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Notas del fanfic:

Detective Conan no me pertenece, si no a su respectivo autor, Gosho Aoyama, junto a los personajes de Magic Kaito.


Esta historia en sí es parte del drama, comedia y por supuesto ¡Romance entre el detective y el ladrón! Ran comienza a investigarlos después de lo que vio, encontrándose con muchas sorpresas. Se me ocurrió como Ran podría sorprenderse de saber que Kid y Conan, uh, ¿Tenían algo? Así que comencé este fic, espero os agrade^^

Notas del capitulo:

sajhasja*-* Una especie de introducción a la historia, ¡Les dejo el capítulo uno!

Disfrute su lectura:'D

Capítulo uno; {Sorpresas}

 

Quizá como siempre, ya estaban acostumbrados a esto. Los inspectores pintados de distintas tonalidades de rosa con una especie de pintura que acababa por aturdirlos y hacerlos dormir. Ran veía con gracia como todo esto sucedía, mientras que Sonoko y ella podían ver por las cámaras del interior de la camioneta fuera del lugar donde se realizaba el atraco. El tío de Sonoko les había dado permiso, aunque también a Conan y como ya era costumbre este no estaba por ahí. Ran se hubiese molestado en buscarle de no ser porque lo podía ver a través de las cámaras, siempre más suspicaz que los oficiales, había cubierto su cuerpo protegiéndose de la pintura y su sustancia con efecto de cloroformo. Corría entre los lugares, habilidoso, persiguiendo la sombra de blanco que aún se veía huir. 

Nakamori corrió fuera, gritando a los equipos de fuera que lo acompañasen a perseguir al ladrón. Incluso el vigilante que había ahí se fue, dejando solo a Sonoko y a Ran, aunque la primera corrió dentro del museo con su tío para tratar de encontrar a Kid. Sin remedio, Ran se quedó ahí, acomodándose en la silla de vigilante para poder ver mejor las cámaras, aburrida.

Conan, por su parte, se hallaba corriendo entre los pasillos oscuros del segundo piso intentando llegar al lugar indicado. No podía salir antes debido a los oficiales, ya que Kaito los había derribado, recién se atrevía a moverse. No tenía idea de que había cámaras, de hecho, le era totalmente desconocido las cámaras ocultas que se hallaban a los costados de las paredes donde el corría. 

— ¡Joder, se me hizo tarde!—reclamó el pequeño, mientras trataba de ubicar la habitación. 

Vislumbró la capa blanca flotando cuidadosamente frente a una de las puertas casi al final del pasillo. Corrió hasta allí con una sonrisa, mientras Kaito le sonreía amable. 

Tantei-kun, se te ha hecho tarde.—reclamó, con su típico tono infantil.

Agotado, su respiración agitada le mostraba aquello al ladrón. Pensaba que de solo estar con su cuerpo de adolescente le haría cansarse de verdad en la cama, pero la oportunidad aún no se le había presentado. Se arrodilló frente al pequeño, tomando sus delgados y finos hombros. La piel de un niño era mucho más delicada que la de un chico ya crecido. A decir verdad, esto para Conan era innecesario, siempre iba con Kaito, al menos siempre que podía, después del colegio o días libres se juntaba con él en algún lugar para pasar ambos juntos, pero el ladrón no se complacía, le gustaba lo arriesgado, y en esta ocasión era verse durante un atraco. 

— Tonto,—contestó el encogido detective, sonriendo al rostro de Kaito que permanecía cerca del suyo.

— Si, lo sé. —el ladrón respondió, pasando sus manos esta vez por la estrecha cintura de Conan, quién adoptó un leve rubor en sus mejillas.

Acercó sus labios a los del pequeño, para después dar con ellos, juntándose. El calor le subía a Kaito, pero debía reprimirse siendo el cuerpo de un niño. Conan incluso se sentía ofendido de no ser como otros contactos, encendido, pero entendía que era imposible con aquel cuerpo tan limitado. Aún así, sus labios se mantuvieron unidos, compartiendo la dulzura y la suavidad de los del otro, tan romántico.

Aunque fuese extraño, su relación había comenzado hace algunos meses, cuando finalmente el detective se dio cuenta de que Ran ya no era suya, si no que de Eisuke Hondou, y de verdad lo entendía, aunque para su sorpresa no había dolido tanto como él esperaba. En algunos de los tantos atracos de Kid había sucedido algo así, convirtiéndose en cada vez más. Kaito se había presentado a él más tarde con su identidad real, comenzando a conocerse, y acabaron en una relación amorosa. 

En momentos así, Conan deseaba tener su cuerpo normal para meterse a esa habitación y hacer el tipo de cosas que los niños inocentes jamás deben mencionar, pero debía aguantar mientras Haibara no encontrará el antídoto. Suspiraba, casi jadeando al oído del ladrón, tomando aire para volver a su contacto. No pasaban de roces y caricias, siempre tan dulces de parte de su meloso ladrón.

Y ahí, en una esquina superior, la cámara, por donde Ran estaba viendo absolutamente todo, con la fortuna de que ese lugar tan cerca del final de pasillo estaba iluminado por las ventanas del mismo lugar, dándole la suficiente visibilidad para ver y distinguir perfectamente ambas figuras.

