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No quiero ser tu amigo por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

 

Holas! Sé que dije que nos leeríamos en 7-15 días pero tengo un tiempecito (me di una escapada de mis labores como elfo domestico xD)! Recuerden que estos son capítulos introductorios y para que se vayan ambientando, no pierdan los estribos si lo sienten lento, prometo un buen desarrollo! *-*

Mil gracias por pasarse a leer esta mi humilde historia,  a nio1991 y a Mixhii  por sus comentarios me hicieron sentir muy feliz *w*! Y también a Dragon oscuro y a mar snape por agregar a favoritos! Wow! Cuanta alegría!

Bueno ya no los entretengo mas y a leer se ha dicho! :)

 

James tragó con dificultad, no podía creer lo que veían sus ojos y lo extraño que sentía dentro de su pecho <“¡pero qué demonios! ¿Porque? Solo es Scor, contrólate Potter”> se reprendió mentalmente. Abrió la boca para decir algo, no hallaba las palabras, esperó que Morgana lo iluminara, pero prefirió volverla a cerrar. Scorpius vio la indecisión en la mirada castaña y le sonrió nervioso, era un extraño sentimiento, era la primera vez que se había sentido así con él. 

 

-…Hola, Jamsie- El azabache se aclaró la garganta sin apartar la vista del rubio. Su mirada iba de arriba abajo como si no pudiera creer lo que tenia frente a él, tal vez como si hubiera visto un fantasma.

 

-Scor…- Suspiró pasando con descuido su mano por sus cabellos revueltos- deberías abordar, yo… tengo que… sí… ir por… haya- dijo haciendo ademanes exagerados, simplemente no podía armar frases concretas- nos vemos- dijo con intención de tocar su hombro, pero se detuvo en el último instante al sentir su calidez tan cerca, apartando su mirada y caminó hacia sus padres sin volver siquiera la mirada, dejando a un Scorpius muy perplejo.

 

Subió las escaleras apesadumbrado ¿Qué había sido eso? ¿Por qué actuó tan cortante? O ¿fue su imaginación? Movió su cabeza apesadumbrado, su corazón dolía por el súbito rechazo de su gran amigo.

 

Buscó el compartimiento donde estaban Rose y Albus y se sentó a su lado abatido recargado su cabeza sobre la ventana y observó a través de ella para despedirse por última vez de sus padres quienes le sonreían y movían sus manos contestándole; al desviar la mirada vio a James riendo con alegría, muy diferente a la cara de espanto que le dedicó. Apretó los ojos poniendo su cabeza entre sus manos conteniendo unas terribles ganas de llorar, ese inicio no era como había pensado.

 

Pudo haber jurado que todo sería más alegre; James recibiéndolo con una sonrisa en sus labios y un agradable abrazo. Se sentarían todos juntos y se sumirían en una conversación llena de humor con todas sus anécdotas del verano, probablemente Albus cumplió el reto de Rose de leer 10 libros de su selección personal (eso es mínimo 400 hojas por cada uno) en una semana haciendo que la castaña usara una camiseta movible diciendo “Albus es el mejor”.

 

Lily Luna y James junto con Fred II seguro se la pasaron molestando a todos los que se les atravesaban y jugándoles bromas al pequeño Hugo quien, aunque ya se había acostumbrado a ello, no perdía tiempo en acusarlos con Rose la cual cuando se enojaba, podía ser peor que una veela lanzando hechizos a diestra y siniestra con la habilidad de una aurora veterana….

 

-¿Qué sucede, Scorps?- preguntó Al preocupado- ¿Te duele algo?- el ojiplata negó tratando de mostrar una sonrisa a su amigo, sentía que no valía la pena molestarlo con sus cavilaciones negativas. Comenzó a sentirse el estremecimiento del  expreso anunciando su inminente partida. El movimiento frenético comenzó a acompasarse lentamente haciendo que también sus hombros se relajaran.

 

-Estoy bien- le dio una sonrisa nada convencida y se dedicó a ver la ventana por el resto del viaje, con su mirada perdida, pensando en el hubiera y lo mucho que se le antojaba a diferencia del presente con su cruel pasada, burlándose de su ingenua mentalidad.

 

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El castillo era mucho más imponente y hermoso de lo que padre le había dicho, ahí inamovible como si hubiera sido plantado desde los inicios del hombre y sus viejos muros guardaran celosamente muchos secretos, que de solo acercarte y poner la debida atención podrían revelarte tal vez el significado de la vida.

 

 Probablemente su papá lo demeritaba por todos los prejuicios que le tenía debido a las enseñanzas del abuelo Lucius y su ferviente odio a la enseñanza imparcial de sangre pura y mestiza o tal vez porque Draco estaba muy

determinado en que ingresara en Durmstrang… pero Scorpius decidió con firmeza quedarse en Londres, poniendo de pretexto que no le gusta el clima tan extremoso de noruega ni su gastronomía; pero la razón principal por no irse fue porque sus amigos iba a ir definitivamente a Hogwarts.

