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Pequeño tonto. por MitcheKiller117

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Notas del fanfic:

Aclaraciones:


— Diálogos.


"Pensamientos".


Puntos a remarcar.


¡A leeer!

“I wish we would just give up. ‘Cause the best part is falling” — Distance.

 .

 

 

 

 

La primera vez que XiuMin vio a Chen, estuvo muy agradecido de poder hacer equipo con un coreano.

Incluso aunque el chico en cuestión tenía un pésimo corte y el cabello naturalmente oscuro, a Minseok no dejó de parecerle de lo más lindo.

JongDae jugaba todo el tiempo con el idioma chino que de una u otra forma no terminaba de entender. Para Minseok era frustrante tener que pasar el día entero intentando comunicarse con los miembros chinos y fallando deliberadamente, por lo que las bromas del menor, nunca le vinieron mal.

De esa forma tan simple fue como comenzó su relación.

JongDae dejo a saber muchísimas veces que su personalidad era terriblemente juguetona, que le gustaba el fanservice y que definitivamente no se tomaba muchas cosas enserio. Pese a ello, Minseok se encontró a sí mismo buscando un motivo para volverse cercano al menor.

Con el paso del tiempo, Minseok, ahora llamado XiuMin de forma artística, dejó de necesitar pretextos para acercarse. Después del debut, cuando las promociones en china comenzaron y EXO se separó en M y K, ambos miembros coreanos comenzaron a frustrarse todavía más, al salir a las calles y no tener ni idea de lo que las personas querían decirles.

Por supuesto que el mayor de todos recibió muchísima ayuda, acompañada de cariño por parte de LuHan, el miembro más bonito de todo el grupo. Sin embargo, había días que podía jurar que la cabeza iba a estallarle… Era entonces cuando buscaba a JongDae y sin previo aviso, salían a comer algo y hablaban, hablaban y hablaban en coreano, reconfortándose con el dialecto.

Cuando las presentaciones en vivo comenzaron y con ello vino el fanservice, Minseok comprendió por primera vez que se sentía atraído por Kim JongDae.

Y le resultó extraño, y la sensación en su estómago no cedió, al contrario, fue incrementando con el paso del tiempo.

Minseok se sentía muy especial, porque las palabras o acciones de Chen le decían que lo era.

No fue sino hasta que EXO volvió a reunirse por completo, que Minseok se dio cuenta, de la estrecha relación que ese cara de camello tenía con el líder del grupo.

Celos.

Terribles y abrumadores celos. Eso fue lo que sintió al verlos abrazarse con tanta fuerza, al verse completamente desplazado y desechado en el escenario.

Minseok estaba muy enojado.

Sin embargo, ahora bien podía decir que estaba acostumbrado a las manías que JongDae tenía de manosear a todo el mundo, gastar malas bromas y hablar bonito para obtener lo que quería.

Y terminó por intentar no creerle ni una sola palabra.

Con los meses, XiuMin terminó volviéndose más cercano a LuHan que a cualquier otra persona. El ciervo muchas veces era irritante y demasiado cariñoso, pese a ello, Minseok soportó y basado en esa convivencia se volvió también una persona muy dulce.

LuHan lo tomaba de la mano todo el tiempo, lo buscaba, lo abrazaba, jugaba con él y por supuesto, le daba la atención que el necesitaba y JongDae no parecía dispuesto a darle.

Lo único que Minseok extrañaba en ocasiones, era la placentera sensación que le ocasionaba Chen en el estómago cuando se acercaba, sensación que por mucho que el chino se esforzara, no podía lograr.

—Hyuuuuung~

El mayor salió de su burbuja. Parpadeó repetidamente y se dio cuenta de donde estaba parado.

La cocina del departamento que todos compartían en corea, acompañando a KyungSoo y preparando ambos la cena. Kim JongDae recargado en la puerta y mirándole con súplica mientras hacía un puchero.

Minseok ladeó la cabeza, curioso. No había escuchado ni una sola palabra proveniente de su dongsaeng favorito, aunque claro, eso también era un secreto.

—¿Uh? ¿Qué decías, Chen?

El aludido se cruzó de brazos y prosiguió con su aegyo. Aegyo ante el cual nadie cedía nunca, excepto tal vez él.

—Yah, nunca me escuchas Hyung~

KyungSoo suspiró mientras le arrebataba las verduras al mayor para vaciarlas en la cacerola donde preparaba un estofado de aroma increíble.

—Chen estaba diciéndote que salieran a cenar hoy. — Murmuró el más pequeño de estatura y de más grandes ojos, evidentemente irritado. — Por supuesto que espera que lo invites, Minseok Hyung.

El aludido alzó las cejas y las dejó caer rápidamente. No era nada fuera de lo común que JongDae fuese a él para que le comprase cosas. Habiendo perdido el interés en la situación, el mayor volvió a la labor de cortar vegetales, pasado del todo por el miembro en la puerta.

JongDae se acercó sigilosamente y atrapó la cintura de su adorado hyung con sus largos brazos. Minseok ahogó un gemido.

—No voy a invitarte, Kim JongDae, ríndete ahora. — XiuMin siempre se había sorprendido de la facilidad con la cual era capaz de hablar, incluso si estaba muriéndose de los nervios y podía oír el latido apresurado de su corazón a causa de la cercanía.

