Temblando
Por Akira Lawliet
Lo amaba, era en lo único en que podía pensar, toda su vida había creído que jamás iba a enamorarse, que el amor no era para él, que simplemente ese tipo de sentimientos eran nulos en su vida, sin embargo todo había sucedido tan de repente aquella tarde de invierno en que lo había visto por primera vez, había sentido una fuerte atracción, no creía en el amor a primera vista pero estaba seguro que sentía algo por aquella persona. No pasó mucho antes que decidiera conocerlo a fondo, se hicieron amigos, buenos amigos, todo marchó bien hasta que el decidió declararse, la noticia tomó al chico por sorpresa, era extraño, pero por alguna razón le aceptó, eso lo hizo feliz, por primera vez supo lo que era amar a alguien y con aquel Sí se sintió correspondido.
La relación no fue como lo esperaba, era cierto que la pasaban muy bien y que de alguna forma lo hizo sentir querido y protegido, pero también no podía sentir la calidez propia del amor, no era frialdad por parte de él, tampoco podía llamarlo indiferencia, era como navegar solo en un barco a la deriva. Se veían tres veces a la semana, paseaban por las calles de la ciudad, Restaurantes, Cines y caminatas bajo la luz de la luna; no podía quejarse, realmente a su lado se sentía bien, los temas de conversación no terminaban nunca y la compañía le hacia bien. Estaba enamorado, por primera vez en su vida estaba enamorado de verdad, había jurado que nunca iba a enamorarse, que jamás lloraría por nada, pero aquel amor le hacía llorar lágrimas de felicidad, su mente no concebía la sola idea de llegar a perderle, se había convertido en parte esencial de su vida, pero no era correspondido
Temblando
con los ojos cerrados
el cielo está nublado, y a lo lejos tú,
hablando de lo que te ha pasado
Aquella tarde quedaron de verse en un Café de la zona bohemia, festejaban seis meses de noviazgo, meses realmente maravillosos, estaba realmente contento pero él se veía distinto, serio, distraído; era obvio que algo sucedía con él, pero que no quería contárselo, quiso respetar su privacidad y no hizo preguntas, así que el resto de la noche transcurrió en duda.
Los días que le siguieron a ese no fueron distintos, sus largas charlas se convirtieron en pequeñas conversaciones cortas y sin sentido, a veces se limitaba solo a escucharlo, la conversación no era reciproca y la situación comenzaba a preocuparle, era la primera vez en su relación que sentía venir una crisis, algo sucedía y tenia que saberlo
- Que sucede? - preguntó serio, mirándolo a la cara, pero él no volteó, hizo solo una mueca y quedó en silencio
- Nada - respondió después de una gran pausa, pero aquella respuesta no satisfizo su curiosidad, por miedo a un enojo no pregunto más
- Te amo - no sabia que decir, después de aquel fallo en su pregunta creyó conveniente expresar sus sentimientos, pero en cambio solo recibió silencio, aquello le preocupó aún más que la falta de respuesta a su pregunta
- Sabes? Debo irme - dijo después de unos minutos de silencio, su comentario le hirió pero no quiso reclamar, después de todo era su novio, no el dueño de su tiempo
- Está bien, no te preocupes - comentó con una sonrisa, mirándolo fijamente a los ojos
- Te llamo luego – se despidió calmadamente, giró su cabeza hacia él y le sonrió levemente, aquello no le tranquilizó, le inquietó aun más y sin embargo guardó silencio. Él se puso de pie y se marchó sin darle siquiera un beso, un frío le invadió el cuerpo y soltando las lágrimas se quedó ahí, pensando que tal vez solo pasaba un mal rato, pero con aquella sonrisa y aquella mirada sintió que su relación había muerto
Intentando ordenar palabras
para no hacerme tanto daño,
tanto daño
y yo sigo temblando
Dos semanas pasaron y no recibió una sola llamada, estaba inquieto, triste y se sentía muy solo, las llamadas que le hacia al celular no eran respondidas, en el trabajo no se lo comunicaban porque se encontraba muy ocupado, los e-mail eran devueltos por saturación de mensajes, incluso un día recurrió a la acción de irlo a buscar a su casa, nadie le abrió la puerta y se quedo ahí, esperándolo por horas, pareciera como si no fuera a llegar a dormir, cansado se retiró a su casa y al llegar tirándose a la cama soltó el llanto, eran 2 semanas, podían considerarse pocas pero al fin y al cabo 2 semanas sin saber de él, aquellos días fueron de desolación total hasta que el lunes de la tercera semana recibió una llamada suya, el número lo vio en el identificador de llamadas y muy contento lo contesto
