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Engañados por Kuro Kaori

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Notas del fanfic:

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Volví de mi "desaparecimiento" con un nuevo fic. TOTALMENTE diferente a los demás, o eso creo.

Espero que les guste. 

Esta en mis planes hacerlo corto, pero ya ven que mucho eso no me sale, siempre me voy por las ramas. XD

Bueno, no se que decir. Solo me queda por pedir que me dejen muchos reviews porque como ya saben soy muy perezosa y la unica motivación que tengo para continuar son ustedes.

Muchas gracias por leer

La oscuridad de aquella habitación, solo se veia interrumpida por la luz de las pantallas encendidas de las computadoras. Hacía frio alli, pero no podía darse el lujo de dañar los equipos. Demasiada información guardaba en ellos, el trabajo de su vida.

Felipe estaba muy acostumbrado al ronroneo de sus maquinas, al sonido de las teclas y a los codigos binarios que aparecían en su pantalla. Sino fuese por su madre o por su hermano, podría decirse que esa era su unica compañía. No conocía las calles nada más que de noche, aunque pocas eran las veces que salia, y si lo hacia siempre debía ser con alguien. Los peligros de la ciudad eran tan grandes y desconocidos por él que le daba miedo.

Sentado desde hacia varias horas en la misma posición, decidió que ya era tiempo de levantarse. Sin embargo, cuando trató de hacerlo su cuerpo pareció quejarse.

_ auch _ susurró adolorido al instante en el que trataba de desentumecerse

Se puso de pie y quitandose los anteojos se frotó el naciemiento de sus cansados ojos, para terminar por abandonar sus lentes en el escritorio y dirigirse hacia la ventana que permanecía cerrada con la finalidad de que la contaminación no entrase en su hogar, como su madre le había advertido que lo haría. No quería enfermar. Con su debil cuerpo, sabía que le costaría mucho recuperarse.

La luna estaba llena esa noche y eso le encantaba. Lamentablemente ya era hora de dormir. No podía pasar por alto su rutina o de seguro su madre se enojaría con él. Sin embargo, y a pesar de la posible reprimienda, abrió el vidrio y respiró el aire fresco. 

Se asfixiaba. Era como morir cada día preso de esa rutina y de su enfermedad.

Luego de asegurarse de que la cortina estaba tan bien cerrada, que no permitiría que el más infimo de los rayos del sol entrase, se dirigió hacia la cocina a revisar su heladera. Tenía hambre y su cabeza mantenía la esperanza de que todavia hubiese quedado allí, uno de los chocolates que su hermano le traía a escondidas. Pero, no halló más nada que verduras, tofu y su complejo vitaminico.

Odiaba el sabor de esas cosas, estaba cansado de la “comida de cartón” como le llamaba Martin, a todo lo que su madre preparaba. Sabía que ella se esforzaba por mantenerle bien, pero a veces todo aquello le agobiaba. 

Se habia marchado de la casa de sus padres con la unica finalidad de obtener algo de independencia. Sin embargo, era consciente de que esos deseos eran imposibles de conseguir para alguien como él.

Sintiendose abatido se dirigió a su habitación para tomar una ducha y ponerse su pijama.

 Al fin a dormir, a menos que intentase de resolver aquella ecuasion que... no, mejor no.

Cerrando sus ojos, se entregó a los brazos de Morfeo.

 

**

_ Felipe.... Felipe no corras vas a caerte _ la joven mujer perseguía por los pasillos de la casa de su suegra, al niño que travieso se escapó de entre sus brazos al jardín.

Reia como nunca y buscaba a su hermano pequeño. Le gustaban las tardes de verano, en esos momentos en el que el sol estaba tan alto en el cielo que quemaba su piel. No tenía miedo de los golpes de calor.

_ Martiiiiin ¿donde te has metido?... vamos al rio, Martin _

El más pequeño de los hermanos Altamira, salió de su escondite en los arbustos del jardín y corrió hasta sus brazos.

_ sabes que mamá se enoja, Felipe _

_ no importa, despues se le pasa _ dijo risueño al instante en el que tomaba su pequeña mano para que apurase el paso.

_ ¿no es pecado desobedecer a nuestra madre? _

_ eres muy pequeño para andar pensando en esas cosas _

_ me lo enseñaron en el jardin... los mandamientos _

Felipe frunció el ceño un poco disgustado. Al igual que toda su familia creía en Dios fervientemente, pero sentía que a veces se utilizaba demasiado su imagen para atormentar a los niños.

