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Reflejo imperfecto por Yami Kagamine

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Notas del fanfic:

Bien, pues despues de discutir con mi hermana, sobre quien era mejor, Jack o Elsa, pues mi prima se desespero con nosotras y nos dijo: "si saben que ellos dos son como una copia ¿verdad?"

y de esa frase surgio esta idea.

Notas del capitulo:

Bueno, en este fic, Hipo tiene la apariencia de "como entrenar a tu dragon 2"

Y no se que mas aclarar. Pero bueno, este es el primer fic que hago de esta pareja, espero les guste ^w^

E iniciamos con el prologo...

El sol se asomaba lentamente entre las montañas, regalando los primeros rayos de luz y con el cielo despertando, también despertaba la más joven de las princesas de Arendelle, una pequeña niña de apenas tres años de edad; su nombre: Liv. De ojos verdes, cabello castaño, piel bronceada y salpicada en pecas.

La pequeña sonrió, más que eufórica mientras de un salto salía de su cama y abría las cortinas de su habitación, permitiendo que los primeros rayos del sol alumbraran el lugar. Aun en pijama salió corriendo de sus aposentos, alegre miraba todo el ajetreo que los sirvientes del castillo hacían, iban y venían, arreglándolo todo para ese día.

-buenos días princesa- le saludaban, al verla pasar y ella solo sonreía en respuesta

Pronto llego a su destino: la cocina, aspiro el delicioso aroma que despedían aquellos manjares que se preparaban, con cautela se puso de puntillas y estiro su mano para robar un panquecillo y cuando lo consiguió se lo metió a la boca y corrió para tomar el enorme canasto que desde la noche anterior había sido preparado para ese día.

Con todas sus fuerzas jalaba la canasta sin poder moverla mucho.

-majestad, si me permite, debería dejar que su padre se encargue- le hablo uno de los sirvientes, que veía graciosa  aquella escena, pero la niña solo dijo cosas sin sentido, debido al bocado que aun sostenía en la boca.

Y así siguió su trabajo, hasta que logro sacar el canasto hasta el patio del palacio.

-Chimuelo te traje el almuerzo ~ -canturreo alegre, mientras abría la canasta y veía como un gran dragón de color negro se acercaba- hola amigo-dijo acariciando la cabeza del reptil quien solo se concentraba en todos los pescados que le habían llevado.

Y sin que ninguno se diera cuenta, un joven de cabellos castaños miraba feliz la escena, como amaba a esa pequeña traviesa  que tenía por hija.

-veo que madrugo, majestad- escucho una voz conocida que le hablaba con cierto tono de burla y sonrió para voltearse y toparse con una muchacha sonriente y emocionada

-Buenos días Anna- dijo acercándose a la castaña que ya llevaba puesto su vestido de fiesta, él sabía a la perfección, cuanto amaba las fiestas, la joven.

-¿no estas emocionado?, ¡hoy te convertirás en rey!, es decir, eso es genial- hablaba entusiasmada, sin notar que el joven no estaba tan contento.

-humm…si, gracias…por recordármelo-dijo rascándose la nuca

-aun no estás seguro ¿cierto?- pregunto la muchacha poniendo su mano sobre el hombro del joven, quien solo negó con un ligero movimiento de cabeza- anímate Hipo, estoy segura, que serás el mejor rey que Arendelle haya tenido-dijo con una sonrisa transmitiéndole un poco de confianza.

¿Cómo es que Hipo había terminado en esta situación? Si quieren saberlo, se los explicare rápidamente

Bueno eso se remonta desde hace seis años, si cuando recién los dragones se habían vuelto aliados de los vikingos. Desde entonces Hipo viajaba por todos lados, con el único propósito de conocer lugares nuevos y divertirse, y si, en uno de esos viajes, conoció a Elsa; una joven hermosa y amable, que pronto se ganó el corazón de nuestro joven castaño.

Pasaron tres años desde que se conocieron y la relación solo se fortalecía a diario, a nadie le sorprendió cuando ambos anunciaron su compromiso, tal vez eran jóvenes, pero los padres de ambos apoyaron esa decisión. Aun que lo que no esperaba Hipo, es que sus futuros suegros fueran los reyes de Arendelle, algo que en un principio comenzó a hacer que desistirá a su decisión de la boda, pero tal vez su amor por la joven princesa, pudo más que su miedo a ser coronado.

Y como la mayoría de los matrimonios, el suyo se consumó con el anuncio de la llegada de una pequeña; a los 6 meses de gestación, Elsa comenzó a decaer, ya no tenía apetito, por las noches no podía dormir y constantemente sentía dolores en su vientre. Toda la familia real comenzó a preocuparse y con el pánico apoderándose de ellos, los reyes de Arendelle, emprendieron un viaje en busca de los mejores médicos, pero desgraciadamente en unos de sus viajes, el rey y la reina murieron ahogados debido a una tormenta.

