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Cinco minutos de Navidad por Are

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Notas del fanfic:

Fanfic dedicado a Vals Parada Jäeger. Escrito para el juego Mi amigo secreto del grupo Rivaille uke en facebook.


Y saben que los personajes pertenecen a Hajime Isayama y la historia es mía aunque la idea fue inspirada en el pedido de Vals.

Notas del capitulo:

Vals, espero que te guste.


Lamento hacerte esperar.

– Señor Ackerman, el señor Smith desea verlo en su oficina– El aludido levantó la vista de los papeles que tenía en la mano para demostrar que había puesto atención a la chica.


–En un momento voy – Tras hacer una reverencia la joven se retiró.


El moreno suspiró antes de levantarse de su asiento. Esperaba que Erwin le llamara para algo que valiera la pena y no fuese como la última vez, que simplemente quería que salieran a tomar un café. ¡Un maldito café! Cómo mierda se le ocurría que salieran por un café cuando tenían demasiado trabajo por entregar. Todavía recuerda lo poco que durmió esa noche debido al tiempo que demoró después en terminar su trabajo para colmo al siguiente día preguntaba el porqué de su irritación. Estúpido Erwin.


Caminó a la oficina de su jefe, porque cabe decir que su insoportable rubio amigo era su jefe inmediato. Después de obtener permiso, se adentró a la oficina, después de todo era una persona con modales. Se sentó frente al escritorio del de ojos azules mientras le veía observar algo en su ordenador muy atento, minutos después, el rubio despegó la vista de la computadora para fijarla sobre él.


–Levi, que sorpresa. ¿Cómo estás? – Preguntó con una sonrisa.


–No tengo tiempo para esta mierda, Erwin. ¿Qué quieres? – Ventaja de ser amigo del jefe, podía hablarle como si no lo fuese, al menos en privado.


–Tan frío como siempre – El rubio se agachó sacó de uno de los cajones de su escritorio un pequeño objeto que colocó delante de Levi.


El moreno la miró detenidamente. Era una pequeña caja rectangular de color plateado con grabados, cerrada con un hermoso listón azul adornada con un moño del mismo color. Era un obsequio. ¡Un jodido obsequio! Levi levantó una ceja al momento que miraba al rubio en una muda pregunta.


–Sé que no te gustan los regalos, menos en esta fecha, pero no pude evitarlo. Todos los años te quedas encerrado sin celebrar nada y como tus amigos no podemos permitir que esto continúe así. Vas a amargarte Levi… Amargarte más.


–No estoy amargado.


–Si-si, como digas– Dijo haciendo un ademan restándole importancia. – Mike me dijo que te invitara a cenar hoy con nosotros. Zoe también vendrá.


–Entonces yo no iré.


–Vamos, Levi, tiene mucho tiempo que no nos reunimos. No nos vendría mal a ninguno convivir un rato como en los viejos tiempos. Tiene mucho que Mike y tú no se ven.


–No es como si fuéramos muy buenos amigos. – Dijo con ironía.


–No es necesario serlo para pasar un buen rato. – Levi notó que aquello no iba a llegar a ningún lado.


– ¿Eso era todo? – Preguntó interrumpiendo. Erwin se quedó callado, sabía que las cosas no iban como él las había planeado. – Me retiro, tengo mucho trabajo por hacer.


Cogió la caja y se dirigió a la puerta. Durante su caminata escuchó a Erwin recordarle que esa noche lo esperaban en su casa para cenar. Susurró unas gracias antes de salir de la puerta y dirigirse a su despacho, tenía mucho trabajo y quería terminarlo antes de ir a casa.


 


 


Terminó sus pendientes de la oficina y salió para dirigirse a su casa. Su reloj marcaba las once con cuarenta cuando llegó frente al edificio en el que vivía. A lo lejos pudo ver la luz de su apartamento encendida, más le valía a la cuatro ojos que no se le ocurriera ir por él para llevarlo a casa de Erwin porque iba a lanzarla por la ventana en cuanto la viera, no importa que fuera una caída de ocho pisos.


Llegó a su piso y de dirigió a su casa. Vivía en uno de los más caros conjuntos departamentales, lujo que podía darse gracias a su trabajo. Entró y lo primero que sintió fueron unos brazos que se enredaban sin vergüenza en su cuello.


– ¡Levi-san! – Dijo el castaño sujetándolo un poco más fuerte. A Levi no le sorprendía demasiado. Eren le visitaba tan a menudo que el guardia ya le conocía y seguramente le había dejado pasar. Haría que despidieran a ese hombre.


