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Junto a Ti por ZuminoeRiriko

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del fanfic:

Los dos animes que aparecen aqui, pertenecen a sus respectivos autores:

Full Metal Alchemist= Hiromu Arakawa-Sensei

y

Katekyo Hitman Reborn= Akira Amano.

Notas del capitulo:

Holaaa!!!

Lo prometido es trato n.n

No sé si alguno de los que leyo mi otro fic esten leyendo este, 

Pero de igual modo, quiero que todos sepan, que aqui esta lo prometido jeje n.n

Un final completamente cerrado

Espero lo disfruten =3

Esto es horrible…

No… más que eso… no hay palabras que lo describan…

Aun no sé cómo llegue hasta este punto…

Solo recuerdo que deseaba ver la sonrisa de mamá…

Que mi lindo hermanito sonriera en sus brazos, y no que llorara en la lápida de su tumba… pero no todo es posible… no todo siempre sale bien… no siempre se es feliz…

Lo sé…

Lo sé porque lo siento… lo sé porque lo escucho… lo sé porque lo veo… yo los veo…

Todos esos cuerpos inerte que en el suelo están… todos esos niños que lloran por haber perdido a su madre al igual que yo y Al…

¿A cuántos padres ya mate?

No lo sé… no… mejor dicho… no lo quiero saber… más sin embargo… lo sé… han sido 42…. Un número par… porque a varios niños he dejado sin ambos padres, dejándolos completamente solos.

Arrastro mi vista por todo el campo de batalla.

Soldados mueren, civiles mueren, niños mueren… todos mueren… porque esto es una guerra. Una guerra creada por el gobierno, con el único fin de ganar más territorio y elementos valiosos.

El ser humano es un ser despreciable…

No.

Yo soy un ser despreciable… sé lo que ocurre… veo lo que pasa… escucho gritos que me desgarran el alma… y… a pesar de eso…

No hago nada.

Un soldado más ha caído, y mi razón de vivir también.

Hay un pensamiento que se hacer presente en mi mente… ¿A dónde iré?

¿Existe un futuro para mí?, no lo sé… desde hace una semana que empecé a matar personas.

Sin embargo… ¿por qué no me arrepiento?, ¿Hay dolor?, por supuesto que lo hay, ¿hay tristeza?, eso es obvio… no todos pueden presumir haber matado los padres de un niño frente a sus ojos.

Pero… ¿Hay arrepentimiento?, no… no lo hay… porque todo esto, tiene una razón.

Lo hago por Al, lo hago por mi hermano, porque lo amo…

Una excusa… eso es… lo que he dicho es una excusa… todo esto lo hago por culpa… por todo lo que he hecho pasar a mi hermanito…

Pasee mi vista por todo el lugar de nuevo… y el Coronel se acerca a mi… noto su mirada molesta… sé porque viene… y no tengo planeado contradecirlo.

-Acero- me dice con voz firme, al estar frente a mí, pero no le respondo- se te ha ordenado erradicar con el flanco derecho, ¿qué esperas?, no quiero escuchar no a un grillo ahí.

Me dijo y se fue… me doy la vuelta y miro el lugar que me toca “limpiar”… y ahí… hay niños… llorando y lamentando la muerte de sus padres.

“Hay momentos cuando un soldado debe tomar una vida, incluso cuando no entiende porque... las ordenes pueden no tener sentido, así es cuando eres soldado”

Era algo que me había dicho la Teniente antes de separarnos por escuadrones… y no sé qué pensar de eso… llevo apenas cuatro semanas en el servicio a la nación… pero siento que han pasado ya veinte años…

-Sí, Coronel- digo a la nada y trato de no pensar en nada más y me dirijo al lugar que me fue encargado.

Con mi alquimia creó una enorme mano, si los apachurro completamente, antes de que puedan sentir… no sufrirán…

-¡¡¡DESPIERTA!!!- escucho que me gritan.

¿Quién es?, me pregunto al momento que siento un dolor punzante en mi estómago.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * REALIDAD * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

-Aghh…- emito un leve gruñido de dolor, al momento que abro los ojos y lo primero que miro, son a mis tres bellos y hermosos agresores.