La noticia afecto de sobremanera a Elsa quien solo empeoro con los días, hasta que finalmente, un mes antes de terminar la gestación de la pequeña que llevaba en el vientre; se despertó con dolores horribles atacando su abdomen. Hipo aún recuerda cómo es que Elsa se retorcía en la cama, sollozando intentando aguantar el dolor. Y sin pensarlo mucho, había salido de la habitación en busca de los médicos.

Hipo también recordaba toda la angustia que sintió durante las 7 largas horas, en las que no pudo ver a Elsa y tampoco nadie le decía nada sobre su estado. Hasta que por fin lo escucho: el llanto de una pequeña creatura, entusiasmado se había acercado a la puerta esperando que le abrieran y así fue, pronto una mujer ya mayor, abrió la enorme puerta de la habitación y con una enorme sonrisa le mostro a la hermosa bebe que llevaba entre sus brazos.

El joven, tomo a la pequeña con una ternura y alegría que jamás había sentido en su vida y con una sonrisa agradeció a la mujer y esta le permitió entrar para encontrarse con su esposa, quien a pesar de estar agotada, se encontraba bien.

A pesar de que la bebe fue prematura, se desarrollaba bien; y como no hacerlo teniendo unos padres tan amorosos, Elsa era la principal mimadora de la pequeña, jugaba con ella, la arrullaba, en resumen, Elsa podía catalogarse como una madre esplendida, hasta que…

Justo un mes antes, de que Liv cumpliera el primer año de edad, Elsa le cantaba, mientras paseaba con ella por los jardines del palacio, Hipo nunca supo bien que paso, pues para cuando llego a los jardines del palacio. Todo estaba cubierto de hielo, el viento le quemaba el rostro y las manos, mientras que su hija lloraba en el suelo, con su cuerpo lleno de escarcha.

Las campanas sonaron, alertando a los guardias, por semanas se buscó a Elsa, pero jamás se le encontró, y por varios meses llego una helada, azotando con todo a Arendelle, hasta que por fin todo se detuvo y el consejo de Arendelle, dio por muerta a la princesa de las nieves, alias usado en Elsa, ya que esta lograba controlar el clima nevado.

Arendelle se vistió de luto, la princesa Elsa había muerto y el que más sufrió fue Hipo. Tanto era su dolor que incluso comenzó a descuidar a su propia hija y Anna tenía que atenderla y ver con pena, como el amado de su hermano decaía a diario.

Tal vez él también hubiese muerto, de no ser por la abuela de Anna y Elsa, quien en ese entonces era la gobernante de Arendelle, ya que necesitaba que alguno de los príncipes llegara a la mayoría de edad para sucederle el trono. Aquella buena mujer, le hizo ver a Hipo que su hija lo necesitaba y también su pueblo, porque si, Berk también necesitaba un nuevo líder, ya que Estoico comenzaba a envejecer.

Y bueno, el resto es historia, Hipo se recuperó y comenzó a ver por su hija y por su pueblo, ya que a pesar de vivir en Arendelle, Estoico murió, dando como última voluntad, que su único hijo fuese nombrado líder de Berk.

Y ahora con 21 años recién cumplidos, él podría asumir el trono de Arendelle, ya que como  príncipe consorte tenía el derecho y teniendo la edad adecuada, el consejo decidió que Hipo seria el rey adecuado, claro que basándose, en lo bien que dirigía a Berk.

Hipo sabía que como esposo de la mayor de las princesas, él sería coronado rey, pero antes tenía a Elsa, quien sería su reina y estaría para apoyarle, pero… ¿y ahora?, tenía no solo un pueblo al que dirigir, si no a dos y eso le angustiaba, no estaba seguro de ser el indicado.

-majestad- escucho a sus espaldas y volteando miro a una muchacha en uniforme-su traje está listo.

Hipo asintió ligeramente y la joven se retiro

-bien, creo que debo cambiarme- le dijo a Anna, quien lo miraba sonriente

-deberías ir con tu armadura, ¡así cualquiera que quiera quitarte el trono, lo pensara dos veces!- lo joven dio un salto, tal vez imaginando que peleaba, porque comenzó a dar golpes al aire.

-claro- dijo con gracia el más alto, comenzando a caminar en dirección contraria-por cierto, hazme el favor de ayudar a arreglar a Liv- y con ello Anna hizo una mueca de espanto, porque siendo sinceros Liv odiaba vestirse de gala y a pesar de su apariencia aparentemente inofensiva, la pequeña había heredado esa fuerza y terquedad características de un vikingo.

