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No se llamaría Amor si no doliera. por Beitha KangChoi

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Notas del capitulo:

Jacob le da una valiosa oportunidad a Emmett, el cual tiene que saber aprovechar lo mejor posible. Y si el plan de Jacob no funciona, entonces Leah tendrá que actuar por el bien de su pequeño hermano

Ese día no sería cualquiera sino El día de suerte de Emmett Cullen.

CAPÍTULO CATORCE Parte I: El día de suerte de Emmett Cullen.


Los ojos de Seth estaban sin vida alguna, Leah podía percibirlo de forma rápida, su hermano no estaba ahí, era como ver a un zombie en el cuerpo de su hermano, ese hermano que siempre estaba sonriendo, riendo de todo lo que decía ella o su madre para molestarlo y terminara con un lindo gesto de su parte. Pero ese no pareciese ser el momento. Su rostro denotaba muerto en vida, un verdadero zombie, comía porque se lo ordenaban, sólo por ello no moría de forma física, pero en el alma, Leah sabía que su hermano estaba dando un último adiós a su propia vida, y ello le hizo derramar algunas lágrimas y las limpió antes de que su mamá también las viera, necesitaba ser fuerte por su hermano y por su madre quien se esforzaba día a día por Seth, todos lo hacían, pero él era el único que no se daba cuenta de nada, ya que… no estaba ahí.


– ¿Seth? – Aunque no quisiera su voz sonó entre cortada a causa de lo que guardaba en su pecho, ese dolor por ver a si a alguien a quien quieres. –Hermanito. – Sus lágrimas se juntaron en la vertiente de sus ojos y terminaron por desbordarse al no recibir respuesta alguna. ¿Lo habían perdido ya? ¿No pudo soportarlo por más tiempo? La mano de aquella hermosa chica fue hasta la de su hermano quien miraba atento pero sin interés alguno la taza humeante de leche que estaba frente a él. –Seth… no quiero verte así, siento que te he perdido de alguna forma, estas y a la vez no estás, ¿dónde quedó tu sonrisa? Papá te hubiera sacado una con sus bromas sobre tu niñez. Pero sólo hay un culpable en todo esto, ¿cierto? Ese maldito vampiro, y esa rubia, ambos tienen la culpa de todo. – en su voz se reflejaba la clara cólera que sentía por ambos seres que no merecían la vida, si a ellos se le podría llamar vida. Leah estaba a punto de perder el control cuando un susurro se escuchó salir de los labios opacos de Seth, un susurro que no sabía si enojarla más o sonreír por que su hermano aún seguía peleando esa batalla interna.


–Emmett… – nuevamente ahí estaba ese susurro acompañado de lágrimas, que caía por las mejillas de su hermano, y pronto se comenzó a agitar fuertemente, que a Leah le hizo asustar, y un grito, a lo cual Sue bajó corriendo en cuanto lo escuchó, Leah abrazó con fuerza a su hermano para calmarlo, el niño cerró con fuerza sus ojos llorando en brazos de su hermana. –Ya no puedo… Leah, me duele… me duele de verdad… necesito quitarme el dolor… me duele…– más lágrimas por parte de ambos hermanos y Seth se abrazó con fuerza a su hermana mayor. Seth cada vez que estaba en sus estados de conciencia pura sabía que no podría seguir continuando con todo eso, se hacía el fuerte, pero recuerdos en su mente y su corazón pidiéndole algo que nadie podía darle en ese momento lo mataban día con día, y ese fue el último, necesitaba quitarse ese dolor, y pensaba en su mente que lo lograría si saltara de aquel acantilado, el más alto y simplemente dejara que su cuerpo chocara contra las rocas filosas y terminaran matándolo, acabando con su dolor de una vez.


Porque su dolor no estaba lejos de eso. De sentir como todo le causaba dolor, y sobre todo en las noches donde los sueños y su alma le pedían una sola cosa, a alguien en particular, pero luego siendo asediado por imágenes de una mujer rubia, de mentiras, de ataques… y de un beso  Y dolía todo eso. Por eso gritaba, intentaba alejar todo aquello de su mente, pero se repetía cada vez más y sus gritos eran de dolor, no corporal, no mental, sino de su alma que se estaba desgarrando cada vez más.


–Sólo hay una forma de hacerlo, Seth… sólo hay una forma de que todo ese dolor se vaya para siempre… pero… te quitaría algo importante de tu vida, a pesar de que yo odie ese lado importante para ti. – Leah miró a su madre quien sólo se cubría los labios con ambas manos para no soltar algún quejido por las lagrimas que también había soltado a causa de ver a su niño en esas condiciones.


–Duele Leah… sólo quiero que deje de dolerme tanto. Quiero dejar que duela por él. – después de tanto tiempo, por fin Seth dijo aquella frase que se podía entender mejor. Leah tensó su mandíbula, sabía quién era el culpable, pero ahora sabía que Seth si quería terminar con todo ese amor que sentía. Ese amor dolía. Para Seth, ello le dolía. –Por favor, hermana… que ya no duela… – Cuando el padre de ambos niños murió, Leah se prometió a si misma nunca dejar que nadie dañara a su familia, nadie. Y eso es justo lo que haría en ese momento, nadie dañaría a su hermano, ella era una mujer fuerte, pero que terminaba envuelta en lágrimas si alguien tocaba a alguien tan especial como su único hermano, a ese que casi lo cuidaba como si fuera una verdadera madre.


