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No se llamaría Amor si no doliera. por Beitha KangChoi

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Notas del capitulo:

Pasan los meses y Seth va descubriendo nuevas cosas; Emmett y sus fantasmas lo persiguen por una sola frase:

“No me importa el clan, no me importa Rosalie, pero ver llorar a Seth es como si intentaran matarme y lo lograran de verdad. ¿No me importa Rosalie?”


Ambos descubren cosas de los dos y eso les hace más unidos.

 

 

 

Enyoy!

CAPÍTULO CUATRO: La luna y el sol; ¿Un eclipse hacia algo más?

 

Muy a su pesar, Emmett tuvo que dejar de lado a Seth por un momento mientras averiguaba algo de Bella, y lo único que pudo conseguir sin que ninguno del Instituto lo viera o que algún conocido de Carlisle lo delate fue que la novia de su hermano estaba pensando muy seriamente en irse a Florida con su madre ya que al parecer estaba entrando en una especie de estado zombie esperando por todos ellos, por lo menos sabía que nada haría que la pusiera en peligro, y ello significaba tener más tiempo con el niño que le importaba cuidar; odiaba la idea de que él fuera de la Reserva y no fuera de ésta ya que tendría más posibilidades de poder estar a su lado o hacer lo que su hermano hacía cada vez que Bella dormía; verla toda la noche dormir hasta que amaneciera, cuidar de sus sueños, velar por que fueran solo sueños y no pesadillas que le atormentaran.

 

“Pero Edward lo hacía porque ya le gustaba Bella. A ti no te gusta el niño, solo quieres cuidarlo y por eso quieres hacer eso. Las cosas se podrían malinterpretar.”

 

Pero verlo dormir… sería algo totalmente novedoso a sus ojos, sería como cuidar de los sueños de su propio hijo, de que nada le suceda mientras está en ese mundo en el cual nada le puede hacer daño, un mundo en el cual el controla su universo a su alrededor y desea soñar con lo que anhela su corazón. Sabiendo que solo hay amor en ese ser inocente, sus sueños deben de ser totalmente sublimes. No se podría esperar más de un niño de 13 años, pero entonces también podría soñar con esos tres y eso hace que Emmett empuñe sus manos totalmente enojado. Esos sueños se convertirían en pesadillas gracias a esos mocosos humanos que no vale la pena perdonar la vida.

 

Aunque sus instintos de caza le pedían con tanto anhelo esa deliciosa sangre se controlaba a tal punto que su cuerpo se tensaba al recordar como su sangre brotaba de su cuerpo sin reparo alguno, como ese frágil cuerpo cayó sobre su hombro y sintió una tibieza tan dulce que hizo que su corazón casi volviera a palpita. Ese pequeño cuerpo era tan tibio que le gustaba tenerlo cerca, y cuidar de él, pero lo que odiaba es el viento, que le traía como un golpe certero a un K.O y le quitaba toda paz y tranquilidad para que luego sus instintos de caza estuvieran presentes atormentándole y impulsarse e incrustar sus dientes en su cuello y beber de él hasta no dejar nada y quizás así se sentiría tranquilo con su sed de Seth.

 

Lo había descubierto cuando sujeto al niño en sus brazos para ayudarlo a bajar del tronco seco de aquel árbol, su olor estaba ahí, tan cerca, a centímetros, no, ni si quiera a eso, a milímetros de forma tan cerca que esa tibieza de nuevo calentó su frío corazón y sus manos obtuvieron su aroma por unos minutos más. Quizás así se sentí cuando estabas con una persona a la cual le tenías mucho aprecio.

 

Esa noche, muy aparte de que llamara a Rosalie para decirle que su celular tuvo unos pequeños “problemas” y que ahora tenía otro, Emmett pensó ese día lo más que pudo, recordando cada detalle del niño frente suyo, admirando su sonrisa, sus gestos y sobretodo esa inocencia que le hacía muy peculiar, hasta Jasper le dijo lo mismo. Entonces tenía razón en lo que pensaba; ese niño era la inocencia y el amor plasmados en carne y hueso. Se imaginó a un Seth un poco mayor, la persona que estuviera al lado de aquel niño podría realmente experimentar ese amor inigualable que solo tenía Seth, su niño.

