Arqueo una ceja al escuchar la conversación de Natasha con Clint. Guardo silencio mientras bebía su mojito del otro lado de la barra. Era un domingo por la mañana después de una excelente fiesta de cumpleaños número veintidós.
-¿has escuchado hablar del nuevo chico que llego al vecindario? Dicen que es muy apuesto. Rubio y ojos azules como el mar- Clint ladeo su boca en forma de desaprobación ante el comentario de Natasha. Y menos cuando era su novia.- Sería agradable ir a darle la bienvenida o una fiesta ¿no es así Tony?- Tony no le estaba poniendo atención ya que imaginaba al joven en mención. Ya que el único rubio de sus amigos era Thor y vaya que no era en nada su tipo. Además tenía una relación con su hermano, Loki. -¡TONY!- grito Natasha mientras le hacía un movimiento con las manos para traerlo de nuevo a la realidad.
-¿Una fiesta? ¿Para quién?- Natasha arqueo la ceja, molesta, al parecer su amigo la había ignorado por completo
-Para el nuevo vecino...- ¿Vecino? Se preguntó Tony
-Ah sí, claro...¿quién?- Natasha le quito el vaso con hielos y lo tiro en el fregadero- ¡hey! Diablos Natasha ¿qué te sucede?- del otro lado Clint se limitaba a jugar con un bote de aceitunas
-Al vecino nuevo, idiota. Al jugador de futbol rubio y ojos azules, de él hablo. Démosle la bienvenida ¿qué te parece la próxima semana en tu casa de la playa? - Clint no podía creer la rapidez con la que eso se hacía
-Sí, claro por mi está bien y no lo conoceremos antes- Natasha sonrió con complicidad
-Créeme no lo necesitas- ¿necesitas? ¿Cómo le iba a hacer una fiesta de bienvenida a un extraño? Cielos. La pelirroja le guiño un ojo divertida.
-Bien, es hora de irnos. Te veremos la próxima semana en tu casa Tony- tomo su bolso y se dio la media vuelta- Clint, ve y saca a Thor a Loki del cuarto de visitas- Clint arrugo su cara
-¡No, mi cuarto de invitados no!- grito Tony al darse cuenta a lo que Tasha se refería. Natasha se reía sin parar mientras salía de la mansión del hijo de los Stark.
Tony miraba molesto en la dirección de donde Thor salía sonrojado y Loki detrás de él. Despeinados y sin una erección matutina. Diablos. Cuando el silencio reino se dio cuenta de que sería una tarde para limpiar toda la casa.
-Debería contratar a una sirvienta ¿no lo crees Jarvis?-
-Sí, señor debería ya que casi siempre usted está ocupado con su compañía y no es cómodo trabajar con desorden, señor- Tony sonrió mientras apilaba los vasos rojos uno tras otro
-Así que no te gusta el desorden Jarvis, bien, tomaré en cuenta tu comentario-
-Gracias, señor- Tony saco una bolsa negra y comenzó a tirar todo dentro de ella.
Anthony Edward Stark era el único hijo de la familia Stark. Millonario por herencia de su padre y huérfano a su temprana edad. Vivir la vida al límite como un playboy y un genio era lo único por lo que se levantaba todas las mañanas. A decir verdad, podía tener todo en el mundo, dinero, mujeres, pero algo vació lo hacía sentir incompleto. Algo faltaba ahí.
Hacía poco se había dado cuenta que las mujeres no estaban cumpliendo el rol que Tony tenía impuesto a pensar y satisfacer. Accidentalmente se había besado con Banner después de unas copas hacía un par de alocadas fiestas y eso lo prendió. Destapo un lado que Tony no conocía de él mismo, algo que hacía tiempo al parecer había reprimido. Ver esa sonrisa perfecta, ese cuerpo musculoso y esos ojos azules hacía que su polla palpitara sin parar. Mierda, solo tenía quince años en este mundo y no sabía que ocurría en verdad. ¿Qué era eso que sentía su cuerpo?