Chen recargó su mentón en el hombro de su Hyung y le miró intensamente.

—Hyuuuuung, solo estoy pidiéndote que me acompañes. No le hagas caso al amargado de KyungSoo, está molesto porque Kai pasa demasiado tiempo con SeHun y lo único que tiene es celos de que otros Hyungs pasen tiempo con sus dongsaengs favoritos pero él no pueda pasar tiempo con el suyo.

La voz de JongDae era preciosa, como siempre. Tan preciosa que Minseok procesó la información difícilmente y no pudo evitar reír con nerviosismo.

KyungSoo, sintiéndose evidentemente ofendido por el comentario y por la posición amorosa que los otros dos mantenían, sujetó el mango del cuchillo que tenía en la mano con más fuerza y se giró para encarar al de sonrisa felina.

—¡Yo no estoy celoso!

Pero el sonrojo sobre sus mejillas lo delataba. A Minseok le gustaba que Chen fuese tan observador.

—Yah, claro, no lo estás~ — Canturreó el mediano, y sus cuerdas bucales vibraron en su garganta cuando se echó a reír, haciéndole cosquillas a Minseok.

Soo frunció el ceño, viéndose temible con sus grandes ojos entrecerrados y señaló al menor miembro de EXO-M.

—Tú ni siquiera eres el dongsaeng favorito de Minseok Hyung.

Pese a que no podía verlo, el aludido mayor supo que Chen hizo un puchero. Pero también sabía perfectamente que JongDae no perdía con facilidad.

—Al menos, Minseok Hyung me hace caso.

El cuchillo hizo un sonido sordo al caer al suelo. Minseok respiró profundamente, al menos ya no era un peligro en manos del de grandes ojos.

KyungSoo abandonó la habitación con un aire de indignación y a grandes zancadas. JongDae volvió a echarse a reír, sin dejar de aferrar sus manos a la cintura de un nervioso XiuMin.

—Yah, Kim JongDae, eso fue cruel.

El aludido se recargó más contra su cuerpo como respuesta, terminando de acorralarlo contra el mueble de la cocina.

—Hyuuuung~ — Ronroneó. — ¿Vendrás a cenar conmigo hoy?

El aludido suspiró y terminó cediendo. — Pero esta vez tú invitas.

JongDae vitoreó, separándose al fin de él y Minseok recordó como respirar cuando lo hizo. El menor agradeció muchas veces y terminó yéndose.

Esa noche salieron, como infinidad de veces en el mes. Se les vio juntos y alegres. JongDae incluso pidió soju para hacer amena la conversación. Y como también ya era costumbre, a pesar de las condiciones bajo las que ambos habían salido, Minseok terminó pagando la cuenta.

 

 

 

Xx

 

 

 

 

JongDae se sentó quizá demasiado cerca de Minseok en el sillón una tarde mientras el mayor veía la televisión.

El de mejillas regordetas no pudo evitar crisparse por los nervios, su hombro rozándose con el del menor.

Por la cara que el de sonrisa gatuna tenía, Minseok supo que no iba simplemente a acompañarlo. El muchacho, de hecho, tenía cara de tener cosas que contarle y Minseok no sabía si eso era algo bueno o no, porque aunque no lo pareciera, Kim JongDae era muy chismoso.

Su expresión era todo un poema. Había un puchero dibujado en sus labios fruncidos, tenía los cachetes ligeramente abultados y el ceño fruncido, pero fue un pequeño detalle el que terminó de perturbar a Minseok… JongDae estaba sonrojado.

Sucumbiendo ante la curiosidad, el mayor golpeó su hombro contra el del menor y le sonrió una vez llamó su atención.

—¿Qué sucede?

La diestra de JongDae sujetó su pierna con fuerza, Minseok quedó perplejo cuando el menor se acercó a su rostro y recargó su cabeza en su hombro, como le gustaba hacerlo.

—Escuché ruidos, Hyung, así que estuve curioso y fui a investigar. — Su voz vibró, inquieta.

Minseok asintió para que prosiguiera.

—La puerta no estaba asegurada, así que la abrí despacio. —JongDae suspiró y se separó de él para mirarlo a la cara. — BaekHyun y ChanYeol estaban haciéndolo.

El mayor sintió el calor subir por su rostro. — ¿Ha-Haciéndolo?

Chen asintió con el ceño firmemente fruncido. — ¿¡Puedes creerlo, Hyung!?

XiuMin negó con la cabeza y se recargó en el sofá, frunciendo también el ceño pero sintiéndose sumamente confundido. — ¿E-Estaban haciendo qué? ¿Bañándose?

El menor parpadeo repetidamente y después soltó una sonora carcajada, terminando de colorar la acalorada cara de Minseok.

—Yah, Hyung, eres muy inocente. — JongDae le sonrió con malicia. — Estaban haciéndolo. Estaban teniendo sexo, ya sabes, el pollo dentro de la jaula y esas cosas…

Fue el turno de XiuMin para parpadear, la mirada del menor era tan intensa que tuvo que apartar la suya. ¿Por qué repentinamente le hablaba de sexo con tanta normalidad? Minseok era el mayor, se suponía que para él fuese natural, no para Chen.