-Papá…- me llama la voz chillante de mi hermoso y bello hijo, el cual tenía varias lágrimas en los ojos, mi pequeño… él saco la personalidad de mi Tsuna, solo que menos torpe y más listo, pero igual de lindo y mable.

-¿Qué pasa Christian?- le pregunto como si nada, a mi pequeño niño. Quien sin duda era muy pequeño para tener siete años, su cabello es igual al mío, cuando tenía 12 años. Era todo dorado y sujetado por una trenza, que no pasaba de sus hombros, sus ojos eran similares a los míos, pero con un ligero toque de café en las orillas y su rostro, era idéntico al mío cuando era niño.

-¿Qué pasa?, ¡¡Eso debemos preguntarlo nosotros!!- me dijo la voz que me despertó, sin duda era mi reflejo, pero solo en la actitud.

-¿Por qué tan enojado Sebastián?- le pregunte a mi pequeño gritón. El cual, tenía un cabello dorado, al igual que el mío, con la diferencia, de que este estaba completamente alborotado ya hacía arriba, al igual que mi Tsuna. Había intentado bajarle los cabellos en varias ocasiones, pero este nunca se dejaba domar. Al final me rendí y lo deje. Sus ojos eran como los de Christian. Lástima que no sacara su personalidad, pues él era rebelde, travieso y muy maleducado y aunque lo compensaba con su inteligencia y astucia, era más torpe que Tsuna y Christian juntos.

-No es enojo papi, es preocupación- me respondía ahora mi hermosa princesa. Ella sin duda era completamente como yo.

-¿Preocupación?, ¿Me lo explicarías Trisha?, porque la verdad no entiendo que tanto pueda preocuparles que su padre duerma- le respondía con una sonrisa.

Ella sin duda era mi orgullo de alquimista. No solo por poseer la hermosura de Tsuna y parecerse a mi madre. Porque si… se parecía mucho a mi mamá… era una niña tierna, lista, amable, educada, animada y tranquila a la vez, muy analítica y pragmática, y al igual que yo, odia las conversaciones sin sentido. Si algún defecto tenía, era el ser sobreprotectora con sus dos hermanos. A los cuales lideraba como si nada.

Pero era obvio que sería una niña prodigio, no por nada, ella también era una alquimista.

Tal vez no una muy buena, pero para su edad, era perfecta. No es que sus hermanos fueran menos que ella, los amaba por igual. Pero me animaba más poder enseñarle a mi hija todos los secretos de la alquimia, que ver a mis hijos casi matarse por crear flamitas.

Así es… Sebastián y Christian eran poseedores de las llamas del Cielo y mi pequeña de la alquimia.

No es que las llamas no fueran geniales, es solo que enseñarle a mi pequeña esa ley con la que me crie, me fascinaba en sobremanera.

-Papi, no quieras pasarte de listo. Sabemos que tenías una pesadilla- me decía mi pequeña, quien tenía las facciones mías y de Tsuna mescladas, con el cabello ondulado y castaño, sujetado por un coleta baja de lado. Sin duda, era muy parecida a mi madre y a mi amado Tsuna también. Sus ojos era lo que más me gustaban de ella, pues eran de color miel, al igual que los de Tsuna.

-Y una muy fea- acotaba mi pequeño Chris.

-¿Quién es el “Coronel”?- me preguntaba ahora mi pequeño Sebastián.

Así que había dicho ese asqueroso apodo en sueños… tsk… que mierda… ¿Eh?

Siento varias miradas a mis espaldas, me giro y veo de qué se trata.

Ahí estaban, los guardianes de MI Tsuna, mi lindo y tierno esposo.

Lo curioso es que todos me miraban con ira mal contenida… mmm… supongo que es por haber nombrado a aquel bastardo en mi pesadilla.

Recorro la playa con la mirada y… Mi Tsuna no está…

Pero…

Dado por la forma en la que todos me miran, supongo que es porque dije “Coronel” y mi niño se fue triste al escuchar a ese bastardo en mis sueños.

Sí, eso tiene sentido.

