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Jus stay... just that, please por Ali-Pon

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Notas del fanfic:

Primer fanfic de K-pop y de una de mis parejas favoritas >w< espero les agrade ne?

Notas del capitulo:

¡Hola! Soy nueva por estos lares y espero nos llevemos bien.

Es mi primer proyecto con esta pareja y espero sea de su agrado. Solo me queda decirles que les dejo el prólogo >wO

Nos leemos abajo ne?

Prólogo

Caminar despreocupadamente por la acera, andando solo, con la noche encima y con ella el frío que me calaba hasta los huesos. Mis manos estaban metidas en los bolsillos de mi pantalón negro, buscando calor que nunca obtuvieron. Llevaba una chamarra invernal, y aun así…moría de frío, moría de ganas de no estar solo en aquellas calles tan conocidas por mí. Echaba de menos a mis padres, ellos ya llevaban un año de muertos y yo seguía aquí…siguiendo mi vida, si es que así se le podía a lo yo hacía a diario. Tenía una rutina aburrida, sin nada extraordinario, sin nada que me hiciera sentir que verdaderamente vivía. Me faltaba poco para terminar la escuela media y por fin ir a la universidad.

            En mi camino me topé con una pequeña piedra, una insignificante e inocente piedra. Me detuve para observarla y, al final, patearla suavemente. Anduve pateándola por un largo rato, no tenía prisa alguna por llegar a casa (¿tenía un verdadero hogar?) no había nadie quien esperara por mí.

            Las luces del vecindario estaban apagadas, dando a denotar que ya era tarde y que todos dormía mientras yo seguía en vela…andando a solas por aquella calle. Un viento helado congeló mis mejillas y nariz, por lo que apresuré el paso para llegar pronto y no morir por una hipotermia.

            Después de pasar unas cuantas casas, al fin llegué a la mía. Una linda casa de color blanco con pequeños matices de color chocolate en los marcos de las ventanas. Un jardín lleno de múltiples flores, de todos tamaños y colores; aquellas que adoraba mi padre podar y cantarles cuando era primavera, sí a él le gustaban las flores…no a mí madre. Sonreí de medio lado mientras sacaba con pereza la llave de la puerta principal. El ligero crujido que hizo la puerta al abrirse, hizo eco en todo el edificio. Todo estaba en silencio, tal y como lo había dejado en la mañana…como estaba desde la muerte de mis progenitores. El silencio era ensordecedor, era frustrante, por lo que terminaba por encender la radio o la televisión; solo de esa manera no sentía la soledad.

            Mi barriga gruñó, ya que no le había dado alimento alguno desde la tarde. Me quité la chamarra y la colgué en el perchero…junto a la de mi madre y la de mi padre. Con tan solo verlas, recordaba las tantas veces que les veía salir por las noches para ir a cenar, cuando íbamos al cine, cuando teníamos una salida familiar. Era nostálgico y hasta triste el seguir recordando esos pequeños detalles, esas escenas que me eran cotidianas, que me eran cálidas y familiares. La vida era cruel con todos, nos arrebata lo que más queremos viéndonos sufrir por su pérdida, viéndonos en mutismo y sin ápice alguno de calmar nuestra tristeza.

            Sorbí mi nariz y retiré unas cuantas lágrimas que se había atrevido a caer de mis ojos. Había tomado una decisión, por lo que no tenía tiempo para seguir lamentando la pérdida de mis padres. Tenía que pensar de forma positiva, tenía que seguir con mis ideales, tenía que cumplir mis sueños y tener enormes logros…aunque no tuviera quien me alentara y apoyara. Sería yo mismo mi pilar, sería mi hombro en el que ahogar mis penas y tristezas, sería el que me diera ánimos para no flaquear.

            –¿Estará bien, madre…padre? –Dije mientras acariciaba los abrigos que le correspondían a cada uno. Sonreí de medio lado, pensando en alguna respuesta que me hubieran dado, pero no se me ocurrió nada.

            Fui a la cocina y abrí el frigorífico, no había mucho ahí. Como era un asco cocinando, me solía comprar comida congelada o solía ir a un café. Sí, comencé a trabajar después del entierro de mis padres, mi familia era pequeña, solo vivía mi tía Katherine, una mujer culta y de mundo que no solía estar en Corea por motivos laborales. Ella manejaba una academia importante y de renombre; fruto de su esfuerzo y sacrificios. Ella se había vuelto mi modelo a seguir para salir de la situación en la que me encontraba, aunque me pagaba la escuela, yo no le permití que me pagara más cosas y aunque se molestó, terminó cediendo. La única condición que tenía era que le hablara tan siquiera una vez al mes, para decirle cómo estaba y demás cosas. Ella no tenía hijos, no podía embarazarse y eso afectó a su primer matrimonio, pero eso no le impidió el seguir su sueño y el darse otra oportunidad para amar.

