Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Reencuentro por amorosa

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Todos los personajes pertenecen a Masami Kurumada.

Notas del capitulo:

Fic realizado con mi querida hermanita Chica Géminis.

Sin más...

espero les guste.

 

Era una tarde fea, fría. La lluvia caía sobre el parque, todas las personas corrían a refugiar dejándonos solos. El viento corría indomable, desordenando salvajemente tus hermosos cabellos aguamarina. Te veía ahí, tan hermoso como siempre, intentando ocultar tus hermosos ojos. Mientras te observo me doy cuenta de cuanto te sigo amando y ruego porque volvamos a estar juntos.

 

-Camus, no quiero molestarte, solo quiero hablar contigo.

 

-Bien, adelante, hablamos-me contestó.

 

-Sé que nuestra relación acabó hace ya dos años-digo con la voz un poco entrecortada-y… quiero saber si no me guardas rencor por lo que paso.

 

-Me engañaste-dijo-pero no te guardo rencor.

 

-Sí, me comporté como un idiota-digo con dolor- pero sé que aún me amas…

 

-No te creas la mejor cosa que hay en el mundo Milo- me dijo de manera distante y tratando de escapar, de salir corriendo, de huir de esa situación tan incómoda en la que nos encontrábamos- ya no te amo. *No es cierto*

 

-¿Me extrañas?-le pregunté.

 

-Antes solía hacerlo, pero ahora… ya no te extraño… *Te estoy mintiendo*

 

-y...-con la voz temblorosa-…llorabas por mí??-susurré con temor. Esta pregunta lo sorprendió pero dijo:

 

-Yo nunca lloraría por ti *Estoy fingiendo*

 

Sin siquiera notarlo, la lluvia había cesado. Lo observaba en silencio, contemplando lo hermoso que seguía siendo pese a los dos largos años que no nos habíamos visto por culpa de mi maldita infidelidad, por culpa de mi debilidad por el sexo y, fue justamente en ese momento cuando noté que Camus lloraba… ¿Camus estaba llorando?, ¿Sería posible?... agudicé bien la vista y sí, él estaba llorando.

 

-Camus, si dices que ya no me amas, ¿Por qué lloras?-interrogué con una pequeña esperanza de que mi amado aguador haya mentido acerca de sus sentimientos.

 

-Es que no te das cuenta…-gritó alterado, en medio de sollozos- Tú dices que me amas pero ni siquiera te das cuenta que te estoy mintiendo… Yo aún te amo…

 

Esas palabras me paralizaron por un momento, dejándome como atontado de la felicidad. Sentía que todo daba vueltas a mí alrededor y mi corazón latía fuertemente, desbocado, con violencia. Tomándome por sorpresa dio la vuelta tratando de huir más lo detuve tomándole firmemente de la mano, sintiendo su dulce calidez, dándole la vuelta para que mire y lo abracé. Lo abracé como nunca lo había hecho, lo abracé tratando de trasmitirle mi alegría y mi profundo arrepentimiento por haberlo dejado, por haber sido infiel y tal maldito de haberlo lastimado pero… eso ahora no importaba porque mi amado Camus estaba aquí, en este momento, a mi lado, conmigo; ambos fundidos en un bello abrazo que deseaba durara para siempre.

 

Intentó separarse, se removió inquieto en un vano intento de alejarme pero no lo dejé; al contrario, lo tomé entre mis brazos a la fuerza, cargándolo como una pareja recién casada a punto de entrar a su noche de bodas. Empecé a caminar con él en mis brazos mientras agradecía el que mi único amor aun me amaba.

 

Me sorprendió que pudiera decir tantas barbaridades en nuestro idioma y en francés para que lo soltara pero… ni loco haría eso y mucho menos ahora que lo acababa de recuperar. Para acallarlo lo besé. Se resistió un poco más finalmente terminó por corresponder con gran amor y pasión crecientes. Permanecimos así hasta que el aire empezó a faltarnos y entonces, solo entonces me separé de sus deliciosos labios, respirando agitado, intentando llevar el preciado oxígeno a mis pulmones.

 

***

 

Estaba nervioso, inseguro y temeroso de que ahora que estábamos cara a cara, frente a frente se arrepintiera de estar aquí conmigo y haberme confesado que me seguía amando pese a todos mis errores; necesitaba hacer algo, necesitaba decirle que nunca más volvería a dejarlo y dejarme seducir por nada ni por nadie.

 

-Camus, juro por mi vida y el inmenso amor que te tengo que nunca más te dejaré, voy a vivir para ti, para seguir a tu lado porque te amo y sé que tú también me amas!!-exclamé serio, decidido, esperando una respuesta de mi amado.

 

-…-No contestó, simplemente se acercó a mí, cortando la poca distancia que quedaba en un suave y tierno beso sobre mis labios, dándome a entender que me creía, que confiaba en mis palabras, cosa que me tenía inmensamente feliz… Dioses!! Esa boca era lo más delicioso que había probado en años y lo más delicioso que desde ahora y para siempre probaría.

