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Dias de primavera por RedGlassesGirl

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:
—diálogos.
"pensamientos".
[1], [2], etc. Notas al pie.

Pareja: Wolfyuu/Yuuram.
P.O.V: point of view (punto de vista). El narrador es Yuuri.
Advertencias: Lemon, +18, sexo explícito.

Días de primavera – Capítulo 1

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—Oh no

—¿Qué, que pasa? —le pregunto a Wolfram preocupado, su tono de voz es triste.

Busco que es lo que ha causado eso y lo veo ir a observar al pie de un árbol cercano, se aleja del camino y se para a unos metros de la base y se queda mirando cabizbajo. Me acerco a ver qué es lo que hay como para ponerse así. Lo que descubro es un pájaro muerto y otro que da pequeños saltos por la zona, cuando Wolf se acercó vi a algo volar un poco más lejos.

—Oh, pobrecito. —Es inútil preguntar si está muerto, el rigor mortis es completamente evidente y tiene un ala medio abierta. Es pequeño y regordete. Pero Wolfram no siente lastima por ese, aleja la vista y observa al que está vivo.

—Esto es muy, muy triste. Nunca lo había visto yo mismo.

—¿Qué cosa?

—Es verdad —dice en vos suave—, tú no eres de aquí y aún hay un montón de cosas que no sabes.

El cielo está bajando con rapidez. Salimos a pasear de día pero ya es hora de volver, nos hemos alejado demasiado del castillo.

—¿Escuchas como canta? Es como un lamento.

—¿Quieres decir que está como llorando? ¿Acaso llora la muerte del otro pajarito?

—Esos pajaritos son famosos aquí. —Él voltea y sonríe un poco—. Déjame contarte una leyenda.

Esto es una escena bastante común que me trae recuerdos de otras veces, Wolfram siempre me cuenta cosas de esta forma. Como se pone en modo narrador está más tranquilo y concentrado, me toma la mano y volvemos al camino. Estoy un poquito incómodo con este contacto, podría haberme tomado del brazo o el codo, pero no, me toma la mano completa e incluso entrelaza nuestros dedos.

—Hace mucho tiempo —comienza su historia mirando hacia adelante y caminamos—, había una princesa en un reino próspero y lejano. Era muy, muy hermosa, tenía el cabello largo y negro, la piel suave y blanca como la seda sin ninguna marca de nacimiento, los ojos brillantes y de un profundo negro azabache.

—¿Era una princesa mazoku? La princesa perfecta.

—Sí, era mazoku.

—Suena como Shirahime, la princesa de las nieves, es una fábula de mi mundo. Tiene la piel blanca como el papel de arroz y el cabello negro y lacio hasta el piso. Los labios pintados de rojo fuego, y un kimono blanco.

—La princesa de esta fábula no necesita maquillaje, es naturalmente hermosa, sus labios son rojizos porque son así —aclara Wolfram como si estuviera muy orgulloso de su princesa. Lo ignoro, ¿qué importa si la mía tiene que usar un poco de maquillaje?

—La princesa de mi fabula es una mujer japonesa muy, muy hermosa. Los viajeros que se pierden durante las tormentas de nieve caen rendidos por ella al instante, entonces los abraza con sus ropas y mueren congelados.

—Ah, es ese tipo de leyenda. Aquí también tenemos muchas de esas. —Wolfram mira el piso y se vuelve a poner algo decaído—. Es una linda forma de mostrar misericordia, para pensar que el que muere solo en un campo de batalla o tierras lejanas no la ha pasado tan mal.

Automáticamente pienso en Conrad, he escuchado historias horribles de su pasado. Es muy triste, yo no sé lo que significa un verdadero campo de batalla, pero Josak me ha contado muchas cosas. Y también recuerdo las películas que he visto sobre el tema, pero nada más. Wolfram parece comprender esto muy profundamente ya que es su realidad, él ha crecido en un mundo donde lo vive a flor de piel, a diferencia mía. Se espabila un poco y aprieta levemente mi mano.