–Ya no te dolerá Seth, lo prometo. – Una sonrisa ligera se mostró en sus labios acompañada de unas cuantas lágrimas extra. Sólo eso necesitaba para que su hermano estuviera mejor… sólo eso.


***


Cuando Jacob fue a la habitación de  Seth y no lo encontró, pensó lo peor, después de todo aquel tiempo en el cual siempre lo encontró en su habitación, él no estaba. Sus pasos se hicieron más rápido mientras bajaba por los escalones y entonces se topó con Leah quien le miró con una ligera sonrisa. Jacob no adivino a que se debía, pero luego de que aquella hermosa mujer soltara unas cuantas palabras, sintió que su idea de hacer que Seth volviera en sí de forma totalmente natural se fueran al tacho de forma rápida. Tomó a aquella chica por los hombros mirándole a los ojos de forma casi sorprendida por lo que acababa de escuchar.


–Leah… no le puedes hacer eso a Seth. Le estarías quitando algo importante para él.  No, no lo harás. – terminó por sentenciar convenciéndose por lo que acabada de decir. La mujer convencida, se alejó del muchacho dándole la espalda, Jacob no quedándose en su lugar la tomó por el antebrazo con fuerza haciendo que lo mirar a los ojos. – ¿Piensas hacerle eso a tu propio hermano?–


–Lo haré por el bien de Seth, tú… no viste lo que yo. Todo ese dolor en sus ojos donde siempre había un brillo que lo caracterizaba, cuando sonreía era como primavera en invierno. Cuando desayunábamos, perdí a Seth por instante. – sus ojos se cristalizaron de solo recordar ese momento. – Me rogó que le quitara todo ese dolor que sentía gracias a ese maldito vampiro, y lo haré, por mi hermano lo haré, no permitiré que algo le pase gracias a un maldito vampiro que sólo utilizó mentiras para poder estar cerca a mi hermano. Jacob, Seth me pidió que le quitara todo ese dolor, me dijo que ya no resistía más y lo sé, lo perdí por unos segundos, comenzó a gritar con ese mismo dolor y creí que terminaría por matarlo, pero una vez más peleó para que nada más le ganara. Jake, voy a hacer que Seth renuncie a su licantropía, él no puede con esto, su imprimación es imposible y sabes tú bien que él podría morir por todo esto, realmente podría hacerlo.


Jacob se quedó un instante en shock, no sabiendo que responder, pero hace unas horas había prometido que le daría una última oportunidad a ese vampiro. Lo haría por Seth. –Leah, tu sabes cuánto quiero a Seth, es como mi hermano. Pero por favor, piensa, no le podemos quitar a Seth por lo que tanto peleó, aún está con nosotros, no se ha ido y es porque aún él sigue peleando para que nada se le vaya a hacer arrebatado, él aún cree en que todo se podrá hacer. Y yo también lo creo, yo más que nadie odio a ese maldito chupasangre por todo por lo que le está haciendo pasar a Seth, pero… sólo quiero saber cómo se desarrollará todo si hacemos lo correcto para ambos. Sólo quiero saber. –


–Jake, no… no…–


–Por favor, sólo quiero saber si eso, su propio amor, su propia imprimación terminará por matarlo. Y si es así, haremos que Seth renuncie a todo, toda su licantropía se irá junto con su magia. Sólo por favor déjame intentarlo. Odiaría ver a Seth nuevamente mal. –


–No dejaré que ese maldito chupasangre vea a mi hermano. Ya suficiente daño le hizo en tantos meses como para que nuevamente intente hacerlo. No lo hará. No lo harás tu Jacob. – Leah le miró de forma dura ante su comentario, nunca dejaría que ese vampiro terminara su trabajo, asesinando a su hermano.


–Si no resulta y Seth muere… te ofrezco la cabeza del vampiro, la dicha de matarlo y de matarme a mí también. – Jacob le sostuvo la mirada ante tales palabras, a pesar de que Leah abrió un poco más los ojos ante tal propuesta, nunca podría asesinar a uno de los suyos de la manada, sería contraproducente hacerlo, sabiendo que habían leyes que respetar y que Seth también moriría si algo le pasar a Jacob su mejor amigo. Leah sólo le miró y colocó aquellos hermosos ojos en la camiseta de Jacob sin saber donde más mirar ante aquella propuesta.


–Si Seth muere, me dejaras el gusto de matar al vampiro y de verte vivo para que sufras día y noche la muerte de mi hermano, ese es un mejor trato, Black. Y lo acepto, estaré siempre en casa, y si veo que Seth ha empeorado, lo haré renunciar sin consultarte nada.  Seth está en la parte de atrás de la casa. – Leah le dio la espalda y salió de casa, dejando a un consternado y algo nervioso Jacob. No sabía si había sido un buen trato con todo lo que había dicho, simplemente trató de pensar lo más razonable en aquel momento y cuando ni si quiera había analizado por segunda vez, aquellas palabras ya había salido de sus labios.


Arrepentirse ahora sería estúpido de su parte. Y tampoco habría más posibilidades de retroceder sus palabras aunque lo deseara.


