asi que no quieres salvarnos
lo que somos
no se ve claro
por que esta cuesta arriba de aqui
Daniel, un joven de 16 años, piel blanca, pelo castaño, ojos cafés, con un poco de músculos marcados, estatura de 1.75 y una inteligencia que daba miedo. Según la mayoría de la escuela el era "perfecto", pero habían 3 cosas que nadie sabia. 2 de ellas hipotéticamente y 1 era casi literal, puesto que solo lo sabían 2 personas. Ni siquiera sus padres.
La primera: Daniel padecía de una enfermedad, que, si bien, era mortal y desconocida, tenía tratamiento y no era contagiosa, pero no podía fallar en su horario de medicación, porque, si lo hacia, moriría en los siguientes 10 minutos. La segunda: era homosexual; si bien, solo lo sabían el y una amiga suya llamada Lara, no podría guardárselo toda la vida, mucho menos ahora, que en el instituto había llegado un chico de intercambio, su nombre era Louis y era de Bélgica: rubio ceniza, ojos grises, piel blanca más pálida que la de el y mas alto que el, con 1.82 de estatura. La tercera: nadie lo sabia, ni el, pero él había sido usado para un experimento secreto: si se desataba una Apocalipsis mientras él vivía adquiriría habilidades sobrehumanas, tales como: soportar mucho tiempo sin respirar, comer y beber, adquirir fuerza como para matar a alguien de un golpe "suave", poder soportar grandes cantidades de radiación y ser casi inmune a balas, pudiendo soportarlas o esquivarlas. El secreto se le inyectó como una "vacuna" cuando era un bebé, la cual fue la razón de su enfermedad y desaparecería si se activaba todo aquello.
El día inicio como normalmente para el: despertar, medicarse, darse un baño, vestirse, peinarse, desayunar y asear sus dientes para luego irse al instituto, pero el sintió "algo", no era un malestar físico, mucho menos emocional, solo sintió que "algo" pasaría ese día, pero no le dio importancia. Si quería llegar al instituto bien de tiempo, debería de apurarse o si no, llegaría barrido, como las 2 chicas que se sentaban a su alrededor en clase siempre, no pudo evitar socializar con ellas el primer día de clase, pero había una cosa en ellas que el sentía que tenía en común, también lo sentía con Louis, con algunos compañeros de su clase y de el instituto, e incluso de otras personas que el no conocía. Cuando se encontró fuera de su hogar para llegar caminando al instituto vio una imagen en su mente, no era un recuerdo, no parecía de su imaginación, ni nada parecido: Lara rodeada de cadaveres con una niña pequeña, de unos 10 años, a su lado, su mejor amiga, Jane, abrazaba a Louis y atrás estaban otros 2 chicos que no reconocía. Se frotó los ojos con las manos y se fue al instituto.
El instituto, después de estar "enfermo", era la cosa que mas odiaba en el mundo. Todas esas personas hipócritas, añorando por ser enfermizamente atractivos o populares estaban ahí, recibiendo "educación" de unas personas que tenían que tener la paciencia de un dios para no explotar en clase -pobres- se decía cada vez que recordaba eso.
Al llegar, tropezó y accidentalmente se golpeo con un chico de escasa estatura, poco popular puesto que nadie hablaba de el, más delgado de lo normal, con ojeras, pelo negro despeinado, ojos verdes oscuros y boca pequeña. -lo siento- no dejaba de decir Daniel - es que estaba un poco apurado, si quieres te puedo acompañar a tu clase- -te perdono-dijo el peli negro- y si, me puedes acompañar, ¿por qué tendría yo problema con eso?-. En el camino al salón de clases se fueron haciendo varias preguntas mutuamente; aquel chico se llamaba Joel, tenía la misma edad que Daniel, media 1.61 y tenía algún problema por el cual sus glóbulos blancos no eran suficientes y siempre, por cualquier enfermedad, por muy pequeña que esta fuese, terminaba en el hospital. Joel tenía un rostro inocente, de un niño, a excepción de sus ojeras, todo era perfecto. Eso cautivo a Daniel. -sabes...- dijo Joel, seguido de un suspiro -bueno, te diré algo, pero guárdalo en secreto, ¿lo prometes?-después de pronunciar estas palabras, el mismo volteo su cara a los lados, vigilando, como si hubiese dicho algo indebido. -lo prometo- Ya habían llegado a la clase de Joel, pero seguían hablando. Joel se inclinó un poco hacia el frente, puso sus labios en la oreja del otro y en voz baja pronunció una pequeña frase. -me gustas- Y justo cuando Daniel iba a responder, Joel desapareció, corrió velozmente hacia su salón. Daniel soltó un suspiro -y tu a mi- pensó -tu me gustas y no se porque-. De pronto, sintió la conexión de siempre, solo la sentía con ciertas personas, sentía "algo" en común, alguna conexión con ese chico.
