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El chico de los ojos dorados por Walker_chan

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Notas del fanfic:

Una fan art de Allen con los ojos dorados me inspiraron para crear esta fan-fic :3 con dos dias de retraso, porque queria sacarlo en Navidad TwT pero no importa, aun es tiempo. Disfrutad :D

“Estábamos a mitad de semestre cuando lo conocí, era la mitad del mes de octubre, era extraño para esas fechas. En realidad estaba en otro salón pero fue transferido, que lo transfirieran de grupo era extraño”

Sinceramente me daba igual, así que no había volteado a verlo hasta que…

-Soy Allen Walker, un gusto –hizo una leve reverencia como saludo.

-Ya viste? Su cabello es blanco.

-Si se ve diferente. –escuche los murmullos que hacían acerca del chico.

“¿Cabello blanco? Me parece que alguna vez vi alguien con ese color de cabello en la escuela, pero bueno seguramente no me habré percatado bien”

Cuando voltee, me encontré con esos ojos dorados, de repente me sentí atrapado en ellos.

-Muy bien Allen, pasa a sentarte, aquí enfrente hay un lugar vacio –ordeno el profesor.

-Hai –obedeció y tomo asiento.

-Bookman, comienza a leer la lección desde la pagina 25 –no había escuchado lo que dijo el profesor al quedar embobado por la belleza del joven chico.

-Señor Bookman! –el profesor alzo la voz para que le escuchase.

-S...Sí –antes de levantarme y comenzar a leer mire de reojo a donde estaba el alumno nuevo, me estaba mirando, regrese la vista, era extraña esta sensación,  por alguna razón me puse nervioso.

 

 

Más tarde en el receso, varios salían a comer fuera, en el patio o en la azotea de la escuela, otros tantos se quedaban en el salón, yo era de esos. No es que no me gustase salir, pero la verdad prefería quedarme adentro.

-Ey Lavi! –un amigo me llamaba –saldremos a jugar fut-bol un rato, vienes? –No gracias–decline su oferta y regrese a lo mío. Mire a donde estaba el lugar del chico nuevo, estaba vacío.

 

“Me pregunto dónde estará” Espera ¿Qué hacia preguntándome eso? No me importaba.

Me levante y salí discretamente del salón, ahí estaba el, afuera del salón contiguo con una chica. Me acerque a la ventana y trate de escuchar lo que decían.

-Allen, aun no puedo creer que te hayan cambiado de salón –se quejaba una joven de cabello largo en dos coletas.

-Yo tampoco, pero que se le puede hacer –intentando consolarla.

-Pero bueno, seguiremos siendo amigos no?

-Jaja, claro que sí, que me hayan cambiado de aula no tiene por que afectar nuestra amistad, Lenalee.

-Menos mal –suspiro aliviada. –Ne, después de clases podemos ir a alguna parte?

-No, hoy debo regresar a casa a estudiar un poco, después de todo el tutor me dijo que debía subir mis notas, es una molestia –dijo algo irritado.

-Entonces te ayudare a estudiar –sugirió muy animada.

-Gracias, pero mejor se lo pediré a alguien más, contigo siempre terminamos haciendo otras cosas –riendo un poco.

-Como quieras –haciéndose la ofendida.

No me había fijado… ¿estaba espiando una conversación ajena? Y más de alguien a quien apenas había visto. ¿Pero qué es esto?

Mejor regrese al salón y me senté, observando por la ventana.

 

 

Antes de darme cuenta ya tenía al chico de los ojos dorados frente a mí.

-Hola –saludo con una sonrisa, parecía también como si sus ojos brillasen. Tenía en verdad unos ojos muy bellos y una sonrisa encantadora. Espera ¿Qué? Me avergoncé por tener tales pensamientos y me sonroje.

-H-Hola.

-Tú eres Lavi no?

-S-si, que se te ofrece? –intentando ser frio pero la verdad estaba muy nervioso. ¿Nervioso? ¿Pero porque? Solo era un chico. Muy lindo por cierto.

Genial. Más pensamientos gay.

-Veras, estoy teniendo algunos problemas por mis notas bajas y quería que alguien me ayudase a estudiar y tu pareces ser alguien listo –seguía con esa tierna sonrisa.

-Y porque no le pides ayuda a tu amiga? “Es verdad, ¿Por qué yo?”

-Eh?...Ah, estabas escuchando. - “Mierda” vi que estabas afuera hace un momento.

-No los estaba espiando si eso es lo que piensas –volteando a otro lado. Casi se delataba solo.

-Jeje, que gracioso.

Me hizo una cara a la cual no pude negarme. Termine cediendo y le dije que sí.

Desde entonces estuvimos saliendo, para ayudarlo a estudiar y que subieran sus notas; se acercaban los segundos parciales. Pensé que pasar algo de tiempo con este chico no estaría mal.