Sus pasos se dieron algo lento mientras cruzaba la cocina comedor de aquella casa. Cuando sus manos se colocaron en el pomo de la puerta y giró para poder salir, cuando sólo pudo abrir un poco vio a Seth sentando en las escalinatas de madera, estaba muy cerca, quizás habría escuchado la conversación que había tenido con Leah, y pedía a todos los dioses que hubieron en la historia que no sea de esa forma. Cuando su cuerpo pasó aquel marco de la puerta y cerró tras de sí, dio uno últimos pasos para poder sentarse al lado del menor pelinegro.


Jacob se sentía extrañamente nervioso, era casi como si estuviera jugando con la vida de Seth, de un joven que ahora sufría y aunque sonara tan empalagosamente poético, él sufría de amor de verdad. Su garganta estaba atrapada en un nudo imposible de desatar por lo que tuvo que carraspear la garganta para saber que su voz estaba presente en todo momento y que no se le ocurriera dejarlo en algún momento cumbre.


– ¡Hey! Seth. – quizás no era la forma más correcta de empezar aquella conversación, pero no sabía ni como comenzar en ese momento, se sentía demasiado torpe en ese momento. El menor sólo giró su rostro hacia el mayor, a ese hermano mayor que siempre iba a querer porque lo apoyaba en los peores y mejores momentos. A pesar de que quería contestar de forma normal, su garganta casi atrofiada no se lo permitía, le dolía cada vez que decía algo, pero era un dolor que podía soportar a comparación del dolor que le envolvía todas las noches.


–No puedes hablar. Creo que las  noches ahora te están pasando factura a tus cuerdas vocales. – El menor sólo sonrió poco, que a simple vista era una mueca.


–Hablé con Sue para que pueda llevarte a un doctor y así ver esa garganta para poder hacer algo y no esté tan mal. – el menor asintió al pedido, su garganta estaba casi desgarrada por todos aquellos gritos que soltaba en la noche que sabía claramente que necesitaba ese doctor de inmediato, por lo menos que le diera algo para que su garganta no esté en tan mala condición.


–Due…le– murmuró casi de forma muda.  –Los… lobos no…– Jacob pudo comprender de forma inmediata a lo que se refería.


–Podemos recuperarnos de forma muy rápida, Seth, pero la cuestión es que sólo has entrado en fase una vez y no más, eso no ayuda a que tu metabolismo cure esas heridas internas, ahora solo eres como un niño bien desarrollado con fuerza sobrehumana, tu cuerpo no ha terminado de adaptarse a los cambios, es por eso que tus cuerdas vocales están atrofiadas; necesitas entrar constantemente en fase para que así sea. Para que tú mismo logres adaptarte a tu lobo interno. – Seth mantuvo los ojos en el césped mientras escuchaba como Jacob le explicaba todo el asunto de los lobos, pero de la nada ese recuerdo llegó a su mente, era tan vivido que pensó olvidaría detalles, pero no todo estaba igual. Suspiró mordiendo su labio para no llorar, deseaba no hacerlo pero dolía el sólo hecho de recordar que la persona que tanto creyó amar no era lo que dijo ser desde un inicio.


Era tan doloroso recordar ese beso que a pesar de solo haber sido unos segundos, fueron los segundos más maravillosos de toda su vida de su corta vida. Una pregunta siempre quedaba en su mente y era el hecho de saber si Emmett sólo se había acercado a él por el solo hecho de lastimarlo y terminar como la cena o si realmente llegó a sentir algo por él. Su debate interno comenzaba cada día.


–Iremos ahora, te diría que te colocaras una chaqueta por el frío pero creo que ya no lo necesitas. – Seth giró nuevamente su rostro hacia el mayor de ambos y realizó la misma mueca. –Iremos en mi camioneta, vamos. – Jacob se incorporó y abrió la puerta para dirigirse a su camioneta, por su lado, Seth se quedó un poco más sentado en aquel lugar, ya no podía ni hablar y se sentía cansado, sabía que los lobos comían bastante, pero Seth apenas y lograba comer lo que requería para tener un día activo. Su lugar era estar detrás de su hogar, sentado en los escalones de madera, mirar hacia la nada y pensar, como todos los días. Y cada día que pasaba era un verdadero suplicio, su mente lograba imaginar más cosas y se lastimaba más con todos los recuerdos.


“En el mundo real el amor duele, en un mundo de fantasía el amor es rosa sin problemas de por medio. Mi mundo es gris, y sé que el amor no existe para mí. Todo me ocurrió al revés, primero fue rosa, luego dolió como nunca.”


Seth se incorporó con sus pensamientos de por medio mientras se dirigía a la camioneta en la cual ya Jacob lo estaba esperando, rodeó su hogar y recordó que había apagado el celular que Emmett le había dado por su cumpleaños, no se había atrevido a encender dicho aparato por miedo. Quizás Emmett lo hubiera estaba llamando o quizás no hubiera novedades, simplemente no quería conocer nada de eso.


Cuando vio la camioneta de Jacob, se subió en el copiloto sin decir nada y su mirada se limitaba a mirar hacia el frente o hacia la ventaba que estaba a su derecha, no deseaba hablar y menos recordar, ahora no deseaba nada de eso. Sólo deseaba poder estar en un lugar donde sus pensamientos durmieran junto a sus recuerdos, un lugar donde sólo sea él y sin dolor aparente. ¿Habría un lugar como ese? Si existía, Seth deseaba ser llevado a ese lugar y desear poder estar en paz, sin gritos, sin dolores internos, sin sentir que le mataban el alma cada noche. Deseaba poder estar en paz. Y quizás estar con su papá.