Una noche su pared estaba vacía y con ella esa pregunta. No podía sentir eso y menos de un hombre. No después de ver cómo le daban una paliza a un chico al ser descubierto dándole una mamada a otro, en el baño de la secundaria. El mundo era cruel y más para las personas que estaban solas e indefensas. Como él.
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Estaciono su Ferrari en su lugar habitual, a lo lejos pudo ver como sus amigos conversaban debajo del gran arce, símbolo de la Universidad. Tomo su legajo y cerró el carro. Llego hasta ellos y los saludo.
-Buen lunes Tony, saludo Banner-a su mejor amigo de ciencias y de laboratorio. Todos sonrieron para él.
-Díganme, de ¿qué me he perdido?- Tasha sonrió malévolamente, se acercó a él y tomo la mano de su amigo
-De la fiesta de este fin de semana- Tony arqueo la ceja, ah sí, esa fiesta. Se escuchó un bufido, era de Loki.
-Apenas es lunes, aún no me recupero de la resaca y ya hablan de fiestas-
-¿O del sexo rudo?- se burló Tony, Loki se sonrojo y estallo en ira, dejando a todos ahí, Thor abrió la boca pero no dijo nada más que seguir a su hermano para tranquilizarlo
-Buena jugada Tony- el timbre sonó y todos entraron al primer día de clases. Banner se perdió delante de él al entrar al laboratorio y el siguió caminando hasta el salón indicado en su horario. 0045 marcaba su boleta. Camino y entro, el profesor se encontraba tomando lista cuando entro, un silencio incomodo lleno el lugar. El profesor se aclaró la garganta y le indio con la cabeza que tomara asiento. Vaya, solo dos asientos vacíos el primer día de clases y con él, solo era uno. Un chico nuevo ¿eh? y al parecer retrasado. Se pondrá bueno. Pensó.
Para la segunda hora el asiento seguía vacío, que descaro y más por ser el nuevo. Pero bueno, alguna papelería se le habría atravesado, ser el nuevo o ser transferido traía sus complicaciones y no más por decir ser el "nuevo" en la boca y mira de todos. Absolutamente todos, si fuera una chica guapa con grandes senos y a Tony le gustará eso sería un gran problema, ya que toda la Universidad estaría encima de ella. La cuarta hora llegó y con ella ninguna noticia del nuevo o nueva. Era el receso, un refrigerio le vendría bien. Bajo los escalones y camino el largo pasillo hasta la cafetería. Cuando entro en ella vio como toda la gente se arremolinaba en las grandes ventanas cristalinas que daban hacía el campo de futbol.
-¿Qué sucede? - le pregunto Tony a Clint, mientras tomaba el jugo de la bandeja de Thor
-¡TONY!- el moreno ignoro el grito de su amigo y trato de ver por qué toda la gente estaba embobada hacía el campo. De entre la multitud salió una Natasha colorada y tratando de mitigar el calor que sentía.
-Maldición, eso es realmente caliente. Es como todo un Dios griego- Clint se cruzó de brazos- ¿qué mierda pasaba? i, Tony cayo en la cuenta que casi toda la cafetería eran mujeres pegadas a los cristales casi empañados. Lentamente se acercó y como por magia le fueron cediendo el paso hasta quedar frente al vidrio, metió su mano en el bolsillo, se dispuso a dar un sorbo pero este se quedó a la mitad de la pajilla cuando volteo su mirada y su mundo se detuvo.
Había cobrado vida, había salido de la caja de su armario. No podía ser. Sentía como las lágrimas se arremolinaban sus ojos, su corazón se detuvo y su sangre se helo. Ahí parado en medio de campo estaba él. Pero él lo había enterrado hace muchos años. Alto, rubio, ojos azules, esa maldita sonrisa blanca y perfecta, ese cuerpo musculoso y definido. De repente sintió como toda su sangre se calentó y se dirigió a su ingle. ¿Era un mal sueño? Él estaba muerto. Hacía tanto tiempo que había muerto. Sólo era una figura. Su cara, su gran próximo error. Él también era un jugador y si el destino le estaba diciendo que habría una gran jugada así sería.
