Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿es amor? por chrome schiffer

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Es un oneshot que se me ocurrio en estos dias y espero no haya quedado tan mal je.

Es el primer fic que escribo del fandom de Kuroko, queria intentarlo y bueno, aqui esta.

--Kise buen trabajo, te esperamos mañana a las 11 am en punto ¿oíste?-- mi representante posa una de sus manos en mi hombro felicitándome por el trabajo de hoy y luego se marcha mientras yo voy a los camerinos a cambiarme la ropa que eh tenido que usar para esta sesión de fotos.

 

Me llamo Kise Ryouta, actualmente cuento con 20 años de edad y soy modelo, mi carrera empezó hace tres años atrás cuando una tarde, simplemente iba por la calle y una mujer muy linda me dio su tarjeta diciéndome que le llamara, vi aquella tarjeta y se trataba de una agencia muy reconocida de modelos, en ese entonces simplemente me alcé de hombros después que ella continuó con su camino y guardé aquel pedazo de papel en mi bolsillo pensando en que tal vez llamaría, después, otro día quizá.

 

Pero ese día llego más rápido que tarde y me vi al día siguiente de mi llamada en aquel gran edificio, todo después de eso sucedió impresionantemente rápido, fueron solo un par de fotos y casi casi, mi carrera estaba asegurada, los que estaban allí se desvivieron en halagos y buenos presagios para mi futura carrera de modelo si es que me decidía a ello, en un principio toda esa adulación que recibía me hizo creerme superior y una especie de ser supremo, las mujeres me miraban con adoración y deseo en sus ojos, algunos hombres también y eso, hizo a mi orgullo crecer enormemente, recibir atención de esa manera de la gente a mi alrededor me hacía sentir importante y querido, que equivocado estaba en ese tiempo.

 

La adulación a la que me habitué rápidamente, pasaron a ser simplemente acciones que perdieron todo sentido al darme cuenta que aquellas personas solo veían en mi a alguien con quien poder sacar mucho dinero, veían a alguien con el cual sus bolsillos se llenarían más y más, no se interesaban en absoluto en “Kise Ryouta la persona”, no les interesaba conocer más de mí, que me gustaba, que no me gustaba, si estaba feliz ese día o triste aquel otro día y aun cuando pueden parecer cosas estúpidas para los demás, para mi es importante, mi personalidad es alegre y muy amiguera, me gusta estar con las demás personas, no me molesta compartir con otros y formar lazos no me suponía un problema.

 

Ahora, tres años después de entrar a esta industria donde todo es hipocresía y máscaras, a lo único que me dedico es a mi trabajo, a hacerlo bien ya que aunque me pese gracias a él es que tengo todo lo que tengo, soy independiente, vivo en un amplio apartamento en una excelente zona de la ciudad, no me falta nada a lo que económicamente se refiere, puedo ser caprichoso y gastar cuanto quiera en lo que se me antoje y eso hace mi vida medianamente feliz.

 

Amigos, solo los que forme en la secundaria, son pocos, pero con ellos me basta y me sobra, no necesito a mí alrededor personas falsas que solo les interese mi apariencia o mi dinero, o ambas, no hacen falta y solo estorban.

 

--¡ey! quítate que estorbas rubia-- escuchar ese grave tono de voz me saca de mis pensamientos haciendo que mi ceño se frunza un poco, lo olvidaba, esta persona que está a mi lado es Aomine Daiki, es un nuevo modelo que contrato la agencia y contrario a todo lo que se pueda pensar por su apariencia, ha tenido una excelente aceptación entre el público, las féminas parecen idiotizadas con este estúpido y bueno, no las culpo.