Él le daría paz.


Era el único lugar donde se encontraría sin dolor alguno.


Sus ojos se reflejaron en el vidrio de la ventana, se miró a si mismo luego de tanto tiempo, se detalló totalmente en ese instante y vio que daba pena, por eso es que se esmeraban tanto en cuidarlo hasta de sí mismo; Seth se dio cuenta que se estaba auto asesinando, su propio cuerpo lo hacía sin darse cuenta de nada. Suspiró y su respiración quedó plasmada por un instante, poco a poco se iba desvaneciendo hasta que casi de forma fantasmal vio a Emmett parado a un lado del camino, pasando casi como en cámara lenta, mientras más se desvanecía su respiración plasmada en el vidrio, mejor lo veía.


Su corazón brincó de forma única cuando se trataba de aquel vampiro y gritó con todo le quedaba de fuerzas en aquella desgastada garganta.


– ¡Detén la camioneta!–  Jacob en un auto reflejo increíble, lo hizo sin más y mientras las llantas de la camioneta derraparon un poco sobre el asfalto, Seth abrió la puerta casi saltando de la camioneta en movimiento, miró hacia atrás del camino esperando poder encontrar a ese vampiro, fue hasta donde terminaba dicho vehículo, pero no veía nada, no había nada. Lo único que se encontraba en movimiento en ese momento eran las copas de los arboles a causa del viento fuerte que se avecinaba cada vez más. Su corazón latía fuerte, y casi parecí como si hubiera corrido una maratón en ese instante. Si cabeza viraba en toda dirección, pero simplemente no había nada de lo que Seth deseaba encontrar.


“Lo vi y sé que… no estoy perdiendo la cabeza. Lo vi, era él.” Los dedos de Seth pasaron por su cabellera corta mientras se ponía a pensar, sus ojos se comenzaron a cristalizar, nuevamente esa impotencia de desear verlo con la oportunidad de terminar con su dolor lo invadieron. “No me estoy volviendo loco, yo lo vi… vi a Emmett a un lado de la carretera.”


–Yo… lo vi… no estoy alucinando… yo lo vi. – Dolía. Cada vez que en su subconsciente pronunciaba su nombre, le dolía mucho y recordarlo era peor.


Jacob miraba la actitud de Seth y deseó en ese mismo instante poder terminar con ese dolor que ya empezaba a hacer imaginar cosas a Seth. Jake se acercó hasta él y le envolvió en sus brazos mientras podía escuchar los sollozos de su pequeño hermano, se aferraba a su camiseta como si no hubiera un mañana en él.


¿Tanto duele el amor?


–N-no miento… lo vi… yo… – en ese momento la voz se le quebró y simplemente guardó silencio antes de decir algo más. ¿Alucinaba o realmente lo había visto? Seth se comenzaba a sentir en un limbo de dimensiones, una donde era el mundo real y otra donde simplemente estaba su mente jugando con él.


Jacob esperó a que Seth se tranquilizara un poco con relación a todo lo que había sucedido y volvieron a la camioneta, Seth en todo el camino se dedico a mirar por la ventana teniendo la esperanza de poder verlo de nuevo. ¿Masoquismo? No lo sabía y sólo quería poder sacarse ese dolor que realmente lo estaba matando por dentro. ¿Quitarse el dolor viendo lo que le causaba dolor? Carecía de sentido, pero en ese punto de la vivencia de Seth, ya no sabía qué cosa la tenía y que no.


Sus ojos dejaron de buscar una vez supo a donde Jake lo había llevado, esas letras enormes que decían “HOSPITAL” por un instante lo desconcentraron de tu tarea inicial. Jacob estacionó la camioneta y cuando lo hizo y apagó el motor miró en dirección a Seth.


–Bajemos, hace unos días hice una cita especial para ti. – Seth no comprendió el enunciado en esa oportunidad por lo que simplemente asintió para luego bajar de la camioneta, cerrando de un ligero portazo no sin antes asegurar su lado; a pesar de no ser una lujosa camioneta, para Jacob era su todo, él solo había realizado los cambios necesarios para que aquella chatarra, hoy fuera un medio de transporte importante para los Black. Caminó rodeando la camioneta hasta estar al lado de Jacob, y caminaron hasta dentro de aquel edificio, las puertas se abrieron por si solas sintiendo la presencia de ambos chicos. Seth no prestó atención a aquel lugar, y nuevamente algo le hincó en el pecho al recordar algo.


Ese era el mismo hospital al cual Emmett llevó al menor cuando ocurrió todo aquel incidente, lo pudo reconocer ya que una de las plantas artificiales de la entrada, su maceta estaba resquebrajada y unida con algo blanco; aún seguía ahí, casi igual a como ese día. Un extraño escalofrío recorrió su columna por lo cual terminó abrazándose a si mismo mientras caminaba hasta recepción en el cual Jacob habló con la recepcionista, Seth no estaba al tanto de los murmullos que escuchaba por parte de ambos, Seth miraba el lugar detalladamente, ni cuando salió luego de su accidente se dio el momento para mirar donde estaba en realidad.


