Voy retrasado, pero eso ya no es novedad. Me transfirieron a esta escuela hace unos dos meses y ya estoy harto. Todo es tan predecible... Los maestros, los compañeros, todo. Ya no tengo apuros en llegar, sé lo que ocurrirá. Me mandarán a dirección, me amenazarán diciendo que llamarán a mis padres, pero no lo harán. Prometeré no hacerlo más, volveré a clase y mañana será lo mismo.
Y así fue, estuve en dirección hace unos minutos y ahora voy camino a mi salón, pero he chocado con un chico y claro, me molesté a pesar de que fue mi culpa. Él era ligeramente más bajo que yo y se disculpó; de seguro le ocurrió lo mismo que al resto. Podía ver en su rostro que él sería otra víctima. Estoy acostumbrado a ser popular haciendo nada, esta vez lo conseguí mucho más rápido de lo que creí. Es típico... y lo odio. A cada escuela que voy tanto chicos como chicas quedan encantados conmigo siendo que los trato peor que a basura. La gente es rara y yo sólo quiero estar solo. ¿Será que les gusta el rechazo?
En fin, el chico me miraba con la boca ligeramente abierta y sonrió como estúpido.
— Pe...Perdona —tartamudeó mientras me miraba de pies a cabeza y se mordió el labio inferior, sé que no se percató de haberlo hecho, pero me irritó. Me perturbó.
— Da igual. —Me digné a responder y entré a mi salón, que por suerte no era el mismo que el de él.
Se notaba que aquel chico era mayor a pesar de su estatura, casi todos lucían mayor que yo. Tengo un rostro bastante aniñado a decir verdad, parezco un "bebé" como muchos han dicho. Como odio que me llamen así.
Pasaron unas dos horas y al fin sonó el timbre para el receso. Salí de manera relajada con mis audífonos puestos y uno de los libros que estaba leyendo simplemente por gusto. Iba con calma a uno de los árboles que había, el colegio era muy bonito en realidad, aunque sólo lo digo por los grandes árboles. Es una linda escapatoria de la realidad el estar allí arriba... A diferencia de mi antigua escuela, pues en ella no existía ni lo más mínimo de vegetación. En fin, me trepé a uno que estaba bastante distanciado del patio y comencé a leer tendido sobre una rama que lucía bastante fuerte. Era cómodo, aunque a simplemente vista parecía todo lo contrario y me transporté a otro mundo, otra época... simplemente por sumergirme en la lectura.
Pero de pronto estuve de nuevo en la realidad, mi realidad, cuando fui interrumpido por una voz que no pude reconocer. Siempre me olvido con facilidad de las personas; para mí todos eran irrelevantes.
— ¡¿Qué haces ahí?! —exclamó con voz preocupada mientras me miraba desde abajo, me asustó un poco.
— Leo —respondí y levanté un poco el libro que traía entre las manos. Lo miré de manera fija, tal vez lo intimidé, pero me daba igual, él me había interrumpido.
— ¡Baja de ahí de inmediato! —Siguió gritando el chico, creo que es el mismo que chocó conmigo hace un rato. Tal parecía que él no dejaría de molestar. Me pregunto quién diablos se creía para venir aquí a gritarme y darme ordenes—. ¡Te vas a caer!
Estaba más que claro, él evidentemente ya empezaba a irritarme demasiado. Si me quedaba ahí seguiría molestando así que decidí acceder y bajé, pero él puso sus manos alrededor de mi cintura para ayudarme a bajar mejor; fue lo peor que pudo hacer. Pero para mis ojos era una excusa barata para tocarme.
— Quítame las manos de encima, ahora. —Ni lo toqué, sólo clavé mi oscura mirada sobre la de él, quien pareció asustarse y retrocedió de inmediato mientras se disculpaba.
— Perdón. No te molestes, pequeño. Sólo quería ayudarte.
— No necesito tu ayuda. Ahora... si me disculpas. —Dicho lo último, me di la vuelta y caminé hacia la otra dirección, pero él corrió tras de mí y se puso a mi lado. ¿Qué rayos pretendía?
— ¿Cómo te llamas? Yo soy Jimin, Park Jimin.
— Jungkook. —Fui algo cortante. No me interesaba hablar con él ni con nadie, yo no vine aquí a hacer amigos. La seriedad es parte de mí.
