Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

T. Kuroo & K. Tsukishima por Akudo

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Esa vez que Kei y Tetsuro fueron descubiertos (1)

Kuroo le había dicho que no era necesario que lo hiciera, sin embargo la montaña contenida contra el muslo de Tsukishima era más que evidente. Y cuando había movido la pierna por la sorpresa la garganta del capitán gruñó de placer.

Kuroo había apretado los ojos mientras se lo decía tratando de manejar lo mejor posible su voz estrangulada, porque su boca hablaba pero sabía que su mirada no podía mentir y que deseaba mucho, demasiado, casi enfermizamente que Tsukishima lo tocara de una forma íntima y depravada.

— … No.

Debió haberle hecho caso.

La mano de Tsukishima fue interceptada antes de tocar la dureza del mayor. El agarre en su muñeca delgada no había sido brusco, pero la desesperación con la que Kuroo lo había evitado sí lo desconcertó.

Debió haberlo pensado mejor. Vamos, ¿se le calentaba sólo un poco el cerebro y no podía deducir que no estaban tan solos?

¿Por qué? ¿Esas cosas no eran las que más le gustaban a los chicos? Si Kuroo lo tocara ahí se sentiría bien también.

— ¿Por qué no?

— Vamos, Tsukki…

Podrían haber ido a otro lugar, o simplemente podría haber dejado de presionar a Kuroo.

Los ojos de un color pardo oscuro brillaron al entreabrirse por encima de una delgada línea de rubor, y las pequeñas arrugas que se formaron alrededor se le antojaron atractivas a Tsukishima.

— Te ves fatal. —Kuroo soltó una risita baja y corta, e intensificó el agarre cuando la mano del rubio lo volvió a intentar— Kuroo…

Su expresión fue tan bonita cuando lo llamó sin el frío “-san” que la base de su pene comenzó a punzar. Dobló las piernas para arrodillarse y posó su otra mano en la cadera de Kuroo, al mismo tiempo que besaba su estómago por encima de la ropa. El agarre que tenía Kuroo en su muñeca perdió tensión y en cambio su pulgar comenzó a hacer círculos en la zona. Vio la mano libre del mayor venir hacia él y acunar su mejilla en su gran palma, rozándole sus cortos rizos con la punta de los dedos.

— No quiero que pienses que me gustas sólo de esta forma.

¿Era demasiado pronto? ¿Era muy apresurado?

— Quiero hacerlo.

Y mientras follaba con su boca el pene durísimo de Kuroo que lloraba pequeñas gotas saladas en su paladar, no fue un gemido suyo amortiguado contra sus nudillos lo que le hizo abrir los ojos tan grandes como nunca lo había hecho y separarse. No, fue la respiración ahogada de susto de su sensei y la mirada horrorizada de su entrenador por lo que se levantó de golpe limpiándose la boca con su antebrazo, alertando a Kuroo que se subió la ropa, volteando a ver sobre su hombro para sentir como su corazón se saltaba algunos latidos.

Ukai pudo finalmente oprimir en un puño sus dedos paralizados y cerró su boca entreabierta para poder hablar.

— Salgan.—dándose la vuelta salió con un todavía impactado Takeda, dejando la puerta a medio cerrar.

Kuroo volvió la mirada hacia el rubio que había perdido todo el color rosa que hasta hace rato hacia brillar su rostro con un bonito rubor, e incluso parecía un poco más pálido que de costumbre. Lo tomó por ambos lados de la cara para besar su entrecejo y que dejara de arquear sus cejas de esa forma tan nerviosa.

Aunque lo entendía.

— Vamos.

Estaban en problemas.

 

 

 

Esa vez que Tetsuro cometió una gran equivocación.

De: My Babe <3

«Si llegas primero usa la llave que está arriba del marco de la puerta. No agarres nada de la nevera ni toques nada. Voy en camino.»

El mensaje le había llegado hace veinte minutos y lo vio recién al revisar el croquis improvisado  que tenía doblado en el bolsillo para asegurarse de que estaba en el lugar correcto, y la placa con el nombre “TSUKISHIMA” lo confirmó.

— Poco más y me dice que lo espere sentado en la acera. —Kuroo rió dejando la llave de vuelta donde la había tomado y entró pidiendo permiso aunque no era necesario, pero no se puede engañar a la costumbre.

Silbó dejando sus zapatos en la entrada y se puso a mirar todo realmente interesado. Era la primera vez que visitaba a Kei en su casa después de todo, y mejor aún... solo. Estaba de más aclarar que su objetivo sería conseguir algún álbum familiar, juguetes cochinos ocultos en el cuarto de Kei o ropa interior vergonzosa.

Una sonrisa de malicia pura se extendió por toda su cara y casi se frotó las manos.

Pero primero fue a la cocina por un vaso de agua (y quizás una manzana, o un plato de arroz, Kei no lo notaría) mientras se le pasaba el entumecimiento de trasero por las horas en tren.

— Bien entonces. Su cuarto debe ser arriba.

Con las tripas contentas se dispuso a subir las escaleras notando la escases de fotografías. Todos eran cuadros decorativos, lo cual encendía su motivación de conseguir fotos de las nalguitas pálidas de Kei bebé, de cuando recién empezó a usar los culo-botella de nerd para dejar de ser prácticamente ciego, y por dios, ¡alguna evidencia de que su novio podía sonreír lindamente! Definitivamente escanearía esa foto y tapizaría todo el techo de su cuarto en Tokio con ella.

Infló el pecho de pura satisfacción anticipada y al pisar el limpio suelo de la segunda planta fue capaz de escuchar el débil ruido de la regadera, casi amortiguado por la radio encendida.

¿El baño? Pensaba que estaría a solas con Kei hasta la hora de cenar, cuando volvieran los padres del rubio. ¿Quizás había llegado primero y se preparaba para recibirlo? Ju, como fuese, la idea de pillarlo vulnerable y desprotegido en la ducha no podía ser más tentadora. Se guió con el ruido hasta la puerta entreabierta del baño y escuchar el chillido de la llave de la ducha siendo cerrada casi lo hizo reír; no podía ser el momento más perfecto.

Terminó de abrir la puerta cautelosamente y fue recibido en el cielo con unas bonitas y blancas mejillas traseras mientras su rubio dueño se pasaba la toalla por las piernas. ¿Kei tenía un lunar tan notorio en la nalga derecha? Le pareció extraño no haberse percatado de algo así antes pero su mano fue más rápida que su cerebro cuando la dejó bien marcada en la piel ajena, y esa silueta roja de cinco dedos no se iría pronto.

— Hey, bombón. Espero que no recibas a todos tus invitados así.

Pero algo estaba mal. Cuando esa persona se irguió de un solo tirón en toda su altura todavía así no era tan largo como Kei, el cabello claro aún húmedo y despeinado por la fricción de la toalla era casi del mismo tono al igual que el color miel-dorado de sus ojos asombrados. Pero…

— Espera. Tú no eres Kei.

Lo último que vio fueron unos duros nudillos acercarse a su cara a toda velocidad.

Notas finales:

Bueno sí, habrán muchos "esa vez" que se ambienten en el campamento de Tokio, porque es prácticamente cuando se da toda la interacción entre Kuroo y Tsukki y se le puede sacar jugo, pero también porque varias partes en realidad son de una misma idea y las terminé cortando por flojera de hacer un fic largo.

Nos vemos por ahí.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).