Pero no se fue del todo. En estos siete años, Shamal creo un suero que me permite sentir las llamas de las personas de este mundo, y justo ahora, puedo sentir que Tsuna está alejado por unos cuatro metros de mí.

Su llama es débil, muy muy débil. Apuesto que ni siquiera sus amigos pueden sentirlo, por la forma en la que miran a todos lados, con una expresión más que preocupada, es más que claro.

Giro mí vista al lugar en el que siento las llamas y vi la cabaña, que está justo al lado mío. Puedo sentir la presencia de mi amado, pero no dentro de ella, sino, debajo de ella, debía de estar escondido en las escaleras.

Cuatro metros… ¿uh?... desde aquí podrá escucharme, me dije mientras me recostaba de nuevo en la arena.

Ese día todos habíamos decidido ir a la playa, pues nuestros tres retoños habían cumplido 7 años, por lo cual, toda Vongola había decidido ir a nadar.

Cosa que fue una buena elección, pues el calor en Italia estaba de los mil y un demonios. No es que en la Abana, estuviera más fresco, pero al menos teníamos el mar a nuestra disposición.

Lo malo, es que un viaje con cuatro embarazados no era nada agradable.

Hayato tenía dos meses de embarazo, cosa que no era mala en realidad, pues la bipolaridad, solo lo había hecho más amable, lindo y tierno, nada de qué preocuparse.

Pero, Dino Cavallone era otra cosa, pues se había convertido en un semental indomable con sus cuatro meses. La pobre nube ya no encontraba nada que hacer, estaba completamente desesperado. Sin duda, su hermoso caballo tenía más de carnívoro que de herbívoro.

Bueno, no es que Byakuran le fuera mejor. El quien siempre había soportado malos tratos, sonrisas sínicas, una personalidad hipócrita y demás cosas. No encontraba qué hacer con un peli-índigo de 6 meses, completamente tímido y llorón.

Eso era algo que les causo gracia a muchos, claro, menos a Alphonse.

Quién empezaba a creer que le habían cambiado a su pareja por otra, puesto que su querida Nagi con 3 meses, era completamente arisca, rebelde, malvada, traviesa, juguetona y con la sonrisa burlona de Mukuro, sin duda… le habían cambiado a su bella niña por el monstruo piña.

Esto era realmente gracioso, al igual que molesto. No fue agradable viajar en avión con olor a vómito, pero bueno, que más daba.

Ahora todos estábamos instalados en un hermosa cabaña cercas del mar, disfrutando del sol y el agua, con unos trajes de baño que nos gustaba y molestaba a todos, puesto que podíamos ver el cuerpo de nuestras parejas, sin la necesidad de desnudarlas. Lo malo, era que tanto como nosotros podíamos verlos, el resto también.

Razón por la cual, ninguno se separaba de sus parejas y las cuidaban con recelo.

Bueno, menos yo. No corría el peligro de que ninguno me quitara a mi amado, puesto que él me amaba a mí, y solo a mí.

Luego de recostarme, para dormir de nuevo, note que el peso sobre mi cuerpo, no había desaparecido. Lo cual quería decir, que mis niños no me iban a dejar, a menos que les diera una respuesta satisfactoria.

-El “Coronel”, era mi superior cuando trabajaba para el ejército- le explicaba a mis niños, los cuales me miraron con los ojos como platos.

-Ejercito… ¿Eras un soldado papi?- me preguntaba mi pequeña- ¿Qué rango tenías?

-Tenía el título de Alquimista Estatal.

-Ese rango no existe- decía Sebastián con un tono de reproche, al creer que le estaba mintiendo.

-En este mundo no. Pero en el mío si- le respondí con una sonrisa.

/// Fin del POV de Ed ///

Los dos pequeños lo miraron como si estuviera loco, pero antes de que pudieran objetar algo, la pequeña Trisha hablo.