 

En la entrada del gran comedor con las cuatro largas mesas de cada casa, las velas flotantes con el contraste del cielo nocturno del techo era un espectáculo deleitable, era como describía el libro de la historia de la magia.

 

La directora McGonagall los recibió con un pequeño discurso, que aunque sonaba muy motivador, Scorpius no podía apartar la vista de la vista de la mesa de Gryffindor, donde su amigo James estaba sentado; durante unos segundos contestó su mirada, pero luego la desvió para ver a su hermano y prima. Suspiró recordando el verano de hacía dos años atrás, un poco antes de que James entrara al colegio.

 

*.°.°.°.*.°.°.°.*FLASH BACK*.°.°.°.*.°.°.°.*

 

Ambos estaban recostados en la amplia cama cubierta con un suave edredón azul cielo de Scorpius; reían de lo lindo ante los comentarios sarcásticos de James.

 

-¿Viste la cara de mi padre? Parecía que iba a romper sus dientes con esa sonrisa apretada que le dio al señor Malfoy- Scorpius rio- creí que iban a volar chispas de un momento a otro o que tu papá iba a hacer que me explotara la cabeza cuando sugerí una piyamada en tu casa, creo que no soporta tener un Potter por más de 24 horas cerca de él-  rió hasta que se le llenaron los ojos de lagrimas.

 

-No digas eso James, muy a su pesar, le caes bien a mi papá, dice que haces que parezca menos elfo domestico- los dos rieron y con una sonrisa pilla, sacó una hoja de papel de su bolsillo y se la enseñó. Era su carta de admisión al colegio Hogwarts  de magia y hechicería. Era la noticia más importante que había recibido hasta el momento y comenzaron a conversar en lo que les gustaría hacer cuando ambos estuvieran en la escuela.

 

-Como me gustaría entrar a Gryffindor, al igual que mis padres y abuelos- dijo en tono soñador. Scorpius sabía que el tenia la valentía de su lado y un noble corazón, así que era más que obvio que entraría.

 

-Creo que si entrarás, eres todo un Gry- dijo acercándose a él para ver de cerca la carta- aunque espero que yo no entre en la casa dorada porque si no mi padre me mata – dijo acongojado Scorpius- debo entrar a Slytherin- James alargó su mano y colocó un largo mechón de cabello platinado detrás de su oreja.

 

-Tienes tanto de Slytherin, como yo tengo de hipogrifo- dijo mordaz haciendo que el pequeño frunciera el ceño, sin embargo una parte de si, sabía que era cierto.

 

*.°.°.°.*.°.°.°.*FIN DEL FLASH BACK*.°.°.°.*.°.°.°.*

 

-Scorpius Malfoy- escuchó la voz del profesor Longbottom que lo llamaba y Rose le dio un pequeño empujón para que comenzara a caminar, su recuerdo le pesó más de lo que quería. Con temor se aproximó al banco donde la mujer con mirada bonachona pero fuerte como un roble le esperaba con el sombrero seleccionador que lucía raido y sucio como si lo hubieran recogido de la calle.

 

Que extraño” dijo una voz cantarina en su cabeza “eres un Malfoy pero muy diferente, sí; no ansias reconocimiento y gloria como tus antepasados”.

 

-Por favor, necesito entrar a Slytherin- murmuró rogándole al raido pedazo de tela sobre su cabeza. Pero el sombreo pareció negar y sonreírle burlón.

 

“Demasiada bondad de acción y pensamiento, eres un raro espécimen… ya sé dónde ponerte”

 

-¡HUFFLEPUFF!- gritó al momento en el que los tejones amarillo y negro aplaudían mirándose extrañados entre ellos, Scorpius se sintió desfallecer. A su padre no le caería en gracia aquello.

 

Caminó tambaleándose a la casa en la que estaría los siguientes siete años, donde parece que nadie lo recibió con los brazos abiertos. El siguiente en subir fue Albus quien tardó un par de minutos con el sombrero, pero fue enviado a Gryffindor. También eso lo esperaba, lo único que nunca espero fue lo que ocurrió, ¿él? ¿En Hufflepuff? Había leído acerca de esa casa y que tan dedicados son y buenas personas, pero… no pensó que él estuviera destinado a esa casa.

 

Casi al último pasó Rose, quien, segura de sí misma camino a donde era requerida y el sombrero a los cinco segundos de estar sobre su cabeza gritó “Ravenclaw”. Le dedicó una sonrisita a Scorpius y se dirigió a su mesa. De soslayo miró a Albus, quien le hacia una seña con la mano deseándole buena suerte, exhaló todo el aire que había retenido intentando hallar un poco de tranquilidad y le contestó el gesto. Definitivamente no había comenzado como lo esperaba.

