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Muñecas de papel por -oOYUKI-NII-Oo

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∞ Titulo: "Muñecas de papel"

∞ Autor:YUKI-NII.

∞ Género: Friendship

RantingNC17

∞ Pareja: LeeGaa

∞ N/ANaruto no me pertenece. Todo es de su gran autor, Kishimoto-Sensei.

Dedicación especial a La-Monge

∞ Resumen:Él le miro, desde lejos, con sus coletas rojas y sus abundantes pestañas. Invitándole indecente a que descubriera que había bajo el maquillaje y las bragas. Y el otro le siguió, a ese rincón del mundo para amarle y estar dentro, en se sentido literal que moja y ruegas por mas.

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Stage 1

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Hay algo hipnotizante en sus largos cabellos rojos. Son flamas de fuego, resaltadas con la luz de las lámparas de la calle. Camina con tacones de aguja. Sus pasos parecen mas un desafío de la gravedad, marchas de felino moviéndose, contorneándose. Con rodillas flexionadas bajo los holanes de su vestido victoriano. Lleno de listones color pastel y un corseé que le revela la cintura, le hace una curva y le cierra la forma de corazón sobre los pechos.

Ella, con sombras oscuras sobre los ojos, da una mirada de esmeralda fría que congela el tiempo, mimetiza el espacio y se solidifica, como la fotografía perfecta de una lolita perdida por los espacios oscuros. Una presa de piel blanca contra la luna, frágil, pequeña, follable.

Se abre camino entre la gente, que le reconoce, que le dan silbidos, muchos halagos y promesas de piernas abiertas y dulce alcohol. Ella sonríe ante cada uno. Sin negar ni confirmar nada, elevándoles la esperanza, expandiéndoles las expectativas.

Alcanza la puerta del club que tiene como nombre "Akatsuki" en grandes letras de neón, que parpadean como si estuviesen a punto de extinguirse. El hombre que cuida la entrada, es alto y robusto. Tiene cabello castaño y tatuajes de triángulos sobre las mejillas, quita la cadena en cuantos sus ojos le ven. Le da una sonrisa reconocedora y se mueve un lado.

Gaako ha llegado.

Gaara ha optado por estudiar ciencias sociales y políticas. Demasiado influenciado por su padre, que ostenta el titulo de secretario regional, y el cual el pelirrojo le ha visto laborar desde sus 6 años de edad, escalando puesto en el partido de izquierda y casi proponiéndose como fututo candidato para pasar a formar parte de la cámara nacional.

Su salón, marcado como el número 96, que queda en el ala oeste de la universidad, en esos edificios cerca de las canchas de deportes. Donde se puede ver, desde la ventana del tercer piso a los de futbol y tenis compartir terrenos. Le hace doblar el corredor para situarse hasta el mismo.

El murmullo de las voces detrás de la puerta le hace fruncir el ceño, ha llegado tarde y tendrá que conformarse con cualquier lugar libre que haya.

Gaara es amante de las últimas filas, las que están junto a los enormes ventanales cubiertos de persianas y que se enaltecen, tal grada de campo hasta el nivel más alto. A él le gusta mirar todo desde arriba como una extraña fascinación que le hace tener un control invisible pero lo suficientemente sustentable para mantenerle en calma, lejos de los idiotas con padres ricos y las oportunistas que crean relaciones sociales para un prometedor futuro.

Cuando la puerta se abre, revelando su figura, la mayoría de los ocupantes giran para darle un vistazo fugaz, solo para cerciorarse de que no sea Sarutobi-sensei o en su defecto el escandaloso de Jiraiya-sensei.

Reconocen a su compañero pelirrojo, ese que solo habla para contestar una pregunta o leer alguna sección de leyes ejecutivas para todos a pedido del profesor.

Gaara cierra la puerta tras de él. Escaneando el lugar con sus ojos y sonriendo muy levemente, cuando el rostro de Neji, con su cabello cayéndole a los costados, le mira, aburrido, con un lugar junto a le ventana a su lado y con la mano estirada que espera su premio por haber hecho tal favor.

El pelirrojo sube los escalones, tanteándose los bolsillos del pantalón para dar con su celular y tirárselo al vuelo al castaño una vez y esta a solo un par de metros de él.

—Espero que sean buenas

Neji, se queja antes de deslizar sus dedos por la pantalla e ir hasta la galería, llena de imágenes con vestidos en aparadores. Del distrito de Akihabara, acompañado de pelucas y botas con cintillas de cuero. Gaara se deja caer a su lado, inclinándose un poco, al ver como los ojos grises del otro se iluminan por unas medias color borgoña con encaje en los muslos.

Hay cierta debilidad por la lencería que Neji no puede combatir. Es su secreto, como las pantaletas a media nalga y con listones entre cruzados que en ese momento viste bajo su jeans desgatados. Aprietas las piernas y acaricia el contorno de las medias, da un suspiro y aleja el celular por la mesa. Acercándoselo al pelirrojo.

