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Voces en mi interior por Etsuko Kagayaku

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Notas del fanfic:

Ya se, desapareci por completo. Y les debo decir algo muy importante, dejare de escribir, no se por cuanto tiempo, tal vez meses, tal vez años, tal vez nunca. Luego de lo que hare no se si volvere siquiera a escribir o ver la luz del sol. Se lo que corre por sus cabezas, inventen todas las hipotesis que quieran, alguna la acertara. La vida me ha cansado y creo firmemente en mis ideales. Por ahora les dejo este ultimo fic. Muchas gracias por el apoyo de todas.

 

La cancion es de porta, con el mismo nombre.

Notas del capitulo:

Espero os guste.

Querido amigo imaginario,
hoy lo han vuelto a hacer
los compañeros de la clase me han pegado
y no lo entiendo, no les hago nada joder
tan solo dicen que soy un blando y un raro.

Nuevamente otro lamentable día en su patética vida. Le costaba abrir sus ojos, le costaba levantar su cuerpo de la cama. Cada minuto era peor que el anterior, ¿Es qué nunca se iba a terminar?
Como pudo se levantó de la cama y con pesar se vistió. Un minuto de silencio y un grito desgarrador abajo, suspiró cansado, sus puños se cerraban con furia. Bajó las escaleras, pudo ver a su padre, dando una paliza a su madre, la cual solo lloraba en el suelo, pidiendo perdón por alguna razón que el desconocía, ese era el escenario de todos los días.
Quería matarlo, quería verlo sufrir. Su pobre madre, toda golpeada, sangrando en el suelo, mirándolo con pena por tener que presenciar semejante acto.

—Chaval, sigue tu camino, no se te ocurra volver tarde.-Amenazó su padre mientras se levantaba y limpiaba sus puños manchados de sangre inocente.

yo amo la música, el manga , el ordenador
y no me gusta demasiado jugar al balón
y que, alguna vez lo intente por no estar solo en el recreo
y me obligaban todo el tiempo a ser portero
y no se que se siente si metes un gol
y que te abrazen tus amigos como un ganador.

Con la cabeza gacha asintió, una pequeña lágrima se asomó por su mejilla pero la limpió rápidamente, las posibilidades de que llorara eran nulas, su padre le había enseñado a no hacerlo, él tenía que ser un hombre, los hombres no lloran, y si así lo hicieran, una paliza resolvería todo.

Lentamente, sin importarle llegar tarde al colegio, caminó olvidándose por un momento del mundo. No había un momento que no quisiera terminar con todo, la única razón por la que seguía vivo era para cuidar a su madre, aveces su padre dejaba de golpearla gracias a que él intervenía, pero claro que no le salía gratis. Llegó al colegio y pudo ver al grupo que lo molestaba en la esquina, parado, mirándolo, esperándolo. Corrió dentro de los pasillos, pero eso no sirvió, el mayor lo vio y comenzó una persecución por todo el colegio. La zona segura era el aula, pero no llegaría.

Un miembro del grupo lo interceptó al girar por el pasillo. Una bofetada dada por una mano con un anillo y su labio superior comenzó a sangrar.

—Pero miren, si es el maricón.-Dijo el menor del grupo, Alois Trancy.

Una patada en el estómago y comenzó a toser sin poder detenerse, el asma no lo ayudaba en nada.

Luego de dejarlo malherido en el suelo, con una risa totalmente estúpida y satisfecha el grupo se retiró. Eran cinco chicos, Alois, Claude, Ash, Grell y Ronald. Los tres primeros eran los peores. Desde que se enteraron de su orientación sexual no dejaron de acosarlo.

Entró al aula, nadie levantó su cabeza del pupitre, a nadie le interesaba su vida, por mas que su camisa estuviera manchada de sangre nadie le prestaba atención. Una vez detrás de su escritorio el profesor comenzó a dictar clase. Trataba de ser el mejor de la clase, pero no era posible. El problema en su casa, en el colegio, en su interior...En su cabeza.

El timbre sonó y antes de salir el profesor pidió hablar con él.

—Phantomhive, sus notas han bajado notablemente.-Le dijo el profesor, retirándose los anteojos.-Al principio de año era un alumno ejemplar, ¿Qué ha sucedido?.

