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Amor en tus letras por Julia de Virgo

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Notas del fanfic:

Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen a mí, sino a Masami Kurumada (ya quisiera yo tener esa mente TnT)

Notas del capitulo:

Ojalá no sea demasiado malo, es la primera vez que subo nada, así que...bueno, ya me contaréis después, xaito ^u^.

Allí estaba, leyendo la carta que como cada semana estaba en la entrada de su templo. Unos simples versos que lo llenaban de sentimientos, contradicciones y dudas. ¿Quién era la persona que dejaba allí cada semana aquellas líneas? ¿cómo podía no notar cuando venía? Y sobre todo, ¿cómo lo había enamorado tan profundamente?

¿Sabes? Ayer te volví a ver, pero yo no existo a tus ojos…

Siempre te veo pasar, admiro cómo caminas hacia tu destino, sin fijarte en mi presencia…soy invisible, pero no me importa. No me causa dolor el hecho de que no me hagas caso, siempre y cuando yo pueda ver esas veces en que raramente sonríes, esas ocasiones en que abres esos hermosos zafiros de tu rostro, esos momentos en los que pueda verte.

Ojalá…ojalá tuviera el valor de decirte lo que siento, pero no creo que alguien como yo pueda sino hacerte reír. Yo no soy nada…nada comparado contigo, Shaka. ¿Cómo podría hacerte feliz…si no puedo siquiera protegerte?

Tal vez…tal vez algún día consiga decirte estos versos frente a frente, y no andar escribiendo como un tonto, ojalá pronto pueda decirte a la cara lo que siento por ti.

Espero verte pronto, Shaka

Sin poder ni querer evitarlo, lágrimas cayeron al frío suelo del sexto templo. Aquellas palabras, breves momentos bastaron para inundar su corazón de tristeza. ¿Cómo podía pensar que no era nada? ¿acaso no sabía que lo había enamorado?

Esos pocos versos habían conseguido entristecerle, incluso que derramase lágrimas…aquel que nunca mostraba sus emociones, estaba llorando…¿eso no era suficiente para que viera que no es verdad? ¿Qué descubriera que lo amaba?

Dejó aquel papel nuevamente donde debía estar, en una pequeña caja, acompañada del resto de cartas. Siete…con esta eran siete las cartas que tenía en sus manos,  cartas que releía una y otra vez, pensando y meditando las opciones del poseedor de la tinta impresa allí…pero nada. No comprendía el porqué, ni sabía cómo, pero lograría encontrar el escritor que lo había conquistado.

Bajó templo por templo hasta llegar al primero, donde su guardián estaba acompañado de su discípulo…bueno…”acompañado”. Quien dice “acompañado de su discípulo”, quiere decir, regañando a su discípulo. ¿Qué había pasado ahora?

-¡Kiki, ven aquí ahora mismo!- gritaba corriendo de un lado a otro el guardián de la primera casa. Pobre Mu, siempre debía arreglar los desperfectos que armaba Kiki, ese pequeño pasaba la vida gastando bromas y armando desastres allá su paso.

-¡Pero maestro Mu, no ha sido adrede, perdóneme!

-¡No pienso dejar que te salgas con la tuya ahora, Kiki!- vociferó Mu- ¡vuelve aquí ahora mismo, vas a pedir perdón a los géminis ahora mismo!

-¡Lo siento, lo siento, lo siento TOT!- una vez consiguió atraparlo, Kiki no tuvo más remedio que ir junto al sofá, donde ambos gemelos géminis se encontraban sentados, pero había algo…cambiado: su cabello. Su pelo ahora mismo ya no lucía azul, ahora brillaba un bello tono color rosa en sus cabezas- perdonadme, señores géminis.

-Que no vuelva a pasar- dijo Saga con tono enfadado pero algo más calmado, a fin de cuentas, solo era un niño de ocho años, simplemente quería divertirse…o al menos eso querían creer.

-Bueno, quedas perdonado- dijo Kanon con una sonrisa, pero todo aquello fue antes de que del techo del templo cayese más pintura, pero ya no era rosa, sino de color naranja, lo que cubrió a los gemelos de arriba abajo.

-¡¡KIKI!!- la voz de Mu resonó por todo el santuario, pero el pequeño diablillo ya no se encontraba entre ellos, con un poco más de agilidad, había saltado por la ventana más cercana a él, y había salido corriendo hacia el templo de Sagitario, donde residía su compañero de jugarretas: el caballero de Pegaso.

En la entrada al templo, el guardián de la sexta cas aguardaba divertido, mas una sonrisa se negaba a aparecer en su rostro, aunque riendo por dentro, solo se permitió esbozar un intento de expresión de alegría antes de llamar a uno de sus buenos amigos.

-¿Problemas, Mu?- preguntó divertido, ignorando el mero hecho de que su armadura había sido ligeramente salpicada por la pintura.

-Shaka- dijo sorprendido- ¿cuánto llevas ahí?

-El tiempo suficiente- inquirió adentrándose en el templo hasta uno de los sillones del lugar- ¿te importaría traerme un papel? Un poco de pintura me ha manchado.

-¿Y a nosotros decolorante?- dijo burlón Kanon- dos tanques, por favor.

-De verdad que lo siento- se disculpó abochornado, ese pequeño diablo siempre hacía la misma, en todas las ocasiones era él quien se disculpaba. Dicho aquello, se fue corriendo hacia la cocina, de donde sacó acetona y mucho, mucho papel, entregándoselo a las tres personas que aguardaban en su salón- perdonad a Kiki, es que…

-Tranquilo- lo interrumpió Saga- es un niño después de todo…pero tendremos más cuidado la próxima vez que lo veamos.

-Gracias- dijo Mu aliviado- perdonad pero…¿qué haces aquí, Shaka?

-Ah, pues…- casi se le había olvidado con todo aquel revuelo inesperado, él había ido al tempo de Aries con la clara idea de confesarle su problema a su amigo, dispuesto a confesarle a alguien lo que sentía de una vez por todas, pero con todo aquello…casi se le olvidó. No pudo evitar que un ligero color carmín llegase a sus mejillas al no saber qué contestar- yo…tenía que…que…hablarte de algo.

-¿De qué se trata?- cuestionó el peli lila mirando a su amigo, quien se sonrojaba por momentos- comprendo…si nos disculpáis, nos tenemos que irnos al templo de Virgo, nos veremos en otro momento- dicho aquello, los cuatro partieron de allí, aunque dos de ellos no pasaron del templo de géminis, los otros dos continuaron- ahora que estamos solos, ¿qué era eso de lo que querías hablarme?

-Pues verás…

Notas finales:

Espero que no sea demasiado malo, pero bueno, espero que me lo digáis después.

Pobres Saga y Kanon...ahora parecen dos chicles gigantes (º¬º...qué ricos...) Ese niño siempre andará haciendo de las suyas....(qué bien me cae el condenado ^u^)

Por cierto, me gustaría aclarar que aparte de ser romántico, tiene ciertas escenas de humor añadidas (que no me deja cambiarlo, no sé por qué) así que bueno, espero que al menos os riáis un poquito.

Nos vemos, jikai made! ^O^


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