Big Hero 6 – Hormonas.
Tadashi había ido a pasar la noche en casa de Honey. Eran las 2:00 am y estabas solo en tu cuarto. Como eres un joven en pleno crecimiento, como había dicho Baymax, tenías las hormonas a flor de piel. Por eso aprovechas al máximo estas ocasiones para tocarte, ya que con Tadashi dando vuelta por ahí no podías.
-AA-ah… T-Tadashi… - gemiste. Sabías que estaba mal masturbarte en la cama de Tadashi, mirando una foto de él. Pero ya hace mucho tiempo te diste cuenta que solo él puede hacer que... eso se pare.
Seguiste tocándote con un ritmo rápido y constante, soltando de vez en cuando pequeños gemidos ahogados por la almohada que mordías. El placer te recorría todo el cuerpo como una descarga eléctrica, casi no podías ni coordinar tus movimientos.
Paraste lentamente el movimiento, prestándole atención a la punta.
-Mmnh… - apretaste tus ojos con fuerza, mientras que con un dedo rodeabas la punta de tu miembro, eso se sentía jodidamente bien. Lo hacías lento, con calma; te torturabas a ti mismo con esa velocidad, pero te encantaba.
Ya queriendo terminar pasaste un dedo por toda la longitud de tu miembro, luego lo agarraste y seguiste con el vaivén rápido y seco.
El placer volvió a consumirte de pies a cabeza, te volvía loco. No sabías muy bien cómo controlarlo, tu mano libre no sabía qué hacer, si tapar tu boca o estrangular la sábana de la cama de Tadashi. Tus pies se estiraban sobre la cama, o se entrelazaban entre ellos.
Gemiste fuertemente al sentir como la sangre poco a poco se iba acumulando en tu miembro.
Y estallaste.
-¡T-Tadashi! – gritaste seguido de un gemido fuertísimo. Luego suspiraste y tiraste todo tu peso sobre la cama de tu hermano, con tu mano aún en tu miembro. Estabas cómodo así, y estabas exhausto como para moverte de buenas a primeras.
Respirabas agitadamente, con tu corazón a mil y tus mejillas ligeramente sonrojadas por el calor. No eras de sonrojarte. Luego de un rato te sentaste y observaste a tu alrededor.
-Genial… - gruñiste por lo bajo.
Habías manchado tu camiseta, shorts y mano. También las sábanas verdes de tu hermano, tendrías que cambiar las sábanas y tu ropa. Pero tenías flojera.
Alejaste la mano de tu miembro, guardándolo dentro de los Boxers y los shorts. La tenías pegajosa, y podías notar tu esencia en ella. Sin pensarlo mucho, te llevaste la mano a la boca. Puede que suene asqueroso, pero el sabor no te molestaba en absoluto, pero tampoco te agradaba. No sabías como explicarlo.
-¿Hiro?
-¿¡B-BAYMAX!?
-Recibí una señal de angustia. ¿Tienes algún problema?
-¿Señal de angustia…? – ahora si te sonrojaste. Recordaste el escandaloso gemido que fácilmente hubiera pasado como un grito de dolor. Te llevaste las manos a la cara, la tenías caliente.
Sí, no eras de sonrojarte. En absoluto. Pero el pensar que Baymax pudo haber visto, o escuchado TODO te ponía los pelos de punta. ¿Y si le decía a Tadashi? No, no , no, no podía ser. Oh… ¿O si…?
Oh Dios, oh Dios, oh Dios. GENIAL HIRO.
-¿Hiro? ¿Ocurre algo? – Baymax se acercó con sus cortos pasos hasta la cama.
-¡NO! Jajaja. ¡Todo está bien! ¡Ahora encógete!
Sí que eras un genio, Hiro Hamada.