 

Aomine es alto, unos cinco centímetros más que yo, tiene el cabello azul oscuro corto, tiene un muy buen formado cuerpo, es musculoso lo suficiente sin ser exagerado, todo está muy buen puesto en su lugar, tiene un par de ojos azules y una mirada que paralizaría o derretiría a quien le mirara así sea por unos pocos segundos, su nariz es perfilada, tiene un rostro varonil y atractivo, pero lo que más destaca de su persona es el color de su piel, es algo oscura, es un moreno que aunque me pese, está demasiado bueno, es condenadamente atractivo a mis ojos, pero todo ese atractivo se va al caño cuando abre la boca y cuando uno llega a ver cómo es su personalidad, es un patán, es una persona perezosa y grosera, su ceño siempre esta fruncido cuando no está en una sesión de fotos y es muy temperamental, no tiene pelos en la lengua cuando de decirle las verdades a las personas se trata y lo que más me molesta es que parece que la palabra respeto esta por completo fuera de su vocabulario, ¡no respeta a absolutamente nadie!, ni siquiera a su representante, una linda mujer de cabello rosa que parece ser muy amable.

 

En conclusión, Aomine Daiki es una persona molesta y desagradable, lástima que me guste tanto.

 

--¿y tú es que no puedes pedir las cosas con más amabilidad o que te pasa?-- con toda la intención me quedo en ese mismo lugar, sin moverme ni un milímetro mientras coloco sobre mi nuca la bufanda que es lo único de mi vestuario que me falta por ponerme. Escucho un resoplo de aquel moreno al lado mío y sonrío de lado casi imperceptiblemente, me encanta sacarlo de quicio.

 

--tsk, quítate te dije-- y de un solo movimiento me apartó de aquel lugar, ¡es un bruto! ¡maldito bastardo!-- veo como empieza a desvestirse para el cambiarse también y después de recrearme unos segundos con la vista de su cuerpo, paso por su lado hecho una furia hacia la puerta, pero en el trayecto hacia la puerta le empujo con fuerza con mi hombro y lo desestabilizo haciéndole caer de culo en el suelo.

 

--te lo mereces por bastardo-- le suelto enojado y salgo de allí directo a mi departamento, subo a mi auto y una sincera y pequeña sonrisa se asoma en mis labios antes de deshacerse y dar un hondo suspiro --eres un imbécil Aominecchi-- susurro dejando salir esa pequeña muletilla que hace tiempo me gustaba ponerle al nombre de todos a los que quiero y les tengo confianza, ya no lo hago porque suena para muchos extraño, pero suena lindo en mi mente y así le llamo cuando estoy solo. Molestarlo es la única forma que he conseguido para que siquiera voltee a mirarme, aunque claro, él bien que coopera, siempre se dirige a mí con un comentario despectivo y su mirada es fría hacia mí, creo que no le caigo nada bien y eso es algo triste, no soy tan mala persona como para que me odie ¿o sí?

 

Niego con la cabeza repetidas veces dentro de mi auto mientras estaciono en la cochera del edificio, pongo la alarma y salgo hacia el ascensor, saludo alegremente y con una enorme sonrisa al celador y el corresponde a mi saludo de igual manera, dejo de sonreír y subo a mi piso, saco las llaves antes de que el ascensor llegue al décimo piso y en menos de treinta segundos estoy dentro de mi apartamento, guardo las llaves en mi chaqueta, me la quito y la cuelgo junto con la bufanda en el perchero a mi lado viendo de reojo a la persona echada en el sillón de mi sala pasando con el control los canales en el televisor despreocupadamente.

 

--¿Qué haces aquí?--

 

--¿eh? ¿Qué no ves?-- sigue pasando los canales sin siquiera mirarme --¿o es que acaso tanta tintura te ha dejado más estúpido de lo que ya eres?-- dice burlón y yo ya ni me enojo con él, ¿para qué? No tiene caso hacerlo, Haizaki es así desde que lo conozco, al principio sus palabras hirientes dolían, pero con el paso del tiempo me he terminado acostumbrando a ellas, prefiero dejarlas pasar, hacer oídos sordos a las palabras que me agreden es algo que eh aprendido a hacer demasiado bien, aunque eso ha amainado un poco mi alegre personalidad.