—A-Ah.

—Hyuuuuung, eres tan tierno. — Lo siguiente que el aludido supo fue que JongDae apretaba sus mejillas, después, se tumbó con la cabeza sobre su regazo en una posición muy cómoda. — Es muy normal, es lo que hacen Kris y Tao algunas veces también.

A Minseok no le gustó para nada oír eso. ¿Cómo era que JongDae lo sabía?

—Lo que me ofende… — Chen volvió a fruncir el ceño y se cruzó de brazos, todavía tumbado sobre él. — Es que esos dos no me lo hayan contado, se suponía que éramos amigos. Bah, ya no se puede confiar en nadie, Hyung. En nadie…

Minseok suspiró porque evidentemente Chen se hacía amigo de todo el mundo para saber con quién se liaba. Probablemente también lo intentaría con él para saber si había tenido ya algo que ver con LuHan, aunque la respuesta era un rotundo no.

—¿No hay privacidad en esta casa? — Protestó el de mejillas regordetas, cruzándose también de brazos y enviándole una mirada acusadora al castaño.

Chen lo miró divertido y se incorporó un poco para mirarlo mejor. Su mirada era enigmática. — ¿Necesitas privacidad, Hyung?

El aludido se sonrojó ante la pregunta indirecta. JongDae bien podía ser un descarado con todo EXO pero siempre era considerado con él.

“¿Te acuestas con alguien?” era la pregunta implícita.

Y Minseok negó, muchas veces y a gran velocidad, golpeando la cabeza del cara de camello mientras lo hacía.

—Yah, pequeño tonto. No soy como todos ustedes.

El menor volvió a desplomarse sobre su regazo con una sonrisa esplendida en su rostro y el mayor se preguntó de pronto, de dónde había venido esa repentina aura de confianza.

—Hyung. — Lo llamó cuando las cosas se hubieron tranquilizado y el mayor le acariciaba el pelo inconscientemente.

—¿Mmn? — Pese a mirar la televisión, lo único de lo que XiuMin realmente estaba consiente era de que moría de sueño.

—Tú nunca necesitarás privacidad, porque aquí el único chismoso soy yo.

A Minseok le hubiese gustado muchísimo preguntar a qué se refería con ello, sin embargo, terminó ladeando la cabeza y cayendo en un profundo sueño recargado contra el respaldo del sillón y JongDae lo miró, asustado cuando las caricias cesaron.

Y se tranquilizó al ver el precioso rostro de su Hyung tan pacifico.

Afortunadamente para él, se había quedado dormido.

 

 

 

Xx

 

 

 

Después de haberlo pensado mucho, un Minseok con el cabello rosa finalmente se había armado de valor para decir lo que pensaba.

Lo lamentaba muchísimo y temía lastimar a su amigo pero no podía soportarlo más. Los cariños de LuHan eran demasiado insistentes y en algunas ocaciones, Minseok temía que fuese a declarársele y lo que él menos quería era romperle el corazón de una forma tan primitiva.

Así que pensando que hablando se entiende la gente, se sentó esa noche sobre su cama, en el cuarto que compartía con JongDae, frente a LuHan, que lo miraba divertido.

—Lu-Ge…

El menor no lo dejó continuar, sacando de su bolsillo un paquete de liguitas y acercándose para empezar a jugar con su pelo.

Todo EXO se burlaba constantemente de él. Y todo porque a su estilista se le había ocurrido la maravillosa idea de pintarle el cabello del color más afeminado del mundo, rosado.

Suspiró. — Oye Lu-Ge… — insistió.

El menor asintió mientras continuaba peinándolo. Minseok supo que terminaría usando coletas, al igual que las que el rubio se había hecho un momento atrás.

Era eso mismo lo que lo perturbaba. Si eran tan iguales, si ambos eran tan… ¡Bueno eso! ¿Por qué no podía LuHan comprender que lo suyo jamás funcionaría? Era estúpido.

Bufó con molestia y empujó al menor, subiéndose sobre él al darse cuenta de que era la única forma de mantenerlo quieto. Arrepintiéndose una vez su rostro estuvo sobre el suyo.

—¿Qué sucede, baozi?  — LuHan inquirió con su melodiosa, ladeando la cabeza.

Mirando sus ojos, el mayor temió muchísimo lastimarlo. LuHan era su mejor amigo en el mundo, con el que pasaba el rato, el que lo consentía, pese a no corresponderlo, Minseok no quería perderlo, ni mucho menos hacerlo sentir mal.

—Lu-Ge… — Un adorable puchero se formó en sus labios. — Discúlpame, Lu-Ge — murmuró, sintiendo sus ojos aguarse.

Preocupado, LuHan recargó su peso sobre sus codos para medio incorporarse y mirarlo mejor. — ¿Qué sucede, Baozi? — Le espetó alarmado.

El mayor recargó su frente contra el hombro del rubio. — Lo siento, Lu-Ge… No me gustas, perdón.

Después de un minuto de infernal silencio únicamente interrumpido por los sollozos ahogados del de cabello rosa, LuHan río alegremente y palmeó el hombro de su amigo cuidadosamente.

