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Rojo carmesí. por kozzha

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Notas del fanfic:

Mi primer one-shot de ellos. 

Es un absurdo y fue inspirado en ésta imágen. 

https://www.facebook.com/mdtklove/photos/pb.906781846002572.-2207520000.1411524195./935152396498850/?type=3&theater

Notas del capitulo:

Dedicado con mucho cariño a Terashima San a la que ya tuve el placer de conocer en persona :3

Eran mediados de marzo y en la escuela privada Shutoku se realizaban los preparativos para la graduación  de los alumnos del tercero. Mientras el resto de la escuela se dedicaba a organizar cada detalle de la ceremonia, en el club de basquetbol, los kouhai se concentraban en organizar una fiesta de despedida a los queridos senpais.

-Sería genial que fuera una “fiesta sorpresa”-sugirió un chico.

-Yo estoy de acuerdo con él-apoyó otro.

Todos los chicos comenzaron a hablar, desesperando a Midorima quien puso los ojos en blanco. Takao, el organizador de aquella fiesta, se subió a las gradas del gimnasio y habló a todo pulmón:

-¡Silencio!-para sorpresa del muchacho de ojos verdes, todos guardaron silencio-Perfecto-sonrió complacido-Hable uno por uno, por favor-todos asintieron. Un muchacho de segundo año alzó la mano y Takao le cedió la palabra.

-Si hacemos la “fiesta sorpresa”, ¿Dónde sería?

-Muy buena pregunta, Kotani-senpai-asintió Takao.

-Yo ofrezco mi casa-se apresuró en decir un chico que era de primero-Mis papás estarán de viaje de fin de semana…

-¡Perfecto!-exclamó Takao-la fiesta salvaje…digo-soltó una risilla-La “fiesta sorpresa” de los senpais se hará en la casa de Nakamura-todos aplaudieron.

Siguieron con la organización de la fiesta hasta que a alguien se le ocurrió sugerir que uno de los kouhai de primero se disfrazara de mujer para los senpais. La idea fue tan bien recibida que  hasta Takao felicitó a quién lo había sugerido.  Fastidiado por tanto alboroto, Midorima decidió salir del gimnasio. Odiaba perder el tiempo en tonterías.

 

 

Fue para la última hora que Takao apareció en el aula del primero D. Ignorando la cara de picardía que el muchacho llevaba, Midorima  decidió concentrarse en el mensaje de texto de OhaAsa mientras el profesor de biología llegaba.

-Ne, Shin-chan-ronroneó Takao, girándose para ver a su amigo-¿Adivina quién será la sorpresita de los senpais?

-No sé, ni me interesa-respondió tajante el de lentes.

-Mo…-hizo un puchero-Pero que grosero, Shin-chan-musitó con sorna el moreno. Miró a su amigo y al ver que éste lo ignoraba por completo, resopló con resignación-Yo soy la sorpresita de los senpais.

-¡Qué!-exclamó Midorima, centrando sus ojos en los de su amigo-¿Tú?

Takao sonrió feliz de que el tsundere de lentes lo mirara por fin.

-Así es-asintió.

-Creo que se van a llevar un terrible susto los pobres-musitó con los ojos entornados. Para sorpresa de Midorima, Takao soltó una gran carcajada, divertido.

-En verdad eres todo un tsundere, Shin-chan.

Midorima chasqueó la lengua y volvió a concentrarse en el mensaje de OhaAsa.

 

 

Y el sábado llegó.

Midorima miró su reflejo en el espejo y soltó un hondo suspiro. Después de todo, había terminado en aceptar la invitación a la fiesta de los senpais. La culpa, como era de esperarse: Takao y su terquedad. ¿Por qué demonios jamás puedo decirle que no?, se preguntó con pesar el muchacho de lentes. Lanzó un gruñido, tomó su celular y volvió a revisar su horóscopo. Por más que lo analizaba, no lograba comprender lo que OhaAsa había predicho para el signo de cáncer.

