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Un buen Sueño por 1827Forever1827

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Notas del fanfic:

Otro cortito, si leen dejen un review, aunque sea para decime que no les gustó. (¬¬) Ya en serio, comenten.

Notas del capitulo:

Lo hice en unos 2 días, me quedó bastante bien cabe decir. Es sutil y apto para todo público, así que esta a salvo de ser descubiertos.

Lean y dejen algún comentario.

En la escuela Nami-chuu todos los estudiantes estaban aterrorizados y muy nerviosos. La razón, su
presidente del Comité Disciplinario estaba de muy mal humor y nadie se salvaba de su furia.

Nadie sabía la razón de la furia del peligroso Prefecto, pero no les importaba en esos momentos, solo se
evaporaban en cuanto lo veían y así evitaban ser mordidos hasta la muerte.

Era el casi el final del receso y el Prefecto se dirigía a la azotea, buscando como siempre un poco de paz y
tranquilidad para dormir una siesta. En cuanto abrió la puerta la imágen de un Castaño mirandolo con
miedo le llegó, haciendole fruncir el seño notablemente.

Caminó hasta él sintiendo un dolor punzante en la cabeza, pero dicho dolor solo logró que su mueca de
enfado se volviera más pronunciada al igual que el temblor de aquel Herbívoro.

-¡¡¡LARGATE GUSANO!!!

Le gritó exasperado, el dolor era insoportable. Solo quería dormir para calmarlo.

En seguida los ojos almendra se volvieron cristalinos y los labios ligeramente rosas se torcieron, iba a
llorar. Como odiaba a ese Hebívoro, nunca podía atacarlo cuando se encogía del miedo ya que parecía un
pequeño animalito, y ahora por primera vez mostraba signos de llorar.

-Lo lamento... Solo sal ¿Si?

Bien, eso ya era demaciado extraño. ¿Acaso Hibari Kyoya se estaba disculpando y le pedía amablemente
irse? ¿No se lo ordenaba como todo lo demás?

-Hibari-san... ¿Le duele algo?

Preguntó, las lagrimas se habían ido con la disculpa y la petición amable del Azabache. La verdad estaba
preocupado por el Prefecto, se veía enojado pero en la mueca de enojo se notaba el dolor. Entónces se
preguntó si no habría algo que le molestara o doliera.

-Estoy... bien...

Pero no era cierto, el dolor ahora era demacido insoportable. Se dejó caér de rodillas frente al Castaño y se
tomó la cabeza, no gritó, no iba a emitir sonido alguno frente a un Herbívoro.

El Castaño preocupado bajó y lo tomó entre sus brazos, llamandolo. Pero el Azabache no le respondía.

Entónces recordó algo y acomodó al Prefecto de tal manera que su cabeza descanzara en su regazo, con
suavidad quitó los manos albinas y comenzó a acariciar sus cabellos, lento, con tranquilidad. Eso fue
suficiente para que el Azabache se calmara un poco.

-¿Que... haces?

-Mi madre se lo hace a mi padre cuando esta cansado o le duele la cabeza, ¿Se siente mejor?

-...

-Puede usar mis piernas como almohada y dormir, no lo molestaré.

Le dedicó una sonrisa acariciando con suavidad los cabellos Azabaches, el Prefecto se sintió cálido, y un
poco de tranquilidad le llegó haciendo que el dolor cesara poco a poco y se rindiera ante el sueño.

Para el momento en que cerró los ojos el dolor había desaparecido, pudo lograr conciliar el sueño, ya que
desde hacía una semana que no dormía. Teniendo que revisar documentos y disciplinar a todos los
Herbívoros de la escuela y la ciudad el tiempo de sueño se le redujo hasta llegar a esto, pero ahora podía
dormir.

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Al día siguiente se notaba el cambio de humor del Prefecto, estaba más calmado y más ¿Feliz? Aunque esto
solo lo notaba Kusakabe Tetsuya, el vice-presidente del Comité Disciplinario. En estos momentos Hibari
revisaba unos documentos cuando un pequeño dolor de cabeza lo asaltó.