 

Durante toda una semana Seth fue al bosque a hablar con Emmett y contarle más cosas son referente a la escuela, y Emmett lo hacía pero con el Instituto, le contaba como había sido su vida humana, pero claro, obviando en todo sentido a los Cullen y haciendo parecer como si fuera su presente. El niño había tomado mucha confianza con el vampiro y sonreía abiertamente y no como lo hacía en su escuela donde era muy reservado y casi no sonreía, pero siempre mostrándose amable. Por su parte Emmett sacaba a flote ese cariño innato hacia Seth preguntándole siempre sobre su esto de salud, si esos tres imbéciles desperdicio de espacio en el universo seguían molestándole, pero siempre esas palabras siempre se quedaban en su cabeza ya que no quería que Seth escuchara esas frías palabras y que su miedo acrecentara, siempre le decía lo mismo: “Los expulsaron y ya no los veo, pero a veces siento que me siguen a casa, no sé si sean ellos, pero me da algo de miedo.”

 

Ese instinto sobreprotector sabía muy bien que eran esos tres mocosos que aún sin estar en el mismo lugar que su niño, lo intimidaban y acrecentaban su miedo.

 

Seth solo se sentía seguro en dos lugares donde sabría que lo cuidarían y lo protegerían de lo que sea que lo estuviese siguiendo.

 

Su hogar, donde estaba su familia.

 

Y el bosque donde estaba Emmett.

 

Para Seth, Emmett era como esa persona que le gustaría ser cuando tuviera más edad, divertido, nada tímido, con suficiente fuerza como para poder cuidarse solo sin que nadie viniera a rescatarlo. Le gustaría tener muchas características de Emmett y también de Jacob, que también era su inspiración para seguir adelante con todo, con sus miedos y temores que lo seguían a todo lado; quería ser fuerte para no depender de nadie ni de nada, y poder cuidar de su propia familia, de su esposa, y de sus hijos, porque ya había pensado en su futuro muchas veces.

 

Y esa era la pregunta que siempre le hacía a Emmett cada vez que se encontraban.

 

“¿Cómo desearías que fuera tu familia?”

 

Notaba como Emmett solo sonreía y bajaba un poco la cabeza como pensándolo bien y no querer arruinarlo, por su parte Seth siempre estaba sentado en el mismo tronco de aquel árbol con las piernas flexionadas y cruzadas y esperando por aquella respuesta. Esos hoyuelos siempre se marcaban en el más alto y hacía que Seth se sonrojara un poco debido a eso ay que siempre que sonreía, el mayor le miraba directamente a los ojos y muchas veces le descubrió que le miraba de más y a veces eso lo incomodaba pero en el buen sentido ya que siempre Emmett terminaba con una de sus bromas que hacía que Seth se removiera de risa.

 

Nunca supo que ya estaban en Octubre, era temporada de Halloween y las casas estaban adornadas con todo tipo de figuras por esa temporada, fantasmas, arañas, zombies y murciélagos que representaban a los afamados vampiros; algunas hojas estaban tornándose de ese característico color naranja, viéndose secas poco a poco. Ese mes para Seth fue lo mejor ya que adoraba que el bosque se tornara de ese lindo y característico color entre verde y naranja, y Emmett había notado eso miraba cada facción del niño cuando miraba hacia lo alto de los árboles y cerraba los ojos mientras inhalaba oxigeno para sus pulmones, para el más alto esa era un vista hermosa, el ver al niño totalmente feliz y casi sin rastros de aquel miedo que tanto lo atormentaba, no, ahora frente al vampiro había un muchacho feliz, inocente y sobretodo… hermoso. Nunca lo diría en voz alta por no incomodar a nadie, pero eso era lo que Emmett había visto esa primera vez que Seth se presento a él sin ningún golpe ni corte en la ceja o labio.

 

Ese mes, Octubre, Emmett descubrió que a Seth le gusta cuando el bosque se torna entre verde y naranja y también que Seth era un niño muy hermoso a sus ojos. Y que cada día que transcurría, no podía separase de su niño, así como también que la sangre se Seth se tornaba cada vez más dulce cuando el miedo ya no estaba en sus ojos y no sabía si eso era bueno o malo para él.