-“El rojo, éste cálido color hará que en ti despierte tu verdadero ser...Deberás de manejarlo con cuidado. Tú lucky ítem será: un condón…”

-Un condón…-susurró el muchacho-Bueno, ¿qué más da?  Si OhaAsa lo dice, así será-se ajustó los lentes y asintió.

Estaba por terminar de alistarse cuando el timbre de la puerta se escuchó.

-Shintaro-se escuchó la voz de la señora Midorima-Tú amigo Takao-kun ya está aquí-Midorima chasqueó la lengua y bajó deprisa hacia la sala de estar.

-¡Pero qué demonios!-exclamó el muchacho.

-Shintaro, esa boquita-le instó la señora Midorima.

-Lo siento, madre-masculló Midorima.

-Hi, Shin-chan-canturreó Takao, vestido con un coqueto y corto vestido rojo.

Midorima miró a su mamá quién tenía el rostro inexpresivo. Era de esperarse pues  de Takao Kazunari se podía esperar todo y ella lo sabía perfectamente.

-Vámonos-ordenó incómodo el chico de lentes.

-A la orden-Takao siguió a su amigo-Que tenga bonito día, señora Midorima-hizo una pronunciada inclinación.

-Gracias y…suerte para ti…

-Gracias-le sonrió mostrando los dientes y salió corriendo de la casa para alcanzar a Shintaro.

Midorima ya le esperaba montado en la parte trasera de la carreta, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

-¿Te viniste vestido así?-masculló mirando de hito en hito a Takao.

-Claro que sí, ¿Qué tiene de malo?-Takao modeló el atuendo a su amigo.

El muchacho lucía un coqueto vestido  vaporoso de gasa color rojo carmesí. Era de corte strapless y corto, por arriba de las rodillas. Un bonito moño del mismo color que el vestido resaltaba en el cabello moreno de Takao. Como detalle extra, el joven llevaba los pequeños labios pintados de rojo.

Midorima apretó los labios. Rojo, pensó con preocupación el joven de lentes. Sacudió la cabeza y volvió a recorrer con los ojos a su amigo. No sólo la idea de que Takao estuviese de rojo lo inquietaba, sino que también el hecho de que el muchacho moreno se viese tan bien vestido de mujer. Si no fuera porque le conocía a la perfección, Midorima lo hubiese confundido con una mujer.

-Mira, hasta me depilé las piernas y las axilas-rio Takao, mostrándole las piernas a su amigo, sin importarle que se le viera la ropa interior-Mi vecina Ai me ayudó, ella también  me prestó el vestido, es bonito, ¿ne?-dio un giro y soltó otra risa.

-El vestido es bonito nanodayo-asintió Midorima-Pero tú no-musitó-Y menos con esos tenis que ni van a juego-le señaló los converse desgastados que el muchacho llevaba.

-Mo, pero que grosero eres, Shin-chan-hizo un puchero Takao.

-Calla. Necesito que me lleves a comprar algo a la farmacia antes de ir a la fiesta.

-¿Eh? ¿Qué es?

-Mi lucky ítem nanodayo-se ajustó los lentes y carraspeó, abochornado.

-¿En la farmacia?

-No preguntes más y súbete de una maldita vez a la bicicleta-le instó.

-Está bien-hizo un puchero. Se montó en la bicicleta que jalaba la carreta y comenzó a pedalear. Fue en ese momento que Midorima se percató de que el vestido de Takao tenía un pronunciado escote en la espalda, mostrando parte de la piel del moreno. Midorima tragó saliva y desvió la mirada hacia otro lado. Sólo es Takao, se dijo a sí mismo tratándose de convencer de que no había razón para sentirse atraído por el muchacho mas pequeño. 

Después de pasar a la farmacia y comprar el vergonzoso lucky ítem, el par de amigos se digirió a la casa de Nakamura. En cuanto entraron a la casa, todos los ahí presentes se quedaron boquiabiertos al ver a Takao vestido de mujer. Sin perder el tiempo, la mayoría comenzó a  acosar a Takao, quien divertido de ser el centro de atención se dejó tomar fotos, provocando cierta molestia en Midorima.