Ciel tan solo lo miró, una mirada totalmente seria, sin sentimiento alguno.

El profesor lo miró con cansancio mientras masajeaba su sien.

—Si tus notas no mejoran antes del fin del trimestre, seguramente deberás repetir curso. Suficiente, puedes retirarte.

Se retiró rápidamente rogando no encontrarse al grupo de matones, pero claro, que él no tenía suerte.

por no querer jugar mas es otro motivo, ¡Paliza!
por dejar a medias un partido
perdi las ganas de integrarme
ahora solo quiero verles lo menos posible
llego tarde a clase, mis profes estan hartos
dicen que he cambiado, ¿que sabran? a mis padres han llamado.

No quería llegar a la casa, apenas podía moverse, se arrastró hasta un callejón, sus pulmones fallaban. Sus ojos se cerraron y lo último que pudo ver fue a un adolescente acercarse hacia él.

Sus ojos se abrieron con cansancio, se encontraba sin la camisa, su torso estaba vendado. Una habitación simple en lo que parecía un departamento. Un niño entró por la puerta, de su misma edad al parecer. Ojos rojos, cabello negro, rostro perfecto. Simplemente encantador.

—Al fin has despertado.

—¿Que me ha pasado?

—Al parecer te han agarrado maña.

Se miraron por unos minutos y el niño se sentó a su lado.

—¿Como te llamas?

—Ciel Phantomhive.

—Yo soy Sebastian Michaelis, un gusto conocerte Ciel.-Le dijo tendiéndole la mano, dudó por un segundo en si devolver el saludo o no, no estaba acostumbrado a que los de su edad fueran amables con él. Prefirió no saludarlo.

Sebastian retiró la mano, mirándolo con curiosidad.

—He visto quienes te golpean, ¿Que haz hecho para que te traten de esa forma?-preguntó mientras se acercaba mas hacia él.

Ciel volteó la cara con verguenza, no pensaba responderle.

—De acuerdo, veo que no quieres hablar, te he dejado algo de comer en la cocina, debo irme a trabajar, eres bienvenido cuando quieras a mi hogar. No tendré problema si quieres quedarte a dormir hoy...No recibo visitas muy seguido.

Ciel antes de que Sebastian saliera se levantó levemente.

—¿Trabajo? eres menor de edad, y no creo que tus padres te dejen trabajar.-Le dijo Ciel con un poco de curiosidad hacia el moreno.

Escuchó una pequeña risa de parte de Sebastian, este giró levemente y le miró con una sonrisa.

—Mis padres viajan mucho y un tío me ha dado trabajo en su negocio, es solo algo para entretenerme. Adios.

Se quedó pensando por unos minutos en lo que había sucedido, con rapidez y dolor se vistió. Salio del cuarto, viendo un living-comedor bastante modesto, pudo ver un plato de comida en la mesa, tenía hambre pero no pensaba comerlo. Agarró su mochila y salió del lugar yendo hacia su casa.

siempre participaba cuando maestros preguntanban
es que, puedo aprobar sin estudiar nada
pero ya no alzo la mano, estoy asustado
le temo a la colleja del de atrás y del de al lado
y hace tiempo no acudo a nadie, no soy un suicida
la ultima vez me esperaron diez a la salida.

Una vez allí, pudo ver que el auto de su padre no estaba, suspiro con alivió, si se encontraba en el trabajo todo era mejor para él y su madre. Entró y pudo ver que todo se encontraba vacío.

Su madre se encontraba en la cocina, con un vaso de agua en la mano y una pastilla para los nervios en la otra, temblando levemente. En cuanto lo vio tragó rápidamente la pastilla y fue hacia él, costándole caminar por una herida que tenía en la pierna. Lo abrazó y fingiendo una sonrisa le dio un beso en la mejilla, que mas lo lastimaba que reconfortaba. La abrazó, cuidando de no hacerlo con fuerza.

—Mamá.-Susurró por lo bajo.-¿Por qué sigues permitiendo que te haga esto? debemos ir con la policía.-Le dijo con tono bajo.