 

Ese mes, Octubre, Seth descubrió que Emmett lo miraba cada vez que elevaba la vista a lo más alto de los árboles, y no le incómodo, porque Seth miraba en Emmett una mirada llena de cariño, y lleno de cuidado, pero también descubrió que cada vez que soplaba el viento y su cabello se removía, Emmett tensaba la mandíbula y se veía incómodo mientras una de sus manos se colocaba en puño y sonreía para hacer creer que no pasaba en nada, pero Seth sabía que no.

 

Noviembre había llegado a ellos sin percatarse y Seth había tenido esa confianza para decirle a Emmett si le podría ayudar en algunas de sus tareas escolares a lo que Emmett aceptó gustoso, nunca había hecho algo así por lo que le llenaba de total emoción.

 

“Es como ayudar a tu hijo en sus tareas.”

 

Ambos estaban sentados siempre en el mismo tronco de aquel árbol o sobre las hojas secas que ya estaban en el suelo del bosque mientras algunas hojas caían a su alrededor, creando un cuadro hermoso, pero que ninguno de los dos deslumbraban ya que los dos eran quienes lo escenificaban. Emmett descubrió que a Seth no le gustaba mucho Matemática pero si Historia, Jasper se hubiera maravillado con ese niño si lo conociera realmente y el tiempo que más amaba Seth era justo el tiempo en el cual Jasper batallaba y tenía consigo su traje y espada.

 

Emmett le ayudaba con sus tareas y cada vez que lo presentaba en clase, Seth tenía buenas calificaciones, y hasta había aumentado en matemáticas que era el curso que estaba bien, pero no excelente. Mientras el niño resolvía esos ejercicios, Emmett lo miraba sin parar en ningún momento mirando cada rastro de él en su rostro  de niño aún, cuando mordía su labio tras pensar en una solución para aquellos ejercicios matemáticos, así como también cuando mordía el lápiz y dejaba sus dientes marcados en éstos, cuando su pecho inhalaba y exhalaba el oxigeno vital o algunos de sus mechones de cabello danzaban con el viento, nunca se había percatado de aquellos pequeños detalles mientras que el niño se había percatado a primera vista de sus hoyuelos. No era justo a para Emmett, sentía que no conocía muy bien al niño, pero que quizás con el tiempo lo haría, aunque… ya lo estaba haciendo.

 

─ ¡Me rindo! Los números ganan esta vez.─ dijo Seth mientras terminaba recostaba en medio de las hojas secas que le amortiguaron cuando cayó de espaldas.

 

─Levántate que aún te quedan como cinco ejercicios que resolver, Seth. Y no me iré a casa hasta que termines.─ Seth abultó los labios mientras miraba el cielo y colocaba sus manos tras su nuca, hasta ahora no se había percatado que solo hablaba con Emmett y había dejado de lado a Jacob, aunque este último tampoco se había acercado hasta su casa a preguntar cómo es que estaba de salud con referente a los golpes y eso que Billy sabía bien de su condición.

 

─En este tiempo… Jake no ha ido a mi casa a preguntar como estoy y eso de alguna forma me entristece ya que lo quiero mucho.─ el niño hablaba mientras no despejaba la vista de aquel cielo nublado por el clima y que sólo caían hojas a su alrededor. Pero no era que le entristecía del todo, no, tenía a Emmett a su lado el cual con sus bromas y demás hacia que se olvidara por un momento en el mundo en el  cual estaba viviendo, que solo eran ellos dos en el bosque entre risas y demás cosas. ─Pero luego recuerdo que estas aquí y la tristeza se va en su gran mayoría. Gracias por haberme salvado ese día, Emmett, no sé cuanto más te agradeceré.─ el menor sintió como las hojas a su lado creaban ese ruido peculiar y giró la cabeza para mirar a Emmett en la misma posición también mirando ese cielo nublado pero que daba totalmente de encuadre con las hojas cayendo a su alrededor.

 

Seth volvió a su posición inicial y escuchó la voz de Emmett muy cerca a él.

 

─Si lo sigues mencionando estaré muy seriamente en cobrarte cada vez que repites lo mismo. Con una sola vez me basta y verte bien y feliz es mi pago, Seth. Así que ya no des las gracias.─ Seth sonrió amplio y giró su cabeza en dirección al vampiro y éste hizo lo mismo y Seth miro esos raros ojos que de alguna forma le gustaban, ese color dorado era muy enigmático, Emmett también le miró a los ojos perdiéndose en estos color cafés y rasgados que le daban un toque muy inocente. Emmett llevó una de sus manos hasta uno de los mechones de cabello del menor y sintió lo suave que era, nunca había tenido tanta confianza como para hacerlo, pero el toque era muy suave como casi tocar seda.