Cuando los senpais llegaron, se llevaron una gran sorpresa al ver a Takao vestido de mujer.

-¿Por qué no me sorprende?-dijo Otsubo al ver a su kohai.

Después de que Takao insistiera en tomarse fotos con sus senpais del equipo de Shutoku, la fiesta comenzó.

Por orden de Takao, como era de esperarse, algunos chicos de segundo llevaron licor y cervezas pues sería una “fiesta salvaje” para los senpais.

Así dio comienzo  la gran fiesta de despedida. Entre risas, alcohol y demás cosas, los alumnos del club de baloncesto celebraron la partida a la universidad de sus queridos superiores. Como era de esperarse, Takao no se quedó atrás respecto a lo de beber, muy a pesar de que jamás había probado ni un trago de cerveza.

-Ni se te ocurra emborracharte nanodayo-le instó Midorima al muchacho del ojo de halcón al verlo beber su cuarta lata de cerveza.

-Mo…Shin-chan. Tú relájate y disfruta de la fiesta-susurró.

Midorima gruñó y arqueó una ceja al ver que Takao se retocaba el lápiz labial.

-¿Qué haces?

-Sabe a cereza-se encogió de hombros-Y la mezcla con la cerveza me gusta…¿quieres probar?-acercó sus labios a  los de Midorima.

-Aléjate de mí, pervertido-y sin mucha delicadeza empujó a Takao, botándolo. Se puso de pie y ceñudo se alejó de ahí. A lo lejos pudo escuchar claramente las carcajadas del moreno.

 

 

Y la fiesta siguió. Mientras que algunos charlaban sobre banalidades, otros bebían y unos más cantaban en el karaoke. Midorima se sorprendió de que Takao estuviese muy callado, el motivo, el muchacho estaba completamente ebrio. Para sorpresa del de lentes, Takao era todo lo contrario a cuando estaba sobrio, callado y tranquilo. El muchacho estaba hecho ovillo en un rincón, por la postura en la que se encontraba se podía ver más de la cuenta, esto llamó la atención de Midorima, que miró con ojos entornados los suaves muslos de su amigo.

-Como te decía, Midorima…-la voz de Otsubo, el capitán de Shutoku, le hizo reaccionar. Carraspeó y centró sus ojos verdes en el senpai.

En menos de un minuto, Takao desapareció  y fue hasta mucho después que Shintaro se dio cuenta pero como Otsubo estaba muy enfrascado en la conversación, el menor desistió en ir a buscarlo.

 

 

Miyaji se dirigía al baño cuando se encontró a un alumno de segundo que tenía arrinconando a Takao, con descaro recorría los muslos de Takao quien no oponía resistencia. El estado del kohai era deplorable y dado esto es que el otro se estaba aprovechando.

-Hey, déjalo-insto el senpai.

El de segundo le ignoró y siguió con su jueguito.

-Te dije que lo dejaras-replicó molesto.

-¿Y si no quiero?-replicó retador.

-Tendrás muchos problemas conmigo y no solo eso, también  con el entrenador. Tal vez decidan sacarte del equipo-Miyaji le miró amenazante.

El otro muchacho soltó a Takao y se alejó de ahí mascullando.

-¿Estas bien?-pregunto Miyaji. Takao solo se limitó a asentir.

-Eres pésimo bebedor-masculló el senpai-Creo que será mejor llevarte a casa-se acercó al muchacho y este se aferró a él.

-Mamá y Yui se fueron a casa de los abuelos, regresaran hasta mañana...-balbuceó Takao.

-Entiendo...-asintió el mayor-¿Puedes caminar por ti mismo?

Takao asintió con debilidad. Intentó dar un paso pero se tambaleó. Miyaji le sostuvo con firmeza. La cercanía del muchacho, el verlo sonrojado y con ese vestido provocó en el senpai cierto calor en su cuerpo.

-Maldición, Takao-masculló-¿Por qué te ves tan bonita?-susurró sonrojado.