            Hablando de eso, una y otra vez me preguntaba cómo llegaría el amor a mí vida. De pequeño solía pensar que una chica linda llegaría conmigo y con una sola sonrisa se robaría mi corazón. Pero en aquel momento no sabía, no me imaginaba si quiera cómo sucedería. ¿Llegaría de forma espontánea? ¿Llegaría tal y como lo imaginaba de niño? ¿Sería linda la chica? ¿Sería tierna? ¿O sería un chico? ¿De quién me enamoraría?

            Después de comerme un trozo de un emparedado de atún, me dirigí a mi habitación. Subir las escaleras, y que mis pasos hicieran eco en las paredes de la casa, me pesaba. Cuando llegué a mi recámara, di un último vistazo a aquella puerta que encerraba la pieza de mis padres, resoplé desganado para girar la manija y entrar a mi pequeño mundo. Mi cuarto era un desastre, ropa por aquí, zapatos por allá, cama hecha un embrollo, papeles dispersos en mi pequeño escritorio. Sin miramientos me dejé caer en la cama sintiendo unas enormes ganas de dormir que me fueron interrumpidas por el sonido de llamada de mi celular.

            Gruñí por lo bajo mientras sacaba con maestría mi móvil de mi bolsillo trasero, adormilado respondí al llamado:

            –¿Diga? –Restregué mis ojos para despertarme un poco y no sonar tan adormilado.

            –Taeminnie. –Escuché del otro lado una voz que había dejado de oír tiempo atrás. Era la voz de uno de mis mejores amigos, cómo me alegraba escucharle.

            –¿Kai? –El sueño se esfumó rápidamente, mientras me sentaba y me ponía cómodo.

            –El mismo que te golpeaba y te hacía bullying. –Los dos reímos por aquella broma.

            –Qué recuerdos. –Bromeé. –Pero, dime… ¿qué tal Japón? ¿Te has topado con alguna chica linda? ¿Es divertido vivir ahí? ¿Cómo son las escuelas? ¿Y las personas? ¿Te trataron bien…?

            –Wow, más despacio amigo. –Rio por mi repentina sesión de preguntas. –Ya después te diré. Ahora debo decirte algo importante. –Su voz sonó un poco gruesa, por lo que deduje que no era broma en absoluto.

            –Ah, ¿sí? ¿De qué trata?

            –¿Recuerdas que te había dicho que volvería a Corea cuando terminara la escuela media?

            –Sí, lo recuerdo. –Algo andaba mal…no sería que…

            –Mira, a mi familia le ha gustado vivir aquí, además de que la economía es mejor y…

            –Ve al grano Jongin. –Los nervios comenzaban a hacer estragos en mi cuerpo y eso no era bueno en absoluto. Ya me temía su respuesta.

            Escuché un suspiro de frustración y supe que no era algo bueno. –Taemin, ya no volveré a Corea...nunca.

            Pasaron segundos, que se me hicieron eternos, donde aquella frase seguía rebotando en mi cabeza.

            –Lo siento, pero mi familia no quiere que vuelva, además de que aquí asistiré a una buena escuela de medicina…espero me entiendas.

            No podía ser egoísta con él, no debía serlo por el simple hecho de que no era correcto. Él debía hacer su vida, debía seguir así como yo…pero deseaba tener al menos el apoyo de alguien cercano. Tal parecía que la vida me impedía, a toda costa, que yo me apoyara en alguien. Eso mataba toda esperanza y positivismo.

            Con mucho esfuerzo le expliqué que no debía disculparse, que todo estaba bien y que en un futuro cercano (o lejano) nos volveríamos a ver, además de que podíamos charlar por teléfono o vía web-cam. Aunque no sonó convencido por lo que había dicho, terminó dando por mi lado y sólo así pudo irse. Al momento en que colgué resoplé de forma ruidosa, recargando mi cabeza en la cabecera de mi cama. Elevé mi mirada al techo, topándome con un gran poster de Michael Jackson, uno de mis más grandes ídolos. ¿Qué se sentiría ser bailarín y cantante? ¿Qué se sentiría estar en un escenario? ¿Podría yo cantar? ¿En verdad podría hacerlo?

