.

—Eso esperaba… Son un grupo de baile muy reconocido en el “mundo del espectáculo”.

—¿Ah, sí? ¿Y entraste allí porque…?

—¡Yah! Entré porque soy el mejor bailarín de 17 años que podrías conocer.

—No olvides modesto también —alzó una ceja—, claro, siguiendo hablando irónicamente.

—¿Entonces no me crees?

—Prefiero comprobarlo con mis propios ojos antes que confiar en un niñato como tú —alzó su mano para revolverle el cabello al menor.

—Tae, no me conoces~

—Y tú tampoco a mí, pequeño —JungKook suspiró—. ¿Qué pasa?

—Nada, pero lo que acabamos de decir es cierto.

—¿Qué no nos conocemos?

—Ajá.

—Pero eso puede arreglarse de una manera.

—¿Cómo? —la energía volvió a él.

—Conociéndonos, obviamente —el menor se le quedó viendo por un momento—. ¿Qué? —TaeHyung recibió un puñetazo suave en el hombro.

—Estoy hablando en serio

—Yo igual. Si queremos conocernos, debemos de conocernos. ¿Así o más fácil?

—Bueno… ¿Y cómo haremos eso?

—¿Tienes celular?

—Eh, ¿sí?

—Cambiemos números y nos ponemos de acuerdo, ¿te parece?

—¡Suena genial!

—Apunta el mío —el menor sacó su celular—, es ******.

—Bueno, el mío es… ¡Oh, no! Me han pasado… N-Necesito bajarme, ¡adiós!

—¡Espera! —pero el otro ya había pedido parada—. No de nuevo… —suspiró pesadamente.

 

-.-.-.-.

 

—Deja ese celular en paz, el maestro va a venir y te lo quitará.

—Descuida, lo tengo escondido.

—Sabes que él lo verá.

—Ya, YoonGi hyung. Déjame en paz.

—¿Sabes? Dame eso —y su mayor le arrebató el aparato.

—¡Pero-!

—Cuando termine la clase te lo devolveré, ahora presta atención —TaeHyung gruñó.

—Ok…

Se quedaron por unos 10 minutos callados, escuchando la explicación del docente. Cuan éste les marcó terminar los ejercicios en la pizarra, aprovecharon para seguir su plática:

—¿Ahora quieres decirme por qué estás tan desesperado?

—Espero una llamada importante.

—¿De quién?

—D-De alguien.

—¿Y ese alguien es el chiquillo ese del que me contaste?

—Podría ser.

—TaeHyung… ya llevas más de dos semanas así.

—Error.

—¿Qué?

—Llevo una semana así… la anterior fue por no volvérmelo a encontrar —murmuró.

—¡Eso es peor! ¡Podrías estar entrando en un caso de OBSESIÓN!

—¿Quieres bajar la voz, hyung? Podrían regañarnos.

—Ésta es una clase extra, no creo que puedan hacernos mucho.

—De todas formas… Pero, ¿por qué tan interesado?

—Porque estoy preocupado por ti. Esto no te está haciendo del todo bien, estás nervioso todo el día y- —una cancioncilla demasiado conocida para el peli-naranja se escuchó desde la mochila del mayor.

—Lo siento, pero no escucharé tu sermón —agarró el aparato que se le había sido “confiscado” y se puso de pie—. Maestro, ¿puedo atender? Es una llamada importante.

—Por supuesto, salga del salón y cuando termine regrese.

—Gracias.

Salió del aula y desbloqueó la llamada. No sabía de quién se trataba exactamente, puesto que el número no estaba registrado en su celular, pero eso mismo le había dado las esperanzas que había estado manteniendo durante estos 7 días que no abordó el autobús “equivocado”.

—¿Hola?

—¿Hola…? ¿TaeHyung?

—¡Kookie! Sí, soy yo.

—Ah, menos mal...

—¿Qué?

—N-Nada —se formó un pequeño silencio en donde nadie sabía las palabras exactas que debían utilizar.

—¿Y bien? ¿Para qué hablaste?

—Solamente para confirmar el número y eso… ¿Acaso interrumpí en algo?

—No, en nada, no te preocupes.

