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Reemplazable. por LunaArlert

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Bleach no me pertenece, es propiedad de nuestro mangaka troll por excelencia, Tite Kubo. 

Vamos, si Bleach fuese mío, estos dos tendrían bastantie tiempo siendo pareja e Ishida no estaría con los sternritter... o tal vez sí, una nunca sabe (?)

Notas del capitulo:

¡Saludos lectoras y lectores queridos ♥!

Sé que debería de estar actualizando mis otras historias pero, la inspiración para esta herrmosa pareja que tanto amo volvió y no quise perder la oportunidad para hacerles un fic ♥

Espero les guste y sin más por el momento:

Enjoy!

Kurosaki Ichigo había perdido la cuenta de las veces en que Ishida Uryuu le había rechazado. Sólo sabía que el número total que daba como resultado el sumar los dedos de sus manos y pies, no alcanzaban.

No importaba la manera, el lugar o hasta el día en que él pidiera una mísera oportunidad para hablar con él y demostrar que lo que decía, era verdad. No, el orgulloso Quincy encontraba las palabras adecuadas y adornadas para decirle que no, que no estaba interesado o, en el peor de los casos, que no podía corresponder lo que sentía.

—Pero no pienso darle el gusto de verme derrotado —gruñó, mirándolo con cierto grado de desprecio.

—Sé más cuidadoso, no lo vayas a matar —Rukia suspiró ante su molestia, entendía que estaba furioso y que le molestaba como nadie tenía idea que el único chico que había logrado provocarle atracción, lo rechazara de una manera tan educada que nadie podía quejarse, sin embargo, también era consciente de que le dolía, el mismo grado de enojo, aplicaba para el dolor.

Ishida, por su parte, se removía un tanto incómodo en su lugar, podía sentir la mirada furibunda de aquel Shinigami que le seguía a donde fuera que se moviera.  Un pesado suspiro abandonó sus labios, era consciente de que estaba causando dolor a su compañero, pero sabía también que jamás entendería sus razones, nadie lo haría y no podía darse el lujo de salir dañado de todo esto—. Ojalá lo entendieras, Kurosaki.

El resto de la clase pasó volando, más de la mitad del salón había divagado en los últimos minutos de clase y casi nadie había escuchado que había dejado un trabajo para dentro de una semana, seguramente todos lo harían un día antes. Ishida se levantó y echó las cosas a su mochila, cuidando que los cuadernos más pequeños no se doblaran por los libros. Tenía en mente ir a la biblioteca con la intención de empezar la investigación, sabía que un viernes en la tarde, ningún estudiante entraría a aquella sala ni por error.

—Ishida, quiero hablar contigo —Ichigo estiró el brazo y logró sujetarle de la muñeca antes de que el otro esquivara el intento.

—Tengo cosas que hacer, Kurosaki, no tengo tiempo —contestó, con ese monótono tono de voz que Ichigo empezaba a despreciar más que un Hollow.

—Prometo no quitarte demasiado de tu valioso tiempo —quizá sonó como algo verdadero, pero en realidad quería que sonara como lo más sardónico posible.

—Lo siento, no tengo tiempo —Ishida jaló de su muñeca, soltándose de aquella mano que había empezado a apretarle más de la cuenta.

—¡Ishida-kun! ¿Te gustaría acompañarnos al parque? Kuchiki-san volverá a la Sociedad mañana y la despediremos —Orihime, con su actitud entusiasta, le llamó desde la puerta, haciendo que Ichigo entornara peligrosamente la vista hacia ellos.

—Lo lamento, no tengo tiempo.

—Oh, está bien, no te preocupes, volverá en un mes así que puede ser que la próxima —sonrió, ocultando efectivamente la decepción que aquella contestación le causaba.

