Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siente que lo pierde. por Pasitea

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes no son míos. 

Con fines de diversión y porque en mi mente no dejaba de rondar el tema...

 

Gracias.

Notas del capitulo:

Gracias por leer.

Siente que lo pierde.

Ya no es como cada día.

Los viajes se han prolongado más de la cuenta y la duración de ellos… le está enloqueciendo.

¿Qué le pasa?

 

-Son dudas sin sentido…-

 

Sabe que no es cierto.

No lo es cuando todo es evidente.

Todo.

 

Cada mañana resultan desconocidos.

Al medio día son personas que se soportan.

Atardeceres en los que se consideran amigos.

Noches en que son ocasionales amantes.

Madrugadas en que se extravían a las orillas de la cama.

 

-Es una etapa: pasará.-

 

Escudriña frente al espejo, buscando que es lo que puede faltarle. Tiene algunos pliegues, patas de gallo, manchitas pero no es nada que una buena crema no corrija.

Un momento: ¡¿Está pensando en cremas?!

Maldición.

¿Qué hará después para que le haga caso?

Toma sus cosas para ir a trabajar.  Aunque en verdad no necesita ir: para su fortuna, aquel le provee de todo eso y más, pero si se queda en casa se morirá de aburrimiento.

Enseña esgrima por caridad, ya que muchos de sus alumnos pertenecen a clase media y baja, sin embargo, disfruta de poder compartir  con ellos una de sus más grandes pasiones. Ahora entrena a dos posibles candidatos para la medalla del concurso anual estatal. Nada le haría tan feliz como ver que sus chicos ganasen, eso le daría a los muchachos becas que les llevaría a la universidad.

-Un sueño dorado…-

 

No conoce del todo lo que es trabajar largas jornadas para llevar el pan a la mesa, viene de una holgada familia y siendo el “meñique” se  le otorgaron fáciles las cosas, la mayoría de ellas.

Esos jóvenes son su admiración; cada uno luchando por salir del fango…por desgracia, solo algunos lo lograrán. Los motiva todos los días que hay clases…

 

-Todos los días…-

 

Hay quienes lo desprecian por su “casta”. Les sobra razón, no puede comprenderlos del todo.

 

“No hay que ser muy lista para

Predecir…”

 

De pronto, lo ve. Lo ve salir del edificio gris donde labora… ¿Cuándo perdió el camino?

No está solo.

Reacciona por instinto, siguiéndolos hasta una cafetería que dista a 9 cuadras.

 

-Profesor, ¿Qué le pasa?-

-No…nada, nada malo, Greta.-

-¿Le duele algo?-

-No…-

-Es que está llorando…-

-¡Con un demonio! ¡No me pasa nada!- exclama molesto- ¡A ver flojos! ¡Quiero una ronda completa de ejercicios cardiovasculares! ¡Ya!-

-Pero…-

-¡Dije que todos! ¡Ya!-

-¡¡Entendido!!- contesta el grupo, ya acostumbrados a su mal carácter.

 

¿Quién diablos se ha creído?

No puede ser verdad.

No puede.

¡No!

Los pupilos observan la lección que dista de ser una simple práctica: eso ya es un duelo.

El miedo recorre a cada uno de los participantes, “afortunados” de enfrentarse al “Lobo Demonio”; no les espera nada sencillo, acabará, en el ánimo en el que se halla, con ellos.

 

“¿Ella fue quien te buscó?”

 

-¡Maldita sea! ¿Es todo lo que han aprendido? ¡Quiero un reto!- grita a los instruidos-¡Demuestren todas las putas lecciones que hemos llevado! ¡Ahora!-

 

Tira a uno.

Luego a otra.

Y otro.

Y otro

Y otra más.

 

-¡¿Qué piensan que están haciendo?! ¡Agarren al florete como si me odiaran! ¡Háganlo mocosos!-

 

Se odia. No tiene por qué desquitarse con el grupo.

Pero le urge desahogarse.

Desahogarse.