 

El festín de bienvenida era delicioso, casi tan delicioso como lo que se comía en Malfoy Manor, aunque claro que si lo mencionaba en su casa su padre lo miraría enojado ante tal comparación. Hubo charlas y risas, todos intentando conocerse, sin embargo, nadie se aproximaba a él, probablemente por el peso del pasado “Mortifago” de su familia y el legado de los Malfoy con su dogma de “exclusividad de sangre pura”. Después de pensar que ese día iba a ser el mejor de todos, resulto que no y distaba mucho de serlo; jamás se había sentido tan solo en su vida…

 

El prefecto de la casa  Hufflepuff los comenzó a guiar por un sinuoso pasillo que olía tan bien como si se estuvieran acercando a la cocina, pero siguieron adelante hasta llegar a un corredor con una gran cantidad de barriles que parecían amurallar un hueco que parecía boca de lobo. El muchacho golpeó el segundo barril de la segunda fila a un ritmo acompasado que sonaba como una danza irlandesa.

 

Los barriles se separaron dándoles el paso libre y todos emocionados ingresaron a la sala común. Estaba iluminada a media luz y tenía docenas de armarios de madera de todos tamaños algunos lustrosos y otros ya muy viejos.  Poseía una chimenea encendida y tres mullidos sofás de tela color mostaza. Había muchos banderines amarillos  y en un lugar estratégico donde todos pudieran verlo, había un gran pizarrón, con garabatos deseándoles un gran curso escolar.

 

El chico prefecto que se presentó como Julian Caster y dictó que los dormitorios se localizaban en el sótano, del lado izquierdo se encontraba el dormitorio de los chicos, mientras que el de las chicas se localizaba en el lado contrario. La entrada era una gran puerta circular que se abría de par en par dejando a la vista un estrecho túnel bien iluminado por la luna y faroles en el techo.

 

En el dormitorio que le tocó había cinco camas solidas con un grueso cobertor amarillo con negro formando un círculo, cada una con una mesita de noche a un lado con una ventana arriba cubierta con amplias cortinas a juego. Había un alfombrado oscuro dándole un toque hogareño.

 

Scorpius exhaló fuertemente al ver sus cosas con las iníciales S.H.M encima de una cama. Dejó caer todo de lado y se arrojó a la cama, la devastación en su pequeño cuerpo fue demasiado por un día, tanto que se quedo dormido con la primera lagrima que escapó de sus ojos.

 

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Para su primer día de clases se levantó mucho antes de que despuntara el alba, se sintió triste al encontrarse nuevamente en la habitación Hufflepuff y temeroso del grito al cielo que daría su padre cuando se enterase. Se puso su uniforme, amarró la corbata amarilla con negro y observó la túnica con fondo amarillo oscuro. Tratando de hacer el menor ruido posible acomodó sus cosas. Tenía clase de encantamientos.  Sus demás compañeros despertaron y el ya estaba saliendo del dormitorio.

 

Mientras caminaba ya muy alejado de su sala común se topó con unos ojos cafés frente a él; podía reconocer esos ojos en cualquier lugar, no pudo evitar querer acercarse, como los mosquitos a un faro encendido, fue una respuesta automática.

 

-James- dijo con un tono desesperado y una pizca de ilusión de que las cosas volvieran a cómo eran antes. Pero el muchacho de cabellos alborotados parecía no tener la misma intención.

 

-Sco… Malfoy…- el escucharlo llamarle por su apellido fue como una daga a su corazón, nunca le había llamado así, ni siquiera la primera vez que se conocieron- no es el momento- dijo evadiéndolo otra vez, evitando a toda costa que sus ojos se volvieran a juntar, se veía desesperado por salir de ahí, pero el rubio lo detuvo de su túnica.

 

-¿Por qué me tratas así? ¿Hice algo malo?- sentía un nudo en su garganta como si estuviera a punto de llorar, valía la pena llorar por ello, pero simplemente no podía, ya había hecho caer la gracia de los Malfoy, no quería agregarle más.

 

-No…- dijo con un hilo de voz mirándolo consternado, dudó de sus acciones- por favor, ya no te acerques a mi… aléjate…- su voz tembló, aunque fue ligero, Scorpius lo pudo notar, quería que le diera explicaciones de su extraño comportamiento, <“no es normal”> se dijo;  pero antes de que pudiera decir otra palabra, el chico que había estado a su lado incondicionalmente se zafó de su agarre hábilmente y se había ido corriendo.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, si no, pues díganme! realmente espero sus comentarios, nada hace más feliz a un escritor que alguien le dedique aunque sea un par de palabras (ya sea de aliento o correcciones! Espero verlos el viernes (tratare de llegar jeje!) si no hasta el próximo lunes! :3

aqui dejando la cancion clave para la inspiracion de este capi xD https://www.youtube.com/watch?v=NCaVJyz5fxQ


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