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Possessīvus por AyatoSakamaki

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Notas del capitulo:

Disclaimer: los personajes de NGE pertenecen a Gainax y Yoshiyuki Sadamoto. La historia es completamente mía. 

— Un placer, soy Nagisa, Nagisa Kaworu.

  Se presentó el nuevo estudiante de intercambio, un joven albino, alto y esbelto, de imagen impecable, que despedía cierto aire salvaje y sonreía dulcemente frente a sus compañeros. Era simplemente perfecto.


  El sonido de las jóvenes ahogando una exclamación, hizo eco dentro del salón. Bastó con echarles una mirada, para comprobar que cada una de ellas, estaba completamente embelesada por su imagen. El muchacho no se inmutó, permaneció de pie frente al alumnado, contemplando los rostros de quienes se convertirían en sus próximos compañeros de clase. Su postura erguida y serena, le aseguraron a Shinji, que el chico estaba acostumbrado a la atención y no parecía incómodo ante la reacción que acababa de provocar tanto en las chicas como en los varones.


— Puedes tomar asiento, Nagisa-Kun. — Invitó finalmente el profesor. Su voz había perdido la entonación habitual y parecía evitar encontrarse con los ojos del albino. Era evidente que se sentía afectado ante la poderosa presencia que poseía Nagisa. Shinji sintió un poco de lástima por el docente.


  Dentro del salón, no habían muchos lugares, sólo los necesarios para quienes eran parte de la clase. Por ello, sólo había un sitio libre, un pupitre ubicado a un lado de la ventana, a una considerable distancia de donde se encontraba Shinji. Nagisa se acercó al sitio, sin prestar demasiada atención, a las muchachas que no se molestaron en ocultar su excitación, al saberse vecinas de él.


  Ikari Shinji suspiró. Había pasado un largo periodo desde que un estudiante nuevo llegaba a esa escuela. El recinto estaba escondido en medio de un espeso bosque, en una de las ciudades más alejadas de la capital. Difícilmente llegaban jóvenes de intercambio, difícilmente llegaba cualquier muchacho a estudiar ahí. No era exactamente un lugar donde la juventud prefiriera tomar sus clases. De hecho, el número de alumnos disminuía cada año, por ello, la noticia de un chico de intercambio, que no sólo venía del extranjero con excelentes calificaciones, sino que tenía una postura de "Soy un jodido genio", no dejaba de molestarle.


  Por un instante, desvió la mirada hacia la alta y esbelta figura de Nagisa, contemplándolo mientras se deslizaba por el salón, hasta alcanzar su nuevo lugar.


  Había sido una fracción de segundos, pero casi podía afirmar, que el muchacho no sólo le había correspondido la mirada, sino que le dedicó una amplia sonrisa antes de tomar asiento. Un escalofrío recorrió su espina, y se odió a sí mismo por sonrojarse con tanta intensidad.


  ¿Qué era exactamente esa sensación? ¿Por qué le nacía ese sentimiento de nostalgia tan repentinamente?


(●o o  o o●)


— No entiendo qué pueden verle. — Había murmurado Suzuhara Touji, mientras recargaba su cuerpo sobre una de las barandas, admirando desde lo alto de la azotea, la perfecta imagen de Nagisa, siendo rodeado por un buen número de muchachas.


— Tampoco le veo mucho el sentido. — Corroboró Keisuke Aida, añadiendo posteriormente.— Aunque... Debes admitir que el chico es guapo, es casi como si un ángel nos estuviera visitando.


  Shinji se tensó ante la inocente comparación de su amigo, aquella denominación que le otorgó al albino, le hizo desviar rápidamente la mirada y buscar casi con desesperación el cuerpo de Nagisa. En ese instante, sintió pánico, una fuerte opresión en el pecho, un sentimiento que había sentido en algún momento de su pasado, pero que no supo recordar ni tampoco le importó hacerlo, su intención y objetivo más importante, era dar con Nagisa Kaworu.


  Cuando sus ojos finalmente localizaron al extranjero, su cuerpo se relajó momentáneamente. Sin embargo, su estado de alerta volvió, cuando Nagisa levantó la cabeza en su dirección, obsequiándole una nueva sonrisa.