 

—Maestro, ¿puedo salir al baño? —escuchó TaeHyung desde el salón, reconociendo la voz del ser malvado que quería interferir en su llamada telefónica.

Claro, YoonGi-ah. Sólo no tarde demasiado, ¿ok?

 

—¿Y cómo estás? —le preguntaron desde el otro lado de la línea.

—Pues bien… Ya sabes, de aquí a allá con todo eso de la escuela y así.

El castaño salió del salón y se dirigió hasta él, parándose con los brazos cruzados y una ceja alzada.

—Sí, igual he estado así. La preparatoria es muy cansada cuando apenas estás iniciando.

—¿También estás en la preparatoria?

—Claro. Tenemos la misma edad, ¿recuerdas?

—Ah, sí… Y debe ser peor por las prácticas que tienes, ¿no es cierto?

—Sí, aunque, como me gusta, casi no siento esa carga.

YoonGi señaló su muñeca, haciendo el gesto que se estaba tardando demasiado.

—Espera —murmuró TaeHyung.

—¿Qué pasó? —contestó el peli-negro.

—Nada, nada. Me refería a que... esperes cuando lleguen los primeros parciales, creo que tendrás que privarte del lujo de ir a ensayar.

—Ni me lo recuerdes. Ésta semana empiezan y es cuando más necesitaba ir… el fin de semana tengo mi presentación de prueba.

—¿¡En serio!? —preguntó un tanto emocionado, surgiendo una idea en su mente.

—Shhhh. El maestro te escuchará.

—Cállate tú y mejor anda a donde pediste permiso para ir —con su mano empezó a “sacarlo” de allí.

—¿De qué hablas? ¿Con quién estás?

—Con nadie, sólo es mi perro que está fastidiando —el mayor pareció un poco indignado.

—Con que tu perro, ¿no?

—Sí, sí, sí. Ya sabes cómo son de FASTIDIOSAS las mascotas a veces.

—Pues sinceramente no. No tengo una.

—¿No tienes ni un perro o algo?

—No.

—Pues podrías presentarle a tu mascota. Digo, si la tienes aquí en frente —contestó irónicamente YoonGi.

—Eso no suena a un perro, TaeHyung.

—C-Claro que lo es, ¿qué no reconoces los ladridos? —el peli-naranja rogó con la mirada a su mejor amigo.

—Oh, ni creas que voy a hacer eso.

 

—Jóvenes, ya que han terminado la tarea, iremos un rato afuera para a siguiente actividad —avisó el maestro desde el interior de la sala.

 

—Mierda —murmuró el liado.

—¿Con quién estás? ¿Y por qué te escuchas tan alterado?

—Ya te dije, estoy con mi perro y…

—Cuelga el maldito teléfono, te lo quitarán —le avisó el castaño.

—¡Espera!

—¿Qué espero?

—No, tú no.

—¿Entonces a quién se lo dices…?

—A, a nadie.

—¡Cuelga!

—¡Que esperes!

—¿¡Espero qué!? —el menor ya parecía un tanto alterado desde el otro lado de la línea.

—¡Tú no! —contestó con los nervios de punta, si no se apuraba, el celular se le sería confiscado durante 3 semanas… y eso iba a terminar de volverlo loco.

—Eres un idiota —le dijo su acompañante, arrebatando el aparato de sus manos y terminando la llamada por él—. TaeHyung no puede contestar ahora, favor de llamarle más tarde, extraño sujeto del autobús.

—¡Dame mi celular! —demandó el otro.

—¡Espera! ¿Quién eres?

—Su linda y adorada mascota —dijo, burlándose de quién ahora se tornaba sonrojado.

—¿Qué?

—¡Adiós! —y colgó justo antes que el profesor saliera con sus compañeros.

—¡No! ¡¿Qué has hecho?! ¡Devuélveme eso! —de un rápido movimiento sacó la batería y se lo regresó.

—Acabo de salvar tu preciado teléfono. Ahora toma esa cosa y guárdala, cuando terminemos te daré la batería y podrás hablar con tu hermoso nuevo amigo por el que te estás volviendo un desequilibrado. O al menos más de lo que ya lo eras…

 

.-.-.-.-.