Lentamente retrocedió de la multitud, se limpió la boca y arrojo el bote del jugo a la basura. Se recompuso y enfrento a Natasha.
-¿Quién es él? ¿El nuevo?- Natasha sonrió y se cruzó de brazos
-Sí, así es y está en tu salón de clases. No ha asistido por el hecho de que al parecer el pueblerino es el próximo capitán del equipo este año y es pobre, así que hará lo que sea por la beca- eso le intereso demasiado a Tony. Un pueblerino ¿eh? esto se ponía cada vez mejor.
-Bien, con gusto daré esa fiesta este fin de semana ¿te encargas tú?- la pelirroja sonrió de lado y extendió la mano
-Hecho, será un placer hacer negocios con usted señor Stark-
-¿Qué diablos pasa aquí? ¿Alguien puede explicarme?- exigió Loki. Clint se acercó a él
-Planes directos del diablo- eso envió un escalofrió por todo el cuerpo de Loki, si, esos dos juntos evocaban la maldad pura. Natasha y Tony eran amigos desde muy chicos, así que técnicamente sabían todo el uno del otro. Ella sabía los secretos más oscuros de Tony como él de ella.
Tony regreso con una seriedad casi sepulcral al salón, si, esa nueva llegada sería algo grandioso y un toque de adrenalina a su vida aburrida pero a la vez evocaba un pasado oscuro y secreto que solo Natasha conocía.
El olor a jabón y loción inundaron sus fosas nasales, aparto su mirada de su libreta donde desarrollaba un nuevo proyecto "entre clases" y sus ojos se abrieron de par en par. Al fin entro el dios griego como Natasha lo había apodado. Con un look de pueblerino, su gorra, vaqueros ajustados, camisa blanca y una cazadora ligera. Dios. Si, era un Dios en toda la extensión de la palabra.
-Muy bien, este es el nuevo compañero de clases, su nombre es Steve Rogers- el chico de gorra café medio in inclino la cabeza en forma de saludo. El maestro señalo el asiento vació a unas filas delante de Tony, a su derecha. Sería un placer hacer un rebelde total a ese pueblerino.
Tony no podía dejar de admirar ese cuerpo tan definido y musculoso, era su sueño, más bien pesadilla, hecha realidad. Un sueño húmero andante para él. El salón quedo vacío después de que sonara la campana de salida. Rogers se acercó al maestro para pedir una disculpa por su ausencia durante las primeras horas y para ponerse al corriente con sus tareas. Stark veía de reojo mientras seguía dibujando sus planos técnicos al muchacho. Le revolvía el estómago pero el fascinaba tanta educación e inocencia. Imbécil. Si, ahora odiaba a toda la universidad, a todas las chicas que estarían detrás de él, que toda la atención estaba fija en su...en él. No quería que nadie se fijara en él. Era suyo. Enferma necesidad y posesión.
El maestro le dio unos apuntes a anotar, Rogers tomo asiento y saco de nuevo sus libretas para traspasar a mano la tarea. El profesor dejo el aula y cerró la puerta detrás de él. Stark guardo sus cosas y se acercó hasta donde estaba el rubio.
Se aclaró la garganta cuando estuvo frente el pueblerino y este ni si quiera noto su presencia por lo concentrado que estaba en su tarea- Ehem- tosió después un poco. Se arrepintió después de eso. Esos ojos azules encontraron los de él provocándole casi un infarto y querer ser doblado ahí en el escritorio por él ¿qué?
-Oh, lo siento no sabía que estaba alguien aún aquí- Invisible- ¿necesitas algo? - le sonrió
-Mi nombre es Tony Stark, mucho gusto, Rogers- el rubio extendió la mano pero Tony no la acepto, aún no. Rogers arqueo una ceja- si necesitar algo por favor no dudes en pedírmelo, lo que sea- Si, maldición lo que sea.