 

-Se acabó jóvenes… les veo pasado mañana… por si ven a Kai y a Lía, denles mi recado: ¡O vienen o los castigo!-

-¡Sí! ¡Nos vemos!-

 

Da un largo paseo por oscuras calles y cuando pasa a un parque para disfrutar del viento, se detiene en una podrida banca de madera.

 

-Demonios… ¿Cometí algún error?-

Esas gotas saladas ruedan de sus ojos verdes, ardiendo en su trayecto. Tanto como el ácido para las tuberías.

-Y si lo hice, ¿Cuál?-

 

Su teléfono suena y lo único que hace es apagarlo.

Hora de largarse.

¿Qué le dirá cuando llegue?

¿Tendrá que preguntar?

¿Decirle lo que vio en la mañana?

¿Callar?

¿Callar?

¿Callar?

¿Callar?

“Quizás para no cambiar nada…”

Nada…

Pero… ¿Es lógico?

Hay algo muy dentro que le grita su estupidez, su ingenuidad… la certeza rota.

Lo que no puede tolerar es que nunca le haya comentado respecto a su estabilidad, de lo contrario, cabría la opción de un arreglo.

Una mentira de arreglo.

Jamás.

Aún le queda algo de dignidad. Y por esa pisca de dignidad hará lo obvio… pero de solo imaginarlo, tiembla.

Tiembla de miedo.

De soledad.

De tristeza.

De dolor.

… de amor.

¿Será fácil olvidar ese sentimiento?

Bueno, al parecer, para él no fue complicado.

 

“Dime cómo sucedió…”

 

Choca con la maldita puerta; las luces de la casa se presentan encendidas.

Ya está: ¿Le dice? ¿O se acalla?

 

-¿Por qué no respondías?- le han preguntado.

-No se me dio la gana…-

-¿En serio? Luego no reclames si hago lo mismo.-

-¿En serio? Luego no reclames si hago lo mismo.-

 

Percibe la molestia de su pareja.

 

-¿Cómo te fue?-

-Bastante bien; cerré un gran trato y conocí a muchas personas.-

Ve lacerante la sonrisa que se dibuja en la faz del hombre de larga cabellera negra.

¿Por qué?

 

-Gwendal…-

-¿Mmm?-

 

Se tiene que armar de valor; saca un rollo de tabaco de una cigarrera plata.

Exhuma hilos blancos.

Inhala palabras “correctas”.

 

-Iba con rumbo a mis clases, cuando te vi salir del monstruo ese en el que trabajas. Decidí seguirte, no sé porque pero te seguí hasta una cafetería. No estabas solo… y entonces… presencie todo… su nombre es Shibuya Yuri ¿No?-

-¿Estuviste espiándome?-

-Creo que fui explicito con ello… ¿Por qué?-

-Yo…-

-Por favor, no me vayas a mentir… es lindo, bastante ingenuo por lo que pude apreciar…- esta triste - ¿Qué tiene él?-

Cuestionamiento estúpido.

-Gwendal…-

-No lo sé…-

 

“Aunque sé toda la historia

Quiero oírla de tu voz…”

 

Evoca el rostro de la manzana de la discordia, para hallar fuerzas en responder. El cabello negro, tanto como la zona abisal del mar, ojos azabaches con brillo de diamante, pero esa sonrisa tan luminosa es la que lo vuelve loco porque es sencilla, cálida… amable. El chico es un tonto para la mayoría de las cosas sin embargo, por osadía y orgullo, logra hacer lo que se propone además que es el único que le hace frente cuando se molesta.

Un poco más alto que el rubio que le mira destrozado; delgado, buen cuerpo y tez una poquita morena le conoció por culpa de su hermano Conrad que resultó el mejor amigo de aquel. No cree en el destino sólo en las casualidades de la vida.

Desde ese momento, supo que doblaría las mallas que se había impuesto. Y conocería la doble moral, aunque la verdad, se lava las manos.

 

-Gwendal…-

 

Proyecta la faz del pelinegro en el blondo.

Ha perdido la razón.

 

-Yuri… yo…-

 

Esas palabras son navajas en su mente…

Llamarle así… es traición.

Una traición.

Imperdonable.

Inolvidable.

Pero jugará a lo mismo.