- Te he extrañado todo éste tiempo, ¿Estás bien? ¿Te pasó algo? - su voz sonaba muy preocupada pero ante sus preguntas solo escuchó silencio del otro lado... - ¿Amor? ¿Te encuentras bien? - volvió a preguntar con preocupación
- Si, lo siento - respondió casi cortante, su voz sonaba muy seria
- ¿Qué ha pasado que no te has comunicado conmigo? Yo... -
- Espera - fue interrumpido por aquella voz que había extrañado tanto oír
- ¿Qué pasa amor? - preguntó intrigado
- Yo creo que es hora de terminar - dijo secamente, sin preocupación, con tranquilidad, en cambio el sintió la piel fría con solo oírlo
- ¿Por qué me dices eso? - no comprendía que pasaba, lo único que sabia era que la piel se le había erizado, que toda su sangre bajaba a sus pies, que el alma se le escapaba en un aliento
- Te he dejado de querer - dijo sin tacto, por el contrario él comenzó a llorar
- ¿Por qué? ¿Qué te he hecho para que dejaras de hacerlo? ¿Te he molestado en algo? Dímelo, necesito saber que sucede - sonaba tan desesperado y dolido que al otro lado del teléfono aquel que le rompía el corazón también sintió una punzada en el pecho, sentía un poco de culpa
- La verdad es que nunca te amé - confesó sinceramente, tratando de no ser tan seco pero no pudo hacerlo... - Y yo, conocí a alguien más -
- No - aquella segunda confesión fue el acabose, no solamente lo dejaba sin haberlo amado, sino que había conocido a otra persona
- No sabía cómo decírtelo, él apareció en mi vida y he decidido estar con el... realmente no quiero lastimarte - por mas razones que le dijera el jamás iba a poder entenderlo, prácticamente había estado viviendo una cruel mentira, un infierno dentro de su hermosa fantasía
- Pero yo te amo, ¡Por favor no me dejes! - suplicó desesperado
- Lo lamento, he tomado una decisión - contestó seriamente
- Sin ti me voy a morir!! - volvió a gritar desesperado mientras las lágrimas corrían
- De verdad lo siento, espero que puedas perdonarme y... ojalá podamos seguir siendo amigos - sus palabras lo hicieron sentir en la desesperación total, le confesaba la peor de las verdades, le rompía el corazón y encima le pedía que lo perdonara y que fueran amigos, realmente aquello era un infierno
- Yo... - intentó hablar pero las palabras se ahogaron en su garganta
- Lo lamento... debo colgar, adiós - sin esperar respuesta colgó el teléfono, él se derrumbó sobre el suelo y lloró, acababa de perder al gran amor de su vida, al único, al primero
- No me dejes - susurró acompañado de un gemido de dolor, y ahí en el suelo lloró hasta secarse
De la mano y con mucho cuidado
os besasteis en silencio
donde no había luz
y me hace gracia tu manera de contarlo
como el que cuenta que ha pensado
que ha decidido, que seguimos siendo amigos
y yo, estoy temblando y llorando
me había jurado que nunca iba a llorar,
escuchando cada palabra que no quiero escuchar
desgarrándome, suplicándote,
intentando hacerte recordar pero tú
sólo dices: voy a colgar
Olvidarlo no fue fácil, mas de cinco meses estuvo encerrado en su dolor y en su soledad, sin querer ver a nadie, sin salir con los amigos, sin ir a trabajar, sin alimentarse bien y sin dormir, solo pensaba en él y lloraba su tristeza, había caído en la depresión total, a un abismo profundo del cual no podía ni quería salir. Pero un día lo decidió, tomó un baño y salió a caminar, no sabía porque había tomado tal decisión pero lo hizo, salió de casa y caminó por varias horas, su mente por primera vez en cinco meses podía despejarse y su corazón sintió un pequeño alivio, aun lo amaba pero aquella caminata le había hecho entender que la vida continuaba, los árboles mecían sus hojas al compás del viento, los pájaros cantaban y el sol salía cada día, la vida seguía su curso, solamente él estaba sumergido en la muerte sin darse cuenta que a su alrededor aún había vida, su corazón latía tan a prisa que lo comprendió por fin, si antes no creía en el amor y había logrado enamorarse quería decir que ese sentimiento podía volver, su corazón se lo decía al palpitar de aquella forma, su alma podía volver a amar
- ¿Por qué no? - se preguntó al mirar hacia arriba y deslumbrarse con la brillante luz del sol, sin duda como éste cada mañana salía, su corazón también podía volver a amar
FIN