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Eres como el aire por Etsuko Sohma

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Notas del fanfic:

Mi favorito de ella ~ 

Eres como el aire

 

Como parte de sus actividades diarias, Tao asigna un tiempo considerable para entrenar. Desde que comenzó a practicar artes marciales ha sido consciente que es necesario trabajar integralmente su cuerpo, no solo ejercitar sus músculos, su mente necesita pulirse continuamente. Aprovechando que tiene una hora libre, decidió apartarse del bullicio para meditar un poco.

 

Entró en la primera sala que encontró desocupada. Se sentó en el piso en posición de loto, dejó su bolso a un lado, tomó su iPod y buscó una lista de reproducción  adecuada para la ocasión, se colocó los auriculares, cerró los ojos y comenzó la actividad.

 

Se imaginó una pared blanca y pronto sus músculos se sintieron ligeros y suaves, aspiró profundamente y exhaló por completo repitiendo el proceso varias veces.  El primer paso para la meditación fue un éxito, Tao se encontraba totalmente relajado, aunque también un poco vulnerable y es que no se puede escapar a uno mismo tan fácilmente. Pensó en el aire que estaba fluyendo por su vías respiratorias y al mismo tiempo vino a su mente las cosas que escuchara sobre el viento años atrás. Desde luego que rememorar el viento, implicaba pensar en alguien más.

 

Tan fue así que, en la pared comenzó a dibujarse el rostro de aquella persona, aquel a quien había aprendido a conocer poco a poco y que con cada cosa que descubría de él, le hacía quererlo aún más.

 

Cuando la imagen terminó de formarse pudo apreciar claramente la frescura, la calidez que envuelve a ese ser que tanto anhela, al mismo tiempo el brillo proveniente de los ojos en la pared dejaba ver la fuerza y la inteligencia que también le caracterizan. Inteligente como el viento del Este.

 

Sin previo aviso, sin que pudiera hacer nada, la imagen se transformó. Ahora la expresión denotaba sí calidez, pero no el mismo tipo de calidez, está era diferente más parecido a lo que se ve en las películas cuando los actores están recreando una escena erótica. Su semblante se iluminó con la llama de la pasión ardiente. Lo que le hace recordar las características de los vientos del Norte.

 

Está vez pensó en el viento del Oeste es el que sopla húmedo; puede traer una indicación de lluvia o niebla cuando pasa por las tierras; es una fuerza fértil y afectuosa, dulce y persuasiva. No le fue nada difícil recrear esas cualidades en la pared. Para él, la persona de quien se había enamorado era siempre así. Tranquilo, sutil, amable, cariñoso y capaz de hacer que los que están a su alrededor acepten hacer lo que desee sin llegar a la obvia manipulación. Convence más que otra cosa.

 

Recordó también que igual que el viento del oeste, aquel chico tiene la capacidad para hacerle sentir que todo está bien, para alejar cualquier clase de angustia, para sanarlo.

 

Hay un viento más, uno en el que no quiere pensar. De todos modos, su subconsciente volvió a jugar con él y le mostró cómo se vería aquel rostro siendo frío, enfadado, seco. Ese tipo de semblante que hace que las personas piensen en un campo estéril, incapaz de dar vida a sentimientos. Borró rápidamente aquella imagen y se prometió a sí mismo no volver a pensar más en los vientos del Sur, mientras más lejos de él, mejor.

 

Centró lo que le quedaba de concentración en plasmar una nueva imagen, estaba en eso cuando uno de los auriculares le fue retirado.

 

Abrió los ojos para descubrir a un sonriente chico que se había imitado su posición al sentarse frente a él.

 

—SeHun, no te escuché entrar. ¿Tienes mucho tiempo aquí?

 

Cuestionó sonrojado porque él no sabe ocultar sus emociones, o tal vez no quiere.

 

—No, no mucho tiempo.

 

Respondió el interlocutor sin abandonar su sonrisa.

 

— ¿Por qué siempre practicas solo? Lo pregunté muchas veces ya, pero de verás que no entiendo.

 

Tao puede ver en los ojos del chico que ha sido honesto, así que respondió con la misma sinceridad.

 

—Es porque solo puedo concentrarme más fácil. Además es la costumbre. Años y años de practicar solo, no es sencillo borrar los viejos hábitos.

 

La respuesta pareció dejar más satisfecho a SeHun.

 

—Está bien. De todos modos. ¿Qué estabas haciendo parecías dormido?

 

La pregunta resultó graciosa a los oídos del chino que no se había movido prácticamente.

 

—Meditaba.

 

Respondió sin agregar nada. SeHun río un poco y se puso de pie.

 

—Ya, ese es solo otro modo de decir que estabas dormido.

 

La risa de Tao no se hizo esperar y también se incorporó, tomó su bolso, apagó el iPod y lo guardó en la bolsa de su sudadera.

 

—Tienes razón, pero dejémoslo en que estaba meditando, se escucha mejor.

 

Propuso pasando su brazo en torno a los hombros de SeHun.

 

—No, yo les diré a los demás que estabas dormido. Todos estábamos pensando que practicabas muy duro hasta nos sentimos culpables por descansar un poco.

 

De inmediato Tao se sonrojó al sentirse culpable.

 

—En un inicio mi intención era meditar, pero me distraje pensando en, bueno en otras cosas.

 

—Pretextos.

 

Lo atajó SeHun logrando que el color en el rostro de Tao subiera de nivel.

 

Al ver lo apenado que se encontraba SeHun decidió dejar la broma y solo le dio un codazo en un costado.

 

—Solo estoy bromeando, debes estar cansado es lógico que te quedaras dormido.

 

Volvió a sonreír haciéndole saber con ese gesto que todo estaba bien.

 

—Gracias, SeHun.

 

—No tienes que agradecer, no hice nada. Vamos ya con los demás.

 

—De acuerdo.

 

Continuaron su pasos hasta el sitio en el que estaban sus otros compañeros. Antes de entrar a la sala Tao se detuvo para poder admirar el andar del otro chico.

 

Se movía ágilmente, suave y silencioso.

 

—Eres como el aire, SeHun. Eres como el aire para mí.

 

...

Notas finales:

Gracias por leerlo C: 

 

Etsu


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