Haciendo a un lado su incomodidad, Miyaji asió de la cintura a Takao, llevó uno de los delgados brazos del moreno sobre su hombro y lo guio hacia la estancia.  Estaban por salir del pasillo cuando Midorima apareció.

-Miyaji senpai.

-Midorima, que bien-suspiró con alivio- Necesito que te lleves a Takao a su casa, no se encuentra bien-miró de reojo al muchacho, que tenía la mirada perdida. Midorima miró con ojos entornados a su amigo.

-Yo me encargaré de él-dicho esto, el de lentes tomo en brazos a Takao.

-Cuídalo bien, Midorima.

-Lo haré.

Dicho esto salió de la casa de Nakamura con Takao en brazos. Lo recostó con delicadeza en la carreta.

-En verdad eres una molestia, tonto-chasqueó la lengua y sin perder más el tiempo, se montó en la bicicleta y comenzó a pedalear.

Llegaron a casa de Takao antes de las once. Midorima llevó al ebrio de Takao a su recámara. Le recostó en el mullido colchón. En cuanto el moreno sintió lo suave de las frazadas, se acurrucó como si fuese un chiquillo.

-Shin...chan...-balbuceó Takao.

-¿Qué sucede?-preguntó con voz ronca.

-Yo...-Takao se removió dejando a la vista sus hermosas y torneadas piernas. Midorima ante tal escena, tragó saliva. Takao se veía vulnerable y tan apetecible. Sacudió la cabeza.

-Pero en que estoy pensando-susurró. Volvió a mirar a su amigo: el cabello desparramado en la almohada, los ojos brillosos, las mejillas sonrojadas y sus labios entornados y con el lápiz labial corrido. Rojo, pensó Midorima. A Takao le queda muy bien el rojo, insistió.

Sus ojos verdes bajaron hacia el cuerpo del moreno y se centraron en el vestido, dios, ese vestido que se ceñía perfectamente  al delgado cuerpo de su amigo.

-Rojo...- volvió susurrar acercándose tentativamente a los labios de Takao.

-¿Shin…chan…?-Takao no logró terminar la pregunta, pues los labios de Midorima lo acallaron. Un ligero gemido por parte del más pequeño se ahogó en aquél beso.

-Cereza…-musitó con voz sensual Midorima-Sabes a cereza, Takao-se relamió los labios y volvió a besar al moreno. Después de satisfacer sus deseos de probar los labios de Kazunari, Midorima se alejó.  Recorrió con ojos brillosos a su amigo y sólo bastó con eso para que su raciocinio lo abandonara y reinara su deseo carnal.

Midorima separó las piernas de Takao y se acomodó entre ellas.

-¿Shin-chan? ¿Qué…? ¿Qué haces?-musitó Takao.

-Shhh…-le silenció con uno de sus dedos, mientras su mano izquierda viajaba hacia el muslo de Takao. El moreno se estremeció al sentir las yemas de los dedos de Midorima rozar ligeramente su muslo y mientras acariciaba esa zona, sus labios llenaron de besos el cuello y clavícula del moreno. Dejó de atender la pierna de Takao para bajar un poco el vestido y dejar al descubierto uno de sus pezones. Rozó con sus labios eso zona.

-Nhg...Shin...-gimió con debilidad Takao. Halagado por la reacción del moreno, Midorima se aventuró en probar ese botón rozado. Lo lamió como si fuese un caramelo. Después de que éste estuviera completamente erecto, se fue hacia el otro al cuál le dedicó los mismos mimos-N…no…Shin…

-¿No te gusta?-preguntó con voz ronca y llena de deseo.

-¿Por…por qué lo haces?-balbuceó.

-Ni yo mismo lo sé…-dicho esto, alzó la falda del vestido de Takao y se hundió entre sus dos piernas. Aspiró el aroma del moreno y mordisqueó el pene de éste que ya comenzaba a despertar. Ante la agresión, Takao gimoteó pero no hizo nada para alejar al más alto-Me gusta éste lado tuyo. Si siempre fueras  así, simplemente serías perfecto-ronroneó.