_ Dios nos ama y nos perdona... él nos dio la vida para que seamos felices _

_ eso es una blasfemia, Felipe _

_ a ver.... dime tu ¿que significa blasfemia? _

_ blasfemia... es... es... bueno, tu sabes que es, mamá dice que eres un genio _

_ mamá, exagera _

_ pero, es cierto... papá me dijo el otro día algo asi como que eres... super... super ¿dotado?... ¿que es eso, Felipe? _

_ es un tipo de superheroe... como spiderman _

Martin rió

_ ¿que?... ¿no te crees que yo pueda ser como spiderman? _

_ me gustaría más que fueras batman... ¿viste que es millonario? _

Felipe le sonrió

_ las cosas que dices, Martin _

 

**

Felipe abrió los ojos sintiendose extrañado por el sueño que acababa de tener. Parecía que fuese algún recuerdo de su infancia. Sin embargo, no podía ser, por el simple hecho de que era de día y él estaba al aire libre.

Sonrió ante la agradable idea. Incluso le parecía haber sentido el sol sobre su piel. Pero eso era imposible, las quemaduras que hubiese sufrido si eso hubiese sido real, serían gravisimas.

Miró la hora en su despertador, las 6.00 En media hora su madre estaría allí junto a Martin,  quién venía a visitarle antes de ir a la escuela.

Le hubiese gustado tener una vida normal, como la de su hermano. Asistir a clases y tener muchos compañeros. Tuvo que conformarse con los profesores particulares y la carrera de ingeniero de sistemas realizada a distancia. Sino fuese por su enorme inteligencia, de seguro a su corta edad, aún no hubiese terminado nada de eso.

 Había recibido su titulo a los 15 años y ahora tenía su propia empresa diseñadora de softwares a pedido. Los que pudiesen pagar sus servicios, obtenian lo que quisieran, sistemas de seguridad, sistemas operativos avanzados, programas, algunos diseños de hardwares o lo que fuere que les hiciera falta. Siempre y cuando, esto no fuese ilegal.

Luego de vestirse se dirigió al comedor a esperar a su madre. Al poco tiempo la puerta se abría e ingresaban por ella una mujer muy hermosa de 45 años de edad, cabellos rubios sin un vestigio de canas y ojos almendrados como los suyos. Cargaba varias bolsas de supermercado y era acompañada de un joven de 17 años, de cabellos cortados de manera moderna, ojos verdes y piel dorada por el sol.

Felipe les sonrió sintiendose admirado ante tal belleza que poco tenía que ver con la suya propia. Él era delgado en demasía, de cabellos castaño claros, los cuales siempre llevaba enmarañados y ojos grandes, un poco más claros que los marrones café del común de la gente que veía en internet. Su contextura era pequeña, a diferencia de la de su hermano que era tan alto, y eso que él era el mayor. Sin embargo, poco y nada le importaba su apariencia. Sus familiares eran las únicas personas con las cuales tenía contacto y no dejarían de visitarle porque se viese feo.

_ Felipito _ le llamó su madre y le besó en ambas mejillas dejandole marcado con su abundante rouge, el cual le limpio de inmediato _ ¿como ha dormido mi bebito hermoso? _

Ella siempre le llamaba asi.

_ siii... ¿como ha dormido el bebe de mamá? _ soltó Martin en tono burlón al instante en el que chocaba su puño con el de él y se sentaba a su lado.

Felipe se sonrojó un poco, a pesar de que aquello era rutina, su timidez siempre le ponía en evidencia, incluso con sus unicos allegados.

_ dormí bien, gracias por preguntar _ dijo y les sonrió

_ ¿ya has desayunado, mi amor ? _

_ sabes que no lo hago sin ustedes, madre _

_ voy a prepararles algo rico, rico _

A penas ella se dirigió a la cocina Martin hizo un gesto de asco, metiendose un dedo en la boca abierta y rió complice junto a su hermano.

_ ¿me lo has traído? _

_ por supuesto que si... bebito _ soltó nuevamente con burla al instante en el que revisaba su mochila y de ella sacaba dos barras enormes de chocolate. Ese era el único vicio que Felipe tenía. Lo unico con lo cual desobedecía a su madre.

De inmediato tomó lo que su hermano le ofrecía y lo colocó dentro del bolsillo de su pantalon.

_ ¿cuando será el día en el que yo venga y te encuentre peinado? _ dijo Martín parandose y colocandose detras de él. _ deberías llamar a un peluquero... ¿quieres que le pida al mio que venga? _ tomó sus largos cabellos y comenzó a desenredarselo con los dedos.