-G..gracias, Stark- el pueblerino arqueo una ceja un poco incómodo por ese momento extraño e incómodo y sin lógica
Tony quedaba como un idiota. Siempre se lo decía Natasha. Dio la media vuelta sobre sus talones y salió del salón, cerrando la puerta detrás de él.
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-Sí, bueno verás, Stark él es el Presidente del Consejo Estudiantil así que si tienes algo que hablar con él el único lugar donde puedes encontrarlo es en su mansión afuera de la ciudad. Si quieres te puedo dar la dirección- eso le hizo un nudo en el estómago a Rogers. El sólo ver a Tony delante de él le había hecho un nudo en el estómago. Un poco más bajo que él, moreno, un cuerpo trabajado pero no tanto, ojos cafés y un porte único de un genio por lo que había escuchado de todos en la Universidad y de los maestros. Casi estaba graduado pero quería ser un estudiante más y no ser un cerebrito sobre valorado y chiflado. Solo un joven millonario y nerd más. Qué casual. Y dueño de una empresa millonaria e internacional.
-¿Podrías acompañarme? Tengo apenas un mes en la ciudad y no sé muy bien de calles- le sonrió nervioso a Natasha
-Claro que no, es por la calle principal y saliendo tomas la lateral a la derecha y a unos kilómetros delante verás el bosque comenzar y ahí verá el emporio Stark en su resplandor- Rogers trago duro y tomo el papel doblado por la mitad que tenía la dirección de Tony. Bien, sus patéticas demandas de foráneo lo había llevado a esto, a tener que ir a la casa de Tony directamente ya que al parecer la oficina del consejo le parecía aburrida y poca cosa a que estar en su casa con piscina, comida y privacidad ante todo.
-Gracias Natasha, pero si llegó a desaparecer será tu culpa y en tu conciencia quedará- Tasha le dio un codazo
-No seas ridículo, nadie se pierde en esta ciudad tan pequeña, que te vaya bien. Tengo practica de ballet, nos vemos mañana Rogers- se dio la vuelta tomando su mochila- ¡ah! y cualquier cosa ahí está mi número móvil para cualquier cosas- le guiño el ojo y se fue.
-Dentro de poco tendrás una visita MUY especial, disfrútalo :) - Maldita sea, Natasha lo había logrado. Rogers se dirigía su casa, a su casa. Se dirigió al baño y verificó que todo estuviera ordenado y limpio. TODO. Minutos más tarde pudo oír una motocicleta Harley-Davidson por el camino principal de la casa. Para una motocicleta de esa talla no era un pueblerino cualquiera y menos alguien que ocupara una beca de deporte para mantenerse estudiando.
Rogers aparco delante de la puerta principal de la casa, puertas altas de caoba tallas a mano, dos estatuas a los lados la custodiaban. Se quitó el casco y pudo a ver que Tony lo miraba desde el balcón directamente arriba de la puerta.
-Adelante Rogers, entra- las puertas se abrieron automáticamente de par en par, dudoso acepto la invitación. Mientras entraba Tony bajaba las escaleras.
-Dime ¿qué te trae por aquí? -un plan muy obvio de tú amiga Natasha.
-Verás me dijeron que tú eras el Presidente del CE ¿cierto? Bueno traigo unas quejas de la junta de estudiantes foráneos y quiero discutirlas contigo- Tony sonrió un poco fastidiado
-¡Ah, eso! Claro, con gusto podré ver en que podemos ayudarte. Solo que es hora de mi comida ¡me acompañas? -
-La verdad yo...- Tony le lanzó una mirada lasciva y suplicante, herida. Maldición.- claro, vamos- entraron a un comedor pequeño para el gusto de Rogers, comparado con el resto de mansión. La comida ya estaba servida
-La verdad nuestra presentación fue un tan absurda, quiero pedirte disculpas Rogers. Déjame presentarme de nuevo. Tony Stark, dueño de Industrias Stark. Mucho gusto- Rogers le sonrió desde el otro lado de la mesa
-Steve Rogers, capitán del equipo de fútbol. No soy dueño de una industria pero trabajo para mantenerme. Vivo solo desde hace varios años y...soy becado- ah, eso respondía todo.