-"Otra vez no"

Pensó el Prefecto, pero no podía hacer nada si apenas recuperado de la anterior migraña se concentraba y
volvía a "Trabajar" para su hermosa ciudad.

Dejó los papeles a un lado y se recargó en su silla, quizas si descanzaba un poco se le pasaría. Cerró los ojos
y respiró con lentitud, pero ni aún así el dolor cedía, en más, se hacía más fuerte. Chistó, no podía hacer
desaparecer la migraña por él mismo.

Necesitaba probar si con el Herbívoro funcionaba de nuevo.

-Vicepresidente.

Llamó, el nombrado se acercó de inmediato para recivir órdenes. El Prefecto le susurró algo y el
Vicepresidente asintió para retirarse y cumplir el encargo de su "Jefe".

Casi 5 minutos despues llamaron a la puerta, Hibari sabía lo que significaba.

-Adelante.

La puerta se abrió y un tierno Castañito entró algo tímido, los demás miembros del Comité lo miraron
curiosos, ¿Por qué estaba ahí?

-Retírense.

Fué una orden que los miembro del Comité acataron de inmediato, pasando junto al Castaño que
reverenciaba.

En cuanto estuvieron solos el Castaño miró al prefecto, este lo miraba fijamente.

-¿Necesita algo Hibari-san?

Preguntó respetuoso.

-Necesito de tus servicios.

-¿Qué?

Estaba sorprendido, ¿A qué servicios se refería Hibari-san?

-Sientate.

Ordenó el Azabache, el Castaño asintió y tomó asiento en el sofá. Hibari se levantó de su silla y rodeó el
escritorio hasta llegar al sofá donde un confundido y nervioso Castaño lo miraba.

De improviso Hibari se recostó en el sofá con la cabeza en el regazo del menor, este dió un pequeño salto.

-¿Hi-Hibari-san?

-Haz lo que hiciste ayer.

Parecía una orden, pero en su voz sonaba una petición. Tsuna un poco tembloroso comenzó a acariciar sus
cabellos Azabaches con suavidad, con ternura. Poco a poco el temblor se fue y con confianza acariciaba la
cabeza del Prefecto de Namimori, el cuál poco a poco se relajaba y sentía desaparecer la migraña.

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El sonido de la campana anunciando el fin de clases lo despertó, notó que aún seguía usando las piernas
del Herbívoro como almohada y se levantó. El Castaño pareció no notarlo, se había quedado dormido.

El Prefecto miró al menor, era gracioso verlo dormir sentado. Entónces pensó que no sería tan mala idéa
dejarlo ser quién calme sus migrañas.

Se acercó y tomó su hombro, lo movió un par de veces para que despertara. El Castaño abrió los ojos
despacio, miró arriba y se encontró con la imágen del prefecto. Sin saber bien por qué sus mejillas se
colorearon.

Hibari se le quedó viendo a esas almendras, eran brillantes y grandes. Se preguntó por qué sus mejillas
estaban rosas pero ya era hora de que se fuera a casa.

-Ya debes irte.

El Castaño se despertó por completo y bajó la mirada avergonzado, sentía sus mejillas arderle con
posiblemente un fuerte sonrojo. Asintió y tomó su mochila, quiso levantarse pero aún tenía las manos del
Prefecto en sus hombros.

-U-Umm.

-¿Puedes venir cada vez que te llame?

-¿Eh? Ah, si.

-Entónces dame tu número por si acaso.

-Si.

Ambos obtuvieron el número del otro, cosa rara ya que solo era necesario que Hibari tuviera guardado el
del menor.

-¿Como te llamas?

-Sawada Tsunayoshi.

-Tsunayoshi... Espero que vengas cuando te llame.

-Si, lo haré... Bueno, me retiro. Debo ir a casa de algún amigo y pedir la tarea.

Se levantó, dió una reverencia y una sonrisa. Salió por la puerta de la Recepción.

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Pasó el tiempo, cada vez que al Prefecto lo atacaba una migraña o estaba cansado llamaba a Tsunayoshi.
Este siempre acudía a él para ayudarlo a descansar. Los días se volvieron semanas, las semanas meses, los
meses años y su relación aún continuaba.