 

-¿Si, Gwendal?-

-Abrázame… hay algo que quiero decirte…-

 

Sus manos son puños; mira el florete que carga.

Una sola estocada.

Y es el fin.

Pero opta por lo primero…

 

-¿Qué es?-

-Creo que no eh sido muy sincero contigo…-

-¿Me has mentido?-

-Sí… verás, en estos momentos, vivo con alguien: mi pareja. Es un joven rubio, de ojos verdes, blanco… es hermoso. Se supone que ambos nos queremos; de él no lo dudo, sin embargo… yo ya no sé qué siento.-

-¿Él lo sabe? ¿De tus sentimientos?-

-No es tonto, de seguro lo intuye… lo voy a dejar, a pesar de lo que eso se signifique.-

-¿Por qué ya no lo quieres?-

-Solo no lo quiero.-

 

Es el final.

Se despega de su ahora ex pareja. Derrama lágrimas pesadas y filosas.

-¿Cuánto tiempo le has conocido Von Voltaire?-

-Unos seis meses, Von Belief.-

-¡¡Maldito sea!! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡¡Yo llevo contigo 7 estúpidos años!! ¡A él lo ves por seis meses y decides abandonarme!-

Grita.

Grita.

Anhela destrozar al tipo que tiene delante. Hacerlo polvo.

Rompe lo que se halla a su alrededor.

 

-¡¡Responde idiota!!-

-Es por esto que lo prefiero a él.-

-¡¿Qué has dicho?!-

- Fue un error desde el principio esta relación. Tus padres siempre le tendieron la mano a mi familia y cuando se enteraron de tu interés por mí, no encontraron mejor forma de agradecimiento que el entregarme. Yo no me opuse, total, siempre eh hecho lo que los demás quieren, así que su deuda era la mía. Al verte, creí que me enamoraría con el correr del tiempo… pero no fue así. Nunca te dije nada, ni siquiera lo intenté. Me esforcé por complacerte y de paso convencerme de que tú eras mi mejor opción… no pude. No puedo y no podré seguir fingiendo.-

- No es posible…-

-Lo siento mucho pequeño… no quise hacerte daño… pero a veces no hay alternativa.-

Así que ha estado viviendo una mentira…

 

No lo puede creer.

Todo se le viene abajo.

Las ilusiones que guarda bajo la almohada son cenizas; su corazón late sin ritmo y su alma… su alma solloza en un rincón de la tormenta.

Duele tanto.

 

“Tampoco pidas perdón…”

 

-Al conocer a Yuri, comprendí que lo que te hacía era injusto.- habla tan serio, tan normal, tan calmado que le da náuseas- esperaba el momento adecuado. Nada de lo planeado se dio.- tanta calma- no miento al decir que hice lo posible por amarte…-

 

Que se calle.

Ve mover esos labios gruesos malditamente seductores.

Que se calle.

Las frases que salen de la varonil boca le cortan… son navajas frías… frías navajas que hieren a lo hondo.

Que se calle.

-Lo siento…-

 

Demonios, sino lo quisiera demasiado ya…

 

-Cállate que tu mierda no me importa…tienes tus razones y punto ¿Dónde quedo? ¡Yo sí me enamoré!-

Sí se enamoró. Por eso no soporta la idea del abandono.

-¿Qué hago?-

 

El pelinegro lo mira apenado. Tiene culpa.

-Gracias por todo… sino fui feliz, al menos sonreí… quédate con todo, quema lo mío… y por favor Wólfram, olvídame.-

-Vete antes de que me arrepienta…-

 

Si duda un instante, un minúsculo instante, le rogará o lo que sea para evitar que se marche.

No puede acabar su dignidad, ya es bastante conque lo vea llorar.

 

-Gracias Wólfram…-

-Vete o ¿Todavía me vas a ofrecer tu ayuda por si necesito hablar con alguien?-

-No-

 

Es natural que se niegue…

 

-Ofrecer eso es darte esperanzas a una reconciliación y ambos sabemos que no es factible.-

 

“Dolerá mucho mas al oírlo de tu boca…”

 

Olvidó que discute con el hombre más lógico y duro del planeta.