Deja caer su cabeza hacia tras, su cabello forma una cascada miel tras el respalda de la silla, Gaara pasa sus dedos por ella, des haciendo los nudos de las hebras y mirando con cierta satisfacción el gesto de pesadumbre del otro.

— ¿Demasiado buenas?

—Deben de costar dos días de mi sueldo. —Neji gira un poco la cabeza, para que sus ojos enfoque a Gaara, que continua peinándole el cabello — ¿Ya las ha visto Uchiha?

Gaara niega. La última vez que le mostró una colección parecida a Sasuke. Naruto casi fue violado tras el bar, todo porque creían que era una chica, demasiado hiperactiva y machorra. De esas que se hacen las difíciles y terminan con el trasero hacia arriba y gimiendo como zorras. El rubio aún no le ha perdonado a Sasuke haberlo exhibido con un corto vestido y su trauma de ver pollas horrorosas tratando de entrar en él.

—Uchiha no tiene tacto para esto. Solo hará que Naruko no quiera salir más. — Neji asiente, comprendiendo la cuestión. Fue él después de todo el que le quito al rubio, ese hombre obeso y casi calvo. Jiroubo. Cree que se llamaba —Además Naruko tiene un estilo diferente, es mas — Gaara hace un ademan con la mano, tratando de buscar la palabra correcta. No la encuentra. El castaño sonríe ante ello. — Como sea, ¿las compraras?

Neji arquea sus cejas, tratando de no ver de nuevo esas medias como imagen de fondo en el celular, pero claudica, por el encaje fino y que forma rosas entre tejidas. Asiente, con los ojos cerrados. La puerta se abre de nuevo. Sarutobi, con su lento caminar e imponente presencia hace que todos tomen lugar. La clase de políticas públicas va a comenzar y Gaara guarda su celular, lleno de direcciones, futuros vestidos y zapatos a comprar.

Fue una casualidad, esa, la de quedarse tarde en la biblioteca y tener que atravesar, para mayor seguridad las mayas protectoras de las canchas, donde estaban las enormes lámparas de estadio, donde aún había gente entrenando y no era un paramo desierto de edifico abandonados y sombras de arboles interponiéndose.

El equipo de futbol estaba practicando penaltis. Gaara nunca ha entendido ese deporte. Correr tras una pelota bajo pleno sol no es su definición de diversión para un fin de semana. El silbido del silbato, le resuena en los oídos, chillante y molesto. Se entretiene mirando a los jugadores, camisetas sudadas, rodillas raspadas y piernas con lodo, al pasar. Si algo tiene que admitir es que ese tipo de juego dejan unos muslos duros y unas nalgas firmes, que las horas en el gimnasio no podrían labrar.

Gaara siente, especial afecto, por los vientres marcados y las espaldas anchas, porque le gusta sostenerse de algo cuando le tienen contra la pared y se la están metiendo hasta el fondo.

El grito de uno de los jugadores, que este demasiado lejos como para que su voz llegue hasta donde esta él, le hace girar el rostro hacia donde la portería esta. Y la mira, esa potente patada que hace al balón salir tal proyectil de la armada. Rompiendo el viento y estirando la red. El balón anota un gol, dado vueltas sobre su propio eje y levantando un muy sutil humo, a causa de la ficción de la tela contra el material de la pelota.

Y ahora, el grito es más estridente, acompañado por un puño en alto y una risa tronadora. Gaara le observa, cuando se levanta la camiseta para secarse el sudor del rostro. El vientre esta contraído. Hay abdominales dibujados con precisión, los pectorales se contraen y expande ante la respiración errática y el elástico del bóxer negro, sobresale de la cinturilla del short. Gaara continúa caminando, con su vista fija en él.

Su hombro de pronto choca y se detiene, devolviéndose ante el impacto y haciéndole dar unos pasos hacia atrás, Gaara entonces mira enfrente con el ceño fruncido y el dolor concentrándosele en el musculo afectado. Ha chocado contra el caerte de señalización, que marca la finalización del campo deportivo y el inicio de la salida oeste. Se toca el sitio afectado con resignación ante su torpeza, mientras se da la media vuelta, tratando de ver a ese jugador, de piel morena y cabello negro.

Pero ya no esta. Ni él ni la mayoría del equipo. Gaara cierra los ojos un momento. Sintiendo unas punzadas en las cienes, aún tiene que terminar su proyecto de campaña electiva y su informe del mismo. Gaara se llena de discursos de candidatos y promesas al pueblo y deja de pensar en ese jugador de futbol y sus ganas de hundirle las uñas en el pecho.

Se mira en el espejo, cepillo en mano y moños sobre el lavabo. Las extensiones de cabello pelirrojo no terminan de mantenerse con los broches y hoy hace un calor que derrite polos y tiene el aire acondicionado a su máxima capacidad. Es por eso que ha elegido hacerse dos coletas altas. Ideas de Naruto. Con un flequillo enfrente.

