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A pedir de boca por golddie

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Notas del fanfic:

Disclaimer: B.A.P. no me pertence, ni a ninguna de sus fans, son almas libres hasta lo que TSEntertainment permita.

{!} Advertencias: temas referidos a comercio sexual, un poco angst.

Jongup se acomodó sobre las sábanas al mismo tiempo que Himchan emergía de ellas y le sonreía con una pista de burla. Jongup le miró serio, para luego inclinarse y darle un suave beso en los labios. Himchan sonrió al separarse, esta vez solo con una pista de cariño, acomodándose a su lado y usando un brazo de Jongup como su almohada.

“¿Qué hay de ti?”, le preguntó Jongup al ver al mayor dispuesto a dormir. Una de sus manos bajó hasta el estómago del otro y más abajo aún, notando que el muchacho estaba algo duro en sus pantalones.

Sin embargo, Himchan tomó tu mano y la subió, poniéndola alrededor de su cuerpo.

“Estoy bien, solo quiero dormir”, contestó el mayor cerrando los ojos y soltar un pequeño suspiro.

Jongup le observó e imitó sin más, porque si Himchan no quería, tampoco le iba a obligar. Cerró los ojos al igual que él y se acomodó para dormir, atrayendo el tibio cuerpo del mayor más hacia sí.

Jongup se quedó dormido de inmediato. Himchan se tardó un poco más.

A la mañana siguiente, Jongup despertó con un aparentemente muy despierto Himchan. Tenía su espalda apoyada contra su pecho y una de sus manos acariciaba suavemente uno de sus muslos, mientras su trasero estaba buscando despertar a Jongup también.

A pesar de lo divertido de la situación, Jongup fingió dormir un momento más, pero plenamente consciente de cómo la cercanía y el movimiento del mayor contra su pelvis le estaba haciendo tener una erección matutina. Y cuando pensó que era suficiente, sus brazos se cerraron en el estómago de Himchan, atrayéndolo aún más a su pecho y él también comenzó a mover sus caderas, simulando el sensual vaivén aun con la ropa interior puesta.

Escuchó a Himchan gemir suavemente. De la misma manera elegante que lo hacía siempre.

“Buenos días”, musitó luego, una de las manos de Himchan subió hasta acariciarle por detrás de la oreja, moviendo su brazo hacia atrás, “¿cómo dormiste?”, le preguntó dulcemente, como si prácticamente haber despertado a Jongup de esa forma hubiera sido sin intención.

Jongup no contestó. Le pareció ridículo hacerlo, al menos en ese momento.

Sus manos se movieron  hacia abajo, palpando a Himchan bajo su ropa interior. Sus labios comenzaron a besarlo en el cuello, y Himchan suspiró con los ojos cerrados.

“¿Puedo quitarlos?”, le preguntó Jongup con voz suave, refiriéndose a la ropa interior del mayor.

Himchan gruñó, y la mano que tenía en la nuca de Jongup bajó hasta el inicio de la ropa interior del menor, asintiendo con la cabeza.

“Los tuyos también”, le pidió en voz pequeña.

Jongup no tardó en cumplir lo que el mayor le pedía. Bajó su ropa interior hasta la altura del muslo, haciendo lo mismo con la de Himchan, ahora permitiendo que sus pieles se rozaran sin intervención de por medio.

“Uhmm, Jonguppie”, soltó el mayor en un momento, girándose hasta que su rostro quedó mirando hacia el techo, pero su trasero seguía de lado. Jongup se inclinó y le besó en los labios, entendiendo que Himchan quería eso. Una de las manos de Himchan hicieron otro movimiento incómodo para acariciarle el cuello con deseo, “Jonguppie, hagámoslo así”, le pidió cuando se separaron un poco. Jongup asintió entendiendo a qué se refería el mayor.

Se separó un poco del otro muchacho y buscó el lubricante que habían usado hace dos días (Himchan no había estado en su pequeña casa como para ordenar) y lo usó para trabajar en Himchan como siempre lo hacía. A pesar de lo que otros pudieran creer, Himchan disfrutaba esa parte porque su costumbre casi ni le hacía sentir el dolor, o más bien, si lo sentía, lo hacía parte de la diversión, confiando además en Jongup en que sería cuidadoso con él, así que él solo se dejaba hacer.

Jongup tenía dos dedos adentro cuando comenzó a estimular el dulce punto de nervios dentro del mayor, haciendo que se agitara incontrolablemente cada vez que sus dedos rozaban con él. Himchan gemía despacio; el deseo no había estado en su cuerpo tanto tiempo como para que hiciera sonidos como a veces Jongup le había escuchado hacer con alguna de sus otras parejas sexuales, donde el muchacho gritaba de gusto o dolor, pero eso no evitaba que sonara sensual.