 

--aja, hoy no estoy de humor, si quieres puedes quedarte en el cuarto de huéspedes, sabes dónde queda, yo me voy a dormir, estoy cansado-- dirijo mis pasos a mi cuarto mientras desfajo mi camisa de mis pantalones y revuelvo un poco mi cabello algo molesto, “estoy cansado” como si a él le importara eso, lo dije inconsciente, solo por hacerle saber a alguien, así sea a el que mi día fue duro y que el trabajo de modelo no es tan fácil como muchos han de pensar.

 

--¿Qué no estas de humor?-- siento su agarre en mi muñeca apenas entro a mi cuarto y me tira a la cama boca arriba con una brusquedad que sabe no es necesaria conmigo --¿sabes cuánto me importa eso Ryouta?-- burla, eso es lo único que veo en su rostro y oigo en sus palabras mientras se quita la camisa y desabrocha sus pantalones.

 

--lo sé, lo sé muy bien-- me levanto de la cama y me acerco pasando mis brazos por su cuello y uniendo mis labios a los suyos empezando un beso suave, beso que él se encarga segundos después de profundizar invadiendo mi boca con su ávida y ya bien conocida lengua.

 

Nuestros cuerpos reaccionan al otro en frente porque ya se conocen, saben que el rozar de las pieles es excitante y a costa de varios encuentros pasados, saben de alguna manera que es lo que al otro le gusta, aunque mi amante de esta noche no le interese mucho si es que yo llego a sentirme bien, no importa, yo procuro mi propio placer y así está bien.

 

Los jadeos y gemidos que inundan la habitación cuando su pene me invade sin consideración alguna son altos y agudos, palabras de amor y promesas vanas no son parte del repertorio porque simplemente no se sienten, sus caderas arremeten contra mi trasero con fuerza y precisión, con rapidez y constancia mientras sus manos sostienen con fuerza de más mis muñecas sobre mi cabeza y su boca asalta la mía con ansiedad y arrebato entretanto mis piernas se aferran fuerte a sus caderas y las mías se mueven a un ritmo por demás enloquecedor y delirante.

 

Y así, es como en pocos minutos llegamos al orgasmo y sé que no va a ser el único en la noche.

 

¿Desde cuándo pasa esto? Fácil, un día hace más de un año fuimos algunos de la agencia a beber a un bar celebrando algo, ¿qué? No me acuerdo mucho, después de unas horas de estar en aquel lugar en las cuales el alcohol ya había hecho su trabajo en mi cuerpo, lo ví, estaba allí en una esquina casi comiéndosele la boca a una chica, pase por un lado ya que era el único camino hacia los sanitarios, entré y desocupé mi vejiga, lavé mis manos y al salir sentí un fuerte agarre en mi brazo, enfoqué mis ojos a aquella persona y Haizaki era quien me tenía apresado ¿Qué palabras cruzamos? ¿Cuándo salimos de aquel bar? ¿Cómo llegamos a mi departamento? ¿Qué paso con las personas con las que estaba o con la chica con la que él estaba?, no tengo ni la menor idea, lo único de lo que fui consiente al día después, fue que a mi lado en la cama estaba el, desnudo al igual que yo y no fue difícil hacerme a la idea de lo que paso aquella noche, al levantarme mi cuerpo entero se resintió y con un segundo intento pude llegar al baño y apreciar mi apariencia, mi cuerpo estaba por completo marcado por sus dedos, por sus labios, manchas violáceas se repartían por toda la piel de cuello y pecho, lo que me ocasiono problemas en la agencia al no poder trabajar hasta que se borraran lo suficiente como para que el maquillaje hiciera el resto.