Que ya no siga.

 

-Así que me despido definitivamente… sé que nos veremos ocasionalmente pero espero que para entonces tú seas feliz…-

-Vete…-

-Una cosa… ¿Sabes porque no me siento tan mal? Porque fui una víctima consciente de las circunstancias y tú, víctima inconsciente de las mías… los dos pagamos por lo que no nos correspondía… adiós.- le da la espalda, toma su gabardina y sin voltear, desaparece tras la puerta.

 

No hay duda: lo ha perdido para siempre.

Más, tiene razón en algo: no toda la culpa es de Voltaire, sino que la comparten.

Su amor no le permitió ver las complicaciones de ahora, ex pareja… siempre pensando en sí mismo.

Se rompió ese amor.

Se fue de él.

¿Qué hará en las soledades nocturnas?

 

Un gemido se ahoga en la garganta.

Ríos salados que mueren al caer al piso de olorosa madera.

Una gota roja que se desliza.

El golpe seco que se oye cuando su cuerpo choca en el suelo.

 

-Nunca quise hacerle de lado, pero él tampoco me dijo nada… no es justo lo que le hicieron… ni lo que me hizo… las cosas no salen y se destruye… ¿Acaso soy tan grave? Yo, que todo lo tuve y tengo… no me sirve… él jamás me amará…-“

 

Despierta en su cama y nota un papel en la mesita de al lado. Lee para saber que Gwendal es quien le ha “salvado”.

 

-Soy tan patético.-

                                                        

Recuerda que debe ir al médico por los resultados de un examen practicado hace unas semanas.

 

-Necesito dormir…-

Rompe en sollozos… largos, pausados… muy tristes…

El rocío no se da por vencido. Se cubre por completo  mientras que la vela alumbra la habitación.

 

“Llegué a estar tan acostumbrado  a vivir

Y respirar de ti…

Solo de ti…”

 

Esto es ridículo.

Él, que en otro tiempo fuera el joven más frío, altanero y soberbio…el inalcanzable, sufre, sufre por un corazón roto, por su corazón trocado en astillas.

 

-¿Qué hago yo… Gwendal?-

Lo ama.

Lo ama.

Lo ama.

Y lo amará por siempre. Si de algo se puede jactar, es esa facultad de que sus sentimientos son reales. Y sus más grandes problemas.

De costado, se agarra las piernas, buscando darse calor porque de repente ha sentido la frialdad del cuarto.

Quisiera haberse dado cuenta antes, aunque fuera para asimilar lo obvio con calma y sapiencia.

No hay nada que pueda hacer. Lo mejor es rendirse.

Rendirse a la buena y desear que sea feliz. No pone en juicio las tentativas para la creación del “Cielo” que tanto anhelaba… hasta cierto punto, le alegra la honestidad del pelilargo.

 

-Debo dormir…- “Debo despertar…”

 

 

-Ya tenía rato que no lo veía por aquí, señor Belief.- saluda la blanca recepcionista- La Dra. Gisela estará con usted en 10 minutos, de momento, puede acomodarse en los sillones… ¿Le traigo algún libro? ¿O prefiere algo para beber?-

-Lo que sea.-

-Vamos señor Belief, que eso no existe.-

-Señorita ¿Desde cuándo nos tenemos tanta confianza?-

La interpelada lo ve sorprendida -¿Acaso no me recuerda?-

-No tengo tiempo para hacer remembranzas, así que por favor dígame quién es usted.-

-Vaya, soy Miko… asistí un par de veces a clases de esgrima…-

-Miko… no me suena.-

-Bueno, es que me hacía llamar “Jennifer”- dice sonrojada- Jennifer Amano…-

-Claro… ya recordé… tanto tiempo sin vernos, señora.-

-Wólfram Von Belief… no tengo todo el día para esperarlo. Pase al consultorio.- dice la brava doctora.- Señora Amano, vuelva a su puesto.-

-Con permiso.- y se aleja turbada; su jefa le da pavor.

 

Entra al despacho de la médico; ve el largo cabello verde que se mueve sensualmente, haciendo énfasis en las caderas; podrá parecer pequeña, sin embargo, es una maldita.

