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Tentativa a lo prohibido. por Vannar

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Notas del fanfic:

Tenía la idea hace mucho, espero guste. 

 

 

Gracias :)

Notas del capitulo:

El rubiecito y demás personajes de Naruto (Shippūden) pertenecen a Masashi K.

 

 

TENTATIVA A LO PROHIBIDO

 

°°°°°°

 

REENCUENTRO

 

 

- Yo...- le evaluó de pies a cabeza, muy pocas veces se veía a un chico tan increíblemente guapo, o rubio- Por supuesto.
 
Naruto sonrió complacido, la pelirosa le guiñó un ojo y le dejó escrito su número de teléfono en un papelito con aroma a cereza, luego se dirigió a donde momentos antes había estado sentada leyendo un libro, uno de esos tipo enciclopedia, con demasiadas hojas, digno de su respectiva temática: medicina. La carrera que estudiaba ¿Sakura? O como fuera que se llamase.
 
- ¡Nos vemos, Naruto!- agitó la mano en señal de despedida, el rubio le respondió con una seña con sus dedos llevándolos de su frente hacia un punto cercano a ésta en el aire, dibujando una línea imaginaria, guiñando un ojo y sonriendo, un gesto ya consuetudinario.
 
Se dirigió hacia su facultad, saludando a varias personas en el camino, recibiendo una que otro guiño por parte de varias féminas, miradas recelosas de algunos chicos, y hasta miradas lascivas de estos. Sí, sabía perfectamente que era atractivo, no por eso —como muchos creían— era presuntuoso, ni arrogante, mucho menos un Don Juan.
 
Entró en el amplio salón. Las largas mesas de madera estaban intercaladas, una más arriba de otra, con las sillas tras aquellas, tres o cuatro mesas vacías al fondo y casi ningún puesto vacío adelante. La gran mayoría allí estaba, o charlando con otra persona, o distraída en su computadora, y el resto en su mundo. Subió las escaleras paseando su mirada por entre las mesas y la fila de personas sentadas en ellas. Al parecer tendría que sentarse atrás, perfecto. Se sentó en la última mesa, la cual estaba vacía, exceptuando a una fémina. La chica era pelirroja, usaba lentes y era bastante guapa, su escote era algo pronunciado y estaba bastante entretenida con su celular; vestía una blusa lavanda con el “algo pronunciado escote" en v, y un short corto negro. Entonces la chica sintió la mirada sobre ella, miró hacía su derecha y vio al rubio. 
 
Notó el leve sonrojo de la chica y le sonrió.
 
- Hola- aquellos ojos azules no se asemejaban siquiera al cielo mismo, correspondía a aquella sonrisa con una sensual, coqueta.
 
La miró fijamente a los ojos que llegaban a ser rojizos.
 
- Hola- al saludar abrieron la puerta, y el chico miró en dirección a esta, la chica le imitó y pudo ver como el rubio se sonrojaba levemente ¿Curioso? Sí, y mucho, más aún con aquel muchachote que acababa de entrar.
 
Por su parte Naruto no podía creer quien se encontraba allí, subiendo las escaleras a paso lento y seguro, recibiendo suspiros de chicas guapas, y miradas indiferentes y envidiosas. Su cabello ónix seguía estando tan brillante como lo recordaba. Le miró con aquellos posos negros, lóbregos, impenetrables. Le sonrió con aquella sonrisa autosuficiente y prepotente, aún mirándole. Se sintió cohibido y giró su rostro hacía su compañera.
 
-¡Que buen gusto tienes!- bromeó, Naruto negó levemente con la cabeza.
 
- No me gusta, era...- ¿Su acosador de la escuela?- un compañero de colegio.
 
- ¡Oh!- la chica le miró incrédula, luego suspiró al ver al tan atractivo chico nuevo y volvió a mirar al rubio, su boca se movió un poco al querer hablar y callarse, recordando algo importante, se insultó mentalmente por el olvido y se permitió preguntar- ¿Tu nombre?
 
- Naruto- la pelirroja extendió su mano hacia él.
 
- Un gusto, Karin- le dio la mano y la pelirroja hizo unos cuantos movimientos enseñándole un extraño saludo, Naruto le copió casi perfectamente- ¡Wow! Con eso queda claro que seremos grandes amigos.
 
- Por supuesto- aseguró después de soltar una carcajada. Buscó con la mirada al moreno y le vio siendo cortejado por tres chicas quienes no dejaban de reír agudamente por los nervios debido a la cercanía del chico, quien les miraba con aquellos témpanos helados, sonriendo coqueto, deslizando un pequeño trozo de papel por encima de la mesa, seguramente con su número teléfonico, y guiñándoles un ojo para después volver a retomar su camino hacía los asientos del fondo, donde estaba él. 
 