 

Desde ese día, él viene cuando tiene ganas de sexo y yo simplemente accedo porque no es algo que sea muy relevante, es bueno en la cama y lo disfruto, aprender a aceptar su rudeza y tosquedad a la hora de hacerlo fue la manera de aprender a sentir placer, soy un hombre y no me voy a romper por unos cuantos movimientos rudos, lo que si me supone un problema es mi trabajo después de que él y yo compartimos la cama, aunque se lo he exigido no ha habido forma de que no me deje marcado, tengo que esmerarme mucho en que el maquillaje tape lo más posible cuando son muy notorias y es realmente una molestia.

 

Como sucede siempre, al día siguiente él se queda durmiendo en la cama o donde sea que él haya decidido hacerlo, yo me levanto y me aseo inspeccionando el estado de mi cuerpo.

 

--maldición-- susurro y las marcas en mi pecho son la causa de mi malestar, hoy es un día importante, sesión de fotos en ropa interior… con Aominecchi como compañero de set, respiro hondamente y termino de alistarme, tendré que salir en una cita u ofrecerle algo a la maquillista para que haga algo con esas marcas sobre mi cuerpo.

 

Salgo de mi apartamento sabiendo que muy seguramente cuando vuelva, Shougo ya  no estará aquí. Llego al cabo de unos veinte minutos a la agencia sintiéndome aliviado, son las 10:55 am, llegue cinco minutos antes y eso me da un pequeño margen de tiempo para ir a hablar con Masako, la maquillista.

 

Un beso, eso fue lo que pidió, que poca cosa. Se lo di sin ningún reparo y minutos después mi piel se veía intacta, le agradezco con una sonrisa encantadora y salgo con el pequeño bóxer que es la única prenda que cubre mi piel hacia el set de fotografía viendo a todos revolotear de aquí para allá, mi moreno compañero no ha llegado y su ausencia solo hace que todo lo agendado para el día se retrase cada vez más. Bufo molesto y al poco tiempo él llega con esa cara de despreocupación y apatía total que me saca de mis casillas.

 

--ni que fuera el jodido presidente para que tuviéramos que estarlo esperando hasta que se le de la real gana de llegar-- suelto aposta y el simplemente me mira por encima del hombro y una sonrisa de burla en sus labios dándome a entender que le importa una reverenda mierda lo que yo llegue a pensar sobre él. ¡Imbécil!.

 

La sesión de fotos fue de lo más incómoda y bochornosa, ¿Por qué hacernos acercar tanto?, si por mi fuera, mientras él está en solo esos boxers negros, yo me mantendría muy lejos de su espacio personal, pero no, todo el tiempo sentí su respiración cerca de mi rostro, en mi nuca, erizándome por completo la piel y haciendo que mi pecho latiera tan rápido que me reprendía a mí mismo por ello, pero era algo que no podía evitar, Aomine me gusta demasiado y al veces pienso que lo que su cercanía despierta en mí solo puede ser síntoma de que me he enamorado, pero no pienso demasiado en eso, no es bueno para mi salud mental.

 

Todo termino en lo que pareció una eternidad y como no había más trabajo ese día, mis pasos se movieron con presteza hacia los camerinos recargue mi frente en la pared y deslice mi mano por mi cuello sin ser consiente que esa acción retiraría algo de base de aquel lugar dejando a la vista algo que no quería que el precisamente viera.

 

--y la rubia se divirtió anoche ¿eh?-- es ahí cuando me percate y coloque mi mano en un apresurado intento por cubrir aquella evidencia.

 

--y si así fuera, ¿qué te importa?-- respondo a la defensiva pasando por alto su insulto, por alguna razón que Aomine viera eso no me gustaba, pero no había ya nada que hacer, retire mi mano y empecé a vestirme robóticamente.

 

--cierto rubia, no me interesa-- hace una mueca con desdén y me da la espalda ignorándome mientras se viste también.