Ella es su hermana.

Su maestra.

Y en un tiempo, su enemiga…

 

-¿Cómo van las cosas con Gwendal?-

-Nada que reamente te importe.- es una maldita.

-Jum. Sabes que él me importa, mocoso…-

-Entonces, te diré: me ha dejado.-

 

¿Es una ilusión o los ojos de la chica se han puesto rojos?

 

-¿Y se puede saber por qué?-

- Por otro…- y le duele comprenderlo.

Es cierto, las pupilas de la hermana mayor están rojas… ahora llora.

-Jum… ¿Cómo te sientes?-

-Decepcionado, Gisela, muy decepcionado… por lo menos no terminó conmigo para meterse contigo… ¿Por qué lloras?-

-¡Jajajaja! ¡Por qué hasta hoy coincidimos en algo…!-

-¿Eh?-

 

Se asombra verle flaquear. Esa mujer fue su pesadilla durante años: recia, voluble, agresiva, perfeccionista, tosca y disciplinada. Todo lo que él no puede ser.

Todo lo que él odió.

 

-Veras, estuve en una relación… pero hace poco… rompimos…- demonios, ella es ruda, pero no la salva de ese tipo de dolor.

Además, es su sangre.

Protegerá a su sangre.

 

-Le quisiste, ¿Verdad Gisela?-

-Cómo no tienes idea…- le tiende la blanca mano; ella siempre fue muy hermosa, demasiado; un anillo brilla ofendido ante sus mal trechos ojos.-Nos íbamos a casar en unos meses…-

-¿Quién…?-

Aquella le muestra un retrato.

Traga saliva.

-¿Con ese enclenque bueno para nada?- escupe.

Es el colmo.

 

-¿Enclenque?... nunca hemos sido unidos, Wólfram, pero dime ¿Estas celoso?-

-¿Celoso? No lo creo… ¿Me das el resultado de mis exámenes?-

-¿Quieres que te hable como doctora o como hermana?-

-Nunca has hecho lo segundo, ¿Para qué preguntas?-

-Verás- saca algunas hojas de un sobre- en los exámenes apareces con una condición un tanto preocupante… Tienes un tumor en el cerebro.-

 

-¿De qué?-

-Cáncer.-

 

¿Cáncer?

 

-Es por eso que tus migrañas no podían ser controladas más que con fuertes calmantes… pero has llegado a un punto que nada de eso te servirá…- ella se cubre la cara…

¡Tantos malditos años de diagnósticos fatales y este falla!

-Debes empezar con las quimioterapias a la voz de ya. Mañana por la tarde te espero en el 3er piso. Al principio te marearás, falta de apetito…-

 

No oye más…

“Cáncer… tengo cáncer…”

 

-¿Qué tan avanzado esta?... sin rodeos…-

-Si dije que debes iniciar terapia es por algo ¿No crees?-

-Gisela, por favor…-

-Sin las quimios, entrarás pronto a etapa terminal…-

 

“Quiero oírlo de tu voz…

Para ya decir: -Adiós-…”

 

Ve el ocaso.

Nunca le ha parecido tan común.

Tan pálido.

Mira sus manos, está casi transparente.

Han pasado 18 meses desde que fue diagnosticado… y su condición empeoró a tal grado que, o lo mataban las radioterapias o proseguía sin ellas, lo cual daba lo mismo uno u otro.

Y allí esta…

Deteriorándose… al natural…

Ya no tiene esos hermosos bucles que tanto le envidió su hermana, más bien son delgados hilos dorados que nunca se convertirán en densos rizos, secuelas de la quimio; ni esos ojos verdes brillantes que despedían fuego al retarlo (u al amar) ahora opacados, casi amarillentos como las hojas otoñales que caen en ese momento…

Pero su sonrisa se ha vuelto más blanca.

Sincera y vana… vana porque lo hace en las últimas.