—No interrumpas mi historia Yuuri —me reprocha. ¿No es un poco tarde para eso?, si me ha estado siguiendo el juego—. Como decía, la princesa era muy, muy hermosa. Y no solo eso, era justa, benevolente, querible y respetable. Pero aunque era así de dulce también tenía un gran poder de decisión. Era la mejor entre todos sus hermanos, y todos lo reconocían. Estaba completamente destinada a ser una reina digna, y todos en el reino esperaban que fuera la mejor que nunca se haya visto. Me recuerda un poco a ti, pero solo en la parte del físico.

—¿Queee? ¿No me estarás diciendo que quieres calificarme como muy, muy hermoso, o si?

—Pero tienes el cabello negro y los ojos negros. Y tu piel es muy blanca en tu estómago, la espalda y tus pineras, ¿no dijiste que ese es tu color original?

—Sí, eso es porque me quemé el resto, es mi camiseta natural de beisbolista. Pero además de eso, yo no tengo la piel blanca como la seda, y estoy lleno de lunares de nacimiento. Y no tengo un cutis perfecto tampoco, no importa cuánto Günter insista en que me ponga esa crema, no voy a hacerlo. No soy hermoso, ni menos muy, muy hermoso.

—Te dije que te parece solo un poco. Déjame terminar mi historia. —Wolf se está enojando así que lo dejo seguir—. La princesa tenía todo lo que podía querer y más, su vida era perfecta. No había guerras ni grandes problemas políticos en ese momento, la responsabilidad de gobernar no le atemorizaba tampoco. Pero no era feliz. Siempre sentía que algo le faltaba. Un día…

—¿Le faltaba el príncipe? —Interrumpo y Wolf curva los labios hacia abajo de repente—. Ok, me callo, me callo.

—Un día —repite más fuerte y me clava la mirada de sus ojos verdes con el ceño bien fruncido, luego se relaja por completo y continua, demostrando un poco de su arrogancia en su tono de voz y alzando la barbilla—, llego una visita de una familia adinerada de su reino al castillo. Entre ellos se presentó la hija de un comandante de alto rango. Era una mujer de buen porte, fuerte y de armas tomar, con varios logros que superaban a muchos hombres. Ella tenía una particularidad, no le tenía miedo a nada, nunca sentía miedo ante ninguna situación y por ello era la persona más valiente de todo el reino. Podía hacer lo que sea que ella quisiese si se lo proponía, y no tenía nada que envidiar a ningún hombre.

—¿Quién escribió el cuento, Anissina?

—Es una fábula muy vieja, no tiene un autor en particular. ¿Por qué preguntas?

—Por nada.

Lo dejo, no entiende. Pero me da la sensación de que a Wolfram lo han educado para respetar a las mujeres a la fuerza, es lo mismo que me pasó a mí, teniendo a una mujer como mi madre educándome era imposible que fuera de otro modo.

Mi mano está relajada, la suya también, nos sostenemos solo porque nuestros dedos delgados han quedado encajados unos con otros. Como él no ha hecho nada raro lo he dejado.

—Cuando la princesa conoce a la guerrera noble la deja completamente impresionada con su belleza, pero lo más importante es que la guerrera se queda completamente enamorada de ella por su personalidad, no era solo una cara bonita.

Ahh, él siempre tiene en la boca palabras como esas. No solo es feminista, ¿sino que le importa más el interior que el exterior? Lo peor es que es sincero, no está haciéndose el guapo mientras alardea de su personalidad tan perfecta como su apariencia.

—Y como era la mujer más valiente decide tomar la iniciativa de inmediato. La princesa no estaba interesada, e ignoró todos sus avances durante la fiesta, ¡pero eso no la iba a echar abajo!