 

--entonces no molestes-- digo enojado y con ganas de llorar al ver el desinterés ante mi persona, es triste y doloroso darme cuenta que lo que siento no llegara nunca a ser correspondido y aunque lo sabía, aunque tenía la sospecha de que eso pasara, no es lo mismo cuando de ser una simple sospecha, pasa a ser una rotunda y absoluta certeza.

 

Salgo de allí rápidamente y más rápido de lo que se puede pensar ya estaba en mi apartamento. Dejo mis cosas descuidadamente tiradas en el suelo y en un arranque de ira rompo la mesa de vidrio del comedor con un fuertísimo puño.

 

--¡maldito Aomine!-- casi grito --¿tan difícil es verme como yo a ti?-- bajo mi voz en esa última pregunta y el leve ardor de mi mano derecha no me distrae del revoltijo de emociones que recorren mi interior, sentirlo hoy en aquella sesión de fotos tan cerca, más cerca de lo que lo sentí alguna vez, los roces accidentales de su cuerpo y el mío, su aliento sobre mi piel, su mirada sobre mí, simplemente el sentir su presencia tan cerca a mí me hicieron tan consiente de lo que el provoca en mí. Mi mano izquierda frota mis ojos con fuerza al sentir algo de humedad en ellos y jadeo enojado, no me desmoronare, no por Aomine Daiki, no es una opción.

 

--así que… te gusta ese tal Aomine-- doy la vuelta tan rápido que un leve mareo se apodera de mi cabeza por el acelerado movimiento, pero cuando diviso a Haizaki en frente mío con solo unos boxers puestos y su mirada sobre mi aparentemente despreocupada me calmo un poco.

 

--aun estas aquí, pensé que ya te habrías ido-- digo pasando por alto su afirmación anterior --deberías conseguirte un trabajo o algo productivo que hacer, ¿Cómo es que te mantienes?-- hablo rápidamente algo nervioso y camino hacia la cocina, más concretamente al lavaplatos donde meto mi mano y abro el grifo para que la sangre que sale de ella baje por el desagüe.

 

--¿Qué te importa a ti si trabajo o no?-- escucho su voz a mi espalda y el tono en que habla me hace alertarme pero trato de no demostrarlo.

 

--solo era una sugerencia, no más-- sonrío un poco para tratar de quitar algo de tensión, pero sentir su mano apresar mi cabello y hacer que mi rostro choque con fuerza contra la pared me la borra de inmediato.

 

--¿ya te acostaste con el Kise?-- sisea con enojo en mi oído mientras me tiene empotrado contra la pared y el agarre de su mano en mi cabello se hace más fuerte tornándolo doloroso. Respiro tratando de no dejarme llevar y contesto segundos después.

 

--no sé de qué hablas, suéltame ya-- digo serio y me remuevo intentando deshacer su agarre, pero este en vez de aflojarse se hace más rudo, más fuerte, más doloroso --ughh… Haizaki, duele…--

 

--¿te folla mejor que yo?-- le miro de reojo y me remuevo con fuerza al ver que parece  no estar prestándome atención, muevo mi cabeza hacia atrás dándole un cabezazo que logra que su agarre desaparezca y le encaro enojado.

 

--¿Qué rayos dices?, vete de mi apartamento, lárgate ahora mismo-- le espeto mientras me dirijo hacia la sala.

 

--ni una mierda de irme Kise-- avanza a paso rápido a mi posición y golpea mi rostro con su puño sin medir en absoluto su fuerza, es la primera vez que me golpea, que sea rudo y basto en la cama es diferente a esto.

 

Mi equilibrio ante el golpe flaquea y voy a dar contra el suelo de la sala --no es posible que te hayas dejado coger por un hijo de puta para el cual no eres nada-- de nuevo su agarre en mi cabello y su voz siseante se hacen presentes mientras me lleva hacia la habitación haciéndome arrodillar a un costado de la cama, su mano en mi cabello no se aleja de allí y mis pantalones son bajados de forma brusca, le miro de reojo mientras no dejo de removerme, me golpea en un costado al ver que por poco y logro deshacerme de su agarre dejándome demasiado adolorido como para seguir resistiéndome.