– Mocoso ¿Qué mierda haces aquí? –Preguntó deshaciendo el abrazo bruscamente.


–Vengo a pasar la Navidad con usted, Levi-san – Respondió con una sonrisa.


–No digas estupideces. Vete a casa o tus padres se preocuparán.


–No, ellos saben que no estoy en casa. Piensan que Armin me invitó a cenar en su casa.


¿Armin? Levi no recordaba cuál de los amigos de Eren era Armin, pero seguramente era el rubio de grandes ojos azules que siempre le acompañaba, pues parecía llevarse bien con todo la familia. Tenía un vago recuerdo de que Eren le había contado algo sobre su padre y el abuelo del pequeño, pero no lo recordaba bien. Por el momento asumiría que era así.


– Además – Continuó Eren. – Ya la cena está lista. Yo mismo la preparé – Dijo con orgullo. Levi le miró con una ceja levantada, sabía perfectamente que el de ojos verdes no sabía cocinar, siempre que cenaban en su casa era él quien tenía que prepararle de comer. – Está bien, lo compré. ¡Pero está delicioso! Por favor Levi-san. – Levi suspiró, no podía negarse a los ojos de Eren con esa mirada suplicante.


– Primero iré a ducharme – Eren no pudo evitar sonreír, Levi había dicho indirectamente que sí. –Y más te vale que tú te hayas lavado las manos antes de servir todo. – Dicho eso,  aventó su portafolio al sofá y desapareció en dirección al baño.


Eren se quedó una boba sonrisa en la cara, sentado sobre el sofá de la de sala, dando pequeños brincos de felicidad y en uno de esos, por accidente, tiró el portafolios de Levi provocando que todo su contenido se esparciera sobre la alfombra.


Rápidamente levantó todo y trató de acomodarlo tal como pensó que Levi lo había hecho originalmente, hasta que encontró algo que no pertenecía ahí, era un obsequio. Su curiosidad pudo más y terminó por abrir la caja observando fijamente su contenido. Era un lujoso y caro reloj, seguramente cortesía de Erwin por su estilo. Entonces sintió que su regalo era aún más insignificante comparado con ese.


– Mocoso ¿Ya está servido? – La voz de Levi le alertó y se apresuró a meter todo dentro de la pequeña maleta.


– Si, ya voy.


La cena transcurrió de manera tranquila. Eren trataba de iniciar una conversación con Levi que al final se convertía en un monólogo, pues el moreno solo contestaba con movimientos de cabeza y en ocasiones, con monosílabos.


Tras terminar con los platillos, Eren se dirigió a la cocina y regresó con un pequeño y redondo pastel que colocó delante de Levi. La pequeña tarta tenía frutas encima y una pequeña vela encendida en el centro. – ¡Feliz cumpleaños, Levi-san! Pida un deseo y apague la vela por favor.


¿Hasta dónde podía llegar Levi por Eren? Hasta apagar una estúpida vela de cumpleaños e incluso recibir un beso de cumpleaños. Todo por el brillo de aquellos ojos verdes.


Después de todo el barullo se sentaron juntos en la sala, Eren con una rebanada de pastel y él con una taza de café.


– Levi-san, le tengo una sorpresa– Eren sacó algo de la mochila que se encontraba en el piso y lo puso en la mano de Levi.


El moreno lo observó detenidamente, era una caja más pequeña que la que Erwin le había dado, era en tonalidades azules adornada con listones verdes, le pareció hermosa, aunque claro que nunca le diría. La abrió y se encontró con un dije en forma de ala que colgaba de una cadena de plata.


– ¿Qué mierda crees que soy? ¿Una colegiala?


–No, yo… Yo tengo uno igual– Dijo Eren sacando de entre sus ropas un dije similar, solo que en color negro. Ambos, por complementariedad, formaban un corazón. A Levi se le marcó una venita en la frente de la rabia. –No se enfade, yo solo… Yo solo quería que nos sintiéramos más cerca el uno del otro. Así, cuando yo no esté con usted sabrá yo lo amo y yo lo sentiré cerca de mi aunque no pueda verlo.


– Esto no es necesario para eso – Dijo señalando el dije.


– ¡Lo es! – Exclamó Eren. – Siempre que salimos tiene que ser a escondidas, y cuando no es así usted se comporta como si fuera mi papá o mi hermano mayor. Yo solo quiero que seamos como una pareja normal.


– Acaso, ¿Quieres que me metan a la cárcel, estúpido mocos? Para empezar, los dos somos hombres, no somos una pareja normal. Y en segundo lugar, te llevó 15 años. Sé un poco más inteligente.