Su madre solo le dio otro beso y se levantó.

—Es tu padre, él nos ha dado todo lo que tenemos el día de hoy y yo lo amo, admito que aveces me equivoco mucho y...

—¡No te mientas más! ¡él solo te golpea por capricho!, ¡reacciona de una vez por todas mamá por favor! un día...-Se quedó callado.-Un día de estos todo terminará en una tragedia, escúchame te lo suplico.

—¿Quieres que pida algo para cenar?-le preguntó su madre ignorándolo completamente.

Resignado se fue hacia su habitación, teniendo en cuenta que su madre nunca lo escucharía. Se sentó en la cama, puso sus rodillas contra su pecho mientras las abrazaba contra si fuertemente, levemente se movía de adelante hacia atrás.

Hazlo...

Sabes que quieres hacerlo...

Vamos, mátalos a todos, se valiente por una vez en tu vida...

Comenzó a golpear su cabeza con sus manos mientras trataba de retener las lágrimas. No quería oír esas voces que habitaban en su cabeza, él quería salir adelante a pesar de todo. La presión era demasiada.

papá me llama un problematico,
la impotencia y el dolor me anularan
o ¿harán un coctel trágico?

Nuevamente en el colegio, un alumno nuevo, alguien conocido. Una mirada cómplice y otra totalmente desentendida. Se sorprendió al ver que nadie le había prestado atención al nuevo.

¿Que hacía el moreno del día anterior a su lado?

El timbre sonó y el moreno se acercó hacia él.

—¿Que haces tu aquí?

—No hagas preguntas, estoy aquí para ayudarte.

—¿Ayudarme? a mi nadie puede ayudarme.-Le respondió con una risa burlona.

Sebastian se acercó hacia él y susurró en su oído.

—Terminemos con todo, nadie aquí te entiende pero yo si, déjame aconsejarte y juro que todo terminará,

Ciel lo miró con impresión, pero decidió no decir nada.

No puedo aguantar esta presion, ¡No hace falta que lo aguantes!
tengo ganas de acabar con todo, ¡Pues acaba cuanto antes!
Oigo voces que hay en mi interior y gritan, ¡Hazlo, Vamos!

Los días pasaban, su risa había vuelto. Sebastian lo había vuelto a la vida, si, se había enamorado y no le importaba. Al parecer Sebastian sentía lo mismo. En el cine le había robado un beso y él no podía estar mas feliz.

Claro que todo empeoró, lamentablemente seguían golpeándolo, sus notas habían bajado aún mas, ya no había oportunidad de pasar de año. Las cosas en su casa también empeoraban, Sebastian quería conocer su hogar pero no podía arriesgarse a llevarlo a un lugar donde seguramente encontrarían a su madre sangrando en el suelo.

Cuando menos se lo esperó un ataque de pánico lo atacó cuando se encontraba con Sebastian, la angustia en su corazón había llegado al máximo. Se sorprendió al ver como el que ahora era su novio lo apoyaba totalmente. Solo lo abrazaba tratando de calmarlo.

Su vida había comenzado de nuevo, por eso prefería alejar los malos pensamientos de su cabeza.

Lo siento tus padres no entenderan tu sufrimiento
sentado desde tu pupitre el tiempo pasara mas lento
yo si te entiendo y quizas pueda ayudarte
juro acabar con todo si me dejas aconsejarte
sientes ganas de tomarte la justicia por tus manos
todo empieza en los pasillos,
pasarás con la cabeza agachada y con las manos en los bolsillos
sabes que los demas niños te marginarán, quieren verte llorar
te encerraran en el sótano o el desván, a la hora del patio
todo por no ser como todos, lo que te hace ser unico aqui
también te hace estar solo y si
los profesores solo empeoran la cosa,

Todo terminó.

Llegó a su casa, una paliza totalmente brutal había terminado con su madre, su padre con una botella de alcohol en el suelo, llorando al ver la cabeza de su esposa totalmente destrozada. Corrió al baño devolviendo el desayuno, las lágrimas caían por su rostro, no sabiendo que hacer. Sin poder resistirse se desmayó.