 

--suéltame, ¡¿Qué rayos crees que estás haciendo imbécil?!-- mi voz se alza fuerte aun cuando mi cuerpo no responde como quisiera debido al dolor.

 

--te voy a mostrar que mirar a otro que no sea yo fue una muy grave equivocación-- y dicho eso, todo lo demás perdió sentido a mi alrededor, los gritos que salieron de mi boca dejaron al cabo de un rato a mi garganta resentida, los movimientos de su cuerpo fueron simplemente hechos con la única intención de hacerme daño y lo logró, las palabras que soltaba mientras hacía lo que hacía solo mostraban desprecio y enojo contra mí, pero la expresión que ví en su rostro al ladear un poco mi mirada para poder verle distaba mucho de lo que su boca decía, ¿alguna vez vi en su rostro aquella expresión de derrota y dolor?, no, estoy seguro que no y yo no supe en que momento todo aquello término, dejando en el lugar solo un enorme silencio que era roto solo por algún quejido ocasional que salía de mis labios al intentar moverme, así que desistí de hacerlo, mire a mi lado derecho y allí, sentado en el borde de la cama estaba Shougo, estaba desnudo mirando hacia el suelo y sus manos sobre la cabeza agarrando algunas de sus trenzas con fuerza, el rechinar de sus dientes llego a mis oídos como algo lejano y los “eres un jodido imbécil Kise” que su boca susurraba era como un lejano eco que en mi estado no sabía si era real o no.

 

Cuando desperté, no supe cuánto tiempo había pasado, no supe si él estaba todavía allí, cuando me desperté sentí mis ojos húmedos y mi cuerpo terriblemente adolorido, mi cabeza dolía horrores, mis costillas, mi espalda baja, mis piernas y mi trasero, lágrimas de frustración corrieron por mis mejillas sin reparo alguno.

 

--bastardo, bastardo, bastardo, bastardo-- susurraba como autómata una y otra vez mientras mis manos en puños aferraban la sabana de mi cama --no tenías por qué haberme hecho esto-- intente levantarme y no pude, el dolor era más agudo y me quede en aquella posición un rato más, aún estaba de rodillas sobre el suelo, apoyado contra la cama, siendo mis pantalones lo único fuera de lugar, tenía la ropa puesta, pero sabia y estaba seguro que aun con la ropa puesta sus manos marcaron como siempre, su paso por mi piel.

 

Ese día en cuanto pude ponerme de pie e ir al baño a asearme lo hice y demore un tiempo indecible en la ducha, Haizaki nunca se había portado tan agresivo, nunca me había golpead, nunca, sé muy bien cómo es su forma de compartir lecho, pero lo de aquella noche fue totalmente excesivo, decir que me violo es la única forma en la que logro describir lo que sucedió. Después de mi ducha me vestí y llama a la agencia argumentando que la noche anterior me asaltaron y por ello no podría ir en los próximos días, todo mi cuerpo y rostro estaba amoratado, no sabía si ir a un hospital para ver si el dolor en mi costado era tal vez resultado de que me hubiera roto alguna costilla, al acostarme en mi cama y quedarme dormido al poco tiempo todo lo que pude haber hecho o pensado se evaporo en mi sueño y así lo deje hasta el día siguiente y el siguiente y el siguiente.

.

.

.

Tres meses han pasado desde aquel incidente y hace unos dos volví a mi trabajo, mi representante estaba muy preocupada por mí pero con una sonrisa de mi parte y unas cuantas palabras se tranquilizó, además que en mi cuerpo ya prácticamente había desparecido todo rastro de golpe alguno, mi labio partido estaba sano, mi rostro como siempre, mi cuerpo también, mi mente, bueno, eso era otro cuento.