—¿No estás molesto? —Confundido, pero sintiéndose lo suficientemente culpable como para mirar al menor, Minseok permaneció en la misma posición.

El mayor negó e inclinó la cabeza para besar el hombro de su Hyung favorito en el mundo. — Mi pequeño Baozi, no te preocupes. Tú tampoco me gustas.

El aludido se echó levemente hacía atrás para poder mirarlo. A LuHan le enterneció muchísimo ver el puchero de confusión en sus labios y sus ojos rojos.

—¿Somos amigos, no? — El menor inquirió y el mayor asintió. — Soy cariñoso porque te quiero, porque me gustas… pero no de esa forma, XiuMin.

Una sonrisa tranquila se esbozó en los labios del de pelo rosa, que rápidamente abrazó a su amigo y terminó de posarse sobre él. LuHan le correspondió.

—En realidad estoy saliendo con SeHun, pero ese es un secreto que debes guardar.

Minseok, que jamás se lo esperó pese a todas las cosas obvias que habían pasado frente a sus ojos, desde los irritables celos del Maknae hasta las llamadas nocturnas que LuHan atendía, asintió y aspiró el aroma de su acompañante.

¡Qué vanidoso había estado siendo!

LuHan era muy dulce y Minseok se alegraba de no perderlo.

—Pero oye, seguramente tú también tendrás un secreto que compartirme muy pronto, cuando...

El quisquilloso rubio no pudo terminar su frase porque la puerta se abrió. El de pelo rosa giró el rostro y se encontró con JongDae.

Su expresión no era muy buena y mantenía el picaporte aferrado a su diestra.

—Oh… — Una sonrisa que no era para nada natural ni gatuna surcó sus labios. — Perdón por interrumpir, los dejo solos.

La puerta volvió a cerrarse un segundo después y XiuMin, que se dio cuenta de la posición en la que estaba, maldijo por lo bajo.

—Yah,  ese camello es un idiota. — LuHan murmuró.

Y pese a haberlo dicho con total naturalidad, su ceño fruncido le dijo a Minseok que algo le preocupaba.

 

 

 

Xx

 

 

 

Minseok quiso reclamarle muchísimas veces a Chen por ignorarlo.

Quiso enfrentarlo, decirle que también hiciera fanservice con él. Quiso decirle un montón de cosas pero finalmente decidió callar.

Chen era así, él lo sabía. Debía saberlo.

Desde el principio, al verlo siendo cariñoso con todo el mundo. Repitiendo las mismas palabras que solía usar, abrazándolos, mimándolos. XiuMin no sabía de qué se sorprendía.

Luego del incidente con LuHan las cosas no habían ido mal como su corazón temía. Chen continuó hablándole cada noche desde su cama hasta dormir, se dejaba despertar con un apretón cariñoso en el brazo por las mañanas. Compartía asiento con él en la vagoneta directo al estudio y se sentaban uno al lado del otro a la hora de la cena.

Sin embargo, JongDae había estado evitando dos cosas. El contacto visual y el roce usual de sus pieles. Cuando Minseok veía una película, ya el menor no se le acercaba. Cuando Minseok tomaba una fiesta, ya el castaño no reía e iba a tumbarse en su regazo. Y Minseok lo extrañaba, pero tampoco estaba dispuesto a decir nada.

No tenía por qué.

La respuesta más obvia a sus dudas era que Chen se había conseguido a alguien más con quien hacer eso, e incluso quizá alguien con quien acostarse.

Ya JongDae no espiaba tras las puertas, solo se encerraba en la habitación de SuHo hasta tarde. Y Minseok estaba irremediablemente celoso sin razón aparente, caminando de un lado a otro o durmiendo todo lo que le era posible para no pensar en ello.

Ese día, la multitud rugía implacable pidiendo por más.

La famosa canción Gee sonaba por todo el estadio y ellos, con sus usuales vestimentas para dichoso espectáculo y aquellos ridículos cojines rojos de corazones, se dedicaban a darse amor.

LuHan tenía una semana demasiado enfermo como para levantarse de la cama y en momentos como ese, Minseok lo extrañaba porque el fanservice se le daba muy bien con él si no era JongDae.

Muchas veces, el mayor se encontró a sí mismo leyendo en internet sobre la forma en que solía mirar a cierto castaño y se culpaba a sí mismo por ser tan obvio pero, cuando veía los comentarios sobre la forma en que LuHan lo miraba a él, se tranquilizaba.

En una parte crucial de la canción, Minseok se giró hacia el lado opuesto al que había estado planeando ir y sus pies avanzaron en dirección a nadie más que Kim JongDae.

El tipo en cuestión permaneció parado, mirándolo durante segundos que le parecieron infinitos. Cuando XiuMin apuró el paso, demasiado deseoso de lanzarse a sus brazos y abrazarlo hasta que el concierto terminara, Chen se giró, dándole la espalda.

Y Minseok todavía no puede creer lo que vio.

JongDae se aferró con sus manos a un rubio de su misma estatura. Un rubio que el conocía bien y fundió su cara con la de él en algo que pareció un beso, no solo a los ojos de las fans, sino también a los ojos del mayor, que continuó caminando como si su destino hubiese sido otro y puso su mejor cara de indiferencia.

Porque estaba bien.