 

─En la reserva es el cabello largo en los hombres es normal, es lo que nos conecta con nuestras raíces, con nuestros antepasados. Papá me decía, cuando era más pequeño, que llegaría el momento en el cual debía de cortarlo y mantenerlo así, me repite siempre que puede o llega el tema de mi cabello, que será un suceso extraordinario para mí y para la familia. Hasta ahora me ha traído algunos problemas el llevar el cabello largo, pero no puedo renegar de mi herencia, me gusta tener el cabello así sin importar los problemas.─ Seth cerró los ojos venciéndose un poco por el cansancio de estar estudiando para un examen de Matemática y dar ese trabajo con ejercicios.

 

─A mí me gusta así de largo, te da bien, pero también me gustaría verte con el cabello corto, debe ser muy importante para ti.─ Emmett dejó ese mechón de cabello y se dedicó a mirarle ya que estaba el menor con los ojos cerrados, sintió el palpitar del corazón de su niño normal, totalmente tranquilo de todo y eso le gustó, era… casi como música el poder escuchar tan de cerca esos latidos que daban muestra de que Seth era un niño sano y fuerte.

 

Siempre que podían ambos se recostaban en las hojas a descansar un poco aunque ciertamente Emmett no lo necesitaba en lo absoluto, muchas veces durante ese mes, Seth le ofreció algo de beber o de comer a lo que el vampiro rechazaba muchas veces diciéndole que no tenía apetito o que ya había comido antes de venir.

 

Ese mes, Noviembre, Emmett descubrió que no se sintió culpable al decirle que era soltero. Y no pensó en Rosalie en lo absoluto, ya casi no le contestaba a las llamadas que hacía la rubia, sólo se dedicaba a pasar el tiempo con Seth, a hablar con él hasta que llegara la noche, y en medio del extenuante trabajo recostarse en las hojas secas que estaban bajo ellos, le tocaba el cabello cada vez que podía y le gustaba ese color negro que casi y podía competir con las noches del bosque. Pero también descubrió que aún no podía controlarse y lo descubrió cuando Seth se cortó con la hoja de su cuaderno y un hilo de sangre salí de su dedo pulgar, Emmett sujetó con fuerza el brazo del menor que este se quejo e hizo a Emmett salir corriendo para poderse alejar sin decir nada. Se alimentó de cualquier animal que se le cruzara en el camino, queriendo olvidar que esa deliciosa sangre, tan roja y brillante se asomaba por la abertura del corte que se había hecho Seth sin intensión a nada. Pensó que se podría controlar, mas no lo hizo y se sintió como neófito inexperto.

 

Ese mes, Noviembre, Seth descubrió que Emmett nunca llevaba tanta ropa abrigadora como lo hacía él ya que se aproximaba el frío invierno en Forks, muchas veces le pregunto si no tenía frío y él solo le respondí que estaba más que acostumbrado a lo frío, así como también se percató de que Emmett era bueno en matemáticas y siempre le tenía paciencia cuando enseñaba algún ejercicio. Pero lo más extraño fue descubrir que de alguna forma los ojos de Emmett, de un color dorado, pasaron a un negro en cuestión de segundos, y se cuestionó si era daltónico el menor. Miraba con tantas ansiabas la sangre que brotaba de su corte que le dio algo de miedo la actitud de Emmett, lo notaba como ansioso de poder probarla, le brillaban los ojos como si viera la piedra más preciosa.

 

Y ese último día de Noviembre, Emmett no apareció para nada. Seth lo esperó todo el día, pero Emmett no apareció y el menor se cuestionó si algo había pasado o algo había hecho para que no llegara ese día. Esa noche, no bajó a cenar, sentía una opresión en el pecho que casi y no le dejaba respirar, era tristeza de no verlo ese día, y que de seguro algo ha hecho mal, algo lo enfado y por eso ya no volverá a ir a ese lugar de ambos. Y esa noche, Seth se durmió soltando una pequeña lágrima.

 

Diciembre  se abría paso con la blanca nieve que estaba ya en la entrada de cada casa, ese primer día de diciembre no quiso ir a ningún lado, ni a la escuela, ni con su madre, ni con… Emmett. El menor se quedó pensativo mirando su ventaba y como es que nevaba.

