El viento frío recorre cada punto de mi cuerpo, y me hace tiritar de frío, pero eso carece de importancia cuando mi mirada se desvía hacia el enorme pedazo de piedra frente a mí.
Unas gotas de lluvia empiezan a caer, pero eso tampoco importa, sólo las letras inscritas en ese trozo de roca.
“Son sólo letras” mi mente dice, pero el significado es lo cuenta.
Entonces me invade la ira y empiezo a golpear el símbolo que tanto me hace sufrir con mis propios puños, hasta que el dolor es más fuerte y mi enojo desaparece.
Mis nudillos están sangrando, pero eso es insignificante comparado con el dolor de mi corazón. Me dejo caer frente a la piedra y la inscripción.
“¿Por qué?” es la única pregunta que me queda.
“¿Por qué tú?” es la única respuesta que busco cuando me despierto por las mañanas.
-¡Maldita sea! ¿POR QUÉ?- es lo que necesito saber. Dicen que siempre hay una razón para todo en la vida…entonces necesito saber cuál es la razón para esto.
Me aferro de la lápida como si en ella pudiera aferrarme a ti, pero no hay comparación, ese pedrusco está gélido, no como tus brazos donde tantas veces me sostuviste.
No te imaginas lo difícil que es para mí contener las lágrimas que amenazan con salir. No quiero aceptarlo, no quiero darme cuenta de lo vulnerable que soy.
Pero los cielos se encargan de ocultar mis verdaderos sentimientos, ellos lloran por mí y por eso les estoy agradecido.
Un recuerdo de ti viene a mi memoria y me derrota; las lágrimas salen sin permiso, pero gracias a la lluvia puedo darme ese pequeño lujo.
Con mis dedos trazo el camino de las letras grabadas en esa piedra y por un momento pierden sentido. Por un momento creo que escucharé tu voz preguntándome qué estoy haciendo, y diciéndome que es hora de regresar, de lo contrario podría enfermarme.
Siempre me cuidaste, muy a tu manera, pero lo hiciste… ¿y donde estaba yo cuando me necesitaste? Mi puño choca nuevamente contra la losa. Es mi culpa, debe de serlo, yo no estuve ahí para tí.
Creo que ya no tengo más lágrimas que llorar, pero aún así no puedo encontrar la forma de librarme de este peso que oprime mi pecho y me inunda de tristeza.
Si yo no hubiera sido tan estúpido, tan terco,¿crees que estarías el día de hoy conmigo?, si yo no te hubiera dejado ir, ¿crees que las cosas serían diferentes?
Ya estoy cansado de pensar, estoy cansado de vivir, estoy cansado de sufrir. Así que me tiendo en el pasto mojado y cierro los ojos.
Un sentimiento cálido me envuelve, quizás es por que siento que estoy más cerca de ti, a pesar de que realmente estemos separados por un universo completo.
-Te extraño- digo en un susurro.
-Te a…- no puedo decirlo, ni siquiera ahora que no vas a escucharlo, y me odio por eso.
¿Si te lo hubiera dicho antes, hubiera importado?
Yo sé lo que tú sentías por mí, me lo dijiste una noche. Y sé que tú sabías que tus sentimientos eran correspondidos, aún si yo nunca te dije nada. Pero siempre hubo acciones que lo comprobaran, por eso sé que lo sabías. Pero no puedo evitar pensar, si todo hubiera sido diferente si yo lo hubiera dicho.
Escucho pisadas en el pasto, a mi lado. Volteo la cabeza esperando verte.
“¡Pero qué idiota!”
Por supuesto que no eres tú. Tú ya no existes más que en mi memoria y en mi corazón.
-Coronel, por favor, regrese a la estación. Estamos muy preocupados por usted- siempre ha sido una muchacha muy linda y atenta conmigo, pero no tengo ganas de obedecerla…ella no sabe del dolor que me invade.
-Coronel, tiene que regresar, ¡de lo contrario va a enfermarse!- ella se acerca junto con su sombrilla hacia donde yo estoy, y me cubre el rostro de la lluvia.
-No hay enfermedad que pueda matarme, no se apure- le contesto de muy mal modo. Pero en cierta forma es la verdad, ya estoy muerto.
Ella cierra sus enormes ojos, y los abre, revelando un enorme disgusto.