 

Dejándome llevar correspondí profundizando el beso, haciéndolo más apasionado, dejando a mi lengua participar en el gesto, mezclando nuestras salivas, sintiendo la calidez de esa exquisita cavidad antes recorrida por él, tomándolo de la cintura, metiendo disimuladamente sus manos dentro de la camisa azul de Camus. Este gimió al sentir la frialdad de mis manos  sobre su cálida piel, disfrutando de las tímidas y gentiles caricias tal como la primera vez que hicimos el amor bajo la luz de la luna en un hermoso bosque con un lado de agua cristalina, transparente.

 

Sin darnos prisa pero sin perder el tiempo nos dirigimos a mi habitación, entre besos y caricias bajo la incómoda ropa, deleitándonos con el calor naciente del cuerpo del contario.

 

-Camus, voy a hacerte el amor-susurro con ganas, sonriendo maliciosamente.

 

-De acuerdo- me dijo para después tirarse a la cama de espaldas, con las piernas separadas, quedando bocarriba en mi lecho, mirándome con esos hermosos ojos que no perdían detalle de mi anatomía que poco a poco iba quedando al descubierto mientras yo retiraba con extrema lentitud y sensualidad mi ropa.

 

-Huy!! Pero que sexy!!-dice con una sonrisa pícara que me hace reír a mí también.

 

Sin hacerlo esperar más, me abalanzo hacia él, devorando su exquisita boca en un beso feroz y apasionado. Con mis manos desgarro sin reparos su ropa dejándolo completamente desnudo y vulnerable ante mí, a mis deseos, pasiones y amor… por sobre todo amor. Una vez que lo tengo como deseaba, me dedico a recorrer su idílico cuerpo que parece cincelado por los mismos dioses desde la cabeza hasta los pies. No dejo ni un solo rincón sin degustar, sin probar.

 

Mi boca lame, succiona y muerde dejando notables marcas a ese perfecto cuello blanquecino, bajo besando con delicadeza las clavículas, escuchándolo respirar agitado, con la respiración ligeramente entrecortada, con los ojos dilatados. Sus manos se aferran fuertemente a las sábanas y yo, complacido por la reacción de su cuerpo a mis caricias, bajo aún más, queriendo saciarme del inconfundible sabor y aroma de tu precioso ser, de tu cuerpo que solo me pertenece a mí.

 

Lamo, succiono, chupo y beso delicadamente esos pequeños botones rosa sobresalientes en su pálido pecho que se ponen rígidos y duros de placer. Siendo así, continuo con mi pecaminoso recorrido hacia el sur, donde me espera lo que más deseo probar como tantas veces lo hice hace ya dos años: tu apetecible entrepierna. Apenas le dio una pequeña lamida, un lengüetazo y de su boca sale un grito estrepitoso de placer. Al parecer estaba muy excitado cosa que me provocaba aún más de ser posible.

 

Continué degustándolo, introduciéndolo de a pocos en mi boca, iniciando un bombeo fuerte, delicioso, sensual, con sus manos fuertemente adheridas a mis cabellos, marcándome el ritmo con el que debía mover mi boca para darle más placer, más de esas sensaciones tan placenteras que azotaban su espina dorsal con una fuerza desmedida.

Llegado un momento supe que debía detenerme, no deseaba que las cosas terminaran así y estaba seguro que él tampoco.  Acto seguido lo coloqué boca abajo, de espaldas a mí y con las piernas abiertas, dejándolo más que listo para nuestros más profundos deseos.

 

Con amor, suavidad y ternura lo preparé pues desde hace dos largos años mi hermoso y divino Camus no había tenido sexo con nadie por lo que su íntima entrada masculina limpia y rosadita estaba muy cerrada, estrecha. Lo preparé con amor, escuchándolo gemir cuando mis dedos tocaban su punto clímax, deleitándome con cada suave sacudida que de rato en rato lo asaltaba.

 

-Milo… te amo…hazme tuyo para toda la eternidad…-gimió con sensualidad.

 

-Yo también te amo mi hielito hermoso…-susurré al mismo tiempo que me adentraba de a pocos en su cuerpo, yendo lo más delicadamente posible que podía para no lastimar al ser que más amaba en el mundo, al que le había entregado no solo mi cuerpo sino también mi alma, corazón y todo lo que era mío. Una vez que estuve completamente dentro esperé por unos minutos, consolándolo a base de besos y caricias en su sexo para ayudarlo a relajarse hasta que finalmente un suave pero sensual movimiento de cadera me indicó que estaba listo y que podía empezar con mis arremetidas.

 

Lo hacía despacio al principio pero conforme pasaba el tiempo arremetía con más fuerza, aumentando mi excitación el eco de nuestros gemidos, de nuestras palabras entrecortadas, la visión erótica y placentera que solo te pude otorgar cuando estas con el ser que más amas, con la persona que más adoras y significa todo para ti.

 

Después de profundas deleitantes envestidas ambos llegamos juntos al tan ansiado orgasmo, desplomándonos sobre la cama.

 

-Te amo…

 

No fue necesario decir nada más. Las palabras sobraban en ese momento. Un último beso finalizó nuestra entrega y mientras ambos caíamos a un profundo sueño debido al cansancio, una frase surcaba mis pensamientos: El REENCUENTRO con el amor de tu vida y el recibir su perdón es lo más hermoso que te puede pasar…

 

Fin


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).