 

“¿Hice algo mal para que se fuera de esa forma? Soy un tonto, pero ¿qué hice mal? Ni si quiera lo vi ayer y fue como… un vacio en mi vida, un extraño vacio que no puedo comprender.”

 

Seth se armó  de valor y fue hasta le bosque para poder ver si estaba ahí su amigo, pero cuando llegó un poco agitado, ya que la nieve no le dejaba caminar muy bien y comenzaba a hacer un sobre esfuerzo para que sus zapatillas no quedaran bajo la nieve, no había nadie y eso dolió extrañamente, ¿Se quedaría nuevamente a esperarlo como lo había hecho ayer? Ya no estaba seguro.

 

“Se debe de haber aburrido de estar todo el tiempo con un niño como yo, no soy interesante para él, y veo claramente que es de los que les gusta el lujo, y-yo no soy así, yo soy alguien más simple. Si… lo aburrí, pero tenía que suceder, ¿No? Soy solo un niño y él… él es un hombre que quizás tenga más amigos que yo, tenga cosas que hacer a parte de estar al pendiente de un niño que no es interesante. En cambio… yo solo tengo a Jacob y a él, no tengo más amigos.”

 

Una extraña opresión se situó en su pecho y sus ojos comenzaban a cristalizarse por las lágrimas que amenazaban con salir, se bajó de aquel gran tronco que estaba con nieve y escondió más su rostro en la bufanda que estaba alrededor de su cuello, junto con sus manos en su abrigo, sorbió su nariz y cerró por un momento los ojos. “Ya olvídalo Seth, solo fue bueno contigo porque si y ya se terminó. Solo fue por un momento.” Abrió los ojos y comenzó a caminar mientras soltaba un suspiro que generó vaho, estaba totalmente escondido en su abrigo y bufanda por el frío que hacía, volvió a sorber su nariz y continuó caminando mientras que la nieve volvía a caer.

 

─ ¡Seth!─ el mencionado se detuvo de inmediato cuando escuchó aquella voz, claro que la reconocería en cualquier parte del mundo, era él, era Emmett. Queriendo volver y verificar, no se giro solo se quedó ahí y una traicionera lágrima bajó por su mejilla y fue absorbida por la bufanda que llevaba puesta en ese momento, pero a pesar de haber escuchado su voz, su corazón aun dolía. Si era su corazón y recién lo comprendía. Las manos dentro de su abrigo se movían un tanto nerviosas.

 

─ ¡Seth, espera, no te vayas!─ Escuchó aquel ruego un poco más cerca y supuso que estaba corriendo para poderlo alcanzar lo más que podía. “Recuerda que tiene más amigos, no tienes nada que reclamarle nada, no son amigos, solo te acompañaba en esos día y nada más, solo eso, Seth, no le reclames nada. No son amigos.”

 

Se escuchaban claramente pasos más cerca y que estaba corriendo cuando pudo encontrarse cerca al menor y aparentar cansancio, tenía que hacerlo para no levantar sospechas, y si que era molesto hacerlo, escuchó los latidos del corazón del menor más acelerados y su respiración era un poco más rápida como si estuviera aguantando algo. “Ese es mi niño, siempre fuerte.” Pensó Emmett. No necesitaba ser Jasper para saber que lo había lastimado al no ir ayer, pero no podía controlarse durante ese día, su sangre aún la sentía tan vivida que… se sintió por un momento débil y sobretodo un neófito, vaya insulto para un vampiro el llamarse así. Pero no correría el riesgo de matarlo mientras estuviese hablando, no lo haría. Hizo la promesa de siempre cuidarlo y eso es lo que haría.

 

─Lo lamento, Seth, perdón por no llegar ayer, pero… surgió algo.─ “el tratar de controlarme para no matarte, Seth”, pensaba el vampiro.

 

─N-no, está todo bien, tienes otras cosas que hacer y lo comprendo bien, tienes una vida y no solo s-son juegos y eso. No te preocupes, todo está bien, comienza a nevar y tengo que irme a casa, m-mi mamá se preocupará.─ Las lágrimas estaban a flor de piel en Seth tanto que ya había derramado algunas, no sabía porqué pero se sentía herido de alguna forma, tan sensible, que el pensar en que Emmett ya no estaría en su vida como su gran amigo y ejemplo le dolía en la misma alma, nunca había sido bueno para mentir y es que tampoco había necesitado mentir en algún momento. Volvió a sorber su nariz comenzando a caminar luego de sus palabras, pero el vampiro le sujetó del brazo.