Ya eran mediados de noviembre, creo que ya había pasado alrededor de un mes. Termino la pesada semana de exámenes y sus calificaciones subieron, solo un poco pero ya era ganancia. Lo suficiente como para que su tutor lo dejase en paz un rato.

No estábamos salvados del todo, ahora seguían los exámenes finales. Me preguntaba si me pediría ayuda de nuevo.

 

 

Otro día más, sentado mirando a la ventana. El profesor había salido un momento y todos comenzaron a armar barullo. Lo normal.

-Etto…Lavi?

De repente escuche su voz.

-Si? Necesitas ayuda con algo?

-Pues…quería… -asegurándose de que no los oyeran –quería, salir contigo.

-Qué?! –asombrado por sus palabras, se sonrojo al igual que el chico albino.

-E-Es decir… yo –antes de poder explicarse el profesor había regresado poniendo orden en el aula. –Te, lo explico después –regreso rápidamente a su asiento.

El joven albino le había pedido salir. ¿A él?

 

 

Al terminar su día de clases, decidieron terminar su conversación en un parque cerca de ahí.

-Creo que me malinterpretaste –comenzó a hablar el de ojos dorados.

-Qué? –sus ilusiones se venían abajo.

¿Ilusiones? ¿Qué carajos estaba pensando?

-Yo…yo me refería a salir como amigos, tú sabes. Sé que me ayudaste a estudiar y te lo agradezco pero pensé que quizá tú y yo pudiéramos ser, amigos –sonriendo tímidamente.

-Ah…ah, ya veo, jajaja –ambos rieron torpemente.

“Mas pensamientos gay” –pensó el pelirrojo.

“Mierda, yo solo me metí a la friendzone” –pensó el albino.

-Bueno, entonces te parece si vamos por un helado? –el más grande pensó que si iban a ser amigos, que mejor forma que compartiendo un helado.

-Ah…si, me gustaría –y ambos emprendieron su camino.

-Bien –se dibujaba una sonrisa en su rostro. Al oji-dorado le gustaba esa vista.

 

 

 

Regresaron al parque donde estaban hace unos momentos y se sentaron en unos columpios. Comiendo ambos de su helado y charlando, mientras se mecían tranquilamente.

-Así que por eso te transfirieron de salón?

-Sip –el albino disfrutaba de un helado de vainilla y el mayor uno de fresa.

-No importa si llegas algo tarde a tu casa? –pregunto el pelirrojo.

-Mmm, no, no importa –a decir verdad nadie lo esperaba en casa, no importaba si estuviera fuera un par de horas más.

-Bueno, pensaba que tus padres se preocuparían o algo así.

-Yo no tengo padres –se aventuro a responder.

-Como? –esa respuesta lo confundió.

-Están allá –y cual un niño pequeño responde a esa pregunta, señalo al cielo; el mayor al ver esto pensó realmente de que se trataba.

-Oh, lo siento no debí preguntar.

-Descuida, siempre sucede. –después de una pausa pregunto el –que me dices de ti. Como son en tu casa?

-Solo somos mi abuelo y yo, a decir verdad,  yo tampoco tengo padres. –su conversación era pausada y tranquila, no iban con prisa. Todo se decía a su momento. Aun así no se sentían aburridos o incómodos, era gratificante la compañía del otro.  Siguieron hasta tarde juntos y se despidieron después. 

“-Y ahora como salgo de la zona de amigos que yo solo me metí? –se dijo a si mismo desesperado. –Todo porque estaba nervioso. A lo mejor debí esperar más tiempo.” El albino en su casa pensaba en lo que había dicho y en esa agradable tarde que paso con el pelirrojo.

 

 

Después de clases iban de paseo a alguna parte, comían juntos e inclusive sus sesiones de estudio se habían vuelto divertidas. La próxima semana eran exámenes finales y decidieron a estudiar juntos.

Muy pronto comenzaban las vacaciones de invierno y se verían cada vez menos, pero acordaron de verse en vez en cuando durante sus días libres.

 

 

 

Hasta ese momento el pelirrojo se había dado cuenta de algo.

Su nerviosismo cuando estaba cerca de Allen, sus pensamientos extraños y esas “ilusiones” de que el pequeño lo había invitado a salir. Si. Estaba enamorado. Le gustaba su ahora nuevo amigo. Pensó que quizá fue inevitable. El chico de los ojos dorados era realmente especial, era divertido, puro, inocente e inteligente, quizá un poco vago. Agregando a eso su belleza externa. Ya no tenía más duda, lo quería.

La navidad estaba a la vuelta de la esquina, una semana exactamente. Se veían por las calles  montones de personas comprando aquí y allá.

El joven albino se paseaba por las calles de la ciudad mirando en los aparadores y también a la gente. Se veían tan ocupados preparándose para navidad. Menos él. Como el año pasado, este también lo pasaría solo.

Al acercarse a una tienda de ropa masculina vio puesto sobre un maniquí unos guantes de cuero sin dedos; se veían estupendos. Sin dudar mucho, entro y los compro.