_ auch... me haces doler _ se quejó Felipe al sentir como le tiroñeaba. _ a demás, no le veo sentido a eso de estar presentable, como dices tu _

_ el amor de tu vida puede estar a la vuelta de la esquina, Felipe... _

_ yo no salgo a la esquina _

_ tienes razón, frase desafortunada... igual, ¿que haras si golpea a tu puerta? _

_ los únicos que golpean a mi puerta son tu y mamá... perdón, ni siquiera la golpean. Usan llave _

_ no seas amargado, Felipe... _

_ no soy amargado, ustedes son afortunados _ dijo sintiendose triste de repente _ puedes... ¿podemos salir esta noche?... se que no es la vez del mes que me toca... pero, por favor quiero salir _

_ lo siento Feli... no puedo esta noche, tengo planes ¿por que no le pides a mamá? _

_ ni se te ocurra mencionarselo, sabes como se pone _

_ a lo mejor, esta vez es distinto _

_ no digas tonterias, Martin _

_ aquí tienen mis bebes _ dijo la mujer al instante en el que salía de la cocina con unos batidos de apio, zanahoria, naranja acompañados de unos sandwiches de pan integral y tofu

Martin trató de disimular la su expresión de asco cuando le pusieron en frente su desayuno.

_ ahora oremos _ dijo ella mientras se sentaba y tomaba las manos de sus hijos _ Dios todopoderoso … _

_ Dios todopoderoso... _ repitieron ambos muchachos al instante en el que abrian los ojos para mirarse

_ muchas gracias por los alimentos que vamos a recibir... _

_ muchas gracias por los alimentos que vamos a recibir... _

Martin le hizo una mueca a su hermano y ambos reprimieron una carcajada.

Luego de desayunar, ambos se iban hasta la hora del almuerzo y lo mismo sucedía hasta la hora de la cena, la cual la compartían siempre con su padre.

 

 

_ mañana es fin de semana _ dijo Ricardo con su tono apacible.

Felipe le miró y sonrió. Le gustaba la tranquilidad que su padre le transmitía. Le recordaba a simismo mucho más alla del parecido fisico, aunque a diferencia de él, Ricardo era mucho más apuesto y lucía saludable. Eso era una clara muestra de que la edad a veces no influenciaba.

_ lo sé _ dijo y volvió su vista hacia sus calamares asados. A pesar de que estos eran su comida favorita, no tenía mucha hambre. _ espero que se diviertan... ¿donde iran? _

_ todavía no lo hemos planeado _ dijo su madre alegre

_ traíganme otro recuerdo _

A penas sus familiares se hubieron ido, se dirigío hacia la repisa que contenía cada uno de los regalos que le traían de sus viajes. Fotografías, muñecos, remeras. Todos ellos, caracteristicos de los distintos paises a los que iban. 

Le hacian sentir, que él tambien viajaba.

No tenía ganas de ponerse a trabajar. Así que decidió cambiar sus planes para esa noche. No representaría problema para él, cumplir con todas sus tareas el fin de semana.

Buscando un abrigo en su armario, decidió salir de su departamento. No iría lejos, no se atrevía. Así que lo único que le quedaba por hacer, era subir a la terraza de aquel edificio.

El aire golpeaba suave su rostro, la noche era tan hermosa y estaba tan plagada de estrellas que por un momento se sintió conmovido. Asomandose al borde miró a los transeuntes pasear alegres, ignorando por completo su curiosa inspección.

De pronto escuchó ruidos a su espalda y se dio la vuelta asustado, para observar a una parejita de novios besandose con pasión. De repente, un extraño calor le recorrió el cuerpo. Era la primera vez que presenciaba tal escena y no supo que hacer.

_ lo... lo siento _ dijo al fin en un hilo de voz. El muchacho y la chica le miraron sorprendidos

_ perdón amigo... no sabiamos que habia alguien aquí _ dijo el joven mientras tomaba fuertemente la mano de ella.

Era la primera vez en mucho tiempo que alguien que no fuese su familia le dirigía la palabra. Y no supo que hacer. Contestó monosilabos ininteligibles tratando de detenerles. Pero ellos se fueron.

Otra vez estaba solo.

Regresó a su departamento pensando en que no debería haber salido. Estaba desanimado.

Buscó una pelicula y se dispuso a verla en la sala de estar. Una comedia había sido esta vez su elección. A pesar de que el humor de las peliculas norteamericanas, la mayoría de veces le parecía estupido, decidió que lo mejor que podía hacer era despejar su mente.

Pronto se halló a simismo cabeceando a causa del aburrimiento.

Un golpe fuertisimo le despertó de inmediato haciendo que todo su cuerpo se pusiese en alerta. Miró hacía el lugar del que venía y vió al causante de ello.

Un joven sostenía la puerta principal, como tratando de impedir que alguien entrase a través de ella.

_ lo siento... mi novio, mi novio me busca... quiere matarme _

Varios golpes se escucharon.

Felipe no podía decir palabra. Se quedó mirando al apuesto muchacho de ojos y cabellos oscuros, que forcejeaba para impedir que otro ingresara al lugar. Era alto y se notaba que su cuerpo estaba trabajado, sin exagerar en el tamaño de los musculos.

“Es hermoso” eso pensó Felipe a pesar de hallarse preso de un miedo que nunca antes habia sentido.

Notas finales:

mmmm

no se XD

espero que les haya gustado

nos leemos pronto

saludos n.n/


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