 

Desde ese día, él no ha vuelto a mi apartamento y lo agradezco, pero en algunos momentos me sorprendo pensándole, ¿Qué estará haciendo? ¿Por qué no ha vuelto? ¿Estará bien? Y me sorprendo a mí mismo al ser tan estúpido, antes, cuando mi personalidad era jovial y amiguera, muchos me tomaban por tonto e idiota al ver mi optimismo y no me importaba, pero ahora en estos precisos momentos no dudo en darles la razón, no sé qué es lo que me impulsa a dedicarle estos pensamientos al hombre que me trato de aquella manera, no sé, o tal vez sí.

 

De mi mente no desaparece su rostro, ese momento en que cambio su mirada y su expresión de enojo y furia por una que denotaba tristeza y dolor ¿yo era la causa de que su siempre burlona expresión cambiara por aquella otra tan ajena a él? ¿Qué pudo haber pasado para que su rostro cambiara de manera tan radical?, fueron pocos segundos, pero se lo que vi y pensar en eso es lo que no aleja a mi compañero de cama de estos casi dos últimos años de mi mente. Doy un suspiro y voy al set, hoy me corresponde sesión de ropa casual con Aomine.

 

--levanta el rostro Kise y tu Aomine acerca tu brazo por el lado derecho de Kise un poco más-- sigo las indicaciones del camarógrafo al igual que mi moreno compañero y los flashes de la cámara se dejan ver de inmediato --muy bien, ahora la siguiente-- me acomodo como me lo indican y veo el rostro de Aominecchi cerca y extrañamente no pasa nada, algo debe estar mal conmigo definitivamente.

 

El día termino bien como muchos más y ahora vamos un grupo hacia una discoteca a beber, bailar, distraernos y accedí porque creo que me sentara bien, necesito dejar de pensar, además, puede ser una buena oportunidad para acercarme más a mi compañero peliazul.

 

--¿vamos a bailar?-- pregunta el moreno de mis anteriores desvelos y asiento, me levanto y nos dirigimos a la pista, es una discoteca gay así que no hay lio, la música se deja escuchar alta y fuerte y mi cuerpo se mueve al ritmo de aquella canción cuya letra incita a mas roce, a más acercamiento, a más locura, a más descontrol y así lo hago, mi pareja de baile parece estar dispuesto a dejarse llevar también y me acerco más a su cuerpo, mis ojos no se separan de los suyos y mi boca se abre dispuesta y en una clara invitación y sonrío interiormente al ver que su rostro se acerca peligrosamente al mío, “va a besarme por fin” pensé, pero en el último momento ladee mi rostro y su beso fue dado en mi mejilla, el me miro desconcertado y yo sin esperar a que la canción terminara fui a los sanitarios a paso rápido ¿Qué acaba de pasar?.

 

--¿Qué haces aquí?-- susurro con ansiedad mientras me miro al espejo después de haber humedecido mi rostro con abundante agua --te habías largado ya, ¿Por qué apareces de nuevo ahora?-- sigo con mi monologo con el Kise del espejo y mi cabeza está hecha un lio.

 

Haizaki está afuera, cuando iba a besar a Aomine lo vi por el rabillo del ojo y su mirada estaba tan fija en la mía que sé, que aunque por un momento la rabia que transmitía en sus ojos cambió, cambió a aquella de esa noche y no pude, simplemente no pude unir mis labios con mi pareja de baile, aunque eso era lo que llevaba ansiando desde que lo vi por primera vez.

 

--eres un estúpido Kise… eres un estúpido y tú también, Shougo-- sonrío y salgo buscando con mi mirar a alguien en especial,  no tardo en encontrarle bailando con un tipo muy parecido a mí en la pista “ese no soy yo idiota” y con ese pensamiento me dirijo sin titubear hacia su posición, empujo al rubio que lo acompaña y me pongo en frente mientras paso mis brazos por su nuca, muestra de que ahora soy yo, su pareja en aquella canción.