– Yo solo… – Tartamudeó Eren mirando al piso.


– Este tipo de mierda no es necesario, mocoso idiota – Dijo Levi comenzando a besar al menor.


Poco a poco, Eren fue tomando el control del beso haciéndolo más demandante y apasionado. A Levi le gustaba cuando Eren tomaba el control, le fascinaba sentirse dominado por aquel mocoso que le robaba el aliento. Eren coló sus manos por debajo de la playera de Levi, quien al sentir el tacto sobre su piel desnuda se lo impidió.


– No, espera, Eren.


– ¿Qué? ¿Por qué?


– Hoy es Navidad, no podemos tener sexo en el cumpleaños de Dios, mocoso.


– Pero también es su cumpleaños– Dijo en tono seductor. – Feliz cumpleaños– Repitió comenzando a besarlo nuevamente.


– ¿Por qué no escuchas cuando alguien te habla? – Preguntó retóricamente tratando de apartarse de Eren.


– ¿Desde cuándo es tan religioso?


– Desde hoy.


–Vamos, Levi-san. Dios bendecirá la consumación de nuestro amor– Levi desvió el rostro para ocultar el sonrojo que las palabras de Eren habían provocado y se dejó hacer por el castaño.


Eren se dio tiempo para recorrerlo por completo. Besó cada recoveco de piel que iba dejando a la vista al quitar las prendas de ropa que cubrían el cuerpo de Levi, quedándose un poco más de tiempo en aquellos lugares que él sabía llevaban al moreno a la gloria.


Levi no podía dejar de gemir y suspirar por las atenciones que Eren le brindaba. Besaba, chupaba y lamía diferentes partes de su cuerpo y él se estaba volviendo loco. No entendía como un mocoso de 15 años podía provocar tantas emociones en su cuerpo. ¿Cuándo había aprendido a hacer aquello? Le daba celos el pensar que no había sido con él.


Eren lubricó 3 dedos con su propia saliva y preparó debidamente al mayor, quien a pesar de todo el tiempo que llevaban haciéndolo todavía se encontraba estrecho. Cuando el menos sintió que Levi se encontraba listo dirigió su erección entre sus nalgas, primero rozando su pene en la entrada del moreno incitándolo aún más.  Sentía los pequeños espasmos de Levi cuando la punta de miembro daba contra su pequeña entrada.


– ¡Mételo de una vez, mocoso idiota! –Gritó Levi.


– Como usted ordene – Dijo Eren penetrándolo de una sola estocada, provocando que Levi se arqueara por la intromisión.


Las estocadas de Eren eran certeras, conocía el cuerpo de Levi a la perfección. Sabía dónde debía tocar, cuándo debía penetrar con más fuerza y lo hacía. Sobre la alfombra, el cuero de Levi se balanceaba armónicamente con las penetraciones del castaño. Los jadeos y gemidos resonaban en toda la habitación. De repente, Eren tomó a Levi por la cintura y lo obligó bruscamente a sentarse sobre sus piernas sin salir de él. Levi inmediatamente comenzó a auto-penetrarse gimiendo aún más fuerte, pues el pene de Eren le llegaba hasta el fondo y colisionaba con su próstata cada vez. Unos minutos después ambos se vinieron, Levi se derramó entre ambos abrazando fuertemente el cuello de Eren mientras el otro le sujetó de la cintura y expulsó toda su semilla dentro de Levi.


Luego de recuperarse, Eren llevó a Levi al baño y ambos tomaron una ducha. Sabía que el mayor no estaría dispuesto a dormir después de haber tenido sexo sin haber tomado una ducha y tampoco le dejaría a él hacerlo.


Cuando ambos se encontraban en la cama, el primero en caer en los brazos de Morfeo fue Levi, Eren le abrazó por la cintura y le acompañó.


 


 


Despertó sintiendo un horrible dolor en la cadera, no debía preguntar por qué, lo sabía perfectamente. Sintió que algo le apresaba por la cintura y encontró el brazo de Eren.


No se movió.


Por ese día, se dejaría mimar un poco por el mocoso, mañana podía seguir siendo él mismo. Después de todo, una vez al año no hace daño. Si todas las navidades puede celebrarlas de ese modo no estaría nada mal el comenzar a celebrarlas, pero solo si Eren estaba con él cada una de ellas, pues aunque no lo admitiera abiertamente, amaba a ese mocoso de ojos verdes.

Notas finales:

Gracias por leer.


Espero leernos pronto.


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