Luego de algunos minutos Jacob le informó que tendrían que esperar algunos minutos ya que el doctor estaba ocupado en ese momento; estaba en su descanso y dentro de unos minutos estaría disponible. Seth sólo asintió y se dirigió a tomar asiento en la sala de espera cerca a los consultorios que había en ese pasillo, antes de que se sentara, sus ojos quedaron fijos en la ventana, miró a un hombre rubio con bata, obviamente era un doctor, y hablaba con un muchacho fornido, su corazón saltó al ver de quien se traba, era Emmett.


Seth dejó de respirar al verlo ahí, lejos de esperar verlo sonriendo hasta riendo, lo vio preocupado y hasta demacrado; nunca imaginó que aquel hombre era un vampiro, le dolía el sólo  imaginar que era un ser como ese, un ser que estaba destinado a ser cazado por lobos. Y él era un lobo. Se abrazó a sí mismo con más ímpetu, ahí estaba ese hombre que le dio su primer beso, y también quien le engaño de una vil forma. Pareciera como si ambos intentaran ponerse de acuerdo, fue cuando el doctor le palmeo un hombro como para lograr tranquilizarlo que Seth ignoró esa necesitad que le gritaba por dentro que fuera hasta Emmett y lo abrazara, estar a su lado, y nunca separarse de él, pero su lado negro, ese lado que le gritaba que ese era un vampiro que lo engañó de forma cruel y sin remordimiento alguno le decía que no se acercara más, que simplemente saldría más dañado y que quizás terminaría muerto de tristeza por su actitud. Seth tomó asiento mientras su interior volvía a tener una batalla campal.


“Vamos Seth, lo necesitamos… necesitamos a Emmett, necesitamos estar con él, abrazarlo, besarlo, estar con él.”


“Te olvidas de algo importante, él nos engañó, tenía una esposa… y es un maldito vampiro… es lo que nosotros matamos. Él es nuestro enemigo.”


“Pero lo amamos, no podemos negar eso y lo necesitamos tanto, lo necesitamos a nuestro lado.”


“¡Ya cállense! Nadie tiene la razón, yo lo único que deseo es quitarme este dolor que me está matando, yo sólo quiero vivir.”


“¿Vivir sabiendo que sólo él nos puede dar paz? Eso no tiene lógica.”


“A pesar de que nos mate día con día, él tiene la solución a todo esto.”


“¿Por qué se ponen de acuerdo en esto? ¿Por qué? Él me mata día a día… y duele… sólo duele. Papá… quiero estar contigo y no sentir más de esto que mata… papá, ayúdame.”


– ¿Seth? ¿Seth? ¡Seth!–  llamó Jacob intentando despertar a su amigo el cual estaba en transe mientras soltaba lágrimas silenciosas sin ningún tipo de llanto de por medio. El menor de auto reflejo se limpió las lágrimas con el dorso de su mano intentando ocultar su rostro de su mayor en ese momento. Por un solo instante el ver a Emmett y tenerlo a esa distancia, le hizo sentirse bien, ese dolor de pensar en él o solo recordarlo, no dolía. Y por ese solo instante se quiso golpear de forma fuerte por ser masoquista. ¿Se había vuelto masoquista? Pero ¿en qué momento?


Su respiración se comenzaba a hacerse más rápida, era casi como aguantar su llanto y que deseaba explotar en ese momento. Sus manos apretaron su pantalón haciéndolo puños. ¿Viviría así toda su vida? No. Si continuaba con ese dolor pronto moriría. Pero si se encontraba con Emmett de casualidad como en ese momento, entonces viviría unos minutos más. Unos dolorosos minutos más que luego el dolor se encargaría de matar en la noche. O ¿sobreviviría esa noche?


–Seth, ¿Qué…?–


– ¿Seth Clearwater?– Jacob iba a preguntar sobre su conducta a su amigo pero luego fue interrumpido por una voz, ambos elevaron la cabeza hacia la persona que llamaba al menor de ambos. Jacob sabía quién se encargaría de ver la salud de Seth, pero este no. El sólo sentir el olor de esa persona hacia que el menor quisiera cubrirse la nariz para no sentirlo, era un olor tan extraño, pero a la vez tan familiar. “Emmett… tiene el olor de Emmett consigo.” Nunca en su vida se podría confundir con eso, era como un anestésico queriendo curar sus heridas. –Pasen a mi consultorio, por favor. – Ambos menores obedecieron, Seth no se confiaba del todo con ese doctor, algo le decía que no era tan seguro, que se dejara guiar por su lobo interior. Jacob iba delante del menor por pura precaución. Seth se sentía casi rejuvenecer con solo sentir ese agradable olor, era Emmett, era casi como tenerlo en ese momento a su lado. Seth cerró los ojos por un instante y casi sintió un toque en su hombro que le hizo reaccionar y girar la cabeza a ver de quien se trataba. Nuevamente Emmett estaba ahí.


Seth se asustó por lo que sin querer su mano atravesó por el torso del vampiro, haciendo que este desapareciera rápidamente. Seth se asustó aún más, estaba volviéndose loco, de eso no había duda alguna.