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Su expresión se torció en una mueca de disgusto, no es que no le gustara su apariencia, pero esa persona en el espejo no era él; su armadura había sido remplazada por un traje típico de príncipe, de color blanco con detalles en dorado y el pantalón azul marino, las botas…bueno la bota, era de color negro con los bordes también en dorado, llegándole casi hasta las rodillas. Luego su cabello había perdido rebeldía, las trenzas que solía usar, habían desaparecido, y ahora su cabello se veía impecable peinado de forma elegante.

-majestad, ya es hora- le llamarón y solo pudo suspirar un poco nervioso, tomando su último aliento, se dispuso a salir de sus aposentos.

Miro como de apoco el palacio se llenaba de aristócratas de diferentes lugares y claro que también pudo distinguir a su madre siendo acompañada por Astrid, Bocón y Eret, pues si, después de un tiempo Eret y él se habían vuelto muy buenos amigos y le alegraba verlos ahí.

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La iglesia ya estaba lista, las personas ya esperaban ansiosas la llegada del futuro rey, y este aún se encontraba nervioso detrás de la puerta. Un escalofrió  recorrió su espina dorsal y en un lapso de valentía comenzó a caminar, ya no había marcha atrás. Al entrar, las personas se levantaron para saludarlo como era debido.

Caminaba con paso decidido aunque en el fondo se quebraba de apoco, la larga capa en azul marino se extendía por todo el pasillo, mientras todos los presentes admiraban su porte y gracia, todos sabían que no era un príncipe legítimo de Arendelle, pero todos confiaban en él.

Por unos instantes miro a los invitados, solo logrando identificar a sus amigos y a su madre, sonrió con sutileza relajándose un poco, hasta que por fin llego al altar, donde ya lo esperaba un clérigo, el que llevaría a cabo la coronación. Y a un lado estaban las dos princesas de Arendelle; Anna y la pequeña Liv, quien aún hacia el intento de huir, no quería estar ahí, deseaba salir a jugar.

La ceremonia se llevó a cabo, de forma tranquila, claro sin contar los quejido de cierta castaña, declarando que aquello era relativamente aburrido, cosa que más de una vez le causo gracia a Hipo, pero no hacia gesto alguno, de lo contrario sería reñido por el clérigo.

Y cuando por fin llegó el momento de que le colocaran la corona, titubeo, todos lo notaron, se relamió los labios, suspiro y por fin se inclinó, permitiendo que la corona se posicionara sobre su cabello.

Y tomando el cetro y orbe, el clérigo lo presento como el nuevo rey de Arendelle y cada persona celebro gustosa.

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La fiesta ya había dado inicio, los llegados de Berk se sentían a gusto, habían sido bien recibidos por todos los aristócratas, Anna ya bailaba con Kristoff, su actual pareja y la pequeña Liv…pues ella andaba de traviesa.

Todos guardaron silencio por unos momentos, pues el vocero real anunciaba la llegada del rey.

-El rey Hipo, de Arendelle- Hipo se acercó al trono para saludar a sus invitados- la princesa Anna, de Arendelle- de igual forma se acercó, pero ella cargaba a Liv, pues también debía ser presentada, aunque esta no quisiera- y la princesa Liv, de Arendelle-

Las personas se inclinaron mostrando sus respetos a la familia real, hasta que…

¡Pam!

La puerta principal se había abierto de golpe dejando ver a un joven vestido de forma galante como elegante, todos lo miraron, incrédulos y sobretodo sorprendidos. Ahí estaba, el príncipe al que no veían en años. Con una gran sonrisa en el rostro y con un poco de arrogancia comenzó a caminar, hasta situarse a un lado de ambas castañas de mirada verdosa.

El vocero, tardo un poco en reaccionar, pero finalmente hablo.

-El príncipe Jack, de Arendelle…- Hipo abrió los ojos sorprendido, ¿y ese quién era?, jamás lo había visto y ahora le decían que era parte de la familia real, estuvo a punto de un colapso nervioso.

El de ojos olivo miro al recién llegado, y simplemente quedo hipnotizado; sus ojos de un color celeste, la piel pálida, el cabello técnicamente blanco. Hipo sintió que le faltó el aire por un momento, porque por un momento, vio en los ojos de Jack, los ojos de Elsa…

Notas finales:

Bien para quien no entendio el prologo, tecnicamente, esto tratara de como Hipo ve a Elsa en Jack y como es que se siente Jack al ser solo el remplazo de su hermana. 

espero les haya gustado este primer capitulo y nos vemos en el siguiente (^w^)/


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