- Si se sienta aquí yo me iré- Naruto la miró confundido- Para que puedan charlar, no quiero ser estorbo.
 
Entonces se sentó a su lado, y pudo percibir aquel aroma varonil, le temblaron las piernas, las manos y su imaginación comenzó a recordar aquello que con esfuerzo pudo borrar de su mente. Vio como la chica le sonrió y se levantó de su lugar, para luego dejarlo solo con aquel y sentarse en un puesto alejado de ellos.
 
Sintió la fuerte mirada de Sasuke sobre él, comiéndoselo. Lo miró desconfiado.
 
- Hola zorrito- la voz grave de Sasuke lo hizo estremecer, sintiendo de nuevo aquellas cosquillas en el estómago que hacía ya tanto tiempo no sentía y no deseaba sentir.
 
- Uchiha- el peliónix rió divertido. Naruto se levantó para alejarse, el Uchiha le tomó de la muñeca, haciéndole sentar nuevamente, en su regazo. Suspiró, el trasero del rubio rosaba su entrepierna al tratar de levantarse.
 
-Naruto- el calor en todo su rostro no se hizo esperar, su nombre en la voz del Uchiha sonaba increíblemente sensual. 
 
Se reprendió a sí mismo, no debía sentir aquello, debía repudiar a aquel desgraciado, pero el odio se fundía con el placer, creando una extraña y heterogénea mezcla de ambos sentimientos.
 
- Sueltame, Sasuke.
 
Amaba su nombre en la voz del rubio, sólo sabía describirlo en dos palabras: jodidamente sensual. Porque absolutamente todo el rubio era sensual, pareciera casi como si le provocara.
 
- Repitelo- quiso gritarle, pero todos le verían, maldijo al profesor, siempre llegando tarde, maldijo a la clase por justamente ser la primera en el quinto semestre.
 
- ¡Mierda! ¡Que me sueltes!- Sasuke lo pegó más hacia sí. Naruto sintió la hombría del peliónix pegada a su trasero- ¡Maldito Uchiha! ¡Sueltame Sasuke! 
 
El peliónix humedeció con la lengua su labio inferior.
 
- Puedo escucharte gimiendo mi nombre debajo de mí- le susurró- Desnudos, con tus piernas entrelazadas a mi cadera, sudando, suplicando por más, porque tú, mi zorrito, cuando dices que te suelte, en realidad me pides que te pegue más a mí.
 
Intentó levantarse pero le agarraba con mucha fuerza.
 
- Ni en tus sueños, Uchiha- sonrió contra la nuca del rubio, para después darle un pequeño beso a aquella piel canela, haciendo con el gesto poner nervioso al rubio.
 
- Sé que quieres tanto como yo que te folle sin piedad, en la cama, en esta mesa, en el baño, contra la pared, en la cafetería- lamió el cuello frente suyo-Y entonces, zorrito, gemirás mi nombre como perra en celo.
 
Entonces, como no sentía desde hace tiempo, unas inmensas ganas de vomitar le invadieron. Las palabras indecorosas que le susurraba el Uchiha lograban únicamente hacerlo querer correr a un baño, no exactamente para lo que el contrario quería.
 
- Escucha Uchiha- se levantó por fin, zafándose del brusco agarre del peliónix, sentándose de nuevo en su silla, entonces volvió a mirarle, Sasuke le miraba con  lascividad- Nunca, escucha bien, nunca me acostaré contigo, puedes meterte tus fantasías por el...- fue interrumpido.
 
- No, Naruto, yo te meteré algo a ti, y no exactamente fantasías- le guiñó un ojo para después soltar una carcajada- Cuando me cambié de universidad no pensé tener tan grata sorpresa, volver a sentir tu prieto culo me hacía falta, debo admitir que lo extrañé ¿Y tú mi zorrito? ¿Me extrañaste? 
 
Naruto bufó ya histérico, le irritó de sobremanera aquello, ¿Extrañarle? ¿De verdad, después de todo lo que le hizo pasar, creía que él llegaría a extrañarle?
 
- Me das asco- espetó sin más.
 
- Es una lástima que seas tan mentiroso- rozó con su mano la entrepierna del rubio, haciéndole soltar un leve jadeo- Pero tu cuerpo no miente, y eso es exactamente lo que me excita de ti, porque tu sucia boca lo niega, pero tu cuerpo lo anhela, reacciona ante mí, vamos mi zorrito, por una vez di lo que quieres, gime, ruega.
 