– ¿Pasa algo?– La voz de Jacob se hizo presente, al girar solo notó que su amigo no iba tras él y regresó por aquel pasillo, viéndolo respirar como si hubiera corrido una maratón en aquellos escasos segundos. Continuaba mirando por el pasillo y ello le hizo preocuparse al mayor, le tomó por los hombros para que volviera a caminar y entrar por fin al consultorio de aquel doctor que esperaba le ayudara.


“Quizás el último paso antes de morir sea alucinar con la persona a la que debes tu dolor. Entonces estoy cerca de morir, solo falta un poco más.”


Todos tomaron asiento en los respectivos asientos que había en aquella habitación blanca, muy poco colores. Seth elevó la vista hacia la persona que estaba frente a ambos sentados y primero vio aquel gafete junto al estetoscopio que colgaba de su cuello.


El gafete.


En el gafete que traía en la bata decía claramente “Dr. Carlisle Cullen”.


Cullen.


Emmett Cullen.


Sus ojos cafés oscuros cayeron sobre aquellos dorados, entonces lo supo bien, sólo ene se momento se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo. “Ambos son familia, debe ser… su papá.” Aquel doctor parecía muy amable por aquella sonrisa que ocupaba en su rostro, pero era un vampiro. Nunca se debe confiar en un vampiro, y un lobo menos debe hacerlo. Jacob comenzó a hablar con el Doctor mientras Seth solo lo examinaba con la mirada, intentando averiguar más de él con solo verle la apariencia. Su piel era tan pálida que era sorprendente, pero sus facciones eran perfectas y era joven, quizás lo suficiente como para que piensen que Emmett no es su hijo legitimo.


–Seth, siéntate en aquella camilla, por favor. – Ante la mención de su nombre, hizo que le mirara directo a los ojos, lo que hizo que se avergonzara por ese hecho, el joven miró a Jacob casi como pidiendo su autorización para hacerlo, el mayor de ambos pelinegros asintió y el menor se incorporó no del todo seguro, sus movimientos eran casi precisos y desconfiados. Terminó realizando la acción que le pedía el vampiro. Después de ellos simplemente comenzó a revisarle la garganta y si solo había una inflamación de esta. Algo más para ver el estado de sus cuerdas vocales y por último su estado anímico.


–Es un gusto conocerte al fin, Seth. – el menor simplemente asintió por cortesía. –En casa no dejas de ser el tema favorito de algunos de nosotros. – a la mente simplemente se le vino un nombre que precisamente no quería saber en ese momento. Bajó la mirada de sólo recordar que lo tenía a pocos metros de distancia.


–Uhm. – Seth asintió con la cabeza con un sonido onomatopeyo para asegurar que si lo entendía a la perfección.


–Y también deseo disculparme a nombre de Rosalie por lo sucedido ese día, y también por Emmett. – Dolor. Si, sintió una punzada de dolor que casi le hizo recostarse en aquella camilla. –Nunca hemos querido causar algún tipo de problema en Forks, simplemente queremos vivir como una familia normal en esta parte del país. – Carlisle terminó de hablar mientras se colocaba el estetoscopio en su cuello como era costumbre en los doctores. –Me alegra haberte conocido, Seth. Creo que tuvo razón cuando dijo que eras una persona totalmente increíble para él… – Seth no pudo escuchar más ya que terminó por colocarse de pie y salir de aquel lugar, dolía escuchar lo que él dijo, aún no podía.


Jacob se quedó en su lugar ya que aún tenía que hablar con el líder de aquel aquelarre. –Entienda que no es sencillo para él escuchar de ese… vampiro. – Quizás para Jacob aquella última palabra salía sobrando ya que hubiera deseado decir algo más que solo ello.


Carlisle se sentó frente al lobo sonriendo ligeramente y asintiendo con la cabeza. –Lo sé, Jacob, y nuevamente deseo disculparme por lo ocurrido. Pero asumo que no solo has venido aquí por la salud del niño. –


–Asume bien, doc, créame que yo más que nadie deseo hacer pagar a ese Cullen por causarle tanto daño a Seth, pero si lo hago, Seth terminaría muerto y nunca desearía mal para él. –


–Deseo rectificar a mi hijo del daño que provocó, dime en que podría ser de ayuda. – las manos de Carlisle se cruzaron de forma aristocrática para prestar atención a lo que aquel hombre lobo frente suyo diría. Si algo conocía de estos, era que eran muy temperamentales, unos más que otros y siempre defendían a los suyos. Todo un enigma para los vampiros, quienes eran más predecibles en todo caso.


–El daño que él hizo, no se puede reparar, es un tipo de daño que hubiera podido prevenir, pero no lo hice por descuidar a Seth y fue cuando el vampiro se acercó a él. Yo más que nadie deseo poder volver en el tiempo e impedir que se conozcan. Pero ya no se puede hacer nada, simplemente continuar. – En medio de las palabras de Jacob, todas estaban marcadas por odio y un siseo casi de serpiente que le daba un aspecto más rudo a sus palabras.