Me parece que alguien se siente identificado… es solo una sensación. Esta como muy emocionado, le brillan los ojos y aprieta el puño pero no quita la vista del paisaje a lo lejos hacia donde caminamos. Está consumido por su historia.

—Durante la noche decidió trepar por su cuenta hasta la habitación de la princesa en el quinto piso.

—Un momento. Está bien que era fuerte y todo, peor eso es imposible.

—No es imposible, ella no tenía miedo a nada, ¿recuerdas? Así que trepó hasta el quinto piso. —Wolfram lo asegura y está convencido de que no hay pero que valga—. No tenía miedo de sentir los brazos cansados o que se le resbalaran las botas, ni tampoco que la pared fuera complicada de subir o pareciera que no había salida cuando ya colgaba de muy arriba. No tenía miedo a la muerte para nada, así que no le importaba caer.

—No me digas que se mató intentando esa estupidez, ¿no podía simplemente ir y tocar la puerta?

—¡Es una prueba de valor! No es lo mismo si se escabullía a escondidas o pedía ayuda.

—Es como muy temeraria esta pseudo protagonista.

Wolfram me ignora y vuelve al punto directamente. —Cuando alcanzo el balcón la princesa ya había escuchado sus quejidos y se acercó a observar. No esperaba que hubiera una persona ahí, ya que era prácticamente imposible lograr una hazaña como esa para llegar a su habitación, así que la recibió con los brazos abiertos reconociendo su valía. Desde ese instante la princesa comenzó a tener a la noble guerrera en alta estima y la aceptó en su lecho.

No puedo dejar de notar nunca que cuando Wolfram habla mucho se hace más evidente su vocabulario chapado a la antigua. Me siento como viendo en la TV una serie de época europea, me causa un poco de gracia.

—Hicieron el amor…

—Jujuju —no puedo aguantar dejar escapar una risilla.

—¿Qué pasa, porque te estás riendo?

—¿Hicieron el amor? —cuestiono divertido, ¡él esta tan serio! Aunque tiene cara de no entender y está algo indignado le puedo ver las orejas rojas—. Es como muy tierno, ¿no?

—¿Qué hay con eso? No te rías pensando cosas pervertidas. Estoy hablando de amor, de pasión, es una historia romántica.

—No lo digo por eso, es gracioso escucharte decirlo.

—¿Por qué?

—No pensé que usabas palabras como "hacer el amor" para hablar de eso. ¿Eres un romántico acaso?

—Hump. No entiendo que tiene de malo. —He logrado encaprichar al principito—. Me gusta leer novelas románticas si como cualquier otro género, esas escenas son comunes, el sexo es parte del romance.

—¿Lees novelas rosas? ¿Has estado leyendo esas cosas en la cama cuando me esperas?

—No sonrías así, ¿por qué eres tan indigno Yuuri? ¿Puedes comportarte un poco más como un joven de tu calibre por favor? No sé qué es lo que estás pensando, ¿pero qué edad crees que tengo? Por supuesto que leo libros con contenido adulto.

—Esa es una forma suave de admitir que lees porno en mi habitación.

—Nuestra habitación, soy tu prometido así que lo tuyo también me corresponde. —Está tan convencido de eso que no le importa como lo mire ahora, mis parpados caídos y mis muecas no le impresionan—. Y no es pornografía, eso es otra cosa.

—¿Entonces si tienen porno en este mundo? —Es una pregunta que no se me había ocurrido hacerme hasta ahora. Y además, me siento muy intrigado por él, porque sigue siendo un chico de una edad que asumo es como la mía aunque me lleve muchas décadas—. ¿Tienes  porno escondido en algún lado? Vamos, puedes decirme.

—¿Qué? —ahora sus mejillas están un poco rosaditas, sus ojos verdes bien abiertos y me aprieta la mano involuntariamente—. ¿Por qué tendría algo como eso?

—Te condenas solo, Wolfram.