 

-¿Esperaste mucho?-

-En realidad no… ¿Qué tal todo?-

-Pues bien… por cierto, Murata envía saludos…-

-¿Cuándo conoceré al malnacido ese? Ya llevas un buen tiempo saliendo con él.-

-Hasta que modifiques tu manera de expresarte sobre él…-

-Siendo así,  nunca… pero bueno, volví a sangrar por la nariz y la jaqueca de hoy me tumbó casi toda la mañana.-

-Wólfram… todavía queda una solución, es cosa de que te decidas.-

-No Gisela…-“ya no”- no me someteré a esa operación. Las probabilidades de que sobreviva es del 30% y de que extirpen el tumor en su totalidad es 10% ¿Qué ventaja hay sobre todo ello?...no, mejor sigo esperando a la muerte, de todas maneras iré a su reino.-

-Von Belief…-

-Von Belief…-

-Tengo hambre, veamos… algo de ensalada dulce, chuleta frita con salsa de champiñones, pan de mantequilla, natilla de chocolate y de beber… sake caliente… ¿Y tú, Gisela?-

La interpelada suelta un bufido de fastidio: su hermanito no cambiará. Eso la hace feliz.

-Lo mismo, sólo que en vez de sake, quiero una cerveza en tarro escarchado hecho un cadáver.-

-¿Un cadáver?-

-Sí… helado.-

 

Odia el humor negro de la joven.

Pero eso mismo le fascina.

Hablar de la muerte resultará sencillo.

 

Ambos muchachos han terminado en una banca, ebrios, cantando a la Luna.

-Wol-Wol… ¡Hip! ¡Jajajaja! Hay-hay…que hacer es-esto ¡hip! Mas… segui-guido… ¡Jajajaja!-

-Gi… Gi…e…la… no-no… ¡Aaarrgg!-

 

Le ha sobrevenido otro de sus ataques; ha vomitado sangre.

Se marea.

Oye los gritos de su hermana, quien ha despertado del sueño alcoholizado, alterada por lo que ve.

Se pierde en sí mismo.

No siente nada.

No ve nada.

No escucha nada.

 

-¿Y dejaste que bebiera?-

-Creo que es más que obvio…- todavía tiene la voz pastosa- ¿Importa?-

-Señorita, ¿Es usted pariente de Wólfram Von Belief?- cuestiona el galeno.

-Sí, su hermana mayor ¿Qué pasa?-

-Necesita dos unidades de sangre para reposición ¿Está en condiciones para donación?-

-No. Aún tiene grados elevados de alcohol en las venas…-

-Murata… cállate…-

-Doctor, tome de la mía, la equivalencia es parecida… ¿Alguna objeción, mi linda Gisela?-

-Maldito.-

-Vamos doctor, ya dio autorización mi futura esposa…- el joven de anteojos le dedica a la asombrada peliverde, la amorosa mirada de sagrada petición.- Es en serio…-

 

La moza les ve desaparecer en el laboratorio.

No sabe si llorar, reír o preocuparse.

Hará las tres cosas.

-Ken sí sabe cómo sacarme de la pelea…-

 

Las cosas han salido mejor de lo que esperaba. Han ido colocándose sin necesidad de nada.

Después de que le dieron de alta del hospital, se mudó con la brava médico; allí finalmente se presentó Murata Ken, que resultó ser uno de los próximos genios de letras… es una lástima que de buenas a primeras le haya dicho que es un bueno para nada. No le agrada, pero ha ayudado a olvidar al enclenque ese.

Y eso es lo que nunca le podrá pagar.

 

Se ve ante el espejo de cuerpo entero.

Luce magnífico con el traje sastre: imposible ser más bello.

 

-Wolf… ¿Cómo me veo?- cuestiona la novia.

 

Error: sí hay alguien más bello.

 

-Eres hermosa… muy hermosa…-

-Mejor que eso: soy feliz…-

 

Suda frio… desde la mañana anda así. Respira pausadamente, no la quiere asustar.

-Entonces estas completa, hermana… te agradezco el honor de llevarte al altar, aunque no sé porque aceptaste enlazarte con ese flojo y en una iglesia…-

-Wólfram… me enamoré…-

- No lo dudo, Ela… ¿Nos vamos?-

 

Los dos chicos parten plaza en cuanto se internan.