  Tragó en seco, asustado e intimidado, preguntándose si el joven era capaz de leer sus pensamientos o algo similar, pues no encontraba el sentido a esa casualidad. Quizás sólo era simple coincidencia, quizás las muchachas le habían contagiado un poco de su emoción y sólo por eso se sentía tan afectado.


  Sostuvo la mirada de Nagisa por largo rato, sintiéndose hipnotizado, escuchando vagamente los murmullos que emitían sus acompañantes, sin llegar prestarles atención o siquiera interesarse en lo que decían.


— ¡Hey, Shinji! —Chilló Touji, abrazándole por los hombros.— Supongo que hoy irás, ¿No? —La pregunta lo tomó por sorpresa, sus divagaciones habían sido en lo único que prestaba atención, por ello, le costó un poco retomar la conversación que había mantenido con sus amigos.


— S-Sí. —Tardó en afirmar, cuando finalmente recordó a qué se refería Touji.


  Era viernes, y los chicos finalmente habían conseguido arreglar una salida con un grupo de muchachas. Sabía que no debía ir, Asuka le golpearía por "engañarla" antes de incluso cumplir el acuerdo de sus padres, pero quería hacerlo, de alguna manera, sentía que era necesario.

  Había pasado mucho tiempo esperando por "algo", un asqueroso sentimiento que lo acompañaba constantemente. Necesitaba llenar ese vacío, y estaba seguro que esa salida le ayudaría a hacerlo.


— Por supuesto. —Respondió mucho más seguro, sin inmutarse ante la cercanía de su amigo, incluso correspondiendo el agarre que este le había brindado.


  Nuevamente sintió la mirada de Nagisa, mucho más penetrante e insistente de lo que había estado siendo anteriormente. Sin embargo, no le dio importancia alguna ni tampoco se la correspondió.


(●o o  o o●)


  Shinji se miró una vez más al espejo, desilusionándose ante la imagen que le devolvía el cristal.

  La toalla aún estaba enredada entre sus tobillos; su cabello castaño, húmedo y desordenado, parecía más oscuro de lo habitual, provocando que su piel luciera más pálida; sus tetillas, de un oscuro tono rosáceo, se encontraban erguidas por el cambio de temperatura. Sin duda, no era una imagen varonil.


  Había terminado de ducharse hace sólo unos minutos, y ahora se apreciaba desnudo frente al espejo. Su cuerpo siempre enclenque, demasiado delgado y sin un poco de músculo para lucir, le quitaba las ganas de salir. Aunque su constitución era delgada y bonita, se asemejaba demasiado al cuerpo de una mujer plana, y sabía que esa contextura no atraería a ninguna chica voluptuosa.


  Había decidido que esa noche tendría sexo. Sus compañeros ya habían tenido experiencias previas, y él aún seguía sin atreverse a acariciar la pierna de una mujer. Razón principal, por la cual recibía incesantes burlas, todos los jodidos días. Pero, aunque se llenara de valor y tomara la decisión, la inseguridad continuaba estropeándolo todo.


  Deslizó los ojos por su propia figura, recorrieron el abdomen plano, hasta llegar a la maraña de pelo que ocultaba su miembro flácido. Incluso su pene parecía más pequeño cuando se observaba a sí mismo.

  Bufó y cogió las prendas para vestirse. Si adoptaba una actitud mucho más vulgar y ruda, quizás su apariencia cambiaría y se mostraría más varonil.


  La idea lo llenó de valor, mientras se acomodaba los pantalones e imaginaba los escenarios posibles, donde él disfrutaría conquistando a una dulce muchacha. No obstante, a pesar del entusiasmo que lo embargó, la imagen de Nagisa apareció repentinamente en su cabeza, llenando sus pensamientos.

  Nuevamente las inseguridades lo atormentaron, sin embargo, estas eran completamente diferentes.


  ¿Por qué pensaba tanto en ese chico?

  Necesitaba más contacto con mujeres, eso era seguro.