Me corre la cara y frunce el ceño con fuerza, le aprieto la mano un poco pensando que eso lo hará escupir lo que no quiere largar y medio que funciona. —Se de lo que hablas —es decir que ha leído esas cosas—, pero no tengo.

Hago silencio y espero, creo que hay algo más.

—Tal vez aún tengo un libro de chistes subidos de tono en algún lado.

—Oh dios —me rio con fuerza—, ¿cómo es un libro de chistes subido de tono? Por favor, tienes que mostrármelo. No te puedo imaginar con eso, ¿cómo es?

—Te estaba contando una historia.

—Por favor, dime. —No quiero que me cambie de tema.

—Son solo unos dibujos.

—¿Es un comic? ¿Tiene historietas aquí también? No pensé que fuera gráfico.

—Por supuesto que existe la pornografía Yuuri, que esperabas, es el negocio más viejo del mundo. Y si hay dibujos, se venden muchísimas revistas de esas en el pueblo. Si eres tan descarado y tienes tantas ganas como para ir sin problemas a buscar eso, pues ve a comprarlo. Yo voy a seguir con mi historia, así que silencio.

Estoy levemente interesado por echar un vistazo por curiosidad a esas cosas, pero lo que quiero ver es lo que él tiene, me causa mucha gracia que el estirado de Wolfram haya sucumbido ante el poder de la pubertad. Voy a tener que hacerle un par de preguntas a Conrad al respecto.

—Tuvieron sexo…

—¿Ya no hacen el amor? ¡No! ¡Espera! ¡Ay, con los nudillos duele Wolfram!

—¡Cállate y compórtate enclenque! —me sobo la cabeza y él respira con las fosas nasales bien abiertas, tiene las orejas rojas, pero de enojo—. Después de concretar su relación ambas familias aceptaron su amor y les permitieron estar juntas. La princesa descubrió que la noble representaba la felicidad que le faltaba, y la guerrera conoció el miedo por primera vez al estar con ella. Aunque eran felices, una enfermedad anunció que el fin de la guerrera se acercaba pronto, y por primera vez le tuvo miedo a la muerte, ya que eso representaba separarse de su pareja. Cuando ella murió, la princesa dejo de comer, dejo de sonreír, e incluso dejo de beber y de moverse con el tiempo. Inevitablemente también falleció, se dejó morir por la tristeza de haber perdido a su amada.

—Aww, no pensé que iba a tener un final tan dramático.

—Es una tragedia.

—¿No era un romance?

—Tragedia romántica. No todas las historias tiene finales felices, incluso si se aman demasiado. Pero ese es el punto de la fábula, un amor tan fuerte como para morir al perder a su compañero. Los pájaros que viste antes en el camino son famosos porque se los relaciona con ese cuento, el que ha muerte no es el que causa tristeza al verlo, es el otro, el que ha quedado vivo. Dejará de comer y de beber, y pronto va a morir. Una vez que esas aves encuentran su pareja es para toda la vida, y si uno de ellos muere el otro no puede continuar. Mueren de amor.

—Me pusiste triste Wolfram. Hay animales en la Tierra que hacen lo mismo, si quieres escuchar algo peor que esto es lo que sabía de los caballitos de mar. Primero tienes que saber que es un animal raro, es famoso porque es un animal macho que da a luz, es el que lleva los huevos que le pasa la hembra en el estómago. Y si se le muere la pareja, le entrega todas las crías a otra pareja y vuelve con la hembra para morirse.

—¿Y tú me dices que mi historia es triste? Me siento medio deprimido ahora.

—Ahh, yo también.

Ya estamos llegando al castillo, entramos por una de las puertas laterales al patio envueltos en un ambiente depresivo.

—¿Yuuri, Wolfram? ¿Qué pasó?

La persona que nos sorprende al aparecer desde dentro de una de las pequeñas casillas del establo que hay aquí es Conrad.