–Dime cuál es tu punto, Jacob. – Carlisle sabía que en aquel tiempo Emmett estaba casi comenzando a morir, algo totalmente ilógico, pero su semblante cambió tan repentinamente que preocupó al doctor y a su esposa, Emmett era quien bromeaba y jugaba con los demás jóvenes, pero luego de lo sucedido, Emmett no salía de su habitación para nada, e intentaba simplemente ignorar a Rosalie en todo lo que ella hacía. Pidió ayuda a Edward para saber qué era lo que sucedía en la mente de Emmett y obtuvo solo una respuesta concreta; “Ambos están muriendo, Carlisle, Emmett y el niño están muriendo… por amor.” Para un vampiro, la muerte es como una vieja amiga que simplemente les da la espalda con odio por no haber conseguido sus almas, para un vampiro la muerte no llega, pero parecía que para Emmett estaba cada vez más cerca. No quería perder a su hijo.


–Va contra todo lo que me han enseñado en un momento, pero es de Seth de quien hablo, es mi hermano. – tras una pausa que realizó Jacob para continuar hablando e intentar calmarse para no romper la máscara que traía consigo, prosiguió. –No sólo estamos hablando de algo común entre ellos dos, hablamos de algo más mágico. –


–Toda persona que se enamora, siente el amor como magia. –


–No. Para un lobo el amor va más allá de lo común, es magia pura. Hablamos de imprimación. No es como el amor de humanos, es el amor de un lobo. Imprimación. – Carlisle intentó comprender el término que Jacob estaba utilizando para comprender a fondo de lo que estaba hablando en ese instante, pero no lograba entender. Un término nuevo de lobo que debía entender. Quizás era mejor escuchar lo que el lobo tenía en manos para lograr que todo se calmara en ambos chicos que  eran los personajes de aquel momento.


***


El viento estaba relativamente fuerte mientras iban en la camioneta de regreso a la Reserva, Seth no había mencionado palabra alguna luego de haber salido de aquel consultorio, seguía ensimismado en ya no querer encontrarse con nadie que tenga que ver con Emmett, si todos le iban a decir que el vampiro estaba deshecho por todo, entonces le sería más difícil creerlo, ahora su mente casi dolía de sólo querer procesar como estaría él con todo lo ocurrido; el solo vistazo que dio al verlo en el estacionamiento del Hospital le decía que estaba igual que él, pero una parte de si mismo se negaba a creerlo. La realidad era otra y Seth sólo quería ver lo que deseaba, no la verdad.


Su cabeza terminó recostándose en el respaldo tras él y miró todo el camino hacia enfrente, sin hacer más movimiento que sólo pestañear y por pura costumbre, respirar.


Era casi como estar en un estado vegetativo a causa de un accidente. Era sentirse inservible a la sociedad.


–Seth, que te parece si damos un paseo al llegar a tu casa,  no tengo trabajos de estudios ni con Sam, paseemos un poco, hace mucho que no vamos al bosque. – el menor solo asintió sin emitir algún sonido. Jacob al ver de esa forma al menor de ambos, pensaba que su destino quizás sea el mismo, sufrir por alguien que no puede ser. Seth era fuerte con todo lo que estaba ocurriendo, pero ¿Jacob podría ser fuerte si a él le estaría sucediendo? Todas las noches en las cuales cuidaba de Seth se ponía a pesar en una respuesta, pero no había muchas al parecer. Casi le daba miedo terminar como su compañero de manada.


Lo que siempre pedía a sus antepasados era que su imprimación fuera una persona normal, y que fuera esa persona la que tuviera que acostumbrarse a su mundo de lobos. Era lo único por lo que pedía con relación a su propia imprimación.


Jacob aceleró un poco más al ver que ya estaban entrando por un camino directo a la casa de Seth. Y en menos de cinco minutos ya estaban estacionados en la entrada, ambos chicos bajaron e ingresaron a casa del menor de ambos. Sue los recibió como era de costumbre en aquella mujer, Leah  al parecer estaba con la manada en casa de Emily y Sam según había logrado escuchar de la madre de su amigo.


–Daremos un paseo dentro de algunos minutos más. – habló Jacob mientras miraba como Sue se dirigía a la cocina atraer algo de beber para ambos chicos, sirvió un poco de limonada para ambos en vasos.


– ¿Y a donde irán?– habló la dama manteniendo una sonrisa ligera adornando su rostro en ese momento, pero al oír a donde sería aquel paseo, su sonrisa dejó de mostrarse y dejó la jarra de limonada a un lado aún dando la espalda a Jacob.


–Un paseo corto al bosque. No sucederá nada, lo estaré cuidando, solo quiero que… salga un poco más, no me gusta que Seth este encerrado en su habitación todo el día. –


–Jake, no…– Sue intentó reclamar, pero no pudo al verse interrumpida por el mayor de ambos chicos.


–Prometo que sólo será unos minutos, lo cuidaré como siempre lo he hecho. – Sue dio un vaso de limonada a Jake y luego una al menor quien sólo miraba el vaso, nuevamente perdido en sí mismo, sin lograr comprender lo que sucedía a su alrededor. Perdido en el limbo de la realidad y lo que era la propia invención de su mente.


Tras terminar con todo aquel líquido, Jacob se sintió mejor y preparado para lo que tendría que suceder en esa tarde. Pero como ya era costumbre, Seth no comió nada en el almuerzo, o por lo menos dio unos cuantos bocados, quizás lo suficiente para vivir un día más.