Si Chen prefería el fanservice con alguien más, estaba bien. Estaba bien aunque doliera, eraba bien incluso aunque fuese algo real y no solo actuado. Debía estar bien porque él y Minseok realmente no eran nada y ahí lo único que no estaba bien era el dolor aturdidor que sacudía el pecho agitado del mayor.

Dolía horrores porque aunque no se hubiesen besado como pareció, aunque hubiese sido un mal ángulo captado por sus ojos, JongDae había preferido a Kim JoonMyun ante él. Y parecía que lo preferiría siempre.

Su respiración era entrecortada al bajar del escenario y adentrarse en el Backstage.

Lay, que había bajado mucho antes que él tenía el ceño fruncido y estaba recargado contra una pared de brazos cruzados. Minseok quiso preguntarle qué tenía, pero únicamente se quedó con la diestra sobre su hombro, sin poder decir nada.

Fue entonces cuando se dio cuenta de las ganas que tenía de echarse a llorar, y lo hizo luego de ver los ojos rojizos de Yixing cerrarse de furia al ver traspasar a JoonMyun el umbral de la puerta.

—¿Lay?

El aludido apartó cuidadosamente la mano de su Hyung de su hombro y dio un paso al frente para después armarse de valor y caminar hacía la salida, incluso si tenía que cruzarse con el rubio líder y teñido en el trayecto.

Chen también apareció, seguido del resto de sus compañeros.

Minseok permaneció inmóvil mirando a la barda que se alzaba majestuosa frente a él, escuchando atentamente aquello que no se atrevía a mirar. Un escalofrío recorrió su espalda al escuchar la voz rota de Yixing.

—Quítate, JoonMyun.

Armándose de valor, XiuMin giró la cabeza y miró sobre su hombro. El rubio había detenido al bailarín antes de que se fuese.

—Lay, fue solo actuación, ¿está bien? A las fans les gusta el SuChen, es todo.

Una sensación de disgusto se abrió paso por el esófago de Minseok y supo que Yixing también lo había sentido cuando apartó al líder de un empujón.

—Si les gusta tanto, quizá el SuChen debería ser real. — La voz de Lay, pese a estar rota, sonó increíblemente desafiante.

La preocupación abordó el rostro del millonario.

—Lay, no…

El aludido forcejeó. — Quítate, JoonMyun. — Repitió.

—Lay, no es real, no quiero que sea real…

Yixing volvió a apartarlo de un empujón y se irguió, viéndose mucho más alto de lo que se había visto hasta ahora. Estaba molesto, Minseok lo sabía y cuando SuHo intentó abrazarlo supo que tenía razones para estarlo.

—Déjame en paz, Kim JoonMyun.

Cuando el unicornio salió de la habitación, XiuMin terminó de girarse y por fin cayó en la cuenta de lo perturbado que lucía JongDae en ese momento.

—Joder, SuHo, lo siento…

El aludido negó y se apresuró a la salida. Minseok se concentró en mirar su espalda. Por primera vez en todo el tiempo que llevaba de conocerlo, JoonMyun realmente parecía preocupado por perder algo.

Los miembros permanecieron en silencio, el mayor agachó la cabeza y miró fijamente sus zapatos, como si fuesen lo más atractivo momentáneamente.

SeHun se recargó junto a él y puso una mano sobre su cabello, revolviéndolo.

—Está bien, Minseok Hyung.

Muchas veces el mayor se había preguntado cómo era que LuHan soportaba una relación con una persona tan fría como Oh SeHun, sin embargo, en un momento como ese, cuando alzó la cabeza y miró la preciosa sonrisa que el Maknae estaba dedicándole, supo que el SeHun que veía todos los días, no era el mismo que LuHan solía frecuentar.

Así que asintió y le dedicó una mueca triste en un vago intento de sonrisa, mirando al frente poco después.

Los ojos de JongDae estaban fijos en él.

“Pequeño tonto”, Minseok pensó.

Y lo miró con profundidad para después girar la cara.

JongDae se mordió el labio inferior.

Joder.

 

 

 

Xx

 

 

 

 

Los días avanzaron lentamente para Kim Minseok.

Trataba de mantener su mente ocupada pero no importaba cuantas veces se duchara para mantenerse haciendo algo, cuantos postres le preparara a un enfermo LuHan, cuan recio pusiese la música en sus auriculares, el recuerdo de JongDae sobre JoonMyun siempre volvía a su cabeza.

Esa misma noche, cuando regresaron a la casa, a Minseok le alegró saber que Lay y SuHo se habían reconciliado.

Y no es que él fuese chismoso, sin embargo, ambos habían entrado a la primera habitación que habían encontrado y –siendo esta la que el mayor compartía con Chen- le había sido inevitable encontrarlos uno acostado sobre el pecho desnudo del otro, cubiertos por las mantas y recostados en el suelo, durmiendo con tranquilidad.

Al Hyung de todo EXO no le molestó para nada que esos dos se hubiesen liado en su habitación, incluso cuando había sido muy específico diciendo que no quería porquerías en su alfombra. Así que simplemente había atinado a cerrar la puerta con seguro y apurarse a dormir en el sofá.

JongDae había estado muy insistente desde entonces.