(●o o o o●)


  Se detuvo frente a Nerv, la discoteca en donde se reuniría con sus amigos y el supuesto grupo de muchachas que aceptó salir con ellos. Shinji observó el letrero en neón, mientras la brisa nocturna acariciaba sus hebras aún húmedas. Una extraña sensación se había instalado en su pecho, un mal presentimiento. Dentro de su cabeza, casi podía escuchar una voz advirtiéndole entre gritos, que se alejara del local. Obviamente, no le prestó demasiada atención y simplemente ingresó al edificio.


  Aún era temprano, por lo cual el recinto todavía no estaba abarrotado de gente. Aprovechó de dar una vuelta, avanzando lentamente, hasta encontrar el lugar que solía compartir con sus amigos. Una mesa de cristal, rodeada por unos sofás de cuero negro. Ahí se encontró con Touji, quien parecía bastante tenso, sacudiendo una pierna.


— ¡Hey! ¿Qué sucede? —Preguntó, palmeando la rodilla del muchacho. Este se sobresaltó, mirándolo con sorpresa, antes de suspirar aliviado y relajarse nuevamente.


— ¡Mierda! Me asustaste. —Exclamó, deslizando su trasero por el sofá, dándole un pequeño espacio para sentarse. — No pasa nada. Es sólo que... —Hizo una pausa, observando la cerveza frente él.— Ha pasado un tiempo desde que terminé con Hikari. ¿Crees que esto funcione?


  No pudo más que rodar los ojos. Su amigo siempre mantenía esa eterna depresión por el quiebre de su antigua relación. Era obvio que Touji aún no podía superar a la representante de la clase. Entonces... ¿Por qué no simplemente intentaba volver con ella en lugar de aparentar ser un mujeriego de cuarta?

  Sin duda era una actitud patética, pero se guardó el comentario e intentó reconfortarlo.

  Poco a poco, el local fue llenándose de personas, jóvenes y adultos por igual. La música llenó el ambiente, volviéndose un sonido cada vez más ensordecedor e imposibilitando una conversación amena.

  Las jóvenes llegaron junto a Keisuke. Las reconoció inmediatamente, eran de la escuela, no estaba seguro en qué salón o grado iban, pero sí recordaba haberlas visto por los pasillos.


  No demoraron en dividirse, arreglándose de tal forma, que cada uno quedara emparejado. Su compañera resulto ser una joven de corta cabellera castaña llamada Mana Kirishima. Era divertida y atrevida, en los pocos minutos que llevaban de conocerse, no sólo le robó una que otra carcajada, sino que también le provocó incómodos sonrojos.

 

  Luego de beber un par de tragos, se encaminaron a la pista de baile, deteniéndose en unos de los rincones, para bailar tranquilamente. Sus cuerpos se pegaron con timidez y lentamente, comenzaron a moverse, llevados por la melodía que hacía vibrar a los parlantes.


  Mana parecía muy a gusta con la presencia de Shinji, e intentaba provocarlo de diferentes maneras. Comenzó a friccionarse contra él, provocándole cierto escalofrío, cuando el castaño alcanzó a percibir los senos de la joven, aplastándose contra su propio pecho.

  Si la situación se mantenía, conseguiría su objetivo.


  Encajó los dientes en su propio labio inferior, mientras delineaba con ambas palmas, la figura de su compañera. La acarició lentamente, hasta detenerse en la zona baja de su espada, rozando el inicio de sus pantalones. Estaba decidido, bajaría sus manos y sujetaría ese trasero.


  Toda su determinación se fue a la mierda, cuando sus ojos se toparon con la furiosa mirada de Nagisa.

  El muchacho estaba apoyado contra una pared, por primera vez desde que lo conoció, pudo apreciarlo sin un grupo de chicas eufóricas a su alrededor.


  Sintió la respiración de Mana, acariciando la sensible piel de su cuello. Pero toda atracción que había sentido, se disolvió cuando una vez más, quedó atrapado bajo la mirada del albino.


  Este le sonrió, suavizando su expresión, antes de murmurar una simple palabra. 

  "Ven"


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