–Vamos, Seth. – Era casi como tener a un cachorro de mascota y estar rogándole por que se levante y le siga, quizás eso era Seth, un cachorro herido sin ganas de nada, solo con ganas de echarse y esperar por la muerte a que toque su puerta en cualquier momento. La caminata no fue divertida, todo lo contrario, fue tan silenciosa que Jacob intentaba de todas formas amenizar con algunos chistes o anécdotas que sus amigos les habían contado, pero no funcionó del todo, quizás solo una sonrisa torcida y luego nada, simplemente asentía con la cabeza o soltaba monosílabos que no ayudaban.


“Vamos Jacob, lo haces por Seth, será por el bien de tu amigo, aunque no te agrade, lo haces por él.”


Jacob intentaba darse ánimos a sí mismo y Seth comenzaba a reaccionar de su mundo poco a poco tras sentir como algunas ramas secas raspaban sus manos, quizás estaban yendo muy al centro del bosque, más de lo que el niño pudiera conocer. Entonces vagos recuerdos llegaron a su mente, de esos en los cuales iba a visitar a Emmett cada día.


–Quizás lo más mágico que pueda tener un lobo con relación a todo, sea como es que termina enamorándose. Desde el día que nacemos ya tenemos a nuestra pareja escrita en nuestra vida, y hay pocos casos en los cuales te enamoras de tu propia imprimación, Seth. – Que irónico, Seth sufría por esa palabra “amor” y su mejor amigo le viene a hablar sobre eso.


–Jacob…– nuevamente le dolía y deseaba que su amigo no hablara más, pero sus cuerdas vocales reclamaban mucho.


–La imprimación es algo mágico, Seth. Tienes a la persona que amas en tu vida para siempre; no sé bien que se sentirá imprimar pero es como… como si algo se accionara en tu interior y esa persona fuera tu mundo, como si nunca desearas irte de su lado y desearas cuidarla; como si fuera tu propia gravedad, algo personalizado. Es mágico, Seth. –


Seth aguantaba las ganas de llorar con todas sus ganas ya que era lo mismo que sintió cuando salvó a Emmett de que esa loca rubia terminara por matarlo, fue como si el amor que le tenía se hubiera incrementado al infinito más uno, como si fueran solo él y Emmett en el mundo. Se mordió con tanta fuerza el labio que soltó un jadeo a causa de ello. Y vio donde estaban, era ese lugar donde solo existían ambos ya no estaba desierto como la última vez que lo vio, todo el lugar estaba como antes. Como cuando ambos ignoraban la realidad del otro. Seth dio unos pasos indecisos soltando lágrimas, su pecho dolía como nunca mientras soltaba lágrimas en silencio. Se giró mirando a su amigo, quien no se había movido.


– ¿Por qué…?– Seth estaba con los hombros encogido y uñas pasaban por sobre la piel de sus dedos de forma incansable, estaba a punto de llorar con más ganas, pero quería escuchar todo.


–Porque no somos nosotros quienes decidimos a quien amar, Seth, no cuando somos lobos, y aún más cuando se trata de la imprimación. Mereces ser feliz y tener a la persona a quien amas. Será difícil para mí ya que… nunca dejaría a mi hermanito en las manos de un maldito vampiro. – Jacob tenía las manos dentro de sus bolsillos mientras miraba los ojos brillosos a causa de las lágrimas de su amigo. –Sólo quiero que seas feliz. – Seth estaba con el alma a punto de romperse por todas esas palabras, no entendía a que se refería su amigo, sabía que ya no habría más para él que sufrimiento a causa de un chico que jugó con sus sentimientos de una forma muy cruel. Jacob hizo un movimiento con la cabeza y con el mentón apuntando hacia un lugar determinado, Seth por un minuto dudo en saber por qué Jake apuntaba hacia un lugar determinado, y sintió algo conocido que hace ya varias semanas no sentía cerca suyo; su olor tan potente, tan varonil que le cegaba por un instante, era Emmett, estaba ahí o quizás era nuevamente su imaginación queriendo jugar con él de formas crueles, ayudándole a morir poco a poco. Miró como Jacob volvió a hacer otra señal y comenzaba a caminar adentrándose más en el bosque, dejándole solo, o por lo menos eso deseaba en ese momento, estar solo.


Seth aún aguantando las lágrimas se giró poco a poco y vio a Emmett parado delante de aquel gran tronco seco donde siempre solía sentarse para hablar con su amigo vampiro. El día parcialmente nublado con ligeros rayos de sol hacía ver a Emmett aún más imaginativo que de costumbre, era como ver una visión de él. Simplemente se imponía ante el cuadro que estaba siendo protagonista. Esos ligeros rayos de sol le daban un brillo singular. Era casi una alucinación.

Notas finales:

¡Más 100 Reviews!

¡Más de 10 000 veces leidas!

Muchas gracias a todos por esta sorpresa ;-; no creía que mi Fic llegara tan lejos :'D Me siento muy emocionada y espero que a todos les guste este bello cap. :v el cual dividi en dos ya que mucho azúcar no es bueno :c cuidaré su salud (?) adsasdsada

:D Es uno de mis primeros trabajos que tiene tanta acogida y agradezco mucho a todos :D MIS LECTORES, Y LOS FANTASMITAS QUE SIEMPRE ME LEEN asdasdsa Y a mis musos inspiradores :D Asddjhggsakfja

¡Viva el EmmSeth!

¡Panditerroristas al Poder!

¡TSC al poder!

Espero muchos reviews para actualizar lo más pronto posible!!!


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