 

─Seth, lo lamento, en verdad, lo lamento no fue mi intensión que te hiciera sentir de esa forma, perdóname.─ El vampiro sabía cuan sensible podría ser el menor con algunas situaciones y esa era una de esas, estaba claro que se sentía inferior que habían muchas más cosas que solo “jugar con un niño”. A pesar de toda la humedad y el frío que había a su alrededor, claramente pudo sentir un ligero olor a salado. “Está llorando y por mi culpa.” Emmett se sintió la peor basura del mundo, prometió cuidarle y eso es lo que hacía… hacerle llorar.

 

─T-tengo que irme a casa, hablemos en otro momento. ─ Su voz se cortaba a cada nada mientras hablaba y el vampiro sabía que si no lo resolvía ahora, no lo podría hacer en el futuro, y eso aseguraba que no lo volvería a ver, y eso no estaba en sus planes por lo que hablaría con el menor antes de que las cosas empeoren.

 

─Anda, mírame.─ pidió mientras jalaba un poco de su brazo para que se girara, pero el menor daba resistencia mientras volvía a sorber su nariz, hizo varios intentos hasta que optó por soltar su brazos y colocarse frente a él, se acuclillo ya que el menor no le quería mirar directamente, claramente el vampiro miró ese camino que había dejado las lágrimas. Cuan sensible era el niño que tenía frente a sí, sabía que una lágrima más y se podría entregar a los Vulturi para que lo asesinaran sin importar nada por cada lágrima derramada. Y algo nuevo descubrió.

 

“No me importa el clan, no me importa Rosalie, pero ver llorar a Seth es como si intentaran matarme y lo lograran de verdad. ¿No me importa Rosalie?”

 

El vampiro se terminó sentando en la nieve mientras le miraba a los ojos, pero el menor no lo hacía.

 

─Seth, tienes que creerme, no fue mi intensión no venir ayer.─ el vampiro suspiró como derrota mostrando una vez más su excelente papel como actor pero lo hacía para cuidar de ambos. ─Esa vez que me fui sin despedir… cuando te cortaste con la hoja de papel… yo… no me gusta ver cuando la gente empieza a sangrar, es no sé… me pone medio neurótico, no me gusta, por eso preferí irme antes de que lo consideraras raro. Y no llegue ayer por el mismo motivo, no quería que creyeras que era raro─ Bien… era una verdad a medias, una mentira verdadera.

 

Seth aun no podía mirar a los ojos a aquel vampiro ya que realmente… no podía, se sentía tan tonto llorando por algo que no importaba y que quizás se podría dejar de lado, pero no, ahí estaba con el chico sentado frente a él y explicándole el por qué no pudo llegar ayer. “Entonces… no le gustaba cuando una persona comienza a sangrar, ¿Le temía a la sangre? ¿Era por eso y no porque ya no quería que fuera su amigo?”

 

─Debiste d-decirlo, no me parece raro, a muchas personas les pasa eso, no eres el único.─ la voz de Seth se oyó tan fina que Emmett creyó que estaba en el limbo, como si se hubieran equivocado y los ángeles le estaban dando un coro  por error. Emmett tenía las piernas abiertas y sus antebrazos descansaban en sus rodillas medias flexionadas y teniendo a Seth tan cerca de él, aún el pequeño no le miraba a los ojos y volvió a sorber su nariz.

 

─No quiero que creas que no eres importante Seth, lo eres, eres muy importante para mí, y a pesar de que seas un niño me resultas muy interesante, aún más que los chicos de mi edad, prefiero… estar contigo a estar con ellos. Nunca pienses que no eres importante para mí, porque lo eres y mucho, de alguna forma, puedo ser solo yo cuando estamos ambos y nadie diga nada.─ Emmett sonrió mostrando sus hoyuelos  eso hizo que poco a poco Seth le mirara un tanto apenado por la situación en la que estaba poniendo al mayor, él ya era mayor, tenía una vida, no puede exigirla tanto como quisiera. Entonces se percató de algo que le hizo abrir en grande los ojos, el mayor solo traía consigo una sudadera delgada encima y una jeans, junto con unos zapatos negros. “Se debe de estar congelando en esa ropa, seguro salió rápido de casa y no le importó el frío.”