 

--¿Qué mierda haces Kise?-- me espeta enojado mientras quita mis brazos de su cuello de tosca manera.

 

--¿acaso no lo ves? ¿O es que las trenzas están tan apretadas que te volvieron estúpido?-- hablo a su oído lo suficientemente fuerte, ya que por el volumen tan alto de la música no es posible susurrar, recordando que alguna vez me dijo algo muy parecido.

 

--a mí no me jodas y mejor lárgate a revolcarte con el hijo de puta ese-- sale de la pista dirigiéndose a la salida de aquella discoteca empujando e insultando a quien ose ponerse en su camino y yo le sigo, el enojo es  totalmente palpable en su voz y en cada fibra de su cuerpo, lo siento y es lo único que necesitaba para saber que lo que hago es lo correcto.

 

--resulta que no es con él con quien quiero revolcarme-- hago que se vuelva hacia mi cuando estamos ya en las afueras del lugar y me toma del mentón con su acostumbrada fuerza y yo ni me inmuto.

 

--¿a qué juegas Kise?-- susurra a unos milímetros de mis labios aun con enojo y yo saco mi lengua lamiendo los suyos para incitarlo.

 

--yo no estoy jugando a nada, hablo totalmente en serio-- mi mirar no se despega de la suya y ver el titubeo en su pupila me hace sonreír, lo conseguí.

 

--¡maldita sea! ¡Te odio Kise Ryouta!, ¡te odio maldita basura!-- y después de un “yo también” de mi parte, su boca asalta la mía con ansiedad, deseo y algo muy parecido a la añoranza.

 

“No quiero conocer nuevas personas y no sé porque, o tal vez si y no estoy preparado aun para admitirlo al igual que tú, siento que te odio tanto, pero nuestro encuentro fue como el destino lo sé y aunque nos veíamos como extraños, cuando te fuiste y me dejaste atrás, tu aroma no lo hizo, tu aroma siguió allí, en mis sabanas, conmigo, recordándome que aunque no nos diéramos cuenta, fuimos alguna vez, el uno para el otro.

 

Odio ver que sigo sin olvidarte, traté de hacerlo cada día pero no pude, tienes que ser tú, en mi mente no hay una valida razón para ese pensamiento, solo está ahí, como una premisa que me dice que esto no se acaba hasta que yo decida que se acaba y  aunque este amor me arruine y me lastime, para mí solo eres tú, porque es así, esto es alguna rara especie de amor y negarme ante lo evidente no tiene caso, mi amor comienza contigo y termina contigo, tienes que ser tú el que este a mi lado, “atrápame de nuevo en tu prisión” me encontré pensando algunas noches en mi cama y a pesar de que será difícil no me importa, aun si quedo devastado por tus furiosos movimientos, estoy bien a pesar del dolor, no me importa lo que digan, no me importa en lo absoluto, al cerrar mis ojos solo pienso en ti, veo todos y cada uno de tus gestos y eso me basta para saber que el amor que yo siento por ti es diferente, es masoquista y doloroso, pero también es apasionado, es fuerte y permanente, entendí lo que tu rostro quiso decirme aquella vez y eso me hace pensar que no soy yo el único que ama en esta extraña relación, no soy el único y voy a hacer que lo aceptes a como dé lugar”

 

Fin~

 

Notas finales:

Bueno, eso fue todo. Amo con el alma el AoKise ♥.♥ pero siempre me ha gustado pensar que Haizaki esconde un amor por Kise bajo toda esa facha de competencia y altaneria que tiene con el rubio modelo y pense en esta historia, me gustaria leer muchas mas donde esten involucrados estos tres personajes y bueno, esto fue lo que salio.

Gracias por leer y si merezco un rew sera recibido con el alma hahaha ;) criticas y sugerencias siempre son bien recibidas siempre y cuando se hagan con respeto ewe


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).