—¿Pelearon de nuevo? —pregunta por costumbre y luego cambia de expresión al pensar otra cosa. Sonríe divertido y se recompone con una mano en la cadera—. Oh es que tal vez les apena ir de la mano ahora que han vuelto al castillo. No deberían preocuparse, es bastante tierno.

¡Me había olvidado completamente de que estamos tomados de las manos! No solo yo la quito al instante, Wolfram hace exactamente lo mismo, ambos miramos para el otro lado y no quiero pensar mucho pero creo que estoy rojo.

Conrad deja escapar una risilla. —Perdón si los he avergonzado, pero está bien, es normal querer ser románticos a esa edad.

—Por favor no hables de romance —le digo, no quiero recordar todo lo que veníamos hablando porque me deprimo. Wolf está igual, pero él se frustra al no controlar sus emociones y patea la tierra del piso.

—¿Por qué no? ¿Entonces si pasado algo?

—A mí no me preguntes —le responde Wolfram. ¡No me dejes con toda la historia a mí solo!

—No pasa nada, estábamos hablando de animales de aquí y de la Tierra, y se puso todo raro.

—Vimos un par de Turteltaube en el camino, uno estaba muerto.

¿Ese era el nombre del animal de antes? No creo ni siquiera poder pronunciarlo, no es para nada lindo, y los pajaritos regordetes amorosos si lo eran.

Conrad cambia de expresión, es una de esas sonrisas dulces que hacen derretirse a las señoritas. —Entonces después de todo si se trataba de amor.

Quito la vista mirando para otro lado, él otra vez está asumiendo cosas.


Cuando vengo a la habitación para dormir, Wolfram está revolviendo algo en el armario, y también hay un par de los baúles que tenemos aquí abiertos con cosas tiradas por el piso. Es poco decir que es un desastre, ¿a quién va a mandar a limpiar eso, a las sirvientas? No me gusta mucho que toquen mis cosas, y no es como si tuviera muchas en este mundo, pero tengo. Aun no me acostumbro a que los sirvientes manoseen y vean todo, después de todo son gente que conozco poco aunque los vea todos los días.

Igualmente me hace bastante feliz no tener que limpiar más mi cuarto por mí mismo, y esto sigue siendo mejor que cuando mi madre irrumpe en mi habitación con la aspiradora.

—¿Que estás haciendo?

—Estoy buscando ese libro…

La voz de Wolfram parece que viene de Narnia, se mete tanto en el ropero que solo le cuelgan un poco las piernas afuera. Patea y se retuerce un poco. Nunca lo había pensado, ¿pero qué tan profundo es ese ropero? Cuando me acerco veo que lo que consideraba el piso interior en realidad se levanta y es un gran compartimiento para guardar cosas, nunca había notado la tira de cuero para abrirlo. Tiene sentido, en realidad he pensado más de una vez porque el piso interior era tan alto.

Wolfram está arrodillado en el piso metiendo todo su torso dentro, lo hace porque no ve nada y busca algo en el fondo. No existe la luz eléctrica en Shinma así que estamos a luz de vela. No se puede sostener un porta vela cerca de la ropa, no es seguro.

—¿No puedes hacer esa cosa con la nariz que hace Günter?

—¿Qué cosa? —me pregunta y se levanta un poco sosteniéndose del borde.

—Eso que hace para que le brille e iluminar sin usar las manos, es poco atractivo, pero al menos resulta muy útil.

—Nunca lo he visto hacer ese hechizo, ¿cuándo lo has visto?

—Cuando le pegaron el flechazo, montaba detrás mío e íbamos galopando de noche, así que hizo eso para alumbrar el camino.