Gaara siente que ese peinado, acompañado de sus listones rosados le hace ver más como una lolita en busca de un hombre maduro, que Gaako, de sonrisa adusta y semblante reservado. Hace calor. Le susurra una voz muy cerca de su oído. Es su hermana, que se ha asomado por la puerta y que le ve, con la mitad del cabello ya recogido y el otro aún cayéndolo sobre el hombro.

— ¿Quieres que te peine?

Temari se posiciona tras de él. Con una sonrisa burlona y quitándole el cepillo de las manos. Gaara no contesta solo le mira a través del espejo, ella asiente, entendiendo el dilema que es tener los brazos en alto y flexionados mientras se cuida que ningún mechón de cabello quede suelte por no haberse visto. Le quita la liga que ya tenia, para soltarle en su totalidad el cabello y peinarlo.

La rubia tararea una canción de un programa que veían cuando niños mientras le hace la partidura y pone un poco de gel.

Gaara siente las cerdas del cepillo masajearle el cuerpo cabelludo, mientras que todo comienza tomarle forma. Sus cabellos cooperan con su hermana, elevándose y cayendo en suaves hondos. Ahora son dos coletas altas adornadas de listones y dándole un aspecto infantil e inocente.

—Dime por favor, que no te pondrás tacones y usaras las botas cafés que te regale.

—Lo hare.

Temari hace un ruidito de satisfacción y sale del baño, esta noche es especial para Gaako y Gaara.

Lee ha sido llevado por Ten Ten e Ino hasta ese bar. Porque ahí trabaja Kiba como seguridad y les dejara colarse, ambas aún no cumplen los 21. Solo el moreno con sus carnet de adulto responsable y su licencia de conducir secundándole ha sido el prospecto perfecto que surtirá de alcohol de esa salida de festejos.

El alto hombre que saluda efusivamente a un sonriente Kiba no tiene ni idea, de que esa fiesta de cumpleaños a la que va, en una calle donde ha visto a hombres besarse y a Drag queen guiñarle un ojo. Es un tanto especial. La cumpleañera estará rodeada de mujeres. De vestidos color pastel y miradas de enormes ojos. Como si fuese una fiesta de té, con peluches y pastelillos, suplantados por cervezas, música electrónica y hombres esperando su oportunidad para poder acercarse a ese rincón de sillones de cueros y mesas altas y hablar con alguna de ellas.

Lee reconoce a Sasuke, que tiene a una rubia sentada sobre las piernas. Ella le mira, con los ojos entrecerrados y las mejillas sonrosadas, se ve pequeña a comparación del cuerpo del Uchiha. A su lado una castaña de bonitos ojos grises y que le parece familiar estira su mano hasta ellos. Tras el cabello en dos largas trenzas, con capullos de flores enredadas y labios color cereza.

Ten Ten corre a su encuentro, con los brazos estirados y pegándola a su pecho. Le susurra cosas en el oído mientras le acaricia las piernas embustidas en unas medias color borgoña. Lee se ha quedado a medio camino, entre la barra y esa esquina, con luces de colores y movimientos letárgicos. Le parece casi una imagen de pantalla. Algo irreal y bizarro.

El codazo de Ino sobre sus costillas le atrae, ella le toma de la mano. Lee camina, torpe, siente que las piernas se le cruzaran una con la otra cuando sube los dos escaloncitos para llegar al medio de esa salita louch, donde una pelirroja esta. En medio de todos. Con una copa de Cosmopolitan y su mejilla recargada sobre la palma de su mano derecha.

A Lee, los colores se le suben, puede alcanzar a ver, la piel de los muslos que las calcetas blancas no le logran esconder, tienen un tono pálido. Lee piensa que es de ese tipo de piel, donde si hundes los dedos con mucha fuerza quedaran marcados. Una muestra de que la chica en cuestión esta ocupada y mas vale que no toques territorio absoluto de alguien mas. Pero ella no lo tiene.

Parece una princesita en espera de alguien que le saque a bailar. Lee quiere ofrecerse aún antes de presentarse. Porque la pelirroja la enfocado. Toda ojos verdes y pecas sobre los hombros. Le sonríe y estira una mano hacia él. Ino entonces llega a su lado, sonriendo y llamando la atención del moreno.

—Lee, ella es Gaako, nuestra linda cumpleañera.

Gaako, aprieta los labios al escuchar linda, a Lee ese gesto le parece encantador. Reduce el espacio que le separa, toma la mano extendida y se inclina, besando el dorso. Los dedos le rozan la mejilla.

Y Lee, se siente flechado, por la pelirroja de coletas y labios de frambuesa. Ignorante de los secretos que se esconden tras telas de crinolina y relleno de pechos.

Pero nada importa cuando ella abre su boquita y le susurra, tal muñequita de aparador que la lleve lejos, a un lugar donde solo este ellos dos.

Notas finales:

Esto es Yaoi, se tocan temas de trasvestismo (no cambio de género) esto seguira siendo relación chicoxchico. Así que no se preocupen, esto no cambiara a la evolución de la historia (:

Besos y Abrazos YUKI-NII-oO


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