Midorima quitó de un tirón la ropa interior de Takao y volvió a hundirse entre ese par de hermosas piernas. Lamió con paciencia la extensión del pene del moreno; dio pequeños besos al glande y lo metió por completo en su boca cuando estuvo erecto. Los leves gimoteos de Takao encendieron aún más al otro quién sin perder el tiempo aumentó el ritmo de la felación.

Takao se retorció, jaló los cabellos de Midorima y apretó la mandíbula cuando eyaculó. Todo su semen fue recibido con gusto por Shintaro, quien bebió cada gota del líquido. Después del exquisito orgasmo, Takao se dejó caer sobre el colchón, agotado.

-No te duermas, Takao. Esto aún no termina-instó Midorima al ver que el muchacho estaba por entregarse a los brazos de Morfeo. Takao no comprendió nada hasta que Midorima se irguió y comenzó desvestirse. Dejó junto a él su lucky ítem: la caja de condones pues le iban a servir de mucho.

-Shin…chan…-susurró Takao, sonrojado.

-Tranquilo-le dijo con voz pastosa-Lo disfrutarás. Yo me encargaré de eso…-desafortunadamente, Takao no disfrutó lo primero del coito.  El pobre muchacho sólo se limitaba a morder su labio inferior y a apretar las frazadas bajo de él. A pesar de las molestias, el moreno jamás alejó a Midorima de él.

Fue hasta que Midorima lo giró y lo puso boca abajo, que Takao comenzó a gemir de placer. ¿La razón? En esa postura era más fácil estimular la próstata.

-Ngh…Shin…más…más lento-pidió Takao, con el rostro hundido en la almohada.

-Después-dijo el de ojos verdes.

Las embestidas fueron en aumento provocando que Takao volviera a eyacular en medio de agresivos espasmos. A pesar del cenit al que el moreno había llegado, Midorima jamás disminuyó el ritmo y en menos de un segundo, el pene de Takao se había vuelto rígido de nuevo.

-Takao…-ronroneó Midorima en el oído del moreno-Di mi nombre…-pidió, pero el moreno era incapaz de articular palabra ante semejante paroxismo de placer-Dilo…-insistió, embistiendo más fuerte.

-Shi…Shin-chan-gritó Takao, explotando sobre las frazadas.

-Kazunari-gimió Midorima, eyaculando también.  Después del orgasmo, Midorima se dejó caer encima de Takao, agotado y en cuestión de minutos, ambos muchachos se quedaron completamente dormidos.

 

 

Entró a su recámara con una toalla sobre sus hombros. Llevaba puesto un pantalón de chándal y una playera de algodón. La ducha le había reconfortado en demasía. Lanzó un hondo suspiro y se dejó caer pesadamente sobre su cama. Tomó su celular que reposaba en su mesita de noche y vio que tenía más de veinte llamadas perdidas de Takao. Apretó los labios y dudó en marcarle a su amigo. Se decidió por no hacerlo y estaba por apagar su celular cuando éste comenzó a sonar. Chasqueó la lengua y sin más, se decidió por tomar la llamada.

-¿Qué quieres?-dijo a modo de saludo.

-¡Shin-chan!-gritó con desesperación Takao. Midorima se vio obligado a alejar un poco el celular, no deseaba quedarse sordo-¡Ayuda! No sé qué sucedió ayer….yo…bueno…-dijo-Amanecí sin ropa interior y me duele terrible la cadera…hay manchas extrañas en el vestido y en mi cama y …-enmudeció unos segundo-Encontré un condón en el cesto de basura-esto último lo susurró.

-¿Y  por qué debería de saberlo yo?-replicó el de lentes, con fingida indignación.

-Bueno…no sé…yo creí que…

-Tonto…-dicho esto, Midorima cortó comunicación. Tenía las orejas rojas y varias veces se ajustó sus lentes, en un gesto nervioso. En definitiva tardaría mucho en ver a la cara a su amigo Takao. Lo bueno de todo es que era domingo, tendría tiempo suficiente para pensar de qué manera evitarlo.

Notas finales:

 

 


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