Sin embargo era todo lo que podía aguardar en su interior, demasiado placer para aguantar el cansancio y la molestia que le había causado en las tardes ir a ese trabajo que le enfurecía, la ponía nervios, le estresaba y que, para mas colmo, con quien le asignaron era uno de esos tipos perfectos, que la irritaban aun mas y la ponían en un estado completo de nervios, lo cual levantaban sospechas de enamoramiento, ella no lo creía, de hecho no lo sentía, era incapaz de amar a esa persona, si bien, la ayudaba y corregía, algo en él no le gustaba… pero, ¿para que existen los ojos si no para ver? A ella le encantaba “admirar el paisaje” justificando así, su sinvergüencería.
Solo podría contar, disfrutando del placer que le otorgaba su pareja, sin embargo esa rusa tan masculina, se le podía notar el sentimiento, ella si amaba a “ese ser” término que utiliza con exceso, mal acostumbrada de palabras y con errores en la ortografía que la caracterizaban, sin embargo había algo en ella que llamaba la atención.
Así mismo es… - suspiraba de placer, olas de corriente le circulaban, paseaban en sus fluidos y degustaba de aquella mirada gélida y cálida a la vez, le encantaba esa rusa, le fascinaba su estatura, su porte… aunque ella era de sangre caliente contrastaba fuertemente con la persona que le daba ese placer, sin pudor alguno de ocultar su orientación sexual, a ella le atraían las mujeres, cualquier tipo, una persona que se escudaba admirando la belleza de otros y no la suya…
Dios mío… ¿Cómo es que te llamas? – habló rompiendo el hielo de sus ojos, una sonrisa pícara provino de ambas… le gustaba su voz, tan suave y tan rústica como un trago de vodka cuando ya se está envuelto y sumiso ante los impulsos alcohólicos.
Li Venlinoc – pronuncia dando lo último, como aleteo de mariposa, en la sensación dulce de licor amargo.
Se desprende del cielo por un segundo e irónicamente se da cuenta de que está lloviendo, la ventana corren con furia las gotas de lluvia y la luna imaginaria que revoloteaban en ese momento, siempre cuando el placer era un máximo orgasmo, se le salían las lágrimas de sus ojos marrones, aquellos pardos la miraron, pero no le importaron, se vistió y se apartó en una esquina, viendo el fruto de su arte, una mujer de sangre caliente logró fascinarla, la luz del farol que se escabullía e iluminaba vagamente su cuerpo de tal manera, algo imperfecto que las gotas de lluvia brindaban pequeños puntos luminosos que servían de apoyo, como estrellas y atenuaban el suave matiz de sus lágrimas…
Bello, menos mal que tengo mi block – sacó de un bolso que estaba justamente en la esquina de ese cuarto, tomó el carboncillo que había tirado antes y se dispuso a dibujar, con una mano temblorosa…
Hermoso de verdad – alcanzo a decir con cansancio marcado… hacer el amor es precioso, mas con una sangre así…
La modelo cerró los ojos, junto los parpados y cayó rendida ante ese sueño, dormir en los brazos de su pintora y amante secreta.
El ruido la molestaba, impuntual de nacimiento, miró el cielo, nublado otra vez, como odiaba ese clima, lo aborrecía pero de algo tenía que comer, se levantó torpemente de la cama, asegurando con mucha calma cada paso que daba, se dirigió al baño sin recordar lo que había pasado en la noche, hizo un gesto sin importancia, recogió algunas cosas y las tiró en la cama, gruñendo fuertemente por el desorden causado.
Bueno, a bañarse será… - se resignó de manera cómica, aceptando su destino, tenía que bañarse y hacerlo era lo peor, su cuerpo titiritaba de frío. Con un ademán pesado abrió la puerta del baño la cerró y se miró al espejo.