—Claro, la próxima vez…

Todo rastro de enojo abandonó el ser de Ichigo cuando vio aquel flashazo de tristeza que inundó aquellos ojos azules por unos segundos. El de cabello azulado se movió ágilmente entre las bancas y salió del aula, dejando a todos con un revoltijo de sentimientos.

—Ve, Ichigo, yo regreso en un rato —Rukia le sonrió, pasándose una mano por el cabello.

El Shinigami Substituto apenas y alcanzó a asentir antes de que sus pies se pusieran en marcha para donde el otro había desaparecido. Nunca, en todos sus tristes intentos, había obtenido algún tipo de emoción de aquellos ojos, siempre los encontraba con esa impasibilidad y frialdad que tenían en todo momento. Ni siquiera había sido capaz de encontrar sorpresa cuando un «Me gustas» se le había escapado frente al ruidoso de Keigo. Entonces, ¿por qué? ¿Por qué había visto esa profunda tristeza en esa fracción de segundo?

—Quizá… soy yo el que nunca se había percatado —después de todo, era un tanto lento para comprender las cosas, podía ser que alguna emoción hubiese aflorado en Ishida en algún punto en que él se encontraba mirando hacia otro lado.

Pronto se encontró parado frente a la biblioteca, como era de suponerse, ningún estudiante estaba ahí, sus ojos color ocre se deslizaron por las estanterías y rincones para encontrar a quien sabía que estaba ahí—. Ishida, sólo déjame hablarte por cinco minutos.

—¿Qué estás haciendo aquí, Kurosaki? Te he dicho que tengo cosas que hacer —la voz vino desde el fondo, no quería pensarlo, pero parecía que Ishida se había escondido hasta allá.

—Sólo cinco jodidos minutos, el mundo no acabará por eso —el enojo dejado atrás, volvió, haciéndole mover rápidamente por la habitación hasta llegar a su lado, con una fuerza, quizá más fuerte de lo que debía, jaló al Quincy por los pasillos hasta la azotea, donde cerró la puerta y se cruzó de brazos para mirarle seriamente.

—¿Tienes que tener siempre esa actitud tan infantil? Sé que los deberes no son lo primordial para ti, pero en mi caso, lo son. Te pido que te apartes de mí camino. —Sí, estaba bastante irritado por que se comportara de esa manera, pero también le causaba cierto temor su mirada tan penetrante.

—¿Por qué te comportas así, Ishida?

—Me he comportado de la misma manera a lo largo de mi vida.

—¿Por qué nunca quieres escucharme? Ni siquiera te dignas a darme una oportunidad para lo que tengo que decir.

—Cómo te lo he dicho, los sentimientos que piensas profesarme, no tienen un impacto en mí.

—¡Nunca me dejas terminar! ¡Nunca consideras las cosas! —Ichigo caminó hasta él, cerrando la distancia que los separaba—. Siempre alejas a todo el mundo de tu lado, siempre solo, siempre evitándonos… Ishida, carajo, estoy harto de repetirte que siento algo por ti y más harto aún de que me rechaces.

—Pues no repitas cosas de las que sabes, vendrá una respuesta negativa.

Podría decirse que llegó al límite.

—¿Quién te crees que eres? Tu estúpida y orgullosa manera de hablar, te crees capaz de aplastar y humillar a las personas que muestran algo por ti.

—¡Tú eres el que no entiende las cosas! —Ishida gritó, sintiendo que él tampoco podía seguir con esto por más tiempo.

—¿Yo? Qué pésima broma —Ichigo tronó la lengua, sintiendo que aquello era una burla más grande aún.

—Soy alguien reemplazable, llegará algún día en que todos ustedes olvidará de que yo estuve ahí, algún día no haré falta en sus vidas… —la voz de Ishida fue perdiendo fuerza, sus últimas palabras sonaron más como un murmullo.

—¿Alguien reemplazable? —Ichigo quedó congelado.

—Los sentimientos que dices guardarme, no son más que meras conjeturas que has sacado de manera apresurada. Tú, tienes demasiadas personas tras de ti, algún día te darás cuenta de que yo no tengo la importancia que en estos momentos piensas. Es simple lógica.

