#Prólogo.
Luna quiso un hijo, que nadie le quiso dar.
Hace milenios, un profecía fue dada por la misma Luna, la razón de esta profecía fue que el día que se cumpliera, ella volviera a despertar y ser guardián de su hijo a las noches, esa profecía iba a ser tardía, sólo se cumpliría el día que su hijo volviera a llorar por su madre Luna.
Hace milenios, Luna se sentía sola a las noches, ella quería un bebé, bebé que nadie le podría dar, nadie quería a esa joven Luna que estaba sola a las noches.
Una vez, Luna se enamoró, se enamoró del Sol, y el Sol de ella, se encontraban cuando uno se escondía y el otro salía, él no aguantaba verla triste, verla sola a las noches, así que pensó, pensó que Luna quería un hijo, al cual le cantará a las noches y resguardara su sueño, el cual él cuidaria y protegeria de día.
Sol quiso un hijo, que nadie le quiso dar.
Ambos estaban tristes, la Luna seguía sola en las noches, el Sol no aguantaba ver la tristeza de Luna, así que decidió bajar al mundo con ella, bajaron al mundo donde los primeros magos estaban juntos a los Sin magia, sin guerras, todavía.
En el momento que bajaron se desató una guerra, causada por la envidia de los Sin magia, donde el Sol y la Luna ayudaron a un joven mago el cual ofreció cualquier cosa a su servicio de agradecimiento, Luna dijo tranquilamente, si le podría dar un hijo, el cual ella cuidaria sus noches y con el viento arroparía, el cual el Sol protegería de día y con buenos días alegraría.
El mago aceptó, el primer hijo que tuvo se los concedió a las noches de la Luna y a los días del Sol.
El día que su querido hijo murió, Luna entristecida lloro y lloro, ella sabía en el fondo que un día su hijo volvería, así que una profecía dictó.
Quien lo ose lastimar,
Quien lo haga lágrimas demarrar,
Quien haga sólo una gota de su sangre pura caer,
Tendrá marcado su destino,
Sus días estarán contados,
Por haber tocado esa obsesión plateada,
Por haber tocado el tesoro más grande,
Y más valioso del mundo mágico,
A la serpiente albina de la sangre más pura,
Por haber tocado al hijo de la Luna.
Esa profecía se cumpliría, volvería a nacer el niño albino con cabellos rubios que iluminaran donde sea como el sol, un piel pálida casi tan blanca como la misma Luna, con los ojos de unas lagunas de plata líquida, los ojos de una futura tormenta que se avecina, el niño de la misma unión de la Luna y el Sol volvería a nacer algún día...
Y ese día sería bendecido como el sangre más pura, de la unión de las familias más poderosas en su tiempo, sería bendecido como el ser más puro en ese sucio mundo, sería el volver del hijo de la luna y el Sol que una vez perdieron, sería volver a escuchar las preciadas canciones de Luna junto a una felicidad inigualable que todo ser envidiaria de ese ser tan inocente que tenía uno de los poderes más grandes, poder que sólo el mismo descubriría.