CAPITULO 1: Viaje
POV YUURI
Aún no entendía cómo es que este día llego. Después de todo lo que pasé en estos años, al fin iba a poder conocer el país en el que supuestamente debía gobernar.
Mi madre siempre me contó la historia de mi nombre como si fuera lo más especial del mundo. Bueno, aunque que un extraño muy guapo deje subir a su taxi a una embaraza en plano verano y que justamente le diga que nombre debía tener su hijo, era extraño. Tal vez el raro que pensaba que eso era algo normal, era yo; pero como no pensarlo cuando tenía una familia tan extraña.
Yo era el segundo hijo de una familia compuesta por cuatro personas. Mi madre era Miko Shibuya, alias Jennifer, una mujer muy alegre que tenía un fetichismo por vestir a su hijo menor- o sea yo- de mujer, pero, gracias a un trato que tuve que hacer con ella, ya no lo hace, pero a cambio yo debo tener el cabello largo hasta la cintura, sin embargo, como esto me era incomodo, aprendí a hacerme una trenza espiga para que quede un poco más prolijo. Sonar tan femenino hace que me dé ganas de llorar.
Por otra parte, yo tenía a mi padre quien era el típico padre que no contradecía a su mujer por miedo de tener que dormir con el perro o en sofá, pero mi padre tenía algo de especial ya que él no era un completo humano, si no que era hibrido de mazoku-humano. Así es, toda esta familia, excepto mi madre, tiene descendencia mazoku, los cuales son una raza de otro mundo quienes pueden controlar los cuatro elementos. Es una historia interesante de contar, pero aún tengo que nombrar a mi hermano, Shori, quien es el mayor de los dos, además de ser el prodigio de la familia junto a un hermano sobreprotector que, en este momento, se encontraba en una gran pelea junto a su mentor, Bob, para que este decline su decisión de enviarme a Shin Makoku.
Bob era el Mao de la Tierra y la máxima autoridad entre los que eran como nosotros. Pero además, era el encargado de hacer que yo llegara salvo y salvo a Shin Makoku para gobernar allí. Sin embargo, él además se dedicaba a entrenar a mi hermano para que fuera su sucesor.
Realmente, me confundía tener que ser el rey de un país que ni siquiera conocía, pero decidí aceptarlo ya que, de alguna manera, algo me decía que allí podría encontrar algo con que llenar el vacío que ahora sentía. Ya que desde que nací, no puedo evitar sentir un sentimiento de melancolía al ver el anillo de plata que llevo puesto, sin embargo, no sabía la razón por la cual sentía esto.
_¡Yuu-chan!!- me llamo mi madre desde las escaleras- ¡Si has terminado de empacar, ven a cenar!!- me grito y de inmediato mire la maleta, la cual, para mi sorpresa, estaba empacada por lo que supuse que, en mi distracción, había terminado de hacerla.
Baje rápidamente las escaleras ya que tenía hambre, pero puse una mala cara cuando vi al quinto integrante indeseado de mi familia sentado en la mesa. Murata Ken era mi mejor amigo, pero a la vez era ese tipo de persona que, al hacerlo tu amigo, prácticamente lo hacías tu hermano no deseado.
_Hola Murata- dije sin demasiados animos sentándome en la mesa.
_Hola Shibuya!- respondió de lo más campante sabiendo que seguramente su presencia me había fastidiado- Tu hermano no esta…- me dijo mirando la silla vacia de Shori- Supongo que ha de estar en una guerra campal con Bob para no dejar que su hermanito precioso vaya a Shin Makoku, el cual, según lo delirios de tu hermano, es un lugar lleno de demonios que pueden llegar a matarte…waaa, pobre Shibuya sometido a un destino no deseado- dijo fingiendo soltar pequeñas lágrimas.
_¡No soy el hermano sobreprotegido de nadie!!- dije enojado y él rio sabiendo que había logrado su objetivo- Murata, prepárate, porque ni bien llegue a Shin Makoku, te encierro en un calabozo- dije con un dolor de cabeza, pero él rio de nuevo.
_No puedes encerar en un calabozo al más grande estratega de Shin Makoku y ni a tu mejor amigo- dijo sonriendo y mi ceja comenzó a temblar por la rabia que sentía- Oh Shibuya! Has crecido tanto…- dijo sacando un pañuelo de no sé donde y comenzando a hablar como si fuera una madre que deja a sus crías volar por su cuenta-Después de haber confundido a ese niño con una niña y haberlo protegido de esos malechores de seis años que querían robarle el dinero a ella de tan solo cinco años igual que tú, te has convertido en un hombre- dijo y esas lágrimas falsas se hicieron una cascada de lágrimas- ¡Mi pequeño Shibuya se ha convertido en un hombre!! Waaaaaaaaaaa- dijo llorando fuertemente- ¡Incluso luego de que tuve que cuidarlo en el hospital porque esos niños le habían dado la paliza de su vida!! Waaaaaaaaa…¡Mi hombrecito grande se mantuvo serio incluso después de que los doctores lo princharan con una de esas grandes agujas!! Waaaaaaaaaa- dijo y trato de abrazarme, sin embargo, yo lo tome de los hombros y lo mantuve alejado, mientras él gritaba a todo pulmón- ¡Mami te quiere!!!- decía tratando de abrazarme.
_¿Por qué lo dejaron venir?- dije mirando con desesperación a mis padres quienes respondieron como siempre:
_Es tu amigo, no nuestro…encárgate tú de él- dijeron y me dejaron a la deriva como hacían cada vez que yo pedía ayuda desesperadamente para lidiar con este hombre.
Me preocupaba tener una vida normal como rey de ese país, teniendo un consejero como el que iba a tener. Espero que Murata no me chantajee con algo cuando lleguemos allí o si no terminaré por buscar un acantilado para tirarme de él, aunque tal vez no sea la mejor opción. Podría perseguirme hasta la muerte.