 

—¿Qué es lo que acaba de pasar? —intentó volver a llamar, pero le mandaban a buzón. Suspiró pesadamente.

—¿Qué paso?

—No me contesta.

—Te lo dije~

—Ya hyung.

—Pues es la verdad… Que el que nosotros no tuvimos clase hoy no significa que él tampoco haya tenido.

—Pero me contestó…

—Y ahora no, ¿de qué otra cosa obvia quieres que hablemos?

—Ja. Ja. Ja. Ja.

—Igual te tardaste mucho. Desde hace una semana que tienes el número y te esperas hasta ahora para llamarle.

—Es que pensé que iba a ser tonto o estúpido… Sólo nos conocimos en el transporte.

—Pues si te había dado el número es por algo, ¿no crees?

—Eso sí… Bueno, como sea. ¿Ensayamos?

—Claro… ¡El gran JiMin está listo para la siguiente coreografía!

—Sí, sí, sí. Sólo vayamos con los demás y punto —salieron de la casa del menor y se dirigieron con sus demás compañeros de BTS.

Cuando terminaron de ensayar, cada quien se dirigió a su casa. JungKook tomó un baño y se dirigió a la cocina para comer algo.

Estaba preparándose el almuerzo cuando escuchó que su celular sonaba, no recordaba que estuviera esperando una llamada así que lo dejó pasar. Al tercer sonido recordó que TaeHyung ya tenía su número así que se corrió a la sala para tomar el aparato y desbloquear la llamada.

—¿Hola?

—¿JungKook?

—Sí, ¿con quién hablo?

—Soy yo, Tae.

—¡Hola!

Y se la pasaron hablando por casi media hora más.

—Espera, ¿tienes WhatsApp? —le preguntó el mayor.

—No me gusta usarlo…

—Qué lástima…

—¿Por qué?

—Porque así podríamos hablar igual, sin necesidad de llamadas y… mascotas molestas que interrumpen llamadas.

—Jajajajaja, no creo que haya sido cierto.

—¿Qué cosa?

—Lo del perro.

—Ok, ok, ok. Me descubriste. No era mi perro, era mi mejor amigo.

—¿Y por qué le llamaste así? Pobre de él.

—¿¡Pobre de él!? Es un… Simplemente me ahorraré las palabras para seguir hablando conmigo.

—Eh, okey… Y, ¿cómo se llama?

—YoonGi.

—¿Es mayor que tú?

—Sí… y por obvias razones mayor que tú también. Pero, ¿por qué el repentino interés?

—Ah, nada más… ¿Buscando tema de conversación?

—Bueno… ¡Oye!

—Mande.

—¿Tienes planes para esta tarde?

—Mmm… No, ¿por?

—¿Ya almorzaste?

—Tampoco… y me estoy muriendo de hambre.

—Te invito a comer, entonces. Al centro comercial, nos vemos allí en media hora en el área de comidas.

—Ok. Nos vemos.

—Adiós.

 

.-.-.-.

 

9 meses habían pasado desde que los dos se conocieron… Resultó que su preparatoria la estudiaban en la misma institución, así que se iban en el mismo autobús, TaeHyung acompañaba a otro a su casa y después él se iba  a la suya.

Su amistad se había hecho más que estrecha, y eso lo notaban sus mejores amigos. YoonGi le habló sobre el notable cambio de humor, fastidiándole con que ahora estaba enamorado, pero TaeHyung siempre se lo negaba.

JiMin a veces le reprochaba a JungKook que en las coreografías ya no estaba tan concentrado como antes, y le decía que todo era por culpa de ese nuevo amigo que tenía.

—Estás en las nubes, ya pareces adolescente enamorada.

—Soy adolescente, hyung.

—Pero no una mujer.

—Como sea. No estoy enamorado de él.

—Sí, claro… Como digas… Espera, ¿no es él quien viene-? —y el otro rápidamente volteo para asegurarse—. Jajajajaja, ¿lo ves? Completamente perdido.

—Muy gracioso, pero te digo lo mismo… De todas formas, si al menos me gustara UN POCO —agregó antes que siguieran fastidiando—, a él no le gusto y mucho menos estaría enamorado de mí.