 

─Te debes de estar muriendo de frío, perdón.─ dijo el menor bajando la mirada, pero Emmett no puedo evitar sonreír por lo que veía, no podía creer el grado de ternura que tenía el menor y no se daba cuenta de eso.

 

─Hasta cuando te estoy pidiendo disculpas sinceras, pides perdón y piensas primero en mi en vez que sea todo lo contrario.─ a pesar del frío las mejillas de Seth se tornaron algo rojas y eso Emmett claramente pudo sentirlo, toda la sangre se concentraba en las mejillas del niño y eso le enterneció y sus instintos comenzaron una batalla campal dentro suyo. El menor dio dos pasos para poder estar más cerca del mayor y se arrodillo en la nieve estando a una buena altura, Emmett le sonrió y Seth comenzó a quitarse la bufanda que rodeaba su cuello de forma lenta y Emmett pudo percibir ternura hasta en esa acción, tanta ternura en un niño de esa edad era casi incomprensible y supo que solo podría haber amor en el corazón de Seth, su pequeño niño. Una vez que la bufanda estaba en sus manos colgando de ambos lados, con ésta comenzó a rodear el cuello del vampiro y Seth miraba la bufanda ya que no tenía el valor para mirarle a los ojos, por el contrario, Emmett sentía en ocasiones los dedos tibios del niño en su mejilla cuando le colocaba la bufanda y fue casi como una caricia a su corazón como si lo entibiara de una forma poco normal, otro roce en su mentón y sonrió por ese gesto y nuevamente otro en su mejilla, tres dulces roces que Emmett sintió como las plumas de un ángel acariciarle. Ni él mismo conocía lo que le estaba sucediendo, pero algo que le gustaba y no quería dejar, casi y se había vuelto adicto en tan solo segundos de conocer ese extraño sentimiento que le embargaba dentro.

 

“No tengo idea de lo que es, pero me gusta y no quiero dejarlo, todo lo contrario, quiero que este día y noche este sentimiento conmigo. ¿He sentido esto con Rosalie? No lo recuerdo, no lo sé, pero con Seth lo estoy sintiendo y es extrañamente dulce, tanto como el dueño.”

 

─Por lo menos cuida tu garganta, te ayudara a estar en calor, no quisiera que enfermaras por mi culpa.─ su voz aún era baja y escondía su rostro en el cuello alto de su abrigo atreviéndose a mirarle a los ojos.

 

─Cree cuando te digo que lo lamento tanto. No quería hacerte llorar, lo que quiero es que sonrías y he causado lo contrario. Sólo pido que me perdones.─ Seth pensó un poco, ¿pero habría algo que pensar? Si ese era el motivo por el cual Emmett se había ido y no había ido el día de ayer, entonces le cree por que quiere hacerlo, porque algo le dice que es verdad y quiere creerle.

 

─Ya no te preocupes por eso.─ Seth mostró una pequeña sonrisa en sus labios y eso fue suficiente para Emmett y supo que ya todo estaba bien. ─Ahora tienes que abrigarte o te resfriaras y no quiero que eso suceda, tu salud es importante.─ dijo mientras intentaba levantarse, pero nunca espero lo que sucedería a continuación, los brazos de Emmett estaban alrededor de la cintura de Seth y éste solo tenía los brazos en el aire hasta que poco a poco y con cuidado como si Emmett fuera a dejarle de abrazar, colocó sus brazos alrededor del cuello del mayor en un abrazo perfecto. Primero fueron las hojas, ahora era la nieve quien acompañaba en aquel cuadro; algo tibio surgió en Seth lo que hizo que se sonrojara y su corazón comenzara a palpitar como si se le fuera a salir del pecho. Emmett por su parte no creyó que ese impulso fuera correspondido por el menor, pero ahí estaba, siento también correspondido por esos pequeños brazos y sintió nuevamente como Seth volvía a sorber su nariz. Sonrió tenue mientras su cuerpo no quería de dejar abrazar a su niño.