-Ya veo… entonces mis suposiciones eran correctas…- decía la menor llamando la atención del resto, por lo cual se tomó la molestia de explicar- Hace unos días, leí unos cuantos de sus libros. Y note que algunos tenían escrito algo de otros mundos, al inicio no lo creí, pero por las notas en la portada, supuse que no era broma. Pero me llamo la atención algo de un mundo en llamas y un mundo creado a partir de la nada y todo. Estaba claro que el mundo en llamas era este, puesto que hablaba, de que la ley de este mundo era probabilidad, que vendría siendo casi casi como adivinar, lo cual, sienta bien con el poder de intuición de mamá. Pero nosotros papi, pertenecíamos al otro mundo, ya que decía que “uno es todo y todo es uno”, que se basa en la ley de la equivalencia de intercambio. De modo que ambos datos, me llevaron a una sola conclusión, y esta era, que la que acababa de decir. Que, usted, no es de este mundo.

Termino de decir la menor. Todos se quedaron con la boca abierta por todo su análisis, claro. Todos menos Ed, quien ya se esperaba ese razonamiento por parte de su hija en algún momento.

-Correcto- le respondía tranquilamente, el alquimista mayor.

-Pero eso aún no nos responde la pregunta inicial- decía de nuevo la menor, a lo que sus otros hermanos, solo asintieron con la cabeza dándole la razón.

-Pues veras…- decía el mayor- El “Coronel”, fue un verdadero dolor de cabeza cuando vivía en mi otro mundo. Un completo insensible, sin corazón y muy tonto por cierto. Más de una vez desee golpearlo, sin embargo no pude por mi rango. Al final termine detestándolo, y la pesadilla que tuve hace unos momentos, es por culpa de él. Pues en ocasiones no puedo evitar recordar a las personas que dañe, para poder servir.

Los niños parecieron pensárselo un momento, para luego ver a su padre y decir.

-Me convence- decía Christian.

-A mí también- decía ahora Sebastián.

-Vamos a jugar a la playa- termina debe decir la pequeña, luego levantarse de su papá e ir a jugar en el agua. Acto seguido a eso, sus hermanos la imitaron.

Una vez que el alquimista mayor se hubo librado de sus opresores, giro a ver a los amigos de su esposo, los cuales ya no lo miraban con reproche, sino, con un poco de comprensión, ya que todos sabían a lo que se refería el peli-dorado con “personas que dañe”, y entre ellas, estaba él.

Este, al ver que nadie le diría nada, se levantó con parsimonia y se dirigió a la cabaña. Aunque no precisamente al interior de esta, sino, a la parte trasera de las escaleras, pues el piso de la cabaña, estaba elevada por dos metros, ya que se encontraba a la orilla de la playa y la marea subía.

Una vez estuvo frente a los escalones, los rodeo, para ver como su amado estaba ahí sentado, abrazando sus piernas en posición fetal.

Aunque a él le gustaba decir que Tsuna era su niño, debía de admitir que ya no era tan niño. Si bien, aún conservaba esas facciones de niño, ahora era más alto y con un cuerpo más escultural, no era exagerado y tampoco muy simple, para Ed, ese cuerpo era simplemente Perfecto. El cabello de su esposo seguía casi igual, solo con la diferencia, de que ahora llevaba una pequeña coleta en la parte trasera, la cual, llegaba hasta su espalda baja.

-Mi amor- llamo el alquimista con delicadeza, esperando que su amado no estuviera molesto con él, por pensar tonterías.

El menor, giro a ver a su amado, regalándole una hermosa sonrisa.

-Hola Ed…- el alquimista también sonrió, eso quería decir que no estaba molesto.

-¿Quieres ir a caminar un poco?- preguntaba muy alegre el mayor, tendiéndole la mano a su amado niño, para que se levantara.

Tsuna asintió con una sonrisa, aceptando la invitación de su amado, tomo su mano y le dio un casto beso en cuestión de segundos. Un beso, que a pesar de ser rápido, estaba lleno de mucho amor.

Ed no dijo nada, solo sujeto con más fuerza la mano de su niño y con una sonrisa, se dispuso a hacer lo que tenía planeado, “caminar”.

Salieron del escondite del menor con una sonrisa, y se dirigieron a la “segura y tranquila” selva.

