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No hagas caso a los extraños por Nuxi

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Lo único que se te ocurre hacer después de recibir esa llamada es salir corriendo y dirigirte al lugar acordado .No todos los días te salen exclusivas, y menos cuando aun eres un novato en la profesión y nadie da un duro por ti. Si todo marchaba bien tu sueño se cumpliría: tu carrera en el mundo de la prensa tendría un futuro prometedor y posiblemente hasta alcanzarías la televisión. Tenías claro lo que ibas a hacer, ibas a correr el riesgo y tenías la esperanza de que todo saldría bien. Pero como siempre el plan perfecto no existe. Se te olvidó que el destino está escrito y el tuyo no seria un camino fácil.


 


En tu mente solo había una idea: correr hacia ese lugar.


 


En ningún momento te paraste a pensar en las consecuencias. Tu mejor noticia, la que se presenta una vez en la vida, te había buscado a ti. Cosa extraña, pero no te preguntaste el porqué. Lo peor de todo es que luego te arrepentirías de ese error, de no haber pensado las cosas con calma. Estabas eufórico, creías que todo sería un camino de rosas y te saldrían las cosas bien.


 


Te dirigiste lo más rápido posible a esa zona marginal de la ciudad que no habrías pisado nunca con tu nuevo coche. Mientras ibas de camino llamaste a tu compañero Negi, con el que tenías desde hace unos años algo más que una simple relación de compañeros de piso. Era tu pareja sentimental pero, solo de puertas hacia dentro de la casa que compartías. Mantener en secreto tu relación con Negi te entristecía pero ninca se lo dijiste ya que no lo querías perder por nada del mundo.


 


Él te intentó quitar esa idea de la cabeza. Decía que no te tenías que relacionar con terroristas y la razón que te dio era simple y lógica: si son capaces de poner un coche-bomba en el parking de un centro comercial, matar a un centenar de personas y herir a muchas más, no sentirse culpables y creerse héroes; ya no son gente con la que tratar.


 


Hiciste caso omiso a esa advertencia,  lo pasaste por alto, aunque luego te acordarías de esas palabras tan sabías y te arrepentirías de tus actos. Sí, es cierto, eres adulto y tenías una carrera de periodismo delante de ti. Podías tomar las decisiones por ti solo, pero también esta bien escuchar a los demás, pero K’ ….. ¡ eres tan ingenuo! Caiste en la trampa.


 


Llegaste al lugar acordado por teléfono sin ningún problema, a esas horas no había mucho tráfico. Lo primero que hiciste fue a mirar tu alrededor. Se te erizó el bello y sentiste la sirena de alarma dentro tuyo. Hiciste lo mismo que con la advertencia de Negi: con la tuviste en cuenta, pasaste de ella olímpicamente. Continuaste acercándote a esa puerta, sentías el peligro más cerca y ti no hacías caso a tu instinto de…. Supervivencia y todo por conseguir la fama.


 


Dirigiste tus pasos hacia esa puerta de madera que parecía del siglo pasado, todas esas casa de antiguos burgueses estaban en muy mal estado aunque en su época eras bellas, ahora solo eran la sombra de un pasado mejor. Te recordaba a la escena de una película de terror: el protagonista de la historia parado en frente de una puerta de madera de una casa vieja y de grandes dimensiones.


 


Hechaste un vistazo a tu coche. Tenías el presentimiento de que sería la última vez que lo verías, pero a pesar de ese pensamiento, continuaste acercándote a lo desconocido. No volviste a mirar hacia atrás.


 


Entraste en el recibidor, los muebles que podías observar a pesar de la oscuridad que había dentro de la casona eran de época y se veían desgastados por el paso del tiempo. Intentaste descubrir el porqué de esa mala iluminación si a fuera era de día y tocaba el sol, y no te fue difícil encontrar la respuesta: las ventanas estaban tapiadas con maderas viejas y carcomidas.


 


Estabas tan pendiente de los objetos materiales que te rodeaban que no te diste cuenta de que la puerta se estaba cerrando hasta que sonó el portazo que te indicó que ya no había escapatoria.


 


Por primera vez sentiste miedo, desde que recibiste esa llamada. Antes lo que sentías era tu sentido común intentándote convencer para que no entraras ahí. Tenías miedo de girarte, no sabías que te ibas a encontrar detrás de ti.


 


Temías que detrás de ti hubiera alguien apuntándote con una pistola y que al girate te diera el tiro que te llevaría ala muerte. En contra de lo que te esperabas, empezaste a girarte lentamente, temeroso por lo desconocido.


 


En ese momento sentiste arrepentimiento dentro tuyo, te arrepentiste de haber cogido es llamada, de haber hecho caso a la voz del otro lado de la linea, de no haber hecho caso a Negi y de no haberte marchado cuando tuviste la ocasión.


 


Cuando al fin te giraste completamente se encendieron todas las luces de esa primera planta. Durante unos segundos la luz te deslumbró pero el mayor deslumbramiento lo recibiste al ver quien era el causante de que la puerta se cerrase.


 


 


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