— ¿Por qué siempre eres tan grosero? ¿Acaso no te agrado?
— Sólo nos hemos visto dos veces. —Me pareció algo extraño que dijera "siempre", exageraba.
— No, no, te he hablado desde que llegaste aquí. Aunque en realidad hoy ha sido la primera vez que me has respondido. Tienes linda voz, ¿lo sabías?
— Eh... Gracias. —Sinceramente, no recordaba haberlo visto antes, pero eso no era raro, jamás recuerdo a nadie—. Debo ir a clase.
— Aún no termina el receso, Jungkook... —me miró con extrañeza y apuró el paso para alcanzarme, demonios.
— No me gusta llegar tarde. —No supe qué decir en realidad, me quería ir. Me estaba incomodando e impacientando demasiado con su presencia. De pronto, el timbre sonó y me salvé—. It's over. —¿No les pasa que suelen utilizar frases pequeñas en inglés al hablar habitualmente? Bueno, estoy muy interesado en aprender fluidamente el idioma, supongo que era mi manera de demostrarlo. En fin, luego de decir aquello, me fui corriendo a mi salón. Era primera vez que me apresuraba para ir a clase, aunque en realidad sólo quería evitar a ese extraño chico.
¡Por fin terminaron las clases! El timbre sonó hace unos segundos y ahora estaba guardando todas mis cosas en la mochila; esta era la mejor parte del día. Cuando estuve listo salí a paso relajado del salón y demonios, ahí estaba ese chico otra vez. Se encontraba apoyado en la pared junto a la puerta como si esperara a alguien, yo sólo supuse y desee que no fuese a mí. Después de todo, no me conocía. Así que me propuse caminar velozmente, mirando directamente al suelo para evitar cualquier clase de contacto visual.
— Jungkook, al fin sales. —Demonios, sí me esperaba a mí.
— Amh... ¿JiHo? —Dudé mucho, pues olvidé su nombre, pero estaba casi seguro de que comenzaba con esa letra. Me siento incómodo, ¡mucho! Sólo quiero largarme de aquí.
— No, no. Jimin. Ji Min. —Repitió como si yo fuese un niño pequeño y con ello acabó por fastidiarme todavía más, así que apresuré el paso a la salida de la escuela de un momento a otro, pero él me siguió. — ¡Hey! No tan rápido, Jungkookie. ¿Te parece si te invito a un helado?
— Te agradecería si no me llamas así, Jimin. —Ignoré su invitación, ¿acaso no me conocía? Todos en la escuela sabían muy bien que yo rechazaba a todos.
— Vale, pero... ¿quieres ir por un helado o prefieres otra cosa?
— ¿Acaso eres nuevo? —él liberó una suave risa luego de que dije eso.
— Estudio aquí desde muy chico, ¿por qué?
— Si es así, deberías de saber que no salgo con nadie.
— Lo sé, pero no pierdo nada con intentar.
— Entonces... No. —Y sin más, salí del establecimiento lo más rápido que pude. Casi corriendo hasta conseguir subir al autobús que me llevaría a casa y me senté en uno de los asientos junto a la ventana, poniéndome después los audífonos para conseguir relajarme y olvidar de una buena vez aquel estresante día.
Sin embargo, de un momento a otro alguien tocó mi hombro y me exalté, me quité un audífono y giré un poco la cabeza para ver de quién se trataba. ¡Maldición! ¿Acaso era un acosador o qué diablos? Otra vez, era Jimin. — ¡Dios! ¿Ahora qué quieres?
— Se te cayó tu libro. —Y así fue, pude reconocer mi libro en sus manos cuando descendí la vista tras haberlo escuchado. Así que intenté quitárselo, pero él lo apartó ágilmente de mí. ¿A qué jugaba? Mi mirada reflejó todo el confundimiento que estaba sintiendo. — Te lo devolveré si sales conmigo ahora.
— Chantajista. —Fruncí el ceño de inmediato y luego de un fuerte suspiro asentí con la cabeza, el maldito libro era valioso para mí en más de un sentido. — Está bien, saldré contigo. Pero que sea rápido.
— ¿Ahora sí quieres ese helado? —Esbozó una sonrisa algo rara, parecía seductora y propia de un pervertido, degenerado... enfermo. Pero también estaba llena de ternura y amabilidad, fue extraño.
— Bien.