—Tu lógica apesta, incluso yo puedo pensar en algo mejor —Ichigo lo sujetó de los hombros, sintiéndose mucho más molesto que antes—. Dime si alguien haría esto por algo “reemplazable”.

Ishida no alcanzó a terminar de procesar aquello, Ichigo se acercó hasta él y unió sus labios. Como primer reflejo, lo empujó, haciéndolo retroceder unos cuantos centímetros pero no logrando despegarlo de él. Aquel beso empezaba a nublar sus sentidos, como si no le fuera posible pensar con normalidad, debía de detenerlo, antes de que su juicio se viera estropeado por sus propios sentimientos.

—Detente, Kurosaki y olvida todo esto, guárdalo para la persona que me reemplazará.

—Nadie puede reemplazarte, Ishida, a pesar de tu orgullo, tu estúpida frialdad e indiferencia, estoy enamorado de ti —Ichigo lo rodeó con sus brazos, resistiendo los empujones que Ishida le daba en un intento por alejarse—. Si fueses alguien reemplazable, nadie seguiría insistiendo en hablarte y yo, yo no estaría invitándote a salir cada que tengo oportunidad.

Ishida inclinó levemente la cabeza, aun empujándolo pero con menos fuerzas. Tenía sentido, sin embargo, no podía permitir que esto terminara de la manera inevitable—. Cuando se cansen de mí, se irán, es lo obvio.

—Deshazte de la lógica y la obviedad, el amor no funciona así, Ishida, eres la única persona que me hace sentir diferente, la única de la que me he enamorado.

 —Kurosaki… —¿Cómo confiar? Cómo confiar en las palabras y la vida cuando estas le habían enseñado todo lo contrario, las únicas personas que le habían mostrado cariño, lo habían abandonado mucho tiempo atrás y nadie había profesado este tipo de cariño hacia él. No sabía qué era el amor paternal, no sabía qué era el amor de una pareja. Siempre había estado solo, ocultando para si su dolor y sufrimiento,  cerrando las puertas de su mundo a todos, librando incontables batallas en contra de sus propias pesadillas.

—Déjame demostrarte, Uryuu, déjame demostrarte que no eres alguien reemplazable, que realmente me importas… que no estás solo.

Ishida bajó la cabeza, no quería creer, había visto tantas veces a su alrededor cómo la gente resultaba lastimada al ser abandonada que no quería pasar por lo mismo, había sufrido demasiado ya con la muerte de su madre y abuelo y la indiferencia de su padre. Sin embargo, la voz de Ichigo, la singular protección que le brindaban sus brazos, era diferente.

—Si tan seguro estas de todo esto, no tienes nada que perder. Simplemente acepta y deja que yo disfrute de aplastar tu lógica y enseñarte cuánto apesta.

—Estoy seguro de que no resultará, seguro de que te arrepentirás.

—Acepto la apuesta, ahora, deja que te enseñe que tan reemplazable eres.

Ishida sonrió torcidamente, sin duda alguna, ese Shinigami siempre lograba que hiciera cosas realmente increíbles para él.

Por eso le gustaba.

Notas finales:

Es un poco triste, de cierto modo, los pensamientos de Ishida sobre su mundo gris y deprimente tocan algunas llagas sensibles que yo misma tengo. Sin embargo, está nuestro querido Shinigami para sanarlo.

La idea de ser "reemplazable" me vino a mi en algún momento de depresión, la parte de "me olvidarán" vino de un doujinshi que leí hace mucho tiempo donde Ishida no se sacaba fotografías para que nadie recordara que alguna vez estuvo con ellos.

Espero que les haya gustado y no olviden dejar un comentario con su opinión.

Les deseo un feliz año nuevo y mis mejores deseos.

¡Nos leemos pronto! ♥


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