Para Tsuna era muy divertido explorar ese tipo de lugares, puesto que siempre se encontraba con cosas raras y a la vez bonitas, y también, podía hablar tranquilamente con su amado, sin que nadie los interrumpiera.

Caminaron a lo mucho, unos 16 minutos, pero en esos minutos, ya se estaba acercando el atardecer. Lo sabían porque el cielo se tenía de un hermoso y bello color naranja.

-Ed… ¿No deberíamos volver?- preguntaba curioso el oji-miel, mientras detenía su andar.

Al ver que su amado no tenía intenciones de detenerse, se acercó a él en un pequeño trote, puesto que estaba un poco más delante de él. Una vez cercas de su alquimista, trato de tomarlo de un brazo, para que frenara su andar.

Pero grande fue su sorpresa, al verse apresado, tanto por los brazos, como los labios del peli-dorado, contra un árbol.

-E…Ed… hmnn~….- decía el menor entre el beso, más no lograba decir nada entendible, puesto que los labios de su amado sobre los suyos, se lo impedían, claro, eso y aparte que el alquimista, se había tomado la osadía, de estrujar con una mano, una de las nalgas de su amado- Ahh~…

-¿Sabes Tsuna?- decía el mayor una vez que hubo liberado los labios de un hermoso niño sonrojado y llevaba ambas de sus manos al traserito redondo del menor, el cual apretaba sin pudor- Te he hecho el amor en la sala de la mansión, en el baño, la cocina, el patio, el pequeño bosque, en uno de los autos, en varios aviones, en tu oficina, en la oficina de otras familias, en varios hoteles, aguas termales, un par de fiestas, en el castillo de Xanxus y demás lugares… pero… siempre he querido hacerte el amor en la selva…

Terminaba de decir el mayor, dejando a un pequeño castaño más que sonrojado.

Pero al ver que este no parecía querer responder, se agacho hasta llegar a su oído.

-Tsuna…- le susurraba con voz sexy, causando un estremecimiento en el menor- quiero darte la vuelta y bajar ese redondo y perfecto trasero tuyo… separar tus nalgas y lamer ese rico agujero tuyo… meter mi lengua el él y ensalivarlo por completo, para después meter un dedo y darte la vuelta. Pues también quiero en mi boca tu pene, quiero que te corras en mi boca como siempre… quiero ver esa cara de ext…

Decía con lascivia el mayor, pero fue hábilmente silenciado por los labios de su pequeño, el cual, estaba con la respiración agitada y las mejillas sonrojadas a causa de la excitación que le causo, escuchar todo lo que su amado iba a hacerle.

-Pues hazlo…- le decía el pequeño, luego de hacer soltado los labios de su pareja.

Ed solo sonrió satisfecho con su trabajo de calentar al menor, y de un rápido movimiento, se dispuso a hacer lo prometido.

Lentamente bajo el traje de baño color naranja de su amado, admiro por un momento el cuerpo de su niño en ese estado. Es decir, con el traje hasta las rodillas y con amas manos recargadas en un árbol, conteniendo las ganas de llorar por la vergüenza y mostrándole su trasero por completo.

Sin duda era una imagen digna de admirar.

No se resistió y mordió una de las nalgas, provocando que un gemido se escapara de la boca del castaño. Un gemido que logro prenderlo mucho más.

Después tomo ambos muslos y separo las nalgas para poder ver ese lugar que tanto le encantaba, y que lo invitaba a tomarlo de una sola estocada.

Pero aun no era el momento, debía de prepararlo.

Sin pensarlo dos veces, hundió su cara en ese perfecto trasero, lamiendo todo el contorno y llenándolo lo más posible de saliva, para dejarlo lubricado.

Mientras lamia dirigió su mano al pene erecto de Tsuna, el cual masturbo con una tremenda lentitud, también jugaba con sus testículos. Con su otra mano, atendía el agujero de su niño. Pues al momento que lamia, metía un dedo, el cual sacaba y volvía a lamer, estuvo un momento así, hasta que el menor se desesperó.

-Por favor…- pedía con los ojos llenos de lágrimas.

-Por favor ¿qué?- decía deteniendo todos sus movimientos, causando más frustración en el menor.