Wolfram guarda silencio y nos comportamos normal aunque el recuerdo de esa época es incómodo. Luego de que Günter fue herido pasamos por todo eso de mi desaparición, que pensábamos que Conrad estaba muerto, que Gün pasó un tiempo con el alma fuera del cuerpo, el envenenamiento de Josak, su recuperación del coma, los viajes horrendos con Saralegui, todos los momentos de peligro de muerte… Son demasiadas cosas que pasan por mi mente a una velocidad tremenda, imagino que a Wolfram le pasa exactamente lo mismo con sus propios recuerdos de esa época. Pero ahora estamos a salvo, los dos en nuestra habitación en mi castillo. Estamos en casa.

—¿Estás buscando el libro porno? —le pregunto y me rio.

Wolfram se da la vuelta y me clava una de sus miradas severas. —¿Aun estás pensando en eso? No, estoy buscando el libro de la historia que te conté, sé que tenía una vieja copia por aquí guardada en algún lado.

Hace ya más de un año y medio que llegue aquí, creo que más, se me complica saberlo porque el tiempo en la Tierra corre distinto así que supongo que lo que yo vivo aquí es una fracción un poco menor del tiempo que pasa para ellos. Ya está por llegar dentro de poco mi segundo cumpleaños desde que hice el primer viaje a Shin Makoku. Wolf se mudó conmigo al poco tiempo que me coronaran, apenas se le presentó una oportunidad comenzó a venir seguido y se terminó quedando, así que ya está bastante afianzado a este lugar, tiene más cosas que yo guardadas aquí. Como yo voy y vengo, pero él no, es más dueño de esta habitación que yo mismo si dejamos de lado los detalles.

—¿La historia completa de la princesa? —Mientras yo lo observo apoyando las manos en mis rodillas el sigue revolviendo cosas—. No tenías que dar vuelta toda la habitación para encontrarlo, si es una historia conocida ¿no debería haber una copia en la biblioteca?

—Seguro que hay… ¡pero no sé dónde está el mío! —Su voz otra vez suena dentro de un tarro—. Estoy seguro de que lo puse en algún lado.

Esto ya lo volvió algo personal, es una persona muy terca. Me aburro y lo dejo seguir con lo suyo, estoy cansado y ya me quiero ir a la cama, para madrugar mañana necesito ir a dormir temprano. Me cambio la ropa y acomodo la que me saqué mientras me rio de como tose por el polvo, lo escucho sorber la nariz, se está muriendo de alergia pero no va a parar.

Ahh, mi cama, me tiro encima y entierro la cara en el colchón mullido, las sabanas son suavecitas cuando las acaricio y me estiro. Me arrastro un poco y me meto dentro sin levantarme ni un poco. Como a veces me pasa, ahora que me recosté y estoy tan cómodo me espabilo un poco.

—¡Lo encontré! Creo que es este de aquí abajo. Argh, hay muchos libros encima.

Wolfram me habla a mí pero esta concentrado forcejeando con algo.

—¡Me alegro! —le respondo por cortesía y continuo aquí con los ojos cerrados. No me está importando demasiado que en realidad lo estuviera buscando para mí.

De repente él se sube a la cama a los trompicones y se arrastra hasta donde estoy y me aplasta. Me quejo con un gruñido, pero es Wolfram, le importa un bledo. Su cuerpo es una cosa pesada y calentita que solo siento a través de las mantas, me escala y se tira del otro lado dejando sus piernas apoyadas arriba mío y me muestra emocionado su libro. Es una copia vieja y delgada de papel amarillento, la cubierta forrada tiene varias ajaduras y manchas por todos lados.

—Ahora puedes leerlo completo.

—Ok, ok, te prometo que voy a leerlo, pero ahora no. No tengo ganas de leer, me arden los ojos.

—Debe ser por el polvo, a mí también. —Viéndolo con detenimiento tiene los ojos un poco rojos, se restriega uno con la mano.

—No hagas eso, te va a hacer peor. —Lo reto y tomo su mano para detenerlo—. Vamos a dormir.

—¿Me esperas? Teno que cambiarme.

—Ya te subiste a la cama con toda la ropa llena de polvo… —me quejo—. No te prometo nada, me está entrando el sueño.