“Estoy seguro que a Lavi le gustaran. Tal vez no lo vea en navidad, pero se los podre dar después.” Los envolvió en una cajita roja brillante con un moño verde y regreso a casa.

Cerca de ahí estaba el susodicho, estaba igual de compras. Dentro de una tienda de ropa en general, se compro dos cosas. Una para regalarle a Allen por navidad y el otro por su cumpleaños. Había casi obligado al peli-blanco que le dijera cuando era su cumpleaños.

“Es verdad, tengo que avisarle a Allen”.

 

 

En la tarde del día 24 el chico de los ojos dorados recibió una llamada. Era su amigo Lavi.

-Lavi, hola –respondió al teléfono muy feliz.

-Yo, Allen. Que estás haciendo en estos momentos?

-Eh, pues…nada.

-Entonces puedes salir un momento?

-Si…para qué?

-Quiero…pasar la Nochebuena contigo –propuso el pelirrojo. –esto emociono al menor, su corazón se agito de repente.

-Pero…quizás tú, tienes que estar en casa, con tu abuelo.

-Por eso no te preocupes, el abuelo no está, así que dijo que podía hacer lo que quisiera.

-De…de acuerdo.

Quedaron de verse en media hora en el parque central, a una orilla de las grandes tiendas. Casi todo el mundo estaba en sus casas preparando la cena de navidad, otros haciendo compras de último minuto.

En cambio Lavi esperaba tranquilamente a su amigo, sentado en una banca, a un costado tenía el regalo para Allen escondido para que este no lo viera. A lo lejos se le veía llegar.

-Allen –le llamo para que se acercase.

-Lavi –llego a él  y se sentó a su lado.

-Como has estado?

-Bien… ¿tu como has estado?

-Igual bien, es bueno descansar de la escuela un poco.

-Tienes razón.

-Dime, ¿no te parece mejor así?

-¿A qué te refieres?

-Pues que en lugar de pasar estas fechas solos, es mejor tener un poco de compañía –lo miro directamente a los ojos y le sonrió.

-Si –el menor no pudo evitar sonrojarse un poco. Que por el frio se disimulaba bastante.

De repente el silencio los envolvió. No decían ni una palabra, pero de trasfondo se escuchaba a la gente apurada. Risas de quienes pasaban la fecha fuera, y la tradicional música navideña.

Allen puso sus manos en la banca, se sentía fría. Lavi hizo lo mismo y su mano izquierda, termino arriba del joven albino. Ambos se sonrojaron. El mayor apretó su mano, evitando que se separaran.

El albino volteo hacia el contrario, encontrándose con los ojos verdes del pelirrojo.

Se fueron acercando, sintiendo el aliento del otro cerca, uniendo sus labios en un beso. Un beso suave y cálido.

-L-Lavi –sus mejillas estaban completamente rojas –alguien puede vernos –dijo avergonzado.

-No me importa –sonrió y atrajo al menor en un abrazo para besarlo nuevamente.

Al separarse copos de nieve comenzaban a caer; ya era de noche y hacia mas frio. En poco tiempo el lugar quedaría envuelto en blanca nieve.

-Lavi –Allen –dijeron al mismo tiempo, soltando unas risitas.

-Me gustas mucho –volvieron a decir al unisonó. El chico de los ojos dorados rio inocentemente por esto. El oji-verde solo sonreía, poder escuchar esas palabras le hacían feliz.

-Ya es un poco tarde.

-Si.

-Que te parece si ¿compramos una pizza para cenar juntos?

-Si –respondió animado.

-Vamos –se levantaron y caminaron tomados de las manos, las palabras sobraban ahora que compartían el mismo sentimiento por el otro.

 

 

 

Compraron una pizza grande y bebidas para los dos; Allen sugirió que fueran a su casa para cenar. Era un apartamento pequeño, era sencillo, solo él vivía ahí. Aunque que pensó que pasaría su navidad solo tenía puesto un pequeño árbol navideño sobre la mesa de la sala.

Sentados sobre el sofá compartiendo una cobija, mientras comían y disfrutaban de su cena navideña, a lado de la persona que mas querían. Después de todo la navidad de Allen de este año no la pasaría solo.

 

 

 

-Allen, Allen –el oji-verde mecía un poco al chico para despertarlo. Ya había amanecido y era la mañana de Navidad y también el cumpleaños  del albino.

-Lavi? –despertando de a poco, se incorporo encontrándose con un regalo frente a él.

-Feliz Navidad, Allen –le sonreía y lo animo a abrirlo.

-Lavi, no debiste –apenado, saco de su regalo un suéter gris con dibujos de renos y un collar con forma de copo de nieve. –Gracias –el chico de los ojos dorados radiaba de felicidad, acercándose a Lavi para besarlo. El pelirrojo no tardo en corresponderle.

-Feliz Cumpleaños…Allen.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado n.n y dejadme algun comentario, cualquier critica es aceptada (?


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