¿PORQUÉ KID ESTABA BESANDO A CONAN, ESE PEQUEÑITO, Y ESTE ENCIMA LE CORRESPONDÍA? Dios, la mente de Ran ni siquiera podía asimilar lo que veía por el monitor, extrañada, porque las pequeñas manos de Conan se aferraban al cuello del ladrón, siguiendo en lo suyo, besándose. Bueno, anda, primero que no era nada normal siendo dos hombres, era lo último que le importaba, si su pequeño era homosexual o no le daba igual, era su pequeño, pero... ¿Con el ladrón? ¿Porqué exactamente Kid? Además de que a Kid le veía adulto, Conan recién iba a los ocho años. Esto no lo podía comprender, pero se asustó al escuchar la voz de los oficiales hacía el lugar. Vale, lo que ella había visto lo averiguaría sola, si alguno de ellos veía a Conan besando al ladrón seguramente lo tendrían en una sala de interrogatorios y era lo menos que quería para su pequeño.

Con rapidez sus dedos marcaron el número de Conan, para apretar la tecla de llamado y esperar ansiosa a que contestara. Por la cámara apreció como aunque disgustados, ambos se separaban y Conan cogía el móvil, contestando. La voz inocente del pequeño la recibió del otro lado de la línea.

¿Qué pasa, Ran-neechan?—cuestionó el detective, extrañado.

— ¡Conan! Eh, lo siento, no sé dónde estas, vuelve rápido, te están buscando, por favor.—rogó ansiosa, esperando que por favor no saliera con la típica de que volvía y tardaba mucho más de lo que debía.

Conan se extrañó, reaccionando de inmediato al tono de voz nervioso que había utilizado Ran.

¡Voy!—le respondió, para colgar el móvil y dirigirse al ladrón. 

Ran vio como intercambiaron cortas palabras, un pequeño contacto más de sus labios y después Conan comenzó a correr en dirección contraria, ya que el ladrón desapareció de la vista de todas las cámaras. Nakamori entró en la cabina, cansado de correr.

— ¿Has visto algo?—le cuestionó con una sonrisa a Ran, quién negó.

— No. Kid apareció en la cámara de la azotea solo una vez, no se le vio en ninguna más.

Nakamori le sonrió, quitando las cintas para arrojarlas. Se sentía cansado y fracasado, pero ya llegaría el idea de atrapar a ese ladrón. Nada. Conan entró minutos después al lugar, fijándose en las cámaras. Ran lo miró a él, cruzando sus miradas, volviendo su vista a una cámara en especial. La que grababa el sector donde había estado con Kid. Adoptó un color rojo, lanzando miradas escépticas a la chica. Posiblemente, con aquella voz nerviosa que le llamó fue por que lo había visto a él y al ladrón ¿No? Podía ser una opción. Nakamori terminó de recoger las cintas para finalmente desecharlas, sabiéndose el resultado. 

— Conan, volvamos casa.—pronunció seria, mucho más fría de lo normal.

"¿Lo habrá visto?" Aquella duda cruzó su cabeza, haciendo revolverse de la duda. Asintió, consternado, sin obtener en ningún momento la mirada de Ran. Joder, lo más probable fuese que sí, y eso terminaría por dar peligro, si Ran había visto eso seguramente su duda sería que cojones era eso.

-.-.-.-.-.-

— ¡Oh, mi móvil!—Conan se colocó de pie, aunque su plato de todas formas lo había terminado. Pidió con gestos disculpas para retirarse fuera y hablar con tranquilidad por el móvil.

Kaito le saludó ruidioso desde el otro lado.

— ¡Kaito!—río al escuchar, con esa risa enternecedora.

¡Tantei! ¿Cuándo nos podremos ver?—cuestionó con voz ansiosa, causando otra risa en Shinichi, quién acabo encogiéndose de hombros.

— Mañana tengo que ir con los chicos a las cinco a la casa del profesor Agasa, si quieres nos juntamos después de las una.—contestó Conan, escuchando la voz animada de Kaito.

¡Te llamo mañana para que salgas! ¡Nos vemos, mi pequeño tantei!—la voz de Kaito, tan alegre y risueña como siempre lograba en todas ocasiones levantarle sonrisas.

— Está bien, además tengo que contarte algo.—comentó, antes de que cortasen la llamada, un poco preocupado por su duda sobre si Ran había visto o no.

No me preocupes con esa voz, cariño. Me dices que ha pasado mañana, ¿de acuerdo? ¡Cuídate, Shinichi!—suspiró, acostumbrado a ese carácter tan especial del ladrón. 

Se despidió igualmente, mientras se levantaba del escalón para volver dentro. Ran se alejó rápidamente de la puerta al escucharle volver. "¿Con qué Kaito, eh?" Ran se cuestionó. Ya sabía lo que haría, iba a averiguar por sus propios medios que es lo que tanto escondía Conan y porqué. Mentiras las justas, su pequeño no iba a hacer los mismos juegos que Shinichi, no señor, no sin que Ran supiese todo. Comenzando por el misterioso Kaito del que jamás había oído a Conan hablar, ni a él ni a los otros chicos, para después averiguar sobre el mismo Kid.

Conan se preocupó al ver a Ran mirándolo tan fijamente, como dudando de él.

Joder, seguramente ella ya sabía. 

 

Notas finales:

aajhasja*---* ¿Qué les pareció? Gracias por leer:3 Se agradecen sus opiniones^^


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