Nuevamente siguiéndolo a todas partes, invitándolo a cenar, a salir, a comer y hasta a desayunar, aunque el dinosaurio no solía despertarse temprano.

A Minseok todavía le dolía el pecho al recordar lo que había visto, sin embargo, bien sabía que se había tratado únicamente de un error y que probablemente sus labios ni se hubiesen rozado, y que todo había sido un vil impulso por parte del de sonrisa felina y que estaba arrepentido. Pese a ello, decidió hacer sufrir más al cara de camello, poniendo a prueba la razón por la que se disculpaba.

Porque no tenía razones para hacerlo, ¿o sí? No, no las había.

—Hyuuuung~ — Había canturreado JongDae muy temprano tres días atrás, despertándolo de sus sueños cerca de las cinco de la mañana.

Minseok lo vio a través de sus largas pestañas y le fue inevitable fruncir el ceño al ver la hora, Chen, sin embargo, continuó meciéndolo y dijo —Hyung, ¿qué está pasando en el cielo? Los ángeles se están cayendo.

Minseok había rodado los ojos y vuelto a dormir después de escucharlo. Por aquellos entonces, todavía pensaba en sus palabras como una simple broma.

Caminando en el aeropuerto de otra ciudad, JongDae se había adelantado dos días atrás para susurrarle al oído:

—¿Hay un avión cerca o mi corazón  está despegando?

XiuMin se sonrojó.

—Yah, tú, pequeño tonto.

Esa misma noche, al volver del concierto, Chen se había recargado sobre su hombro con un aire sutilmente amoroso y con voz sigilosa había murmurado:

—Min Hyung~, ¿Ves ese semáforo? — Y señaló la construcción frente a la que el auto se detuvo. Minseok, que se disponía a desenredar sus auriculares, asintió. — Si yo fuese semáforo, Hyung, me pondría en rojo cada vez que pasaras solo para mirarte.

Y el corazón de XiuMin se había detenido.

Esa mañana, sin embargo, se había despertado sin el susurro de un ocurrente piropo al oído y no había podido evitar fruncir el ceño en todo el transcurso de la ducha. Al salir, sin embargo, se encontró al menor ya levantado, dedicándole una sonrisa y una mirada que dejaba mucho a desear.

Minseok únicamente llevaba puesta una camisa larga.

—Minseok Hyung~ — Lo llamó mientras él le daba la espalda. Asintió para que prosiguiera, sintiendo un escalofrío por la mirada que el menor le estaba mandando. —Quisiera ser policía. Así te pondría contra el muro…

Para cuando el mayor reaccionó y se volvió con los colores subidos al rostro, JongDae estaba traspasando la puerta y cerrándola a sus espaldas.

Antes del concierto, mientras se cambiaban, XiuMin no estuvo preparado para lo que escuchó.

El menor se acercó a él sigilosamente y lo abrazó por la espalda, como solía hacerlo antes de su distanciamiento, acercándose para susurrar a su oído:

—Hyung~… Que adelantada está la ciencia, que ya hasta los bombones caminan.

Y Minseok se estremeció bajo la caricia de su dulce aliento en su cuello. El roce de los labios de JongDae contra la piel de su hombro lo había cegado, dejándolo con un pequeño problema.

Durante el concierto, las cosas parecieron ser tranquilas, pero Minseok realmente no había podido concentrarse del todo. Sus ojos acababan yendo hacía JongDae todo el tiempo y lo peor de todo era que el menor siempre estaba correspondiéndole, dedicándole la más brillante de sus sonrisas, seduciéndolo.

Al llegar la canción de Gee nuevamente a sus oídos, con el ya conocido vestuario. Minseok caminó por el escenario a paso seguro, quería compartir por lo menos un momento con JongDae, lo necesitaba cerca y estaba completamente seguro de que él lo necesitaba también.

Así que se aproximó y ambos comenzaron un gracioso baile al compás de la canción. La multitud estalló en aplausos y gritos, pidiendo cada vez más.

Minseok se apartó un poco, sintiendo que había sido suficiente. Lo suficiente como para tentar al menor y dejarlo con la duda de si todavía estaba molesto, pues pese a sentirse irremediablemente atraído, Minseok todavía tenía ganas de molestarlo.

Sin embargo, KyungSoo frustró sus planes, comenzando a empujarlo y aproximarlo hacia el de sonrisa gatuna, que también fue capturado por SuHo y que, obviamente, no parecía para nada molesto con sus acciones.

El corazón de Minseok dio un vuelco cuando de un momento a otro, JongDae lo giró sobre el aire y lo sujetó bajo su propio peso, acercando su rostro al suyo, lo suficiente como para compartir una anhelante mirada. Lo suficiente como para inhalar su embriagante aliento y perderse en el hilo de sus deslumbrantes pestañas.

Sus labios, sus preciosos y finos labios estaban tan próximos a los suyos. Minseok se los mordió, deseando poder besarlo, sabiendo que no podía hacerlo.

Un segundo después, volvió a estar de pie frente a la multitud.

Acalorado, esperó por el final del concierto y cuando llegó, se apresuró a buscar a JongDae para darle una señal. Una vez habiéndose asegurado de que la había captado, corrió escenario abajo, gustoso de escuchar los pasos del otro tras los suyos.