Despertó al rato, luego de oír un fuerte ruido, con las pocas fuerzas que tenía se asomó a la cocina y vio a Sebastian, parado frente a su padre, tenía un arma en la mano. Un disparo en medio de la frente y terminó con su vida.

No sabía que era lo que sucedía, todo era demasiado confuso. ¿Sus padres estaban muertos?, ¿Que hacía Sebastian en su hogar?

que un chivatazo es otro puñetazo en el dorsal
todo lo que hagas solo será otro motivo
para poder agredir una vez mas al objetivo
es decir, Tu, porque con eso se sacian
ellos se rien pero a ti no te hace gracia
no es que seas inferior, pero es que el miedo te ciega
y el miedo del maton es sentirse inferior
y es por eso que te pegan
¿quieres rajarte las venas? huir solo retrasa los problemas
mirate,joder empiezas a dar pena
cada día tienes nuevos moratones
de esos peqeños matones,
tu, tienes que echarle un par de cojones

Sebastian lo tomó entre sus brazos y lo besó.

—Mañana todo terminará Ciel.

—Sebastian, estoy muy confundido ¿Que está sucediendo?

—Hace tiempo te he espiado, se cuanto sufres, vamos que se que quieres terminar con todo, te prometo que mañana todo terminará.

—¿A que te refieres? joder no entiendo nada.-Le dijo totalmente confundido mientras se agarraba la cabeza.

—Los mataremos, Ciel. Mírame.-Le pidió mientras agarraba su rostro.-Mataremos a todos los que te molestan en el colegio, luego huiremos.

—¿Estás loco?, ¿Crees que es así de fácil? vamos que ni dinero tenemos para escapar.

—Tengo ahorros suficientes para sobrevivir incluso años sin trabajar. Sabes que quieres hacerlo. Ciel...Hagámoslo.

No puedo aguantar esta presion, ¡No hace falta que lo aguantes!
tengo ganas de acabar con todo, ¡Pues acaba cuanto antes!
Oigo voces que hay en mi interior y gritan, ¡Hazlo, Vamos!

¡Sigue tus ideales y no seas un Cobarde!
no te rindas, ¡que tu esfuerzo no haya sido en Vano!
esta vez yo se que la suerte no te acompaña
como ves hay veces que la fuerza puede con la maña
no sirve esconderse, lucha, tienes que ser fuerte, Escucha
la voz que te habla tras esta capucha
todo grupo tiene un lider asignado
hacerse respetar es complicado y a ti te ha tocado
la solución es afrontar la situación
no digo que vaya a ser fácil, menos con tanta presión
¿que harían los demás si estuvieran en tu lugar?
no aguantarian ni de coña lo que tienes que aguantar
han perturbado tu inocencia
¿sabes lo que puede llegar a ocurrir cuando se agota la paciencia?

Asintió sin pensarlo mas. Era hora de acabar con todo, la suerte estaría de su lado esta vez, luego de una vida totalmente miserable, era hora de triunfar, debía hacerse respetar. Todos pagarían lo que le habían hecho, todos verían de lo que él era capaz. ¿Cobarde? ¿Maricón? ¿Imbézil? el veneno recorría su interior y ya nada importaba. Ahora solo acabaría con todo y mandaría todo al diablo, cosa que debería haber hecho hace tiempo.

Mil veces se repitió que eran buenas personas, que solo eran adolescentes que no pensaban bien las cosas. Que equivocado estaba, sabían el daño que provocaban y sin embargo seguían.

debes hacer algo ya, se que estás cansado
a decir verdad creo que has aguantado demasiado, Tu
véngate, apéntate, anota cada nombre
devuélveles, ven demuéstrame que eres un hombre
se que corre por tus venas, el rencor te ha envenenado
¿no era esto lo que querían? quien se lo hubiera pensado

Puedo aguantar esta presion, ¡No hace falta que lo aguantes!
tengo ganas de acabar con todo, ¡Pues acaba cuanto antes!
Oigo voces que hay en mi interior y gritan, ¡Hazlo, vamos!

Se vistieron con el uniforme del colegio, sin poder evitar reír desenfrenadamente, salieron tranquilos y de la mano de la casa, con sus mochilas en el hombro. Llegaron tarde al colegio, no se metieron al aula. Mientras Ciel tiraba gasolina por todo el colegio, Sebastian se encontraba distrayendo a los directivos.