—Espérame —ya no me lo pregunta, me lo exige y empuja.

—Esta bieeen.

Lo voy a esperar, pero yo no tengo ganas de conversar, así que si él tiene se va a quedar con las ganas. Hasta que vuelve se me complica un poco no adormilarme, él se mete bajo las sabanas desde su lado y se recuesta cerca de mí pero no llega a tocarme. Abro los ojos para verlo y estamos de costado con la cabeza apoyada en la almohada a la misma altura, me he acostumbrado muchísimo a ver su rostro todos los días, pero de cerca me sigue pareciendo algo extraño. A veces me pierdo observándolo para encontrar defectos, pero rara vez hay algo más que una pestaña que se le ha caído o una espinilla rezagada que dura poco. Así y todo, Wolfram será muy lindo pero no es perfecto, es un chico normal y real como todos. Ya no me impresiona tanto.

Otra vez me pregunto por un instante como me ve él a mí. Una vez me dijo que le hubiera gustado tener cabello negro como yo y no rubio, que es tan común. Me dejó pensando, me ha costado cambiar mi punto de vista para comprender que él se considera muy dentro de los estándares normales. Tiene más autoestima que yo, eso es evidente, pero el resto no es modestia sino un verdadero sentimiento de que no destaca tanto como podría creerlo con su apariencia.

—¿Tienes mucho sueño? —me pregunta. Evidentemente él no lo tiene y está esperando ver si puede iniciar alguna charla para entretenerse.

—Sí, estoy cansado —le digo y observo su expresión de decepción, la hace bien evidente para que me afloje y le dé el gusto, pero no lo hago y cierro los ojos.

Pasa un rato, sé que está despierto. No necesito verlo para saber que tiene los ojos abiertos, en mi mente puedo formar la imagen y saber que me mira un rato a la cara y luego rueda los ojos hacia otros lugares aburrido. ¿Cómo es que hago eso? Pues no lo sé. Sospecho que tiene mucho que ver con que en una vida anterior esta alma fue ciega, pero no comprendo cómo puedo ver tanto sin realmente ver.

Abro los ojos de nuevo y él me mira levemente sorprendido, debe de haber pensado que estaba dormido mientras esperaba que le entre el sueño. Ya ha apagado las velas, pero aún podemos vernos, el nivel de detalle es decente porque mis ojos se han acostumbrado a la terrible oscuridad de este mundo. También he dejado de sentir tanto miedo como antes, aprendí a adaptarme al hecho de que aquí apenas baja el sol comienzas a vivir casi a oscuras.

El ventanal de esta habitación es terriblemente enorme. Tiene cuatro paneles de vidrio con divisiones de metal en cuadricula y se extiende casi tan alto como el techo de la habitación. Las cortinas han quedado abiertas, la luz de la luna forma un dibujo luminoso en el piso contrastando con las sombras. Todo está muy tranquilo.

Tengo un ataque de amabilidad muy extraño y saco mi mano de dentro de las sabanas sosteniéndola en el aire entre nosotros.

—Te daré mi mano —le digo.

Él se está preguntando por qué la querría, pero es solo un juego, le estoy ofreciendo algo para que se entretenga y esto es lo único que tengo. Me mira con sospechas y como me canso la dejo caer con la palma para arriba, parece que él no quiere sostenerla después de todo. Es un chico, esas cosas no le resultan tan atractivas, ¿no?

Deja caer sus parpados y observa mi mano como aburrido, solo con un dedo me presiona en el centro suavemente. Luego comienza a empujar mis dedos uno a uno por la yema para extenderlos, estoy completamente relajado pero se siente la oposición natural de mi piel y mis tendones, el movimiento de rebote hace que vuelvan a su lugar cuando los suelta. Me quedo tranquilo observándolo y no parece que esté pensando en nada, yo también tengo la mente en blanco.