—¿Y cómo sabes eso? He escuchado cómo te la pasas hablando con él y no parece como si le desagradaras del todo. Aparte, a cada rato te anda enviando mensajes tanto de texto como de audio.

—Eso no tiene nada qué ver.

—Ya verás que sí… ya lo verás.

Mientras que del lado del mayor, también ayudaban un poco para la prosperidad de la relación.

—¿Y cuándo piensas confesarte? —preguntó el castaño.

—¿Confesar qué?

—¿Pues qué más? Que estás perdidamente enamorado por el chiquillo peli-negro que es el mejor bailarín del mundo y al cual conociste en un transporte público.

—Ya, hyung. Deja de decir esas estupideces.

—Que no lo son. He visto cómo te comportas cada que hablas con él o de él, y eso no es para cualquier cosa… A menos que hables sobre mí de esa manera.

—¿Qué? Sólo somos amigos.

—Nosotros igual. Si quieres demostrar que “estamos parejos”, di alguna cualidad o halago hacia mí.

—Eh, pues…

—¿Lo ves? No eres capaz, y es que somos mejores amigos.

—Bueno…. Entonces creo que tienes razón… De todas formas, aunque me llegara a gustar, Y NO ESTOY ADMITIENDO NADA —agregó rápidamente a la señal de YoonGi para decir algo—, él no siente nada por mí.

—¿Y cómo sabes eso?

—Porque según él sólo somos amigos.

—¿Y si llegaras a preguntarle?

—Me tacharía como acosador o algo y terminaría nuestra amistad. No, gracias.

—Vale la pena arriesgarlo. Además… no estoy del todo seguro que él no sienta nada por ti. Llegué a leer los mensajes que te envía y ustedes dos parecen una pareja de chamacos enamorados.

—¡Hyung! ¿¡Por qué hiciste eso!?

—Porque tú eres un idiota que no daría el primer paso por miedo. ¿O acaso me equivoco? Si te decía que estoy completamente seguro gracias a las pruebas contundentes, tal vez te hiciera cambiar de idea.

—…

—¿Y?

—C-Creo que lo intentaré entonces.

—¡Y el gran YoonGi triunfa de nuevo!

—Ya cállate y mejor ayúdame a pensar en una manera de cómo hacerlo.

—Mañana tiene educación física, ¿no?

—Sí.

Pues en vez de quedarte en la biblioteca esperándole, puedes prepararle una sorpresa o algo… Pero que sea sencillo, no creo que tanto adorno le agrade tanto, tomando en cuenta que es un chico.

—Muy bien, entonces eso haré. Ya tengo algo en mente.

 

.-.-.-.

 

—¿Y a dónde me llevarás?

—A almorzar… ¿Quieres?

—¡Claro! Sólo… déjame ir a cambiarme, ¿ok?

—¿A tu casa o…?

—Pues a mi casa… Tenemos tiempo todavía… Es viernes y no tenemos tarea.

Se dirigieron a la casa del menor, él tomó una ducha rápida mientras los nervios carcomían al mayor. ¿Y si no era la mejor decisión la que tomó? ¿Y si el otro le odiaría después de eso y quisiera alejarse por la situación incómoda que se formaría entre ambos? Prefirió alejar aquellos pensamientos dando vueltas en la sala.

—¡Ya casi bajo! —avisó desde la planta alta.

—¡Ok! —“pero mientras más te tardes, mejor… No, no. Es mejor terminar –o empezar- lo que sea de una vez”.

—Bueno, ¿y a dónde vamos exactamente? —preguntó JungKook, asomándose en la sala.

—A un restaurante que conozco. Comeremos hamburguesas.

Se dirigieron a un establecimiento en el centro de la ciudad. Al peli-negro le encantaba la comida que servían allí, y TaeHyung sabía eso, por eso le había pedido a uno de sus conocidos que trabajaba en ese lugar que le sirvieran la más recomendada que tenían en el menú.

—Pero… ¿No es muy caro? —preguntó cuando tuvo el platillo enfrente.

—Nah~ conozco a alguien que trabaja aquí. De todas formas sólo come, te dije que yo invitaba.

—Ya que insistes tanto.