Inevitablemente su relación se volvió más estrecha, compartiendo su espacio personal Hibari se
acostumbró a tener a Tsunayoshi cerca de él, su calidés era agradable, sus sonrisas mejoraban su humor y
sus grandes y expresivos ojos color almendra se le hacían tan interesantes de apreciar.

Todo eso sumado al paso del tiempo logró que ambos se necesitaran mutuamente, Tsunayoshi se había
enamorado de Hibari, y Hibari se había enamorado de Tsunayoshi. Ambos sentían lo mismo pero no lo
sabían, razón por la que nunca dijeron nada, pero el Azabache ya no soportó más y un día se decidió a
confesarse.

Estaba en una cafetería, llevaba un traje negro con camisa morada. Con 21 años se había convertido en
policía y cuidaba de Namimori como siempre. Esperaba a su Herbívoro mientras tomaba un café negro,
aunque no lo hiciera notar estaba muy nervioso, esperaba que Tsunayoshi le correspondiera, sinó no sabría
como seguir.

La campana del local le hizo levantar la mirada, su Herbívoro había llegado. Se veía hermoso, llevaba un
pantalón de mezclilla negra y una camisa roja con las mangas recogidas hasta los codos. Buscó al
ex-prefecto con la mirada y al encontrarlo le sonrió, esa sonrisa tan luminosa que amaba el Azabache.

Tsunayoshi se sentó frente a Hibari.

-Buenas tardes Hibari-san.

-¿No me llamas por mi nombre?

-Eh, pues... Me da pena.

-...

-Bueno, ¿Quería decirme algo importante?

-Si, necesito que me escuches con atención y no me interrumpas ni grites.

-Eh, esta bien.

Hibari respiró hondo y miró a Tsunayoshi a los ojos, el Cataño se estremeció, siempre que esos ojos negros
lo miraban con tanta atención temblaba, pero no de miedo. Hace años que eso no le pasa.

-Quiero decirte que me gustas Tsunayoshi.

-¿Eh?

-Lo que escuchaste, me gustas.

¿Estaba reciviendo una confesión? ¿De Hibari? ¿No estaba soñando?

No podía creérlo, la persona que le gustaba correspondía sus sentimientos. Solo sonrió completamente feliz
y dejó un par de lagrimas escapar.

-¿Estas bien?

-Si... Lo siento, es que estoy feliz... A mi... A mi tambien me gusta Hibari-san.

-Entónces, ¿Quieres salir conmigo como mi novio?

-Si, si quiero... Te quiero, Hibari-san.

-Kyoya, llamame así de ahora en adelante.

-Kyoya...

Sonrió contento, Kyoya se levantó apoyando la mano en la mesa de cristal y besó a Tsunayoshi, el menor
correspondió con tranquilidad ese beso tan suave y dulce. Luego de unos segundos se separaron y sonrieron
a su manera, Tsunayoshi con alegría y Kyoya con superioridad.

-Mi primer beso.

-El mío tambien.

-¿En serio?

-Si, no besaría a nadie que no fueras tu.

-Kyoya...

-Dime.

-Te amo.

Kyoya acarició la mejilla roja de Tsunayoshi, su piel suave y caliente era agradable al tacto. Sonrió.

-Yo tambien.

Y así empezaron a salir, lo último que supe de ellos es que les va bien. Viven juntos, Kyoya sigue como
policía mientras que Tsunayoshi se divide entre amo de casa y maestro de música con especialización en
piano.

Ambos son muy felices, y a cada momento recuerdan como comenzaron a hacerse cercanos. Todo comenzó
con una migraña, unas caricias, una siesta, un calor agradable, una paz y una tranquilidad reconfortante,
una sonrisa hermosa. Todo lo necesario para que el Ex-Prefecto lograra tener un buen sueño.

FIN.
Notas finales:

¿Les gustó? Dejen un review, no es tan dificil.

Nos vemos.

CIAO CIAO~


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