Himchan estaba entrenado, después de todo.

“Jonguppie”, le llamó el mayor, sacándolo de sus pensamientos, “Jonguppie no más dedos.”

El aludido hizo caso, así como en la vida real era obediente con Himchan, no podía ir en contra de su naturaleza y no obedecerlo cuando estaban en su cama, así que Jongup movió sus dedos por última vez antes de salir del muchacho, dejándolo esperando un momento mientras él ponía lubricante en su propio miembro y separaba un poco el trasero del mayor para poder entrar en él.

Era lento, infinitamente delicado en su entrada hasta que el trasero de Himchan topó con la piel del hueso de su cadera, y estuvieron así un rato, respirando agitadamente y Himchan buscándolo para poder besarle los labios. Jongup acomodó a Himchan con delicadeza a la posición donde su rostro mirara hacia abajo, porque así era más cómodo, pero lo hacía con cuidado para ver si el mayor prefería recibirlo de otra forma.

Y aunque la naturaleza de Himchan era no obedecer, cuando estaba de esa forma, no podía más que ceder a las peticiones de Jongup. Y Jongup no quería pensar mucho al respecto, tampoco.

Su corazón dolía cada vez que lo hacía.

Sus labios repartieron besos en su cuello mientras daba las primeras penetraciones, iniciando el mismo vaivén de antes, pero esta vez sin ropas ni rodeos. Era Jongup entrando en él de la forma física que Himchan más conocía y aceptaba.

Pero Himchan estaba dentro de Jongup de otra forma, aunque el mayor no lo supiera.

“Ah, ahmm”, Himchan respiraba rápidamente, soltando gemidos casuales y hermosos a los oídos de Jongup.

Él solo podía soltar suaves gemidos y gruñidos, porque Himchan se sentía realmente bien. El ambiente era perfecto, el sol estaba recién saliendo, pintando la habitación de tonos amarillos y naranjas. Las sabanas de Himchan eran suaves contra su espalda y el calor que generaban sus cuerpos estaba cubierto y protegido por la misma.

En un momento, Jongup se dio cuenta que Himchan seguía con su camiseta de dormir, así que, sin dejar de entrar en él, se separó un poco y con una mano tiró de esta hacia arriba, pidiéndole al mayor que se la quitara.

“No, Jonguppie”, musitó el muchacho bajo él con desgana.

Pero el menor no se rindió, bajó hasta que sus labios estuvieron contra la oreja de Himchan y le susurró:

“Quiero verte, hyung”, con voz dulce.

“Pero Jonguppie-”

“No me importa, hyung”, afirmó, sabiendo qué era lo que iba a decir el mayor para evitar que su piel fuese revelada.

Y Himchan, tan perdido y entrenado en solo acceder lo que el otro quería en esas situaciones, le alzó un poco y ayudó a Jongup a quitarse la camiseta.

Los gemidos de Himchan provocados por los besos de Jongup en su espalda eran acallados por la almohada. El menor sostenía las caderas del mayor, que cada vez se movían hasta que Himchan quedó de rodillas, y penetrándolo con más fuerza de antes, excitado por el cuerpo bajo él, porque Jongup podía ver hacia abajo y ver la piel pálida de Himchan llena de marcas hechas por otros hombres, unas que estaban de un color casi morado por la fuerza de succión que se habían hecho mientras que otras ya se habían tornado sonrosadas y probablemente desaparecerían en un día o dos, mientras era su propia erección entrando y saliendo del ahora caliente cuerpo. Jongup no se atrevía a hacer eso. No se atrevía a marcar a Himchan físicamente, así que solo besaba y lamía con cuidado.

Él era diferente, Jongup quería ser diferente.

Himchan se había librado de su ropa interior hace un rato, ahora estaba en su tobillo derecho, lo que le daba la libertad de separar sus piernas, para hacerle espacio a Jongup. Las sábanas se habían caído cuando asumieron el cambio de posición, y ahora Jongup no quería ir tan lento. Y Himchan ya no era tan callado, que al igual que Jongup, gruñía y gemía cuando algo se sentía bien, y la verdad era que se sentía muy bien. Con Jongup tener sexo siempre se sentía bien, le hacía sentirse cálido por dentro y no solo en sus partes íntimas.

La forma en que Jongup le penetraba era igual a la de otros, solo que él se preocupaba de rozar su próstata cada vez que podía, él se preocupaba de hacerle sentir placer y no como si fuera un objeto. Jongup quería que Himchan fuera el que se sintiera bien, mientras que él quedaba en un segundo plano, no queriendo interrumpir las sensaciones del mayor.