Comieron tranquilamente entre plática y broma. El peli-naranja se sentía diferente, ya no sentía que estaba tan nervioso como antes.

—¿Terminaste, pequeño?

—¡Sí! ¡Al fin! —se reclinó sobre el respaldo del mueble en donde estaba sentado—. Ya no puedo más… creo que no volveré a comer en años~

—Qué lástima… Yo que pensaba invitarte a, no sé, ¿un helado quizá?

—Como te decía, aún tengo suficiente estómago como para comerme 10 elefantes.

—¡Pero si acabas de quejarte de estar lleno! —bromeó-reprochó.

—Escuchaste mal que es otra cosa…

—Estas cometiendo gula, querido Kookie.

—Hyung… una vez al año no hace daño…

—Como digas. Sólo pago y vamos por el helado que quieras, ¿sí?

—¡Sí!

Dicho y hecho ambos jóvenes se dirigieron a una heladería cercana cuando el mayor saldó la cuenta en el primer establecimiento. Llegando, TaeHyung no se percató que no tenía el suficiente dinero para lo que él quería y para lo que JungKook deseaba, así que decidió darle prioridad a su menor.

—Aquí está tu helado triple con doble moka chocolate y una fresa encima con crema batida de nuez.

—¡Gracias! —tomó el gran plato y se metió la primera cucharada a la boca, el mayor simplemente se sentó en frente de él a observar que comiera—. ¿Y el tuyo?

—Eh… no quería.

—¿En serio?

—Bueno, la verdad es que ya no tengo plata.

—¡Me lo hubieras dicho! Traigo un poco de-

—No, no, no. Dije que pagaría y es lo que estoy haciendo.

—Entonces me siento mal por haber pedido semejante helado y que tu no puedas comer… —formó un pequeño puchero con los labios, algo que enterneció al mayor.

—No importa, sólo come y ya.

—Nada. Ven aquí y come conmigo.

—¿Estás seguro?

—Completamente. No quiero cometer tanta gula en un día.

TaeHyung se sentó al lado de JungKook y ambos empezaron a comer gustosamente del helado.

—Eh, Kook, tienes un poco de helado en la cara —señaló el lugar al otro en su propio rostro.

—¿Dónde? ¿Aquí? —pasó su dedo en el mismo lugar que según él le mostraban.

—No, del otro lado.

—¿Aquí?

—No, arriba… Abajo, derecha… ¡Ash! —detuvo la mano del menor y pasó la propia por donde estaba la mancha—. Aquí… —quitó el resto del helado pero dejó su mano reposada en la mejilla de JungKook. Éste se sonrojó ligeramente.

—¿Y-Ya no tengo nada?

—No —una infantil idea se formó en su mente—. Espera, sí tienes… —con el dedo índice tomó un poco de helado de chocolate. Su cabeza le gritaba que estaba haciendo la mayor idiotez del mundo, pero una parte de él le decía que era la excusa perfecta que había estado buscando.

—¿Q-Qué estás haciendo? —sus labios fueron embadurnados del postre que estaban comiendo.

—Te quito la mancha de la cara… —y se acercó lentamente a él, manteniendo firme su mano para que el otro no rehuyera.

JungKook sentía su corazón latir demasiado rápido… no sabía exactamente lo que ocurría con TaeHyung, pero de algo sí estaba seguro: JiMin había tenido razón.

El mayor cerró los ojos de primero, topándose con algo húmedo pero suave en los labios propios, sentía el sabor a chocolate que el helado emitía. Sólo fue un roce de labios, algo torpe entre ambos, cuando se iban a separar el menor empezó a mover lentamente los labios, una respuesta positiva para el peli-naranja.

Movían los labios lentamente, ambos estaban a estallar de felicidad porque con ese contacto podían confirmar sus sentimientos por el contrario. Al necesitar de aire, cada quien volvió a su asiento.

—T-TaeHyung —el aludido regresó su mirada y pudo apreciar a su acompañante con las mejillas coloradas—, ¿qué fue eso?

—Un beso, Kookie… —contestó bromeando.

—L-Lo sé, pero… ¿Qué es lo que significa?

