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El Lobo de los Bosques de Palermo por Jormundgander

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Notas del fanfic:

Este es el fanfic experimental en el que he estado trabajando, por eso no subía nada nuevo de "Cambios...".

Contiene varias referencias a la Ciudad de Buenos Aires, así que puede ser que muchos no las conozcan. Pero igual quiero que tengan una linda imagen de lo que es Buenos Aires...

Notas del capitulo:

Primer capítulo, introducción a la historia y presentación del personaje principal, quien contará los hechos.

   Hola, soy Matías Frobisher, tengo 16 y vivo en Buenos Aires, en el barrio de Palermo. Me gusta el rock, toco muy bien el bajo y soy un "crack" en el fútbol, o eso me dicen.

   Tengo el pelo castaño claro, ojos color miel, mido 1,70 y tengo un cuerpo delgado pero muy bien formado para mi edad.

   Sinceramente no sé cómo empezar a contar esto. ¿Escucharon alguna vez hablar de la leyenda del Hombre Lobo? Bueno, acá en Argentina se la conoce como la leyenda del Lobizón, que cuenta que supuestamente el último de 7 hermanos varones consecutivos se convierte en una especie de lobo todas las noches de luna llena.

   Con esto no quiero decir que soy un lobizón, porque yo, sólo tengo un hermano mayor, que tiene 21 y ya no vive con nosotros. De hecho, conozco a alguien con esta condición con el que, hoy en día, me relaciono muy estrechamente.

   Voy al Colegio Guadalupe, a una cuadra y media de la Av. Scalabrini Ortiz, sobre Paraguay. Vivo en la misma calle, al 5000, a dos cuadras del Regimiento de Infantería 1 y 2, y la estación Palermo, donde tomo todos los días el subte hasta Scalabrini Ortiz y luego camino las 5 cuadras restantes hasta llegar al colegio.

   En la primaria todo era más fácil, aunque no me considero un nerd, ni un vago que no estudia; más bien algo intermedio. Tenía muchos amigos, pero mi mejor amigo era Nehuén Salvatore. Hacíamos todo juntos, éramos como hermanos. Hasta que un día, él se mudó a Vicente López, al comenzar la secundaria. Pero seguimos en contacto, y hace poco me enteré que se mudó otra vez, cerca de Villa Gesell.

   El primer año de la secundaria fue un desastre para mí. Mi mejor amigo se había ido y todos me molestaban por ser inteligente. No conocía a nadie, era el típico chico nuevo que usaba anteojos y leía libros.

   Mis favoritos son los de misterio, los policiales, mitos y leyendas del mundo; pero sobre todo, las leyendas urbanas. ¿A que no saben cuál es mi leyenda favorita? Adivinaron. La del Hombre Lobo. No sé por qué, pero siempre he pensado en que serían criaturas majestuosas si existieran.

   Una vez, un chico de mi curso que era repitente, me pegó un puñetazo en el ojo derecho, sobre los lentes. No recuerdo por qué me golpeó, pero si recuerdo que lo sancionaron y lo expulsaron a los pocos días. Mientras, yo quedé con una ceja cortada y de milagro no resultó dañado el ojo; así que me aconsejaron usar lentes de contacto.

    Así, en 2do, con un nuevo look y un nuevo estilo, la mayoría pensaba que era otro chico nuevo y todos empezaban a ser amables conmigo. Se sorprendían cuando les decía quién era realmente, nadie me había visto sin los anteojos antes y no notaban el color de mis ojos, muchas chicas decían que me veía más guapo, incluso algunos chicos pensaban que me veía mejor. Así, empecé a ganar compañeros y amigos, como Juan Ignacio Guerrero, que se había convertido en mi nuevo mejor amigo, porque practicamos fútbol en el mismo club, además de vivir a una cuadra de mi casa. Dejando atrás el chico nerd que todos molestaban en el curso para ser el más popular del colegio, pude tener una vida tranquila.

    Para cuando llegué a 3ro, las chicas enloquecían al verme, los chicos querían ser como yo, los de cursos superiores me invitaban a sus fiestas. En fin, todo era muy bueno, pero me sentía, de algún modo, vacío. Todo ese año estuve saliendo con muchas chicas, pero en realidad, no me sentía, de algún modo, satisfecho, por así decirlo. Hasta que en una fiesta, todo cambió.

    En 4to me habían invitado unos chicos de 6to de la tarde, era muy cerca de mi casa, así que me dejaron ir. Esa noche había ido con una novia que tenía aquella vez, también estaba Juan Ignacio, que como siempre terminó borracho. La fiesta acabó a eso de las 5, para ese entonces, a mi novia ya la habían ido a buscar. Casi todos se fueron, excepto algunos chicos de 6to, Nacho y yo. Entonces decidí llevar a Nacho a su casa y yo irme a la mía, pudo ser sencillo, sólo tenía que ir por Cerviño, luego Bullrich, y después caminar un par de cuadras; pero los chicos me dijeron que podíamos quedarnos allí a dormir, porque si la policía se cruzaba con dos menores, uno de ellos borracho, era seguro que nos llevaban a la seccional. Entonces acepté quedarme y nos dijeron que nos podíamos acomodar en el cuarto de los padres del chico que hizo la fiesta. Como seguía mareado, dejé a Nacho bajo la ducha fría mientras yo me acostaba.

-¡¡MATIIAAASS!! Un toallón...p..por favor... -balbuceó Nacho, mientras salía del baño, poniéndose de nuevo la camisa, mojándola y mojando toda la alfombra.