Que horrible estoy – suspiró – eso se quita con un buen baño, un poquito de luz desde mi interior y recuerda luna, recuerda “Mujer exótica” – ese era el dicho que se repetía constantemente, para escapar de algún problema que tuviera, normalmente sonreía, pero esta vez lo hizo de manera diferente, recordó automáticamente la noche anterior – Luna, solo los mementos felices, no queremos los tristes – se refería siempre en tercera persona, hablaba sola, era una manera de calmarse.
Se duchó rápido, a “vuelo e’ pájaro” un dicho muy común en su país de origen, conservaba la calma a pesar de que tenía que ir a la universidad, si bien era mala para la escritura era fabulosa con los números, la ingeniería le quedaba perfecto.
Hoy tengo examen… - murmuró fatídicamente – no estudié por estar de sin vergüenza – sonrió ampliamente, le encantaba jugar con su cabello e imaginar historias fantásticas de romances que nunca – según ella – vivirá. Se volteó y halló a su parecer un figura humana que la asustó – ¡Ay Dios mío me van a robar! – gritó pavorida, con los ojos que le lloraban sin saber que armaba un dramático por nada, rápidamente una telenovela se le bobinó en la cabeza acordándose que tenía que hacer un curso de redacción porque a pesar de su flojera innata para escribir deseaba ser escritora.
¡Deja de armar escándalos niña! – ese grito gutural que salió, el término peyorativo de “niña” lo reconoció al instante.
¡Rusa! – gritó vorazmente mientras veía la figura de esa persona parándose firmemente mirando la figura curveada lentamente, mientras sonreía poco a poco.
¿Qué haces aquí? – preguntó sorprendida la “niña” mirando con picardía innata y mucha alegría la silueta que caminaba paso a paso hasta posarse en frente de ella.
Pasé la noche contigo – le respondió naturalmente.
Pero… - fue interrumpida por un gesto que hizo la rusa, sacando de su bolso de cuero el block con la pintura de ella.
Después del orgasmo te dibujé, mírate, lo expondré mañana en la universidad – se sonrojó al máximo, no podía creerlo. Una persona como ella, ¿Qué la dibuje? No, era demasiado fría para hacerlo, era impensable, ilógico, la miró con desconfianza pero era imposible, porque el ambiente que su compañera otorgaba no cambiaba sus gestos, no lo hacía, pero si la otra lo cambiaba entonces si la perturbaba y eso la molestaba.
Mira chica, no sé de verdad, haz lo que te dé la gana, total, no me interesa – golpeó suavemente el block y se dirigió con pasos de pavo real hasta su closet donde tenía la ropa – es primera vez que me dibujas, así que haz lo que sea. Siempre terminas haciéndolo, ¿de que te vale mi opinión? – indignada consigo misma, se fue despertando la llama de pasión, era muy buena discutiendo – en su mente – porque en la práctica se sulfuraba rápidamente.
¿No te gusta? – dirigió su mirada a la del cuerpo de su modelo. – aunque entiendo, si no te gusta es porque no te amas a ti misma – soltó, fascinantemente aplaudió esa respuesta, fue muy inteligente, ¡Por supuesto! Era tan perfecta que evadió la molestia y trató de formular una respuesta más inteligente que la llegara a lastimar.
O tú como artista no sabes expresar el cuerpo cansado de una amante – sin reparo alguno se sorprendió de su respuesta, sin gestos comunes que hace, solo sus palabras, imitando la frialdad de la otra, había visto películas de acción y drama para poder copiar el acento y el tono de voz de los villanos.
No eres una amante – siguió con el juego de palabras, duramente le cayó y le dolió pero ella en su dicho de “Mujer exótica” no se dejó. Ni por un momento y salió tan fácilmente de sus labios sin antes pensarlo
Si no lo soy, es porque no sabes dar placer – respondió volteándose y con la ropa con la que iba a ir a la universidad, sonriendo ampliamente. Peleando drásticamente con su cerebro.
Búscate otra – haciendo un gesto de despreocupación tiró el block con todo y bolso y se fue de la habitación.
Suspiró. – Esta carajita – sonrió y se vistió – hoy será un día largo.