—¿Qué más puede significar? —se acercó un poco más, tomando una de las manos del otro—. Me gustas, JungKook, en serio me gustas. No sé desde cuándo o por qué o lo que sea… Simplemente sé que me he enamorado de ti.

—… —el mencionado aún seguía con el pequeño shock del asombro.

—Y bueno… no sé si estaré haciendo lo correcto, pero… Quisiera pedirte que… que seamos novios —JungKook seguía sin contestar, el otro no sabía si eso era algo bueno o malo, pero optó por pensar lo peor y lentamente fue soltando el agarre que mantenía con su mano derecha.

—¡Claro que sí! —se asustó por el repentino grito y el peso extra que se vino sobre de él. Su cuello fue rodeado por dos brazos—. Tú igual me gustas, TaeHyung. Por supuesto que quiero que seamos novios —su semblante preocupado fue intercambiado por una enorme sonrisa.

Terminaron de comer el postre y salieron del establecimiento. Pasearon por la ciudad con sus manos entrelazadas.

—¿Ahora a dónde quieres ir, pequeño?

—Mmm… —se lo pensó por un momento, descartando mentalmente varias posibilidades—. Quiero ir a… ¡tu casa!

—¿A dónde? —quería asegurarse que no había inventado lo que escucho.

—A tu casa.

—¿Y eso? —sí, había estado en lo correcto. Sin embargo, si le llevaba a su casa se daría cuenta que le estuvo mintiendo desde que se conocieron, puesto que vivía casi al otro lado de la cuidad.

—Pues, tú preguntaste a dónde quieres ir y… pues has ido a mi casa muchas veces pero yo no he ido nunca a la tuya…

—Bueno, palabra  es palabra así que iremos a mi casa…

Fueron a la parada de autobuses, JungKook se imaginó que tomarían el mismo de siempre, ya que TaeHyung siempre le acompañaba a la hora de la salida y le dejaba en la puerta de su casa, lugar que era ruta del transporte público; sin embargo, había tomado uno completamente diferente. Decidió confiar en su mayor y subió sin agregar un pero, media hora después estaban bajando por las escaleras del autobús.

Caminaron dos cuadras más y pararon frente a una casa que no era ni demasiado grande ni demasiado pequeña, algo de “clase media”.

—Te presento a mi casa. Casa, JungKook; JungKook, Casa.

—Es muy bonita… Incluso tiene un jardín.

—Sí, a mi mamá le gustan las plantas y eso… Pero entremos, que luego se hará más tarde.

Ingresaron al hogar y TaeHyung le dio un pequeño tour por todo el lugar. Cuando terminaron fueron a la habitación del mayor.

—Tae, quiero preguntarte algo.

—Adelante.

—¿Por qué vives hasta aquí? —el peli-naranja alzó una ceja, preguntando con ese gesto—. O sea, me refiero al lugar en donde está, porque, según yo, vivías cerca de mi casa o al menos en la misma ruta del autobús que siempre tomamos.

—Ah, eso… —mordió su labio por un tic nervioso—. En realidad es porque me confundí de ruta.

—¿¡Todos los días!?

—No, no, no. E-El día que nos conocimos, fue gracias a una repentina equivocación de mi parte.

—O sea que, ¿fue accidente que nos volviéramos a encontrar?

—No del todo… Después que te conocí hubo algo en mi interior que me decía que tenía que volver a verte a como dé lugar, es por eso que estuve yéndome en la misma ruta durante una semana, hasta que nos volvimos a ver.

—Eres un idita, TaeHyung.

—Lo sé… pero gracias a mi idiotez es que conocí a la persona que más me gusta.

—Idiota y meloso… JungKook sí que tienes malos gustos —se reprochó a él mismo.

—¡Hey! No hables así de tu novio enfrente de él.

—Lo siento, “amor” pero aun no me acostumbro —le dio un suave puñetazo en el hombro.

—Pues para mí será fácil acostumbrarme… —tomó al menor de la barbilla y le plantó un casto beso en sus labios.

 

FIN

Notas finales:

Y por ésto es que no actualiaré el otro sino hasta Octubre :'D Así que espero y les guste xDD

 

Mmm... Creo que nada más, nos leemos el... miércoles ^w^/


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