            Cerré con lentitud y pesadez mis orbes, deseando que mi situación…fuera incierta. Dolía saber que debías enfrentarte al mundo solo. Dolía saber que jamás volverías a sentir esas caricias y palabras que te hacían rabiar o alegrar. Dolía saber…que debías de buscar por tu cuenta tu sendero…sin ayuda de una brújula o de alguien que te guiara un poco. Ese dolor era fuerte y era el que me hacía sentir vivo…

            Pronto estaría en la universidad, aún no recibía alguna llamada o carta de aceptación, pero mantenía las esperanzas de que, tarde o temprano, recibiría noticias. Debía mantenerme fuerte y firme.

 

            Al día siguiente, me desperté temprano, me bañé y desayuné (si una manzana y un poco de avena era suficiente, supongo que sí había desayunado). Salí a paso lento colina arriba. Iba al cementerio, donde mis padres estaban descansando. La fresca brisa de la mañana, alborotaba mis cabellos castaños y enfriaba un poco mis mejillas y nariz. Me estremecí un poco, pero seguí andando. Antes de llegar al cementerio, me detuve a comprar unas hermosas rosas de color blanco. Para mí, ese color significaba demasiado…era la blanca sonrisa de mi madre, el brillante porte de mi padre y su amor tan puro que les había unido hasta la muerte.

            Me detuve en la reja, leyendo una placa que decía:

Todos seguimos distintos senderos, cumpliendo nuestros anhelos y viviendo el dolor que la vida nos ofrece…pero, lo que nadie se da cuenta, es que, a pesar de seguir caminos distintos, siempre terminamos en el mismo fin: la muerte.

            De algo tenía cierto, todos moriríamos alguna vez, todos sufriríamos en este mundo y viviríamos todo aquello que nos hace sentir humanos. Experimentar dolor, enojo, alegría, rabia, amor, felicidad, paz, nostalgia…era lo que nos hace sentir humanos ¿cierto?

            Saludé al viejo señor que cuidaba la entrada, para después ir en busca de la fosa de mis padres. Pasó un rato cuando la había hallado. Sonreí con melancolía, depositando las rosas en el suelo. Me acuclillé y acaricié con amor los nombres que allí estaban grabados.

            –Espero estén felices, después de todo, los dos están juntos. –Sorbí mi nariz. –¿Saben? He decidido ir a aquella universidad en Seoul. Sí, sé que había dicho que jamás iría ahí pero…quiero comenzar una nueva vida. Mi tía Katherine está de acuerdo en que vaya a la capital, así que no se preocupen…tendré a mi niñera. –Reí alegre. –Venderé los muebles, donaré su ropa, venderé la casa…así como ustedes hubieran querido en vida. Solo les pido que nunca me dejen, que jamás olviden que les amo y que aún me hacen falta. –Estaba por romperme a llorar. –Papá…mamá, cuídenme desde lo alto. Les vendré a visitar en cuanto pueda, ¿vale? Y descuiden, seré su más grande orgullo.

            Dicho aquello, lancé un beso al aire. Miré por última vez el cielo azul de la mañana, llevándome un último recuerdo.

            Pronto iniciaría mi viaje, tal vez naufragaría, tal vez me mantendría en pie…pero de algo estaba seguro, yo cumpliría mi sueño. El sueño que siempre se había adueñado de mi corazón…sería un gran bailarín y cantante. Lo haría por ellos, por mí…más que nada.

           

            Cuando cometas un error, pide disculpas sinceras.

Cuando llores, recuerda tus anhelos y deja de hacerlo.

Cuando sientas ahogarte, mantente fuerte y sigue.

Cuando sientas la soledad, no olvides que aún estamos contigo.

Cuando te enamores, da todo.

Porque jamás sabrás cuando llegue el momento en que dejes este mundo.

¿Lo has entendido, Taemin?

Notas finales:

Si hubo errores ortográficos, me disculpo de antemano.

Ahora, ¿y bien? ¿les gustó? ¿les parece trillado? 

Tal vez piensen que seré de aquellas autoras que escriben a un Taemin delicado y afeminado...bueno, al principio un poco (por la situación que ya leyeron) pero, conforme avance la historia, se darán cuenta que su personalidad será la de todo un masho ajajaja xD Bueno, lo que me permita el personaje >wO

Ahora, la prox actu...espero no tarde en subirla ne?

Cuidense~

Espero leerles en algún rev

AliPon fuera~*~


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