Daniel corrió hacia su salón de clase y se sentó donde siempre, al lado derecho de la ventana, 3 asientos atrás. Como el lo creyó, sus "amigas" Jane y Lara llegaron 15 minutos después, sin haber hecho sus deberes y sin estudiar para el examen de matemáticas de ese día, le pidieron la tarea y la copiaron en menos de 2 minutos, luego los 3 minutos que quedaban los dedicaron a "estudiar". Inició la jornada escolar con la mayoría de los alumnos esperando a que acabara, Daniel trataba de distraerse, volteo la cara hacia la ventana y vio a una chica que el ni conocía, pero que lo hacia sentir también aquella conexión extraña, cuando el maestro se distrajo y puso trabajo para la clase, Jane se le acercó, viendo que veía a aquella chica de pelo negro corto y piel morena con ojos cafés. -Yazuri, nombre coreano, o eso dijo, no se su clase, pero le podría decir que te gusta- -cállate- le ordenó ¿gustarle ella?, Pero luego recordó, Jane no sabia sus secretos, era probable que lo hubiese hecho con la mejor intención del mundo, aparte de que esa chica no estaba mal, pero Jane no sabia que a el le gustaban "otras" personas.
El día siguió como normalmente: pasarle la respuesta 4 a cambio de la 7 a Lara en un cuestionario de geografía, aprobar el examen con 9.5 y caerse en deportes por una deshidratación eran cosas que eran de esperarse, es mas, estaba seguro de que ocurrirían.
Sonó el ultimo timbre anunciando el final de la jornada. -y no olviden hacer la tarea!- replicó el profesor de filosofía que se encontraba en el aula. Todo el salón se fue vaciando de poco en poco, para Daniel fue un poco difícil respirar, puesto que le temía a las grandes masas de personas y en ese momento salieron todos los alumnos de su escuela que, estaba en sobre población. Entre todo el bullicio de todos los días que lo asfixiaba, sintió una mano entrelazándose en la suya, la cual lo jalo hacia una área casi sin personas. -Hola- dijo la persona que lo agarro de la mano con un notorio acento alemán -sabes, deberíamos hablar mas seguido- luego, Daniel se percató de la cara de esa persona: era Louis. -yo...también lo creo- dijo Daniel, quien se le quedo viendo a los ojos a Louis, sin despegar la mirada de ellos le tendió la mano -mi nombre es Daniel-. Louis la acepto amablemente -soy Louis, el chico belga, por cierto, en Bélgica también se habla alemán-. Se quedaron hablando por un buen rato y se hicieron buenos amigos, pero cuando se dieron cuenta de la hora, Daniel se espanto.
-tengo que ir a ver a alguien- dijo Daniel-quedamos de ver el atardecer todos los días y...- Louis, con una expresión triste respondió -debe de ser una persona muy importante para ti, ¿no?-luego bajo la cabeza, viendo el suelo como si este le contara la historia mas interesante del mundo. -claro que lo es- dijo el castaño -si quieres, podemos ir a algún lugar mañana- -claro-respondió el rubio acomodándose un mechón de pelo detrás de la oreja Daniel se acercó a su oreja y le dijo -te quiero- luego se hecho a correr, al ver que el castaño se alejaba murmuro algo por una cosa que se le informó. -no hay problema, si es que hay mañana para nosotros y también te quiero-.
Al llegar al techo del edificio de siempre, Daniel se sorprendió de ver a Lara ya sentada, esperando la puesta de sol. Ella siempre llegaba 2 minutos antes de que empezara. -hola tu- dijo con tranquilidad para luego cambiar su voz a la de un profesor estricto -¿por que llega a estas horas?, Joven- a lo cual Daniel soltó una pequeña carcajada y un suspiro, luego se sentó al lado de su acompañante que lo había estado esperando desde unos 20 minutos atrás y se veía impaciente. -y por que esta vez tan puntual a esto?-dijo el castaño -no lo se, siento que algo va a pasar hoy- respondió su amiga, confidente, acompañante entre otras cosas, volteándose a ver al rostro de su amigo, Lara era linda, un poco pequeña y tenía bastante fuerza como para librarse de 5 violadores expertos al mismo tiempo, esa chica estaba sintiendo que algo pasaría, pero Daniel no la culpaba... Daniel también lo sentía, sentía algo, pero no sabia que con exactitud, tal vez de morir o vivir, o algo sin importancia. Se alcanzaba a escuchar a lo lejos una canción mientras la puesta de sol avanzaba.
"Es quien somos.
No importa si fuimos muy lejos.
No importa si todo esta bien.
No importa si no es nuestro día".
A lo lejos se alcanzó a ver algo, pero no se sabía con exactitud que, parecía lo que se le llamaría un OVNI, pero luego se dieron cuenta de que estaba cayendo a una velocidad impresionante. Lara le encontró un poco de forma, puesto que había visto muchos programas de TV de guerras. Y cuando aquel objeto impacto con la tierra, en unas montañas a lo lejos de aquella ciudad, se alcanzó a escuchar una parte de aquella canción que se oía.
"Nunca fuimos bienvenidos aquí.
Nunca fuimos bienvenidos aquí en absoluto"...
Después de eso, solamente se vio una gigantesca explosión que causó que se formara un temblor y demasiado viento. Lara se agarro de la mano de Daniel y este a su vez de el edificio en el que estaban, pero el edificio no soporto mas y se desplomó, provocando que a los 2 adolescentes se los llevara el viento.