No hay nada entre él y yo, pero tengo una idea de cómo se siente. Si le gusto o no, nunca me lo ha dicho de forma directa, pero lo da a entender de vez en cuando. Es complicado mantener eso en mente, pero hasta para mi resulta obvio, y todos también lo piensan y a veces me lo recuerdan. No sé si decir que me resulta tan incómodo, él no hace nada malo como para que nos llevemos raro.

No sé qué es lo que siento por Wolfram. Pareciera que nada en realidad, como por ejemplo en este momento. Estoy completamente calmado, no me late el corazón, no me acelera el pulso, no me pongo nervioso. Aunque él esté cerca de mí en la cama todas las noches me siento tranquilo, incluso ahora que parecería más íntimo que otras veces. A veces es como si lo quisiera como un hermano, a veces como un amigo, a veces como mi compañero, o como una persona de mi edad con la que pasar el rato, o un mentor, o un guardián. Mis sentimientos varían desde el respeto a la igualdad o la superioridad en varias escalas.

Wolfram trata mi mano como un objeto. Continua mirándola con mucha calma y atención mientras rompe la barrera del contacto y la toma con una mano, la analiza con el tacto y pasa sus dedos entre los míos separándolos y apretándolos a modo de juego. Mi palma no es tan suave como podría ser, el uso del bat de béisbol y una vida normal manipulando distintas cosas y herramientas ha hecho que mi piel sea algo dura y tenga callos en algunas partes. Sus dedos pasa con suavidad por mi piel pero se siente lo rasposo, pero cuando caricia el dorso de mi mano es mucho más delicado y suavecito. Wolfram es un noble, uno podrá asumir que tiene manos de princesa que no ha lavado un plato en su vida, pero las practicas con la espada hacen que se parezcan a las mías. Yo no vengo de un lugar donde tuviera que vivir la vida de un esclavo, o romperme el lomo trabajando, así que estamos más o menos al mismo nivel de comodidades.

Cambia de mano y apoya la palma completamente contra la mía, él calcula la posición correcta del talón de la mano para medir ambas correctamente. Estiro los dedos y quedemos enfrentados en esta posición en forma de espejo.

Escucho su risa apagada. —Medimos iguales. —No lo veo bien, pero sé que está sonriendo.

—Es verdad.

El mueve levemente su mano hacia un lado y encaja sus dedos entre los míos entrelazándolos con suavidad y volvemos a apoyar los brazos en la cama. Es lo mismo de esta tarde, puedo sentir el calor del contacto.

Hubieron varios momentos en mi relación con Wolfram que me sentí muy unido a él, pero la sincronía en este momento es muy fuerte. Estoy acostumbrado al contacto físico, pero me pregunto que siente él, siempre trata con normalidad estos temas pero debería sentirse diferente que yo.

¿Qué sientes por mi Wolfram? No tengo el valor ni las ganas de hacer esta pregunta, ni tampoco sé cómo lidiar con las consecuencias.

Él me suelta y toma mi mano por debajo, la vuelve a entrelazar con la otra y sosteniéndola entre ambas de esta manera lleva mi brazo hacia su pecho. Me sorprendo de su actitud y mi corazón late una vez con fuerza por la sorpresa, siento el nerviosismo y la expectativa, ¿va a ponerla sobre su corazón? ¿Estará latiéndole demasiado rápido? No, no lo hace. Se acomoda en la almohada inclinando la cabeza hacia abajo y levanta las rodillas un poco, es la posición acurrucada que usa para dormir siempre.

Siento calor, en el rostro y en el cuerpo. No me muevo y él tampoco vuelve a hacerlo. Mi corazón late un rato con mucha fuerza pero se va apagando con el silencio y la quietud del ambiente. Pronto me voy a quedar dormido y aun me siento consternado por la duda, hubiera sido incomodo, pero quiero saber si los latidos rebotaban en su pecho.

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Continuará…

 


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