-Muy bien, lo más seguro es que has oído rumores sobre mí, pero no todos son ciertos- tomó un poco del whisky que estaba frente de él, sudando como él.
-No es cierto que eres un playboy o un genio ¿entonces?- esa afirmación contenía veneno
-Bien, si, lo soy, me acuesto con la mujer que me plazca y sí, soy un genio de nacimiento, así pude sacar adelante la empresa de mi padre desde los quince años, yo sólo, Capitán- la tensión se hizo en el aire, se podía escuchar como tragaban duro y el latir de los pulsos de ambos. Esto iba por otro camino del que Tony quería que fuera. Ese pueblerino era un idiota.
-Bien, tengo asuntos que atender, así que dejaré la lista y cuando termines de revisarla...- Tony se puso de pie y llegó hasta él y nuevamente el golpe de loción y cuero lleno sus fosas nasales e ingle.
-Me disculpo, hemos empezado con el pie izquierdo-extendió la mano- ¿seamos amigos? - Rogers la apretó. Tensión. Sexual.
-Lo siento también, estoy un poco estresado por todo el cambio- cuando se apretaron un poco más fuerte el tacto cálido los envolvió a los dos. Ambos pudieron sentir que eso se despertaba en ellos. Por inercia Rogers se levantó, sin quitar su vista del apretón de manos y acercarse más a Tony viendo como el pecho del moreno subía y bajaba, ahí mismo desvió un poco su mirada más abajo y vio la erección detrás del pantalón negro de Tony y la suya, detrás de esos vaqueros.
-Está bien...no te preocupes- balbuceo Tony. Sus cuerpos tenían un pequeño ridículo espacio entre ellos. Levantaron sus caras y se miraron fijamente durante unos segundos, que fueron eternidad. Sus respiraciones eran agitadas, su sangre subía junto al rubor a sus caras, la necesidad se apodero de ellos. Era química instantánea, fue un golpe directo al orgullo y al corazón. Lo sabían, no había vuelta atrás.
-Tony...- ¿Sí o no? Maldición...necesito hacerlo. Debo. Tengo. Deseo. Él.
-Capitán...- susurró muy cerca de los labios del rubio. Tony lamió sus labios controlando ese impulso pero a la vez saboreando lo prohibido.
-Maldición...- y antes de poder saber que ocurría, Steve se apodero de la boca de Tony y las grandes manos del rubio de su cara para apegarlo más a él. Tony cruzó los brazos por encima de los hombros de Rogers. Se balancearon contra le mesa para apoyarse de sus rodillas débiles. Rogers bajo sus manos para hacer espacio sobre la mesa pero con su cuerpo apretó al de Tony.- Súbete- fue una orden. Con eso Tony casi se corría, gimió bajo.
-Sí, capitán- con ayuda del rubio, lo subió a la mesa, Tony abrió las piernas para hacerle espacio al rubio y seguir con ese beso. Sus piernas lo rodearon para acercarlo más. Sus erecciones de esa forma se rozaban, haciéndolos gemir dentro del beso donde saqueaban lengua, dientes, labios. Más.
Tony se separó bruscamente, busco los brazos de Rogers y los apretó- ahhhh....- escondió su cara en el hombro del rubio. Temblores lo sacudían, un sollozo salió de él. Ahora su pantalón estaba manchado. Sintió un cálido aliento en la unión de su cuello y hombro, estaba tan suelto por el orgasmo que hasta que sintió el tirón se dio cuenta. Rogers lo mordía, lo marcaba como un animal.
-¿QUÉ TE SUCEDE? Dejarás marca- Rogers se separó de él. Tony lo examino, ni un rastro de sexo, nada. Solo una sonrisa.
-Espero tu llamada, Stark- y así salió de la mansión. Dejando a Tony mojado y marcado.