 

─Quiero que me perdones, nunca fue mi intensión hacerte pasar es mal rato, fue mi error y solo quiero que me disculpes, ¿Me perdonas, Seth?─ dijo en un susurro para ambos hasta que sintió un ligero asentimiento por parte del menudo cuerpo al cual estaba abrazando. Los copos de nieve caían en el negro cabello de Seth lo que le daba un toque más encantador a todo, nunca creyó que un niño se convertiría en alguien tan importante para él, alguien a quien cuidar, alguien a quien tú hagas sonreír y que éste también lo haga, pero sobretodo… que entibie tu corazón como lo hacía Seth con Emmett

 

Ese mes, Noviembre, Emmett descubrió que ver llorar a Seth era como si le sentenciaran a muerte los mismos Vulturi, como también descubrió que se había hecho adicto al olor que emanaba Seth de su pequeño cuerpo. Esa noche, Emmett tenía la bufanda a su lado en todo momento, mientras solo podía pensar en su pequeño niño, un niño al cual quería de verdad, al cual le había contado muchas de sus inseguridades camufladas con vivencias de su “vida cotidiana”. Descubrió que a Seth le gusta la nieve y que si de regalos se tratase, le gusta los que son confeccionados y no los comprados ya que según el niño; “Esos regalos son los que más duran y los que más se valoran.” El día de Navidad, Emmett le regaló un tallado de un lobo que estaba en medio de una pulsera, le había costado mucho hacerla revisar en Internet y demás, pero el ver la cara de Seth fue todo un regalo ese. Se sintió muy feliz y nuevamente ese tibio candor estaba en su inerte corazón. No sabía bien lo que le estaba sucediendo, pero era algo que quería sentir un poco más.

 

Ese mes, Noviembre, Seth descubrió que no podía alejarse de Emmett por más que quisiera o que hubiera un verdadero diluvio de por medio, solo no se podía alejar de él, cuando le abrazó esa primera vez, se sintió tan protegido que podría enfrentarse a esos tres y sabría que todo estaría bien y Emmett estaba a su lado, no sabía qué era lo que le estaba sucediendo, pero su corazón se aceleraba cuando Emmett le abrazaba o cuando le miraba por largo tiempo. Descubrió que Emmett no estaba interesado en tener novia, quería primero terminar sus estudios y luego vería si se daba la oportunidad. Descubrió que a Emmett le gustaba mucho la bufanda que le había prestado ese primer día de Noviembre, por lo que cuando hicieron ese intercambio de regalos, y el mayor le estaba regresando la bufanda, Seth solo le colocó un moño rojo encima y dijo: “Feliz Navidad, Emmett.” Y ese año nuevo se presentaron ambos a las 9:56PM y esperaron hasta las doce en la cual se dieron un abrazo y Seth salió corriendo rumbo a casa donde ya lo estaban esperando.

 

Enero y Febrero se abrieron paso y en esos dos meses, Seth descubrió que cuando el sol salía en Forks, Emmett no se presentaba en todo el día, hasta el día en el cual él le explico que tenía un problema en la piel, que era algo “frágil” a la luz del sol y por eso no estaría esos días. Seth lo comprendió y por extraño que se pudiera escuchar le agradó. Porque Emmett demostraba que era normal, como cualquier otro chico de 20 años, no era un súper héroe ni nada por el estilo, también se enfermaba y tenía algunas fobias.

 

“No sé que sea esto, pero me gusta, solo trece años y siento ese extraño calor en mi corazón, ese extraño aceleramiento cuando él está cerca. Él es extraño y lo extraño me gusta en sus múltiples presentaciones, entonces… él ¿me… gusta? ¡N-no eso sería muy raro! Es solo uno de esos amigos a los cuales quieres tanto que no quieres que se aleje, y si, me gusta tenerle cerca, a pesar que me ponga nervioso cuando me mira… lo hace como quien mira a un hermano menor, es la mirada de un hermano mayor, ¿Eso era, verdad?”

Notas finales:

Hola a todos y gracias por su reviews los ame! De seguro quisieron llorar ;3; yo si lo hice, soy llorona ON(?)

Y con lo de la votación!

Jakeward  (2)

Edcob (3)

Pueden votar en cada capítulo, aunque solo tengan ya hasta el quinto capítulo hace hacerlo. Pueden votar las veces que deseen pero solo por capítulo :3

Y que gane la mejor couple :3

los quiero y espero más reviews!

Panditerroristas al poder!


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