Hoy, me dije mil veces a mi mismo,
no lo hagas, son buenos chicos
pero me empujaron al abismo.
llegue a ese punto sin retorno
ese en el que todo te da igual
y sientes ira hacia tu entorno
ese día llegue pronto al cole
y en la cola para entrar
estaban esos malnacidos sin piedad
recuerdo sus bocas articulando una palabra: Nenasa
y el impacto en mi cuerpo de sus manasas,
como de costumbre alli nadie hacia nada
unos se reian y otros apartaban las miradas
trague saliva desde el suelo resignado
pues sabria que ese mismo dia todo habria terminado
Pegadme Macho, ¡no voy a llorar!

Entró al salón de castigo, donde al parecer se encontraba el grupo que vivía maltratándolo.

—Miren chicos, al parecer el maricón vino a visitarnos.-Gritó con sorna Alois.

Todos rieron, pero se arrepintieron al ver la sonrisa de Ciel.

—Gracias por todo, les di muchas oportunidades para que pararan, pero no me hicieron caso. Algún día nos veremos de nuevo.

Sacó un arma y apuntó directo a la cabeza de Alois. Un disparo y alertó a todo el colegio. Rápidamente disparó a los demas, viendo sus cesos esparcidos por la pared.

Ya no me quedan lagrimas, solo risa enfermiza
vais a morir y lo ultimo que vais a oid
es a la profe escribiendo en el encerado con la tiza
en mi mochila, una garrafa de gasolina
y en mis arterias mucho dolor y adrenalina
entre magullado a los lavabos,
y espere a que todos se hallasen en clase
y el pasillo despejado
mientras el concerje tomaba café
las llaves de las aulas de su despacho robé
subi a la mia que estaba en un cuarto piso
y cerre una puerta desde fuera con sigilo si
abri la otra derrepente y volque el combustible
¡SORPRESA! no les dio tiempo a reaccionar
heche un fosforo, les encerre y me puse a caminar

Salió al pasillo y tiró un fósforo al suelo, escuchando los gritos histéricos de todos al estar encerrados en el aula, en pocos minutos el fuego los alcanzaría o simplemente morirían asfixiados por el humo.

Buscó a Sebastian por todo el colegio, apurado al notar que sus pulmones no aguantarían mucho mas dentro de la edificación. Luego de buscar hasta en el lugar mas recóndito. Se retiró rápidamente, tapándose la boca con su puño.

Pudo oír las sirenas de la policía afuera, también a los bomberos. Al parecer la habían montado en grande. Trató de salir sin que nadie lo viera, pero al parecer alguien había alertado acerca de él, en cuanto lo vieron lo esposaron. Pudo ver a través de la ventanilla del auto a Sebastian, quien le sonreía de forma extraña.

Luego de meses de papeleo acerca de su caso, determinaron que era inimputable. Lo llevaron al peor manicomio de alta seguridad de todo Londres. Entre risas enfermizas lo metieron a una habitación con un chaleco de fuerzas.

Sentado contra la pared, moviéndose nuevamente de adelante hacia atrás, entre risas, gritos, histeria. Movió su cabeza hacia un lado y vio a Sebastian.

—Cuanto tiempo sin vernos.

Sonrió y comenzó a reír nuevamente con locura.

¿Quien diría que Sebastian había sido tan solo una ilusión de su mente?

puedo recordar los gritos, sinfonia irresistible
los bomberos salvaron algunas vidas
pero muchos no me volverán a molestar
la profesora histérica huyendo de las llamas
saltó por la ventana y ya no ha vuelto a andar
a pasado el tiempo, no he vuelto al colegio
tampoco a casa, pero este lugar tiene ventajas
aqui no me maltratan aunque es todo muy frio
y me dan pastillas que me hacen estar tranquilo
a veces paso imaginando la manera de matar a una enfermera
y me tengo que controlar, se que con el tiempo me tendrán que soltar
me arrepiento... ¡lo juro! ¿a quien quiero engañar?

 

 

 

Notas finales:

Adios...


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