- Hijo de...
 
- Buenos días alumnos- saludó el peliplata- Lamento llegar tarde, pero un camión de helados explotó y...
 
- ¡Mentira!- bramaron los ya acostumbrados estudiantes. Kakashi, uno de los profesores de derecho, era un hombre bastante peculiar, no sólo por su singular forma de esconder casi completamente su rostro, sino también su extraña manía de leer un librito, con una portada bastante contradictoria con la pequeña trama que les había narrado, dejando bastantes dudas y logrando que se rumoraran cosas bastante extrañas sobre él, un profesor realmente especial.
 
Kakashi sonrió bajo su bufanda. 
 
- Comencemos- tomó un bolígrafo situándolo entre el dedo índice y corazón, jugando con él mientras se sentaba en su escritorio a medias- Ley del Talión, resumida en el famoso dicho “Ojo por ojo, diente por diente”...
 
Sintió la mano de Sasuke sobre su muslo izquierdo, ascendiendo de su rodilla al interior de su muslo, le miró, pero este miraba directamente hacia el profesor, si no tuviera la mano de este sobre su pierna diría que es el chico más dedicado en toda la clase. Le pegó un manotazo para que la quitara, pero en vez de ello llevó aquella –ahora molesta– mano a su entrepierna, devolviéndole el golpe. Sintió una oleada de placer y dolor, cerró sus ojos, entonces le escuchó reír prudencialmente, satisfecho; fue cuando el enojo le lleno por completo.
 
Tomó la mano del Uchiha y la quito fuertemente, alejándola por fin, se levantó de su asiento dispuesto a golpearle cuanto pudiera, queriendo borrar aquella sonrisa autosuficiente.
 
- ¿Pasa algo señor Uzumaki?- todos giraron a verle justo antes de que su puño impactara contra el rostro de Sasuke, quien le miraba a la espera de alguna acción tal como la que estaba apunto de realizar, sonrió algo apenado, recordando en donde se encontraba. Impotente, se sentó de nuevo en su silla- Eso pensé, como decía, a sido ejemplo de...
 
Pasaron los minutos rápidamente, el peliónix no volvió a tocarle en toda la clase. Las tres horas transcurrieron paulatinamente, al sonar por fin el timbre que, para el rubio, era su salvación, todos se levantaron de sus lugares para dirigirse a otra clase, o para irse por fin, o para comer, en su caso, para esto último.
 
- ¡Naruto!- le llamaron, buscó con la mirada a Karin y se dirigió a ella, sin decir nada a Sasuke, pasando de él- ¿Irás a comer o tienes clase? 
 
- A comer- le sonrió- ¿Tú...?
 
- Igual, ¿Vamos?- le convidó, Naruto asintió.
 
Sasuke miraba la escena con el ceño fruncido. ¿Quién era ella? Daba igual. 
 
¡Vaya suerte la suya! Volver a ver a esa tentación rubia, a ese culazo. Naruto sería suyo, quisiera o no; aquellas negativas eran más falsas que su castidad propia. Lo sabía. Miró su reloj y se dirigió a su siguiente clase. No, no era un simple capricho, porque si así fuese le hubiera dejado en paz hace tiempo, más tampoco sentía nada más allá del deseo sexual, Naruto despertaba en él todo el deseo carnal jamás sentido, y volverlo a ver, después de dos años, era algo más allá de la misma suerte. 
 
 


°°°°°°°

 

 
 
- ¡No te creo! ¿Aquel morenazo era tu...?- Karin abrió sus ojos de par en par, sorprendida.
 
- Exacto- tomó lo que quedaba de la botella, la chica rió fuertemente- ¡No le puedes decir a nadie! No sabes lo horrible que es ser acosado, y más si se trata de Sasuke Uchiha.
 
- ¡Oh!- exclamó- Debe de ser horrible- se lamentó por el chico, Naruto suspiró pesadamente, para después recostar su cabeza sobre la mesa. De verdad que después de volver a ver al Uchiha no se sentía con ganas de nada.
 
- ¿Por qué tuvo que escoger ésta misma universidad, no, esta misma carrera?
 
- Pero ese chico no está nada mal, es mas, me siento algo celosa- rió y Naruto levantó su cabeza y la miró serio. Le había contado absolutamente todo, habían charlado bastante, y ya hablaban como amigos de toda la vida, más no se le hacía gracioso lo último que dijo la chica.
 