Se detuvo frente a uno de los baños de solo personal autorizado con una sonrisa maliciosa y se adentró en él un segundo después, cerrando la puerta a sus espaldas.

Puerta que terminó abriéndose un segundo más tarde.

—S-Seok Hyung…

Las perladas gotas de sudor bajaban por la frente del menor. Tenía el cabello revuelto, haciéndolo lucir peligrosamente atractivo. Y esos labios que Minseok había estado deseando besar, entre abiertos para controlar su respiración.

Pero XiuMin no pudo permitirse esperar para que lo hiciera y se lanzó sobre él en un dos por tres, envolviendo sus manos en su cuello, atrayéndolo a sí mismo y aplastando sus labios contra los suyos.

JongDae parpadeó, terminando de creerse lo que estaba sucediendo y después se dejó llevar, cerrando también los ojos y ladeando la cabeza para profundizar el beso.

El calor se apoderó de sus cuerpos. Sus labios se movieron los unos al compás de los otros, acariciándose con una suavidad fogosa, moviéndose de forma tan irresistible que los hizo jadear. En ese momento, el menor aprovechó la situación, tomó al mayor por el mentón e introdujo su lengua en su cavidad bucal, buscando la suya, encontrándola y acariciándola con desesperación.

La suya era una danza eterna de una batalla perdida silenciosamente. El “clic” que hacían sus húmedas bocas al rozarse era el único sonido en la habitación, ese y los jadeantes suspiros escapándose de los labios del menor, demasiado absorto en el beso como para intentar detenerse.

Se miraron al separarse pero no hubo tiempo que perder. Las manos del menor se fundieron en la cintura del mayor, levantando rápidamente la incómoda tela de la camisa y apresurándose a recorrer su pecho caliente y sudoroso.

Minseok gimió. Las manos de JongDae jugueteaban con sus pezones fogosamente y las suyas propias bajaron hasta alcanzar la hebilla del cinturón del menor y juguetear con ella. Estaba deseoso, demasiado absorto, no tenía tiempo de detenerse a pensar en nada.

Cuando Chen asintió, ágilmente el mayor se deshizo del cinturón y desabrochó los molestos botones de su pantalón. Las caricias que el otro estaba propinándole, sus calientes labios bajando para succionar sus botones mientras desaparecía la incómoda prenda sobre sus hombros, hacían que los movimientos de Minseok se volviesen torpes y temblorosos.

A toda prisa, su diestra se deslizó dentro de su ropa interior hasta encontrarlo. Quería sentirlo, quería saber si realmente sus acciones estaban causando algún efecto y al acariciarlo, no pudo hacer otra cosa que sonreír gustoso.

Estaba duro. Caliente, muy duro y húmedo. Tan húmedo, que seguramente ya había manchado su estorbosa ropa interior.

—Hyung… — JongDae gimió en su oído.

Y sus cuerdas bucales vibrando, lejos de hacerle cosquillas esta vez, terminaron de excitarlo.

Chen se deshizo rápidamente de sus pantalones también y pegó su miembro contra el suyo, frotándolos sobre las telas de su, en esos momentos, molesta ropa interior.

Y Minseok gimió de forma incontrolable, estremeciéndose bajo el poco tacto que esa caricia contenía, embriagándose con la seductora sensación de placer que recorría su espalda y hacía flaquear sus piernas.

Quería más.

Lejos de querer parar, JongDae se encargó de girarlo y ponerlo contra el muro como la noche anterior había confesado estar deseoso de hacer. Acción que terminó de endurecer al pobre cara de bollo.

Chen se encargó de bajarle el bóxer en un lánguido movimiento, hasta las rodillas, dejándolo sin demasiada flexibilidad.

Sintiéndose avergonzado pero deseoso de obtener más, Minseok se inclinó contra la puerta y alzó su abultado trasero. La cara que el menor puso fue un perfecto poema, un poema que lamentablemente el mayor no pudo leer.

Las fogosas manos del menor le acariciaron el trasero sin pudor alguno y XiuMin apretó los dientes, tratando de no gemir muy alto. Pero se sentía bien, condenadamente bien… Las manos de JongDae eran ligeramente rasposas y en contacto con su piel formaban una caricia perfecta.

Fascinado por lo que sus ojos estaban viendo, Chen acercó su rostro y besó su trasero deseosamente, frotando después su rostro contra él. Y es que su Hyung era tan blanco y suave como un bebe, y redondo, condenadamente redondo y bien formado. La zurda del menor viajó hasta sus muslos para acariciarlo y su diestra le dio una excitante palmada.

Minseok se olvidó de cómo respirar cuando el menor le abrió las nalgas y sintió su caliente lengua restregándose contra su rosada entrada.

Se sentía increíble.

—A-Ahngh pe-pequeño tonto.

Los gemidos medio ahogados que emitía el mayor eran música para los oídos de Chen, sobre todo cuando lo llamaba de esa forma. Se deleitaba con el sabor que su lengua saboreaba. Su lengua perforó lo más dentro que pudo en interior de su Hyung y lo recorrió en círculos numerosas veces, poniendo las piernas de Minseok a temblar.