-Hazlo…

-Que haga, ¿qué?- decía el mayor más que divertido por la necesidad de su amado.

Este al notar que el alquimista estaba jugando con él, se propuso a hacer algo, que ni el paciente y nada manipulable peli-dorado, podría resistir.

-Quiero que saques ese juguetito entre tus piernas y lo metas en mi culo, lo más fuerte que puedas- decía el menor de forma obscena, si bien, él era inocente con sus amigos, pero estando con su amado era otra cosa- ¡AAH~!

Gimió al sentir la primera estocada, la cual, había dado de lleno en su punto dulce.

-Aggh…- escucho un gruñido de su amado en su oreja- mira que quería hacerlo con tranquilidad…- le decía, mientras que empezaba a embestir con brutalidad el cuerpo de su amado.

-E…Ed… no.. t… con…con Ahh~~~…- trataba de decir el menor, pero le era imposible articular alguna palabra, debido a la placentera sensación que su amado de cabellos dorados le proporcionaba.

-¿El condón?- pregunto el mayor al darse cuenta de lo que quería decir su amado.

El pequeño solo asintió entre las estocadas, ya no quería hablar con tanto placer al que era sometido.

Ed simplemente sonrió y se acercó a su oído, para decirle con malicia.

-¿Qué te parece un cuarto niño?- para luego morder la oreja de su amado.

-Ahh~…- gimió Tsuna, si bien, no quería pasar el parto por cuarta vez. Por todo el placer que estaba sintiendo valía la pena.

Las embestidas seguían, una tras otra.

A Tsuna ya le estaban fallando las piernas, mientras que los testículos de Ed chocaban con sus nalgas, y entre ellas, su agujero chorreaba un poco del semen que salía de su cuerpo, para bajar por sus piernas y terminar en el suelo.

Estuvieron así durante varios minutos, hasta que el tiempo de culminar llego sin poder evitarlo.

-Ed…- decía el menor con un suspiro/gemido.

-Lo sé… juntos…- luego de decir eso.

El alquimista tomo el miembro olvidado del menor, y empezó a masturbarlo de forma rápida, mientras que las embestidas se volvían más brutales.

Luego de dos embestidas más, el menor se corrió.

-¡ED~!- gimió el nombre de su amado con placer, mientras que derramaba tosa su esencia en la mano del alquimista.

-¡Tsuna!- gimió de igual manera el otro, mientras se corría, pues las paredes del ano de su amado, lo había apretado tan deliciosamente, que no pudo evitar terminar, derramando todo su semen en el interior del menor.

Una vez que ambos terminaran, se sentaron en el suelo, disfrutando los últimos espasmos de placer del reciente orgasmo.

Una vez que la respiración de ambos se regularizara y recuperaran un poco de lucidez, se acomodaron los trajes de baño.

-¿Puedes caminar?- pregunto el alquimista, para luego cargar a su amado y empezar a caminar a la cabaña con los demás.

Tsuna ni se molestó en responder esa pregunta, pues sabía que su amado tenía muy en claro que no podía y solo lo había preguntado por cortesía, cosa que le saco una hermosa sonrisa.

-¿Qué pasa?- pregunto un peli-dorado muy feliz, al ver la sonrisa juguetona de su amado.

-Solo pensaba lo feliz que soy a tu lado- le respondía el menor, abrazando el cuello de su amado y escondiéndose en él.

El alquimista solo sonrió más ante esto y paro su andar, para luego ver con ojos de completo amor a su amado esposo y robarle un tierno y dulce beso, muy diferente a los anteriores.

El menor acepto gustoso el beso, aceptando con él, todos los sentimientos que sabía su amado sentía por él, unos sentimientos, que de igual modo le eran correspondidos.

Una vez que se separaron del aquella sutil muestra de amor, Ed apretujó a su amado un poco más en sus brazos, para después decirle…

-Yo también soy feliz… Junto a Ti…Te Amo…

Fin.
Notas finales:

Bueno, eso es todo, espero les haya gstado y ya saben

que po un RW nadie se muere XD

jajaja

=^.^=/

Chau!


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