~Grahim P.O.V~
Tengo consciencia, aun estando dentro de esta arma. ¿Pensaron que morí cuando absorbió mi cuerpo a la espada, mi verdadera forma? Tontos humanos. Soy el señor de los demonios, Grahim, quien estaba a cargo de preparar el camino para mi amo, el Heraldo de la Muerte, quien tenía que completar el ritual para extraer el alma de la Diosa de esa niña y dársela
Como era de esperarse, lo hice. Mi amo absorbió su alma y vino a este mundo en toda su gloriosa forma, convirtiéndose en el rey de todo.
Sin embargo, hay un pequeño inconveniente, él, Sky child que interrumpió cada vez que estaba próximo a cumplir mi objetivo, está aquí, peleando contra mi amo. Debo decir que no le está yendo bien, pero es obvio, no tiene ni la más mínima oportunidad en contra del gran rey de los demonios. Tonto Sky Child, morirá como el resto de los de su especie—. Amo, tal vez quisiera dejarlo con vida —No sé porque dije eso, no tengo derecho a hacerlo pero... Ni yo mismo sé.
No contestó, claro, él piensa que no soy digno de sus palabras. Aun así, soltó un golpe en un ángulo incorrecto, él bien sabe que soy capaz de sentir pequeñas cantidades de dolor.
—Le causará más placer romperlo poco a poco —volví a hablar, recibiendo otro golpe doloroso.
Lo que digo en estos momentos, es diferente a lo que pienso. Siempre pensé que el carmesí era el color perfecto para Link, siempre creí que verle en ese estado sería lo mejor que pudiera haber visto en mi vida pero, ahora que veo la sangre brotar de su cuerpo. Me doy cuenta de que estaba equivocado. Cada golpe y cortada, está arruinando su forma. Aunque estoy consciente de que no es tan perfecto como yo, su figura es digna de admirarse, esos brillantes ojos azules, ese cabello rubio sucio, su delgado pero fuerte cuerpo...no quiero que esas cosas desaparezcan, no puedo dejar que pase.
La espada se elevó, lista para terminar con su vida pero eso, no iba a ocurrir bajo ninguna circunstancia.
~Link P.O.V.~
Link no fue capaz de evadir el último golpe, la espada chocó con tal fuerza que le hizo tropezar y caer de sentón al piso que parecía un espejo, haciendo que la Espada Maestra cayera lejos de su alcance.
—¡Amo! —escuchó el grito de Fay cuando el Heraldo estaba por dar el golpe final, sabía que su escudo no sería suficiente para protegerlo, era el final. Cerró los ojos como anticipación al dolor y humillación que sentiría en unos segundos, les había fallado a todos.
Sin embargo, un sonido parecido al de cristal rompiéndose, seguido de un rayo de luz inundó el ambiente. Link se obligó a abrir los ojos al sentir aquello, encontrándose con una especie de escudo con tintes amarillos y negros frente a él. Quien sujetaba y creaba aquello era su mayor enemigo, Grahim.
—¿Qué? —Se preguntó, confundido, no lograba a procesar aquello.
—Recoge tu espada, estúpido Sky Child.