-¡No! ¡Nacho! Estás mojando todo...

-No importa, mi vieja...lo va a secar... -me respondió.

-Pero esta no es tu casa, idiota, estás en pedo. -le dije, esperando que me entendiera mientras lo cubría con el toallón a modo de capa.

-No...vos estás en pedo...amorcito...

    Simplemente esa noche sabía que Nacho esta fuera de sí, pero nunca creí posible escuchar que me diga eso. Pero lo que siguió después, eso sí fue sorprendente de su parte. En ese tiempo, él era más fuerte que yo, y se me abalanzó encima, tirándonos en la cama.

-Pará, soltame... ¡¿qué hacés?! -le dije, intentando zafarme.

-No, v...vos no te escapás... -me dijo, acercándose a mi cara. No pasó ni medio segundo, que él se terminó durmiendo encima mío.

    Rápidamente, salí de debajo de él y deje que durmiera solo, mientras que yo dormí en el living. Me sentí sumamente incómodo, pero al mismo tiempo a gusto, ya que fue una sensación muy rara y nueva, tal vez porque no estábamos solos y alguien nos podía descubrir, no lo sé. Al día siguiente, se despertó sin recordar nada de la noche anterior, así que nunca le comenté lo sucedido esa noche.

    Ese fue un punto de inflexión en mi vida, en el que vi todo desde una nueva perspectiva. Quizá no sólo las chicas me gustaban, sino también, en una pequeña medida, los chicos.

    Hace 2 meses empezaron las clases y ahora, en 5to, me va realmente muy bien. Las cosas parecían marchar sobre ruedas, profesores simpáticos, nuevo director, ¡y hasta me habían invitado a una fiesta! . Era en una casa grande, en Belgrano, cerca de las barrancas. Fue el 10 de mayo. Hace muy poco, sí. Lastimosamente, todo se salió de control porque unos chicos que nadie conocía se habían colado a la fiesta. Hubo peleas y muchos gritos, hasta que vino la policía. Segundos antes de que llegara, se había cortado la luz, entonces la mayoría aprovechó para huir despavorida, en dirección a los Bosques de Palermo.

    Yo salí corriendo con Ignacio por Libertador, en dirección al Planetario, luego de eso, él siguió derecho por Libertador, mientras que yo me fui por Sarmiento hasta Plaza Italia. Estaba algo oscuro, pero podía ver algo gracias a la tenue luz de la luna semi-llena.

    Eran las dos y media de la madrugada del domingo, hacía frío y yo quería llegar a casa lo más rápido posible. De repente, percibo que algo me estaba siguiendo. Miré para todos lados, en ese momento pensé que Nacho me estaba queriendo hacer una broma. Sin aviso, escuché un ruido que provenía de unos grandes arbustos.

- ¿N-Nacho? ¿Sos vos? -dije, algo aterrado. Sin embargo, no obtuve respuesta alguna. Empecé a acercarme cauteloso, hasta que noté que unos ojos amarillentos brillaban en la oscuridad, y me veían fijo a través de las hojas.

    El miedo que me invadió en ese momento fue tal que sentí mis brazos congelarse, sentí como la sangre se concentraba en mi pecho y en mis piernas, listas para correr. No dudé ni un instante en empezar a correr, pero apenas había hecho unos 20 metros, una criatura cuadrúpeda se abalanzó sobre mí.

    Era como un lobo, pero mucho más grande. Parecía tener mi altura, un pelaje negro lo cubría de la cabeza a las patas, unos dientes sobresalientes, que parecían sumamente filosos. Me arrastré un poco hacia atrás para alejarme, pero la bestia me gruñó y me contuvo los brazos con sus patas delanteras. Me miró a los ojos y en ese momento pude notar que sus ojos eran ambarinos, muy amarillentos, con leves destellos verdes. Estaba terriblemente asustado, pero al mismo tiempo, maravillado con lo que mis ojos estaban contemplando en ese preciso instante. Sabía que la bestia me iba devorar de un solo bocado, así que cerré mis ojos y esperé, pero en ese momento, el milagro ocurrió.

    Un patrullero apareció a lo lejos, haciendo que el gran canino se alertara y se fuera, no sin antes gruñirme una vez más. Cuando se fue, me levanté lo más rápido que pude mientras la patrulla se estacionaba en el cordón.

    Lo siguiente que recuerdo fue despertarme en una habitación de hospital. Mis padres me contaron que el oficial les dijo que cuando me levanté, di tres pasos y me desmayé. Había hecho un pico de estrés. Fue leve, pero fue lo suficientemente fuerte para que perdiera la memoria. A las pocas horas me dieron el alta del Sanatorio de la Trinidad Palermo y regresé a mi casa. En el colegio se enteraron de lo sucedido y decidieron que retomara las clases el lunes próximo.

    Esto es algo que no puedo explicar con palabras. Apenas recuerdo la fiesta, lo único que recuerdo vívidamente de la situación son sus ojos, los ojos de la bestia, del Lobo de los Bosques de Palermo.

Notas finales:

Les gustó? Espero que sí. Sepan que dejar un review no les va a contagiar ébola, así que sean libres de dejar uno y me cuentan qué les pareció. Todo es válido.

No sé cuando voy a subir el siguiente capítulo, porque quiero actualizar "Cambios..." también. Y además un final extendido para "La Verdadera Felicidad...".

Saludos a todos, Jormundgander... o Cristian. Es lo mismo, jeje...


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