Con la vista nublada por la excitación, JongDae se incorporó y se bajó su propia ropa interior. Mojando su mano con saliva y recorriendo la extensión de su falo con ella poco después.

—Hyung… — Avisó en un suspiro, colocándose entre su trasero y amenazando con perforarlo de una buena vez.

Por respuesta obtuvo un suspiro deseoso y las manos del mayor aferrándose a sus muslos para pegarlo más a él. La vergüenza la había perdido hacía mucho rato.

 Y así fue como JongDae se hundió en él de una sola estocada, lastimándolo en un inicio y permaneciendo quieto para que su trasero pudiese acostumbrarse a la intromisión. Moviéndose levemente en círculos después, apretando los ojos para no follárselo rápidamente y terminar hiriéndolo.

Porque si se trataba de Minseok, nunca follaría. Siempre haría el amor.

Cuando su Hyung se movió hacia al frente y luego se penetró a sí mismo con rapidez, dándole a entender que estaba listo, JongDae lo sujetó por la cintura y comenzó a embestirlo como había estado deseando.

El mayor estaba ardiendo, sucumbía ante el deseo y el hecho de que no hubiese tiernas palabras de por medio lo ponía ansioso. Quería más. La sensación de tener a JongDae en su interior era simplemente indescriptible y había estado deseándolo por tanto tiempo que la necesidad lo hacía parecer urgido.

Las estocadas pronto pasaron de lentas a fuertes y ansiosas.

El menor incrustó sus uñas en las caderas del mayor, sujetándolo con fuerza y marcándolo, si el mundo debía saber algo, era que Minseok era totalmente suyo.

JongDae salió de su interior un instante y volvió a penetrarlo. Repitió sus acciones un par de desalineadas veces. Minseok jadeaba muy alto, esperando que el constante griterío afuera estuviese lo suficientemente ocupado como para no reparar en ello. Chen movía las caderas de una forma exquisitamente agobiante, Seok bien creyó que al siguiente día estaría prácticamente inválido pero eso era algo que en ese momento poco importaba, sobre todo cuando el menor tocó su punto dulce y él perdió totalmente la cordura.

—¡J-JongDae!

El aludido acababa de encontrar lo que había estado buscando con tanto esmero. Chen pensaba que hacer el amor no simplemente se trataba de obtener placer el mismo, sino también de lograr que el otro se sintiese mejor que nunca en toda su vida.

El menor apresuró sus movimientos y se inclinó con rudeza, mordiendo el cuello de su amante al sentirlo tan estrecho, tan suyo como había estado tanto tiempo necesitando.

Porque JongDae podía ser cariñoso con miles de personas pero la única persona a la que su corazón definitivamente permanecía, era la misma que gemía su nombre descontroladamente en ese instante y joder, no había nada mejor que escuchar aquello.

—¡Mmh-n! ¡Kim JongDae!

A Chen nunca le había gustado escuchar a su Hyung decir eso, puesto que lo hacía siempre enojado, sin embargo, su nombre en la excitada voz del mayor era otro de las cosas calientes wur JongDae debía soportar oír sin tener que correrse todavía.

—¡Oh, dios mío!

Las paredes internas del mayor se contrajeron y el menor llevó una de sus manos al desatendido e hinchado miembro de Minseok para acariciarlo con agilidad

—¡Mnh-n! ¡J-JongDae voy a…!

—Quiero que te corras para mí, S-Seok Hyung. — La voz de JongDae sonó tan exquisitamente ronca.

El aludido asintió y segundos después pudieron sentir el éxtasis. Minseok se vino en la mano del menor, que lo penetró un par de veces más y se vino en su interior, descargando todo lo suyo y precipitándose a salir de su interior.

Era una total lástima, porque a Minseok le hubiese gustado muchísimo probarlo.

Todavía jadeante, JongDae le ayudó a incorporarse y volvió a girarlo para mirarse, estampando su frente contra la suya y mesclando sus cálidos alientos.

—Minseok Hyung~ — Lo llamó.

El aludido no supo de dónde sacó fuerzas pero le echó las manos al cuello mientras asentía, esperando un extraño piropo.

—Eres precioso.

Las mejillas regordetas del mayor se tiñeron de rojo, viéndose irremediablemente tierno a ojos del menor.

Chasqueó la lengua. — Yah, pequeño tonto.

Y lo era.

Pero finalmente, era su pequeño tonto.                 

 

Notas finales:

Hola shingurz.

Ya que hoy es cumpleaños del Mr. Camello, pensé en actualizar mi fanfic: Trouble Town como regalo a nadie en particular. Pero después vino a mi mente una idea, escribí esto y mejor decidí subirlo.

¡El CHENMIN ES AMOR!

Ya son 3 OS ChenMin que escribo con este. Ya hasta le ganó al BaekYeol, aunque pronto volveré con uno de ellos.

Dejen comentarios <3 por amor al Chenchual que hoy cumple ya 22 y que es tan hermoso e irresistible que acabó haciéndolo con el baozi en un baño.

Espero les haya gustado, nos leemos pronto. ¡Mañana, si es que leen mi long Fic! :’)

XOXO.

PD: Nunca había escrito un OS de Kpop tan largo.

PD2: LuHan y el Baozi son hermanitas.


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