Y era así, como Himchan de pronto le pidió que se detuviera. Y Jongup le obedecía, como siempre.

Jongup pensaba que Himchan le pedía que se detuviera porque estaba siendo muy rudo con él y probablemente no estaba haciéndolo muy bien, entonces le dolía, así que necesitaba un tiempo para respirar. Pero la realidad era distinta, porque Himchan en realidad estaba abrumado en sentimientos. No sabía qué había en Jongup, esa forma en que le hacía sentirse amado a través de un acto que a él le parecía tan burdo y común, era algo a lo que no estaba acostumbrado. Estaba de rodillas con sus piernas abiertas para otro hombre, pero Jongup salía de él y ponía más lubricante, y le repartía besos en su espalda en lugar de morderle o decirle palabras sucias para calentarlo y poder continuar.

Jongup le tenía paciencia, y Himchan estaba simplemente abrumado por lo que sentía.

Eventualmente, Himchan le indicó que podía continuar, y Jongup volvió a entrar en él. Volviendo a imponer un ritmo lento, y esta vez a penas se movía dentro de él al inclinarse hacia adelante y que su pecho se saludara con su espalda, dándole besos en la mejilla y sien.

“Jonguppie”, gemía Himchan, ahora el menor no dejaba de tocarle precisamente ahí, haciéndole temblar, “Jonguppie.”

El menor gruñía también y gemía suavemente contra el cuello del mayor, depositando dulces besos en la piel del hombro, sintiendo cómo su cuerpo estaba listo para llegar al clímax del placer, diciéndole eso mismo a Himchan en un susurro que nadie más pudo haber escuchado aunque estuviera dentro de la habitación.

Himchan asintió, pues sabía que a él tampoco le faltaba mucho.

Jongup salió de él, y Himchan le miró con casi horror cuando se dio cuenta de eso, porque quería que Jongup terminara dentro de él, pero como siempre el menor no lo hacía. Esta vez, Jongup se movió hacia atrás, y comenzó a besarle y lamerle justo donde su miembro había estado hace unos momentos.

Himchan iba a llorar, y no estaba seguro de si era por su orgasmo arrasando por todos los poros de su piel o era porque Jongup de verdad era así de amable con él. Terminó en la mano del menor con un fuerte grito, lleno de incoherencias y respiración agitada. Jongup se separó un poco y besó su espalda baja, sin dejar de tocarle con su mano hasta que Himchan de verdad terminó de secretar. Él por su parte, había llegado a su orgasmo cuando el mayor lo había hecho, así que estaba tocándose a sí mismo con su otra mano, satisfecho por el desempeño.

“Jonguppie”, le llamó Himchan, ante lo que el mismo salió de su estado pensativo y le sonrió suavemente, moviéndose para estar junto a él.

Himchan estaba recostado boca abajo, y cuando Jongup llegó a su altura, le dio un beso en la mejilla.

Jongup rió bajito por eso y se recostó a su lado.

No había mucho que decir mientras pasaba sus dedos por la piel de la espalda de Himchan, observando y tocando los moretones que dejaban los chupones, y cómo su piel intentaba reponerse del daño.

“¿Trabajas hoy?”, le preguntó Jongup después de un largo rato.

Himchan cerró los ojos. Mientras Jongup dibujaba figuras sin sentido en su espalda con sus dedos, él había estado observándole su rostro sin descanso.

“No tengo reservaciones, así que dependerá de cómo vaya el asunto”, respondió con cautela.

Jongup hizo un sonido en la garganta, dándole a entender que había escuchado y entendido.

“Podría llevarte a cenar si no tienes nada”, le dijo Jongup.

Pero era un intento en vano por que Himchan lo escogiera a él en lugar de a alguno de esos hombres con dinero.

“Eso me gustaría”, musitó Himchan como respuesta, mirando al menor a los ojos, “pero solo si nadie pide por mí, ¿de acuerdo?”, inquirió con una sonrisa y una mano sobre su mejilla, acariciándola con afecto.

Jongup le sonrió, porque con eso Himchan le daba esperanza.

Sin embargo, él sabía que no había noche en que no pidieran por el cuerpo del mayor. Porque al igual como Himchan había atraído a Jongup con su belleza, no había noche en que alguno no sintiera un enamoramiento de una sola noche por él, y desapareciendo para siempre al día siguiente.

“De acuerdo.”

 

Notas finales:

 

 

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es demasiado cliché pero fue el que mejor salió después de varios intentos fallidos(?), espero les haya gustado aunque no sea mucho ;;<3

(por cierto, el titulo es irónico, hue)


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