Desvío su mirada de la pelirroja para poder contemplar la bellísima vista que, desde donde estaba, le permitía ver el enorme jardín, el cual era decorado por diferentes tipos de hermosas flores. Algo en ese enorme parterre le hacía sentir algo más calmado, amaba los lugares así, no le gustaban los lugares concurridos, o al menos en exceso. Se fijó en una de las rosas azules situadas casi al termino del parterre, ésta estaba algo pigmentada, tomando, algunos pétalos, un color negruzco, parecía estar marchitándose. Le recordó a Sasuke, el extraño color azul de aquella rosa era opaco, dándole, con los matices oscuros, un aire lúgubre y a la vez llamativo. Y, después de todo, la personalidad de Sasuke era así, oscura, misteriosa. Cerró sus ojos, borrando cualquier pensamiento sobre el Uchiha, todo él le producía un fuerte dolor de cabeza. Se levantó de su asiento, la chica le miró mientras masticaba su postre, arqueando una ceja, preguntándole con el gesto a dónde iba.
 
- Tengo que ir al baño, ya regreso- le guiñó un ojo y se encaminó al baño, saludando a sus amigos, algunas chicas que le cortejaban desde ya hace tiempo y –como era rutina– recibió varios halagos al pasar por el pasillo, sólo respondiendo ante esto con un guiño, algo que, como aquel saludo, era frecuente ver haciéndole.
 
Entró al baño, un espacio, que agradecía, permanecía aseado. Observó su reflejo en el enorme espejo sobre los lavabos, se halagó mentalmente y se sonrió a sí mismo, claro estaba, su autoestima estaba por los cielos, no lo suficiente como para ser arrogante, pero no lo demasiado bajo para no halagarse. Recordó la razón de por qué se hallaba ahí y se giró para introducirse en uno de los cubículos. Bajó su bragueta. No supo en qué momento, al ya tener sus pantalones abajo, fue duramente arrinconado contra una de las paredes del estrecho cubículo.
 
- Sueltame Uchiha- le miró exasperado, encolerizado, Sasuke de verdad que lo sacaba de quicio, más la situación, de cierta forma, le provocaba terror. 
 
Sus respiraciones, debido al poco espacio entre ambos, chocaban entre sí. Las manos del rubio estaban apresadas por una de las manos del peliónix, quien le miraba con sus ojos color peltre. Frunció el ceño frustrado, haciendo fuerza para liberarse del agarre sin mucho éxito. 
 
Llevó sus labios al cuello del rubio, el aroma que emanaba de éste se le hizo tan adictivo que fue casi imposible contenerse para no olisquearlo y, ciertamente, volverse adicto a aquel perfume natural del Uzumaki. 
 
Sintió los músculos de su vientre encogerse por el nerviosismo.
 
- Hueles tan...- recorrió con su nariz la piel bronceada, llegándole el aroma del blondo, haciéndole cerrar los ojos- bien, Naruto. 
 
Lloraría, iba a llorar si aquel chico de cabellos ónix no le soltaba. Estaba asustado, como nunca desde hacía ya dos años, y las imágenes que con tanto empeño trató de borrar de su mente le pasaron por los ojos, haciéndole soltar un jadeo lastimero lleno de temor, tratando de retener las lágrimas y echarse a llorar como una nena delante del bastardo del Uchiha. 
 
- Por favor...- su voz se quebró, sintiendo las largas pestañas negras rozar su mejilla, horrorizado por lo tan cerca que estaba el peliónix de sus temblorosos labios.
 
Sasuke paró su recorrido y miró los cristalizados ojos azules, sintiéndose por un momento débil ante la misma debilidad del rubio. Le soltó las manos, cayendo la suya propia a su costado.
 
- Nar...- un golpe en su mejilla le hizo callar, resonando el eco en los baños de la universidad que extrañamente estaban vacíos.
 
La punzada de dolor en su mano le confirmó lo que acababa de hacer: le había abofeteado. 
 
- Maldito bastardo- balbuceó, aún sorprendido por lo que había hecho-. ¡¿Por qué yo?! ¡¿Por qué tienes que joderme a mí?!- se calló al sentir el nudo en su garganta avisándole lo cerca que estaba de echarse a llorar.
 
- Me haz golpeado- dijo entre dientes, con los ojos entreabiertos y con su mano acariciando la mejilla adolorida.
 
- Te odio- susurró, como queriendo creerlo él también. 
 
- Lo sé- y con eso salió del baño, dejándole con el corazón latiendo como loco y una mano ardiendo dolorosamente.
 
 

Notas finales:

Me pasé en el OoC... Con Sasuke (? :p

 

Gracias por leer.


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