-A él no le hubiese gustado que usted se dejara llevar por la tristeza, señor-
Ya no puedo más, estoy furioso, siento como mis puños se contraen y de un golpe, estoy de pie nuevamente, frente a ella.
-¡¿Cómo se te ocurre?! ¡¡¿Cómo puedes siquiera pensar que sabes lo que a él le hubiese gustado o no?!! ¡Tú no lo conocías como yo!- le grito. Ella no tiene ni idea acerca de él.
-Tiene razón coronel, pero sé lo que es a…amar a alguien, tan profundo que duele hasta respirar cuando el ser querido se encuentra deprimido. Lo que es querer hacerlo sentir mejor, hacerlo feliz para que deje de sufrir…lo que quiero decirle es que el coronel Hughes no quisiera que usted estuviera así, por que lo tenía en muy buena estima, y estoy segura de que le dolería mucho verlo tan triste- sus ojos ya no demuestran furia, sino algo diferente. La forma en la que me mira, la manera en la que me habla…esas palabras, ¿será posible? ¿es posible que ella sienta amor… por mí? No, no puede ser. Yo sólo lo am…¡maldita sea! Caigo de rodillas, llorando. Qué patético espectáculo.
Ella se inca junto a mí, y me abraza. Eso me ha sorprendido bastante, no quiero compasión, no quiero ánimos, quiero que me dejen solo.
-No necesito esto, teniente- le informo esperando a que me suelte, lo que hace al momento.
-Sólo quiero que sepa que esta bien sentirse triste, pero no puede dejar de querer vivir por ello…hay cosas afuera que valen la pena, y que no se repetirán jamás, por ello no hay que perderles detalle-
Esa frase. Tú me la dijiste hace tiempo, cuando te pregunté por qué tanta maldita fotografía. Tú me dijiste lo mismo… ‘hay cosas afuera, cosas que te rodean, que simplemente valen la pena ver y que si no aprovechas se te escapan…’
Me levanto por inercia, y ella se levanta junto conmigo.
-Vamos, espero que haya café preparado- es lo único que le digo y me pongo a caminar con ella a mi lado, resguardándome de la lluvia.
Puedo ver cómo una sonrisa aparece en su rostro, y me alegra por un breve instante. ¿la amo acaso? No, jamás podría, sólo he sentido eso por ti.
Llegamos a la estación y me preparo un café algo cargado, mientras me dirijo a cambiarme de ropa. Hawkeye es linda, no lo niego, pero ella jamás será tú.
Mientras busco una camisa limpia, encuentro una foto donde estamos tú y yo, abrazados como buenos amigos. Aún recuerdo ese momento; fue tu primera cámara y querías probarla…fue tu primera fotografía.
Te ves tan feliz y tienes tu clásica sonrisa en la cara, algo que siempre admiré de ti. Quizás si te lo digo, pueda continuar con mi vida…tú ya no regresarás, y eso me mata, pero no puedo cambiarlo. ¡Qué ironía! Un alquimista que no puede cambiar las cosas…
Sí, hay una forma de traerte de vuelta, pero no lo haré. Jamás atentaré con aquello que los hermanos Elric decidieron hacer. No es cobardía o inseguridad, simplemente es una razón que va mas allá de mi propia lógica.
Me siento en mi cama, sosteniendo la foto con una mano y el café con la otra. Puedo mirar mi reflejo en el vidrio del marco. No quiero volver a verme así, deprimido, impotente, sufriendo…
-Te amo- finalmente logro decirlo por primera vez.
-Te amo- ya es más fácil. Doy un sorbo a mi café y vuelvo a contemplar la imagen. Si, es verdad, siempre te amé y nunca amaré a nadie más.
Una lágrima cae nuevamente. No estás aquí, lo sé. Si fue o no mi culpa, no importa, jamás podré perdonármelo. Si te dije cuanto te amaba mientras vivías o si no te lo dije ya tampoco tiene sentido. Ahora sólo quiero terminar de cambiarme y dormir.
Dejo la foto donde la he encontrado y termino el café de mi vaso. Me cambio de ropa y me recuesto en la cama. Todavía no puedo cerrar este capítulo de mi vida, por que sé que en cuanto lo haga, tú quedarás en el pasado y eso aún no puedo soportarlo, pero eventualmente, tendré que escribir un final y empezar de nuevo.
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