Los convidados se han puesto de pie y sin querer, nota a Gwendal: imponente como el mismo Atlas. Su cerebro intenta manejar la situación a la altura.

Lo ignora.

 

-¿Cuándo pensabas decirme que Gwendal te había dejado por mi ex prometido?-

 

¿Cuándo supo…?

 

-Ken me dijo que ya tenía padrino de anillo, para cuando me lo hizo conocer, Yuri llegó del brazo de Von Voltaire… resulta que mi prometido y ex prometido son mejores amigos… Vaya… ¿Para qué te lo guardaste? Ahora entiendo tu manía de llamarle “enclenque”…-

-Ela… el día de los resultados te lo iba a contar, pero… al verte llorar, supe que ello te arruinaría… allí comprobé que tengo conciencia…- le dedica una deslumbrante sonrisa- lo que menos deseaba era joderte…-

-Siempre tan correcto… te quiero mucho…-

 

Han llegado frente al altar; muestra cierta resistencia al dar la mano de la peliverde al ojinegro… ahora que por fin se soportan… sin embargo, la entrega al de lentes, murmurando un agresivo “Cuidado”; se coloca a la derecha de la joven, a la izquierda ve al padrino de Murata: Shibuya Yuri. Luce maduro para la última vez.

Ya no lo odia.

O quizás nunca lo odio… da lo mismo.

 

No puede creer que está allí.

Da gracias por extenderse la vida hasta ese momento.

 

¡¡Vivan los novios!!

Esa frase le sigue pareciendo tonta. Se supone que los novios están vivos… ¿Para qué repetir lo mismo?

 

La fiesta le parece equilibrada y ¿Por qué no? Mágica.

Se va a las bancas que se hallan en un jardín, fuera del salón.

Soñoliento, se acomoda para observar el atardecer.

 

-Hola ¿Por qué no estás en la fiesta?- le cuestionan.

-Disculpe ¿Quién es usted?-

-Lo siento, mi nombre es Shibuya Yuri, un placer…-

-¿Placer? Dudo mucho que sea cierto, pero bueno, las formalidades son las formalidades… soy…-

-Wólfram Von Belief, profesor de esgrima ¿No?-

-Es de mala educación interrumpir a otras personas… ¿Cómo lo supo?-

-Mi madre, Jennifer Amano, fue tu alumna…-

-¿Usted no conoce el respeto?-

-Gwendal me contó sobre ti… habla tantas maravillas que tenía que conocerte, pero… has cambiado…-

-¿Cómo puede saber alguien que se interpuso en mi camino?-

-Yo no…-

-Da igual. Finalmente el estúpido ese es feliz…-

 

Sí.

Se consuela al notarlo. Fue duro llegar a esa conclusión, muy duro.

 

Meses en que se reprochó su ceguedad.

Meses que gastó en esparcir gotas saladas.

Meses de asimilación violenta…

Todavía sigue con ese proceso.

 

No sabe cómo termina con la cabeza apoyada en el hombro de Yuri.

 

-Tengo mucho sueño…-

-Este…-

 

De verdad… mucho sueño.

Hay una filmilla en los ojos verdes.

Sonríe.

Agradece a la vida por extenderse hasta ese momento.

 

-Yuri… déjame recostarme en tus piernas…-

-Pero…-

-Es solo un instante…-

-De acuerdo…-

 

No puede evitar lagrimear.

 

El viento se lleva unas cuantas hojas amarradas en hebras de oro blanco, unas perlas diamantadas y un halo de vivencias.

 

Adentro, nadie ve la escena…

Sólo un pelilargo imponente como Atlas, solloza sin emitir sonido, una chica de cabello jade le falta el aire y un mozo azabache, que sentado en una banca, le canta una dulce melodía a un blondo que se ha dormido en sus piernas.

 

Adentro, casi nadie ve…

 

 

“Dime cómo sucedió

Si ella fue quién te buscó

¿O dirás que fue el destino que de allí

Los acercó?

No me digas: - Fue un error-

 Tampoco pidas perdón

Aunque sé toda la historia quiero oírla de tu voz…

Para ya decir… -Adiós…-…”

Notas finales:

Hasta pronto... 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).